¡Hola! Soy un amante de los viajes y quiero llevarte de la mano por Jaén, una de esas joyas andaluzas que a veces pasan desapercibidas. La primera vez que visité esta ciudad, rodeada por un mar de olivos interminable, me sorprendió su patrimonio monumental y el ambiente cercano de sus calles. En esta guía en primera persona te contaré qué ver en Jaén, con un tono conversacional como si estuviéramos planeando el viaje juntos. Prepárate para descubrir los mejores lugares turísticos de Jaén, consejos prácticos, mis recomendaciones personales de restaurantes y tapas, actividades que hacer, y también algunas excursiones cercanas (¡incluyendo las vecinas Úbeda y Baeza!) para que aproveches al máximo tu visita. ¡Vamos allá!
Lugares imprescindibles que ver en Jaén
Voy a empezar por los lugares imprescindibles que ver en Jaén capital, esos sitios que no pueden faltar en tu ruta. Jaén es una ciudad manejable, con la mayoría de atractivos concentrados en su casco histórico a los pies del Cerro de Santa Catalina. Puedes recorrerla cómodamente a pie. Un consejo personal: al llegar, consideré hacer un free tour por Jaén y fue todo un acierto; en unas dos horas me orienté por el centro histórico y aprendí anécdotas locales que hicieron la visita más interesante. Ahora sí, te presento mis recomendaciones:
Castillo de Santa Catalina y Mirador de la Cruz
Cuando pienso en Jaén, la primera imagen que me viene es la panorámica desde el Castillo de Santa Catalina. Subí en coche por la carretera serpenteante del cerro (también puedes hacerlo caminando, pero prepárate para la cuesta) hasta lo alto, donde me esperaban el castillo y su famosa cruz blanca. Desde el Mirador de la Cruz disfruté de las mejores vistas de Jaén: abajo se extendía la ciudad con la cúpula de la catedral destacando, rodeada por un océano de olivos y sierras en el horizonte. ¡Simplemente espectacular al atardecer!
El Castillo de Santa Catalina es una fortaleza del siglo XIII construida tras la reconquista cristiana sobre una antigua alcazaba árabe. Merece la pena pagar la pequeña entrada (unos 3,5€) para explorar el interior de sus murallas. Dentro descubrí la Torre del Homenaje, la antigua prisión, aljibes y una capilla, todo bien conservado y con paneles que cuentan la historia del castillo y de Jaén. Caminar por sus almenas te transporta al pasado musulmán y medieval de la ciudad. Además, junto al castillo se ubica el Parador de Jaén, un hotel ubicado en otra parte de la fortaleza. Aunque no te alojes allí, puedes entrar a curiosear el patio o tomarte algo en su cafetería para vivir la experiencia palaciega.
Por cierto, la enorme cruz blanca que corona el cerro tiene su historia: la leyenda dice que fue erigida por el propio Fernando III el Santo tras conquistar Jaén. Hoy, la Cruz del Castillo es un símbolo de la ciudad. Llegar hasta ella son apenas unos minutos a pie desde el castillo, por un sendero señalizado. Te lo recomiendo muchísimo, especialmente a última hora de la tarde: ver el sol ponerse tras las montañas con Jaén a tus pies es una estampa que no olvidarás.
Catedral de Jaén (Catedral de la Asunción)
Bajando de Santa Catalina, en pleno centro histórico, nos encontramos con la majestuosa Catedral de la Asunción de Jaén. Te confieso que, al estar frente a su fachada en la Plaza de Santa María, me quedé boquiabierto. Es una de las catedrales más bonitas de España y el monumento más emblemático que ver en Jaén ciudad. Construida en el siglo XVI, es una obra cumbre del Renacimiento español, diseñada en gran parte por el arquitecto Andrés de Vandelvira (el mismo genio detrás de las catedrales de Baeza y otras joyas renacentistas de la zona).
La fachada principal, de estilo barroco, impone con sus dos torres gemelas y sus filas de columnas corintias. Fíjate en los detalles: estatuas de santos en hornacinas, pedestales ornamentados e incluso algo único en las catedrales españolas, ¡balcones! Sí, esta catedral tiene balcones en la fachada, lo que le da un aire señorial diferente.
El interior combina estilos renacentista, barroco y neoclásico, y es igual de impresionante. Nada más entrar, te recibirán la amplitud de la nave central y la luz filtrándose por las vidrieras. No dejes de admirar el coro tallado, uno de los más grandes de España, ni la gran cúpula sobre el transepto. Paseando por sus capillas (tiene 16 capillas en total) descubrirás verdaderas obras de arte. Mi favorita es la Capilla Mayor, donde se custodia la reliquia del Santo Rostro: según la tradición, es uno de los paños con los que Verónica enjugó el rostro de Cristo camino del Calvario. Este lienzo sagrado se muestra al público los viernes, así que si coincides en ese día ¡podrás verlo de cerca! Otra joya es la Sala Capitular, con un retablo del siglo XVI atribuido a Pedro Machuca, discípulo de Miguel Ángel.
Para entender bien todo este rico patrimonio, puedes reservar una visita guiada por la catedral (se ofrecen audioguías incluidas con la entrada general, que cuesta unos 6€). A mí me resultó muy útil para no perder detalle de la historia y curiosidades del templo. El horario de visita suele ser de lunes a sábado, de mañana y tarde, y domingos solo por la mañana temprano (ten en cuenta que cierra durante las misas). Comprueba los horarios actualizados en la web oficial de la Catedral de Jaén antes de ir.
Un tip personal: de noche la catedral iluminada está preciosa, y la plaza es un lugar perfecto para sentarse a tomar un helado o un café mientras contemplas la fachada.
Baños Árabes y Palacio de Villardompardo
Siguiendo nuestro recorrido por el casco antiguo, llegamos al Palacio de Villardompardo, que alberga uno de los tesoros ocultos de Jaén: los Baños Árabes. Te confieso que me encanta la historia andalusí, y adentrarme en estos baños del siglo XI fue como viajar en el tiempo a la época del califato. Se consideran los baños árabes más grandes y mejor conservados de Europa, ¡ahí es nada!
Bajando al subsuelo del palacio, descubrí salas abovedadas sostenidas por arcos de herradura y columnas robustas. En el techo, las típicas lucernas estrelladas dejan pasar la luz natural creando un ambiente mágico. Estas aperturas estrelladas en las bóvedas permitían iluminar con suavidad las distintas estancias: la sala fría, la templada y la caliente, tal como se usaban en la época musulmana para el ritual del baño y la purificación. Mientras paseaba entre esos muros de ladrillo, imaginaba a la gente de hace casi mil años relajándose entre vapores en este mismo lugar. ¡Impresionante!
La entrada a los Baños Árabes es gratuita (un lujo, gracias a que es un espacio musealizado por la administración local). Aparte de admirar la arquitectura, encontrarás paneles informativos sobre cómo funcionaban los baños, su descubrimiento a principios del siglo XX y su restauración. Hoy es uno de los sitios que ver en Jaén imprescindibles, y entenderás por qué cuando estés bajo sus bóvedas.
Pero el Palacio de Villardompardo tiene más sorpresas: en las plantas superiores del mismo edificio se ubican dos museos interesantes que también puedes visitar gratis: el Museo de Artes y Costumbres Populares y el Museo Internacional de Arte Naïf. El primero muestra objetos tradicionales de la provincia (trajes, utensilios, mobiliario…), incluyendo una sección dedicada al aceite de oliva, “el oro líquido” jiennense. El segundo es único en España, dedicado al arte naïf, con más de 600 coloridas obras de artistas locales e internacionales que te dejarán con una sonrisa. Si te gusta el arte diferente y con fantasía, no lo dudes.
Tras recorrer los baños y los museos, subí a la terraza panorámica del palacio, donde hay una cafetería. ¡Qué bien sienta tomar algo fresco con las vistas de los tejados de Jaén y las montañas al fondo! Desde allí arriba incluso se distingue la catedral. Fue el broche perfecto para la visita.
Antes de seguir, te hago una recomendación personal: muy cerca del palacio, en la Plaza de Santiago, se encuentra un Refugio Antiaéreo de la Guerra Civil que también se puede visitar. Es uno de los refugios subterráneos construidos tras un trágico bombardeo en 1937. Yo lo vi por dentro y me impresionó mucho conocer esa parte de la historia de Jaén. Si te interesa la historia contemporánea, consulta los horarios (suele abrir solo algunos días a la semana) y anímate a bajar al refugio; es una de las cosas diferentes que hacer en Jaén.
Barrio de la Judería y Monasterio de Santa Clara
Jaén, como muchas ciudades andaluzas, tuvo históricamente presencia de las tres culturas: cristianos, musulmanes y judíos. Un lugar donde esto se siente es el Barrio de la Judería, también llamado Barrio de Santa Cruz. Tras la reconquista, este era el barrio donde vivió la comunidad judía medieval hasta su expulsión en el siglo XV. Hoy es una zona tranquila de callejuelas estrechas y empedradas, llena de encanto medieval. Te invito a perderte por sus rincones sin prisa, es la mejor forma de descubrir sus secretos.
En este barrio se encuentra el Monasterio de Santa Clara, que tiene mucha historia. Fue fundado nada menos que en 1248 por el rey Fernando III, justo después de tomar Jaén, convirtiéndolo en el convento de monjas de clausura más antiguo de la ciudad. Desde fuera quizá lo veas sobrio, pero si tienes oportunidad de entrar al patio (a veces organizan visitas) te sorprenderá: posee un precioso claustro renacentista con arcos superpuestos en dos plantas. Además, las monjas clarisas elaboran dulces tradicionales que venden a través del torno; ¡no seas tímido y compra unas yemas o pastelitos, están riquísimos y es una experiencia muy auténtica!
Muy cerca, en la calle San Andrés, encontrarás la Real Capilla de San Andrés, que originalmente fue una sinagoga judía. Fíjate en sus arcos interiores, que recuerdan ese pasado hebreo. En esta capilla se conserva un pequeño baño ritual judío (mikvé) conocido como los Baños del Naranjo. Son menos conocidos que los baños árabes grandes, pero si eres curioso y están abiertos, date una vuelta por este rincón oculto. También merece una foto el Callejón del Gato, una estrechísima callejuela blanca típica de la judería, y la Plaza de los Huérfanos, donde verás un monumento con una menorá (candelabro judío) en homenaje a las familias sefardíes que vivieron aquí. Este barrio respira historia en cada esquina.
A la entrada del barrio de la Judería, junto al Monasterio de Santa Clara, verás la Puerta de Baeza (o Arco de San Esteban), uno de los antiguos accesos de la ciudad medieval. Aunque es una reconstrucción, marca simbólicamente la entrada a la aljama hebrea. Caminar por estos lugares, sabiendo que estás pisando las mismas calles que vieron judíos, musulmanes y cristianos hace siglos, es realmente especial.
Basílica de San Ildefonso y Puerta del Ángel
La Basílica menor de San Ildefonso es el segundo templo en importancia de Jaén, solo por detrás de la catedral, y un lugar muy querido por los jiennenses. Se encuentra en el animado Barrio de San Ildefonso, con numerosos comercios y tabernas alrededor. La basílica tiene su origen en 1248, justo tras ampliarse la ciudad después de la reconquista. De hecho, fue construida extramuros y luego se incorporó dentro de la nueva cerca. ¿Por qué es tan especial? Porque aquí, según la tradición, ocurrió el descendimiento de la Virgen: cuentan que la Virgen María se apareció en una primitiva capilla en 1430 para proteger la ciudad, y desde entonces se venera como la Virgen de la Capilla, patrona de Jaén. Este milagro explica la gran devoción que los locales tienen a San Ildefonso.
Arquitectónicamente, la Basílica de San Ildefonso combina estilos. Su fachada principal es imponente, con rasgos manieristas y neoclásicos, flanqueada por dos torres campanario. Verás tres portadas de distintas épocas; la central es la más antigua, gótica, mientras que las laterales son posteriores. En el interior, de estilo gótico tardío, destaca el retablo mayor barroco y varias capillas. Un detalle interesante: aquí reposan los restos de Andrés de Vandelvira, el arquitecto de la catedral. Si te gusta la historia del arte, es casi una peregrinación visitar la tumba de este maestro.
A un lado de la basílica, en la misma plaza, encontrarás la Puerta del Ángel. Es un gran arco de piedra que en realidad es la única puerta que se conserva de la antigua muralla de Jaén. Fue construida en 1646 unida al Convento de las Bernardas, y recibe el nombre popular de Puerta del Ángel por la escultura del Arcángel San Miguel que la corona. Pasar bajo este arco es casi obligatorio en tu ruta, sabiendo que por aquí entraba y salía la gente de la ciudad hace siglos. Hoy es un rincón fotogénico, especialmente de noche cuando está iluminado.
Tras visitar San Ildefonso, te recomiendo callejear por las inmediaciones: la plaza de la Constitución está a un par de minutos, y muy cerca también tienes la Alameda (el Parque de la Alameda de Capuchinos), un parque urbano ideal para descansar un rato bajo la sombra, si te apetece un respiro verde en medio del tour urbano.
Barrio de la Magdalena y la leyenda del Lagarto de Jaén
Nos dirigimos ahora a uno de los barrios más antiguos y con más leyendas de Jaén: el Barrio de la Magdalena. Este barrio, de trazado musulmán, debe su nombre a la Iglesia de la Magdalena, que se alza en la plaza principal. La iglesia de la Magdalena es la más antigua de Jaén (principios del siglo XVI) y se construyó sobre la antigua mezquita mayor de la ciudad. De aquella mezquita todavía se conservan partes: el patio de las abluciones con su alberca (estanque) y el antiguo alminar, que fue reconvertido en la torre campanario de la iglesia. Es fascinante ver cómo integraron los elementos islámicos en el templo cristiano: por ejemplo, en el patio interior de la iglesia aún se ve la alberca que usaban los musulmanes para purificarse, ahora conocida como Fuente de la Magdalena.
Y es precisamente en esa fuente donde nace la leyenda más famosa de Jaén: la del Lagarto de la Magdalena. Cuenta la leyenda que en tiempos remotos un temible lagarto (o dragón, según versiones) vivía en la cueva bajo la fuente, atemorizando a los habitantes porque devoraba a quien se acercara. Ningún valiente lograba acabar con él hasta que un condenado a muerte se ofreció a intentarlo a cambio de su libertad. ¿Y cómo venció al monstruo? Le dio de comer un cordero lleno de pólvora y aguijones encendidos. El lagarto explotó tras tragárselo, y así Jaén se libró de la bestia. Esta historia ha pasado de generación en generación y el «Lagarto de Jaén» se convirtió en símbolo de la ciudad. De hecho, verás representaciones del lagarto por muchos sitios (escudos, esculturas, hasta en la cabalgata de la feria). En la Fuente de la Magdalena hay una escultura que lo recuerda. Cuando estuve allí, no pude evitar sonreír imaginando la escena del dragón engañado por el astuto preso. Si te pica la curiosidad, puedes leer más detalles de la historia en la Wikipedia del Lagarto de Jaén, pero nada como escuchársela contar a un guía local, ¡te la dramatizan muy bien!
Tras hacerte la foto con la fuente y el lagarto, visita la Iglesia de la Magdalena junto a ella. Su fachada es de estilo gótico isabelino, y en el interior verás mezclas de arcos de herradura (herencia de la mezquita) con otros de medio punto renacentistas. Es una iglesia sencilla pero con mucha historia en sus muros.
Muy cerca, en este mismo barrio, se encuentra el Antiguo Hospital de San Juan de Dios (en la plaza homónima). Es un edificio del siglo XV que sirvió como hospital y hospicio. Actualmente es un centro cultural, pero puedes entrar libremente a ver su patio renacentista porticado, lleno de vegetación: es un remanso de paz. Cuando lo descubrí, casi no había nadie y me pareció un lugar secreto dentro de la ciudad. En las antiguas bodegas del hospital hay incluso un restaurante, por si te apetece comer en un entorno histórico singular.
El Barrio de la Magdalena, con sus calles como la Calle Santo Domingo o la Calle Llana, mantiene ese aire de barrio antiguo donde todos se conocen. Es un sitio estupendo para pasear de día, y de noche tiene un puntito misterioso. De hecho, hay un tour de misterios y leyendas de Jaén que suele empezar aquí y recorre historias de fantasmas y aparecidos por la zona. Si te gustan estas cosas, es una actividad original para la noche jiennense.
Palacio del Condestable Iranzo y Arco de San Lorenzo
Volvemos hacia el centro para descubrir dos rincones que están muy cerca el uno del otro y muestran el esplendor de la Jaén medieval y renacentista: el Palacio del Condestable Iranzo y el Arco de San Lorenzo.
El Palacio del Condestable Don Miguel Lucas de Iranzo data del siglo XV y es uno de los pocos ejemplos de arquitectura civil mudéjar que se conservan en Jaén. Aunque el edificio fue muy reformado en el siglo XIX (hoy alberga dependencias del Ayuntamiento como centro cultural), al entrar te transportas al pasado gracias a su magnífico Salón Mudéjar. Este salón es la única estancia original que queda del palacio y luce un techo artesonado de madera realmente impresionante, todo decorado con lacerías y motivos geométricos típicos mudéjares. Cuando entré y miré hacia arriba, me quedé maravillado con la artesanía de hace 500 años. El patio del palacio también es bonito, con arcos de estilo gótico tardío. La entrada es gratuita en horario laboral (puesto que es sede municipal) y suele estar abierto por las mañanas. Te recomiendo pasar 15 minutillos dentro para ver ese salón, ¡vale mucho la pena!
Al salir del palacio, apenas a unos pasos, te topas con el Arco de San Lorenzo, otro vestigio precioso. En realidad, este arco era parte de la antigua Iglesia de San Lorenzo, construida entre los siglos XIII y XIV. La iglesia fue derribada hace mucho, pero se conservó este arco-capilla que unía dos calles (Madre de Dios con Almendros Aguilar). Es como un pasadizo elevado. Si te fijas, por fuera parece solo un arco de ladrillo, pero sube la vista: verás un pequeño tejadillo a dos aguas, ventanas ajimezadas y una hornacina. En el interior del arco (que a ciertas horas se puede visitar con voluntarios de la asociación Amigos de San Lorenzo) se conservan azulejos y artesonados moriscos, restos del antiguo templo, e incluso una pequeña capilla con una imagen. Es un rincón con un encanto especial, uno de esos lugares que mezcla lo urbano con lo histórico. Yo tuve la suerte de entrar cuando estaba abierto y sentí literalmente que había viajado al Jaén de hace 700 años por un instante. Pero si lo encuentras cerrado, al menos disfruta de su exterior y la atmósfera de la calle, que es muy fotogénica.
Por cierto, justo al lado del Arco de San Lorenzo está el Teatro Darymelia, un coqueto teatro de principios del XX con fachada de azulejos. Y si continúas un poco más, desembocas en la calle Maestra, la arteria peatonal comercial del casco antiguo. Esta zona está llena de tiendecitas y cafeterías, ideal para un paseo.
Museo Íbero de Jaén
¿Sabías que la provincia de Jaén es riquísima en yacimientos de la cultura íbera? Pues en la ciudad tienes un museo único en el mundo dedicado casi en exclusiva a este tema: el Museo Íbero de Jaén. Inaugurado recientemente, este museo de estilo moderno (tiene 11.000 m², es enorme) alberga la mayor colección de arte íbero del mundo. Para los amantes de la arqueología e historia antigua, es un auténtico imprescindible que ver en Jaén.
La cultura íbera pobló estas tierras antes de la llegada de los romanos, entre el siglo VI a.C. y el I a.C. aproximadamente. En el museo se exhiben más de 1.600 piezas procedentes de excavaciones de la provincia. Cuando lo visité, me fascinó ver de cerca los exvotos (pequeñas figuritas de bronce ofrecidas a los dioses), joyas, cerámicas y sobre todo las esculturas íberas recuperadas de lugares como Cástulo (cerca de Linares), Cerrillo Blanco (en Porcuna) o El Pajarillo (Huelma). Por ejemplo, están las esculturas monumentales de Porcuna, con guerreros y animales tallados en piedra del siglo V a.C., o la reproducción del llamado Santuario Heroico del Pajarillo, con figuras que representan una mítica batalla entre héroes y seres fantásticos. Es increíble el nivel artístico que alcanzaron los íberos.
El museo está muy bien montado, con explicaciones claras, recreaciones y audiovisuales que te ayudan a entender cómo vivían los íberos: su sociedad, sus ritos funerarios, su arte de la guerra… Yo aprendí muchísimo. La entrada además es gratuita (al ser museo público de la Junta de Andalucía). Te recomiendo dedicarle al menos una hora o dos si te interesa el tema.
Un plus: si te quedas con ganas de más y tienes coche, puedes hacer una excursión cortita a un yacimiento arqueológico cercano, el Oppidum de Puente Tablas, que está a unos 7 km de Jaén. Es un antiguo poblado íbero donde se han recreado algunas partes y puedes caminar entre las ruinas de murallas y casas, imaginando la vida hace 2500 años. Incluso sin ir, en el museo verás piezas halladas allí, como estelas con inscripciones.
En resumen, el Museo Íbero me pareció una joya para entender las raíces profundas de esta tierra jiennense, más allá de los monumentos medievales. Si te gusta la historia antigua, no te lo pierdas.
Palacio Provincial de Jaén y Mercado de San Francisco
Un lugar que me sorprendió en pleno centro fue el Palacio Provincial de Jaén, sede de la Diputación Provincial. ¿Por qué visitar un edificio administrativo? Porque es la obra de arquitectura civil más imponente de la ciudad y esconde algunos rincones interesantes. Este palacio data del siglo XIX (es de 1892) y tiene una fachada neoclásica elegante, ubicada en la misma Plaza de San Francisco, muy cerca de la catedral.
La entrada es libre en horario de oficina, y al cruzar sus puertas descubrí un bellísimo patio interior ajardinado. El edificio está organizado alrededor de este patio con columnas y galerías en dos pisos, y en el centro hay una fuente monumental. Curiosamente, la fuente proviene del antiguo Convento de la Guardia (un pueblo de Jaén), y ahora adorna este patio llenándolo con el sonido relajante del agua. Subiendo la escalinata principal, también pude ver algunos salones con exposiciones de arte y la llamada Pinacoteca Provincial, que exhibe pinturas y obras (algunas de autores andaluces) pertenecientes a la Diputación. Así que, además de la arquitectura, tienes un toque de museo de arte gratis.
A escasos metros del palacio está el Mercado de Abastos de San Francisco, el mercado central de Jaén. A mí me encanta visitar los mercados municipales cuando viajo, porque siento el pulso local. Entré y enseguida noté el aroma a aceitunas y encurtidos, los puestos de frutas frescas, verduras de la huerta jiennense y ¡cómo no! litros y litros de aceite de oliva virgen extra para la venta. Aquí puedes comprar productos típicos muy buenos: aceite de la tierra (ideal para llevarte de recuerdo, Jaén produce el mejor aceite de oliva virgen extra, variedad picual, del mundo), quesos de Sierra Morena, embutidos, miel de romero, etc. Algunos tenderos ofrecen degustaciones; probé unas aceitunas aliñadas que estaban de vicio. En el mercado también hay barras y tabernitas donde puedes tapear algo rápido a buen precio rodeado de jiennenses haciendo la compra diaria. Si buscas una experiencia auténtica, date una vuelta por este mercado.
Camarín de Jesús (Iglesia de San Juan)
Por último en nuestra ruta urbana, quiero hablarte del Camarín de Jesús, que para mí fue un descubrimiento especial y te lo cuento tal como lo viví. Ubicado en la Iglesia de San Juan y San Pedro, este camarín es un pequeño oratorio barroco del siglo XVII que guarda una de las imágenes más veneradas de Jaén: Nuestro Padre Jesús Nazareno, al que todos llaman cariñosamente El Abuelo.
Yo había oído hablar de la famosa procesión de «El Abuelo» en la madrugada de Viernes Santo, que es una de las más multitudinarias de la Semana Santa jiennense. Así que me acerqué a la iglesia (en la calle Almenas, muy cerca de la Plaza de la Merced) para ver dónde descansaba esta imagen el resto del año. El Camarín de Jesús es lo que queda del antiguo convento de San José, y su fachada exterior tiene una hornacina con la escultura de San José (obra del artista local Paco Tito).
Al entrar (la entrada es gratuita, y abre en horario de misa por la tarde, yo fui un sábado por la mañana y amablemente me permitieron pasar unos minutos), me encontré con un espacio sorprendente: ricamente decorado en estilo barroco, con dorados, pinturas y relieves, todo diseñado para exponer la imagen de Jesús Nazareno. Es literalmente una joya oculta. Allí estaba la talla de Jesús, con su túnica morada, en su espectacular trono. Sentí un gran respeto, porque vi a varios devotos rezando con fervor. Aunque no seas religioso, arquitectónicamente el camarín es precioso y culturalmente entenderás la profunda devoción local.
Me explicó un señor que allí también guardan la antiquísima campana del convento de San José de la década de 1600 y otros enseres históricos, trasladados tras la desamortización. Si te interesa el arte sacro, este lugar te encantará. Y si visitas Jaén en Semana Santa, ¡ni te cuento la emoción de ver salir a El Abuelo de aquí!
Como detalle curioso: en Jaén tienen la tradición de llevar huevos a las monjas clarisas (las del convento de Santa Teresa, que mencioné antes) para que recen a Santa Clara pidiendo buen tiempo en tu boda. Pues resulta que El Abuelo también tiene fama de «milagrero» para ayudar en situaciones difíciles; la fe alrededor de él es inmensa.
En definitiva, el Camarín de Jesús es uno de esos sitios menos conocidos por el turista general, pero que a mí me hizo sentir la esencia y las tradiciones de Jaén. Te lo recomiendo si quieres empaparte de la cultura local y ver algo distinto a monumentos civiles.
Estos son, a mi juicio, los principales lugares que ver en Jaén ciudad. Desde fortalezas en lo alto de un cerro hasta baños milenarios bajo el suelo, pasando por catedrales, leyendas de lagartos, museos únicos y rincones con duende, Jaén me demostró que es una ciudad pequeña en tamaño pero enorme en patrimonio y encanto. Y aún queda más, porque viajar no es solo ver monumentos: también es saborear la gastronomía, mezclarse con la gente local y explorar los alrededores si tienes tiempo. A continuación, te ofrezco consejos sobre dónde comer en Jaén y algunas excursiones cercanas que valen mucho la pena.
Dónde comer en Jaén: gastronomía y restaurantes recomendados
Una de las cosas que más disfruto al viajar es la comida, ¡y en Jaén comí de maravilla! La gastronomía jiennense es tradicional, sabrosa y, cómo no, protagonizada por el aceite de oliva virgen extra de la tierra. Aquí te comparto platos típicos que probé (o que sé que son imperdibles) y recomendaciones de restaurantes y bares donde comer en Jaén.
Platos típicos de Jaén y la cultura de la tapa
En Jaén, como en buena parte de Andalucía oriental, irse de tapas es casi una forma de vida. La ciudad tiene muchísimos bares donde por cada bebida que pides te sirven una tapa gratis generosa (¡sí, gratis!). Así que un plan excelente para la cena es ir de bar en bar tomando cañas o vinos y probando distintas tapas. Entre las tapas y platos típicos que no debes perderte están:
- La pipirrana: una ensalada fresca de tomate, pimiento verde, cebolla y pepino, picados finos y aliñados con mucho aceite de oliva virgen extra (AOVE) y atún. En verano es imprescindible, muy refrescante.
- Migas ruleras: las migas de pan fritas con ajo, acompañadas de uvas, melón, chorizo y tocino. Plato contundente tradicional de días de lluvia o frío.
- Andrajos: un guiso típico hecho con tortas de harina (a modo de pasta), tomate, ajo, cebolla, pimiento y habitualmente conejo o bacalao. Es sabroso y reconfortante.
- Ajoatao: parecido al alioli, es una crema/puré de patata con ajo y aceite de oliva, muy suave, que suele acompañar otros platos o untarse en pan.
- Morcilla en caldera: una morcilla local hecha con cebolla y piñones, de sabor intenso, que suelen servir bien frita en rodajas o desmenuzada.
- Espinacas «esparragás»: espinacas guisadas con pan, ajo, comino y pimentón, un plato de origen andalusí muy rico.
- Por supuesto, el aceite de oliva virgen extra (AOVE) es el rey. Prácticamente todo lleva el exquisito aceite local (variedad picual principalmente). Te animo a probarlo solo con pan, ¡entenderás por qué a Jaén se la llama capital del «oro verde»!
Además de las tapas, en restaurantes encontrarás carnes de caza de Sierra Morena (como jabalí estofado), guisos caseros y postres tradicionales como el dulce de gacha (una especie de pudin con miel, típico de Todos los Santos).
Un detalle encantador: en Jaén muchos bares te dejan elegir la tapa de entre varias opciones. Así que puedes degustar un poquito de todo si vas con tiempo.
Restaurantes y bares recomendados en Jaén
Durante mi visita probé varios sitios y también recogí recomendaciones de gente local. Aquí te dejo algunos restaurantes y bares de Jaén que destacan, ya sea por su cocina, ambiente o autenticidad:
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Bar Panaceite (Calle Bernabé Soriano, 1): Ubicado en pleno centro, justo al lado de la catedral, este bar-restaurante es famoso por ser bueno, bonito y barato. Sirven cocina tradicional jiennense sin florituras pero con producto de calidad. Sus tapas son generosas y económicas (sobre 2,5-3€). Te sugiero probar sus berenjenas fritas, las migas o el salmorejo. Es ideal para tapear al mediodía después de ver la catedral. Suele llenarse de locales, señal de que es un sitio auténtico.
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Bar Bomborombillos (Calle Pintor Carmelo Palomino, 12): Este bar de nombre divertido es un clásico de Jaén. Ha sido muy popular por su tapeo creativo y de calidad, hasta el punto de que en 2023 evolucionó a una taberna gastronómica más formal (dejaron de servir tapa gratis con la bebida para centrarse en una carta de platillos y menús degustación). Aun así, sigue siendo altamente recomendado. Cuando fui, probé las sardinas ahumadas y la ensaladilla rusa trufada, ¡buenísimas! La cocina mezcla tradición con toques modernos. El precio es algo mayor que un bar de tapas típico, pero la experiencia lo vale si buscas algo más elaborado.
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Restaurante Casa Antonio (Calle Fermín Palma, 3): Para una comida o cena especial, Casa Antonio es acierto seguro. Es el restaurante de más renombre en Jaén, incluido en la Guía Michelin (tiene un Bib Gourmand). Ofrece cocina jiennense actualizada con técnica de alta cocina, pero sin perder los sabores de siempre. Si te quieres dar un homenaje gastronómico, aquí ofrecen un menú degustación por alrededor de 60-70€ que muchos califican de espectacular. Yo fui a la carta y cada plato me sorprendió. Es un lugar elegante pero acogedor, perfecto para parejas o amantes de la gastronomía.
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Mangas Verdes – Taberna Gastronómica (Plaza Rosales, 5): Este local de reciente apertura ha revolucionado la escena culinaria jiennense. Está dirigido por el chef Pedro Sánchez, el mismo de Bagá (el restaurante con estrella Michelin de Jaén, del que ahora hablaré). En Mangas Verdes propone un concepto de tapas y raciones creativas en un ambiente informal. Probé un taco de pringá y unas croquetas de arroz con leche (¡sí, dulces!) que todavía sueño con ellas. El sitio es moderno, con música ambiente chula y personal joven. Recomendable si quieres ver la faceta más innovadora de la cocina local.
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Bagá (Calle Reja de la Capilla, 3): Hablando de Pedro Sánchez, Bagá es su restaurante gastronómico con 1 estrella Michelin, y merece mención aparte. Es famoso por ser uno de los restaurantes con estrella más pequeños de España (apenas 4 mesas, ambiente muy exclusivo). Ofrece solo menú degustación de alta cocina vanguardista basada en el producto jiennense (por supuesto, el aceite y los productos de temporada de la provincia son protagonistas). El precio es elevado, pero si eres foodie y quieres darte un capricho inolvidable, Bagá es LA experiencia en Jaén. Eso sí, hay que reservar con muchísima antelación debido a su aforo limitado.
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Taberna Alcocer (Calle Alcalde Alcocer, 5): Para algo más tradicional y castizo, esta taberna es un valor seguro. Está en el centro y es muy conocida por sus tapas clásicas y ambiente de tasca andaluza. Su pipirrana tiene fama de ser de las mejores, y las habas con jamón también son deliciosas. El interior es pequeñito, con barriles a modo de mesas, muy pintoresco. Ideal para vivir el tapeo jiennense de toda la vida.
Estos son solo algunos ejemplos, pero la lista de sitios donde comer bien en Jaén es larga. En general, se come muy bien y a buen precio. No olvides acompañar tus tapas con un buen vino de la tierra (por ejemplo, de la IGP Torreperogil, vinos de Sierra Sur de Jaén) o una cervecita bien fría. Y de postre, si ves helados de «La Valenciana», pruébalos, que son tradicionales.
Finalmente, mencionaré un dulce típico: los «gachitos» o gachas de todos los santos, hechos con harina, miel, anís y frutos secos. Solo aparecen en la temporada de octubre-noviembre, pero si coincides, ¡degústalos! Y en Navidad, los mantecados de Jaén son exquisitos, con sabor a aceite de oliva.
En resumen, dónde comer en Jaén no va a ser un problema, ¡sino más bien decidir entre tantas opciones ricas! Desde tabernas legendarias hasta la vanguardia Michelin, Jaén ofrece un viaje gastronómico para todos los gustos.
Excursiones cerca de Jaén (alrededores imprescindibles)
Si dispones de más de un día en la zona, te animo a que explores los alrededores de Jaén, porque la provincia de Jaén está llena de lugares increíbles. Te hablaré de tres excursiones cercanas que hice (o que tengo apuntadas para el próximo viaje) que complementan de maravilla la visita a Jaén capital. Las dos primeras son ciudades monumentales Patrimonio de la Humanidad, y la tercera es naturaleza en estado puro:
Úbeda, joya renacentista (a 50 km de Jaén)
Úbeda es, sin duda, una visita obligada si estás en Jaén. Está a unos 50 minutos en coche (también hay autobuses frecuentes desde la estación de Jaén) y forma junto a Baeza el dúo de ciudades Renacentistas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO (declaradas en 2003). Cuando fui a Úbeda, entendí al momento por qué tiene ese título: caminar por sus calles es sumergirse en un museo al aire libre del Renacimiento español.
El casco histórico de Úbeda se organiza alrededor de la impresionante Plaza Vázquez de Molina, una de las plazas más monumentales de España. Allí te encontrarás rodeado de palacios y templos de piedra dorada: la Sacra Capilla del Salvador (un llamativo templo funerario con fachada plateresca diseñada por Diego de Siloé y Vandelvira), el Palacio de las Cadenas (actual Ayuntamiento, un palacio renacentista con rejas de forja en su fachada), la Basílica de Santa María de los Reales Alcázares (levantada sobre una antigua mezquita, mezcla de estilos gótico, renacentista y barroco)… ¡Es abrumador en el mejor sentido! Cada edificio merece una visita. La Capilla del Salvador, por ejemplo, tiene un interior riquísimo y un retablo de estilo manierista que te deja sin habla.
Pero Úbeda no es solo esa plaza. Te recomiendo pasear por la Calle Real y la Plaza del Ayuntamiento, ver el Palacio de Vela de los Cobos, la Iglesia de San Pablo (románica), y buscar los miradores hacia el valle del Guadalquivir. La ciudad está en alto y las vistas de la campiña y el horizonte de olivos son preciosas, sobre todo al atardecer. Otro rincón que me encantó fue la Sinagoga del Agua, un espacio musealizado que descubre una antigua sinagoga escondida en unas casas, con su miqvé incluido, muy interesante.
Úbeda también es famosa por su artesanía, especialmente la cerámica. No dejes de entrar a alguna alfarería tradicional ubetense; yo compré un lindo plato verde de cerámica vidriada típico de allí. Puedes visitar el Museo de Alfarería Paco Tito para conocer el proceso. Y gastronómicamente, Úbeda tiene buena fama (prueba los ochíos, unos panecillos con pimentón).
En conclusión, Úbeda es una ciudad para saborear con calma. Lo ideal es dedicarle un día completo. Si quieres más detalles, te invito a leer nuestra guía específica de la ciudad: Qué ver en Úbeda, donde desglosamos todos sus encantos.
Baeza, ciudad histórica con alma (a 50 km de Jaén)
Muy cerquita de Úbeda (apenas 10 km, 10-15 minutos en coche) se encuentra Baeza, la compañera inseparable en la declaración de Patrimonio de la Humanidad. Aunque más pequeña, Baeza tiene un casco antiguo igualmente espectacular, con un aire medieval y renacentista que te transporta a otra época, pero a la vez con la vida tranquila de un pueblo andaluz.
Lo que más me gustó de Baeza es su Plaza de Santa María, donde se alza la Catedral de Baeza. Esta catedral fue originalmente mezquita, luego iglesia románica, y finalmente reconstruida en estilo renacentista con aportaciones de (¿adivinas?) Andrés de Vandelvira. Su fachada es sobria pero elegante, y el interior es hermoso y luminoso. Frente a ella, en la plaza, verás una fuente monumental de estilo plateresco (la Fuente de Santa María). Realmente sientes que estás en pleno Siglo de Oro español paseando por allí.
Otro punto imprescindible es la Plaza del Pópulo (o de los Leones), con la Fuente de los Leones en el centro (una fuente con estatuas íberas, procedentes de Cástulo), la antigua Carnicería y la Puerta de Jaén con su Arco triunfal. Alrededor tienes edificios renacentistas preciosos como la Audiencia Civil y la Escribanía, que ahora es oficina de turismo. Desde ahí puedes caminar por el Paseo de las Murallas, con vistas panorámicas, hasta llegar a la Puerta de Úbeda que da acceso de nuevo al centro histórico.
Baeza también alberga la Antigua Universidad donde impartió clases el poeta Antonio Machado en los años 1910s. De hecho, puedes visitar el Aula de Antonio Machado, que se conserva casi tal cual, en el edificio de la Universidad (hoy Instituto de Secundaria). Es un viaje literario en el tiempo; a mí que me encanta Machado, se me pusieron los pelos de punta al sentarme en aquellos pupitres antiguos.
La Plaza de la Constitución es otro lugar agradable, con soportales, cafeterías y un ambiente local muy marcado (allí fue donde me tomé un cafelito bajo el sol mientras veía la vida pasar). Y no olvides la Iglesia de Santa Cruz, una pequeña iglesia románica (algo raro en Andalucía) que está junto al Palacio de Jabalquinto (otro edificio señorial espectacular con fachada plateresca profusamente decorada que ahora es sede de la universidad internacional).
En resumen, Baeza tiene un encanto especial, es más recogida que Úbeda pero igual de rica en patrimonio. Pasear por sus calles de piedra es un placer. Con medio día bien aprovechado puedes ver lo principal, aunque un día completo te permitirá disfrutarla sin prisas. Como con Úbeda, también tenemos un artículo detallado para planificar tu visita: Qué ver en Baeza.
Parque Natural de la Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas (a 100 km de Jaén)
Después de tanto patrimonio histórico, quizás te apetezca naturaleza. Pues estás de suerte: Jaén es conocida como Paraíso Interior y posee el parque natural más grande de España: la Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas. Si te gustan el senderismo, los paisajes de montaña y la fauna, esta excursión es imperdible.
El parque natural se encuentra al este de la provincia, a unas 2 horas en coche desde Jaén capital (la puerta de entrada suele ser el pueblo de Cazorla). Sí, está un poquito más lejos, pero créeme, vale la pena madrugar y hacer la escapada. Yo alquilé un coche y me fui un día completo a explorar esta zona y ¡qué maravilla!
La Sierra de Cazorla es un mundo aparte: bosques de pinos interminables, ríos de aguas cristalinas, cascadas ocultas y miradores sobre embalses turquesa. Es también la cuna del río Guadalquivir, que nace en el paraje de la Cañada de las Fuentes (un lugar que puedes visitar siguiendo una pista forestal). Uno de los senderos más famosos y accesibles es la Ruta del Río Borosa, que te lleva por pasarelas de madera junto al río, atravesando el Paraje de la Cerrada de Elías (un cañón estrecho precioso), hasta llegar a la Laguna de Aguas Negras y la cascada de Salto de los Órganos (aunque para llegar a estos hay que andar bastante, puedes hacer solo la primera parte si no quieres caminar 8-10 km).
Otra opción más ligera es hacer la Ruta del Río Cerezuelo en el mismo pueblo de Cazorla, que sube hasta una cascada pasando por dentro de una cueva/túnel. O visitar la cerrada de Utrero, con la espectacular Cascada de Linarejos, que está cerca de la carretera. Hay muchos itinerarios señalizados de diferente duración y dificultad, así que hay para todos los públicos. Vi familias con niños haciendo tramos cortos y senderistas equipados para rutas largas.
La fauna es otro atractivo: con un poco de suerte (yo la tuve) podrás avistar ciervos, gamos, cabras montesas e infinidad de aves rapaces. Al amanecer vi ciervos bebiendo en un arroyo, fue mágico. También se puede visitar el Centro de visitantes Torre del Vinagre, que tiene un museo de la naturaleza y un jardín botánico con especies autóctonas, ideal para aprender sobre la flora local (y baño y cafetería, se agradece).
El pueblo de Cazorla en sí es muy pintoresco, encajonado bajo una peña coronada por el Castillo de la Yedra. Sus callejuelas empinadas tienen un encanto rural andaluz y hay muchos restaurantes donde probar carnes de monte, truchas de río, etc. Comer allí tras una caminata sabe doblemente rico. Desde Cazorla pueblo suelen salir excursiones 4×4 guiadas por el parque; si prefieres algo organizado, es una buena alternativa para internarse en la sierra sin preocupaciones.
No es de extrañar que la UNESCO declarase esta sierra Reserva de la Biosfera. Es un tesoro natural de Andalucía. Si dispones de tiempo y te gusta la naturaleza, dedica un día (o varios) a Cazorla. Y si te quedas con ganas de más verde, la provincia tiene otros parques naturales fantásticos, como Sierra Mágina (al sur de Jaén, con el pico Mágina de 2165 m, el techo de Jaén) o la Sierra de Andújar (famosa por albergar al lince ibérico y el Santuario de la Virgen de la Cabeza). También el Despeñaperros al norte, que es un desfiladero impresionante por donde pasa la autovía de Madrid a Andalucía, con rutas históricas de la batalla de Las Navas de Tolosa. Vamos, que Jaén no solo es olivos, también montañas, ríos y vida salvaje a raudales.
Estas tres excursiones (Úbeda, Baeza y Cazorla) son las más destacadas, pero la provincia de Jaén tiene otros muchos puntos de interés si cuentas con más días. Por mencionar algunos: Linares (segunda ciudad de la provincia, con el yacimiento arqueológico de Cástulo muy cerca, donde se encontró el famoso mosaico de los Amores), Alcalá la Real (con la imponente Fortaleza de La Mota, aunque esta ya pertenece a Jaén pero camino de Granada), Baños de la Encina (precioso pueblo con un castillo califal de cuento, llamado Burgalimar), o incluso puedes acercarte a Granada o Córdoba, que están a algo más de una hora de camino cada una, si Jaén es una parada en un viaje andaluz mayor.
En cualquier caso, con Jaén capital y los lugares cercanos que te he propuesto, tienes un itinerario redondo que combina cultura, historia, gastronomía y naturaleza. Después de explorar todo esto, estoy seguro de que Jaén te enamorará tanto como a mí, y te preguntarás cómo es posible que esta tierra sea todavía una gran desconocida para muchos viajeros.
Preguntas frecuentes sobre qué ver en Jaén (FAQ)
A continuación, respondo a algunas preguntas frecuentes que suelen tener quienes planean visitar Jaén. Espero que te ayuden a aclarar dudas y a terminar de organizar tu viaje:
¿Cuántos días necesito para ver Jaén?
Con un día completo puedes ver lo esencial de Jaén capital: el Castillo de Santa Catalina, la Catedral, los Baños Árabes, dar un paseo por el casco antiguo y hasta tapear por la noche. La ciudad no es muy grande y en un día bien planificado cubrirás los imprescindibles. Ahora bien, si quieres profundizar más, visitar con calma los museos (por ejemplo el Museo Íbero) y disfrutar sin prisas de la gastronomía, dos días en Jaén ciudad serían ideales.
Además, si piensas hacer excursiones a Úbeda y Baeza u otros lugares cercanos, suma un día extra por cada destino. Úbeda y Baeza se pueden visitar en un mismo día (están muy próximas entre sí), pero para apreciarlas bien lo óptimo es un día para cada una. En resumen: para ciudad + Úbeda + Baeza yo recomendaría 3 días en total. Y si agregas naturaleza (Sierra de Cazorla) o más pueblos, entonces 4-5 días en la provincia de Jaén te darán un viaje completísimo.
¿Cuál es la mejor época para visitar Jaén?
La mejor época para visitar Jaén es en primavera u otoño. En primavera (abril, mayo) los campos de alrededor están verdes y floridos, hace buen tiempo (20-25°C), ideal para turismo urbano y rural. Además, si vas a finales de abril o en mayo, podrás vivir las Cruces de Mayo o las romerías populares. En otoño (septiembre, octubre) el calor del verano ya remitió y el clima es muy agradable; los olivos están cargados antes de la cosecha y el ambiente rural es muy bonito.
El verano (julio y agosto) puede ser muy caluroso en Jaén, con temperaturas que a menudo superan los 35°C. Si solo puedes viajar en verano, madruga para las visitas y busca la sombra al mediodía; lo bueno es que por la tarde-noche refresca algo en las terrazas. Eso sí, en verano el paisaje es más seco y la ciudad está un poco más tranquila (incluso algunos museos ajustan horarios).
El invierno en Jaén es templado durante el día (10-15°C), pero hace frío por las noches y puede llover algo. La ventaja es que encontrarás menos turistas y las sierras cercanas a veces se cubren de nieve, ofreciendo postales preciosas. Si vas en enero, podrás vivir la Fiesta de San Antón (16 de enero), muy singular, con hogueras por las calles y una famosa carrera nocturna.
En resumen, marzo-junio y septiembre-noviembre serían los momentos óptimos. Yo fui en octubre y la experiencia fue genial: sol suave, ni calor ni frío, y los atardeceres en el castillo espectaculares. Cada estación tiene su encanto, ¡así que cualquier momento puede ser bueno para descubrir Jaén!
¿Qué plato típico debo probar en Jaén?
Jaén tiene varios platos típicos deliciosos. Si tuviera que recomendarte uno solo, probablemente sería la pipirrana, por ser muy propia de la ciudad. Es esa ensalada fresca de tomate, pimiento, cebolla y atún aliñada con aceite de oliva virgen extra, ¡sencilla pero riquísima! Perfecta para el mediodía con el calor.
Pero no te quedes solo con uno. También prueba los andrajos, un guiso contundente con tortas de harina y carne de caza o pescado, que refleja la cocina tradicional de la provincia. Y las migas jiennenses, si tienes oportunidad en algún bar un día lluvioso de otoño/invierno, te sabrán a gloria.
En cuanto a tapas, un imprescindible es la morcilla en caldera (muy especiada y diferente a otras morcillas que hayas probado). Y de dulce, si encuentras gachas dulces (se hacen por Todos los Santos, en noviembre) pruébalas: llevan miel, anís y pan tostado, con un sabor muy particular.
Por último, más que un plato, el aceite de oliva virgen extra de Jaén es EL producto estrella que debes probar. En casi cualquier sitio te pondrán pan con aceite para mojar, o los platos estarán bañados en oro líquido. Disfrútalo, porque la calidad es excepcional. Incluso podrías hacer una cata de aceite en alguna almazara cercana o en el mercado de San Francisco. Notarás matices afrutados y picantes en el aceite picual que te harán valorar aún más la gastronomía local.
¿Vale la pena visitar Úbeda y Baeza desde Jaén?
¡Sin duda, sí! Úbeda y Baeza son visitas muy recomendadas desde Jaén. De hecho, diría que son casi obligatorias si tienes tiempo, dado su valor histórico y artístico. Ambas ciudades forman parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO por su conjunto renacentista, y ofrecen una experiencia distinta a Jaén capital, complementaria y enriquecedora.
Úbeda te fascinará con sus palacios, iglesias y plazas monumentales. Es una ciudad donde el Renacimiento andaluz alcanzó su máximo esplendor. Baeza, por su parte, tiene un aire más íntimo y medieval, con su catedral, sus antiguas aulas universitarias de Antonio Machado y miradores hacia el valle. Cada una tiene su personalidad y están a solo 10 km de distancia entre sí.
Desde Jaén, llegar es fácil: en coche son unos 45-50 minutos por buena carretera (A-316). También hay autobuses que en aproximadamente 1 hora te dejan en Úbeda o Baeza. Incluso existen tours organizados que salen de Jaén y te llevan a ambas en el día con guía, si prefieres comodidad.
Mi consejo es dedicar al menos un día para ver Úbeda y Baeza. Si vas por tu cuenta y con tiempo, podrías hacer medio día Úbeda y medio Baeza, pero lo ideal es un día completo para Úbeda y otro para Baeza, así disfrutas sin prisas (sobre todo de Úbeda, que es más grande). Pero si tu agenda es apretada, en un día puedes tener una buena pincelada de las dos.
En conclusión, sí vale la pena. Son de esos lugares que luego agradeces no habértelos perdido. Úbeda y Baeza enriquecen muchísimo el viaje por Jaén y te permitirán entender mejor la historia de la región. (Te recuerdo que tienes guías detalladas en este mismo sitio sobre qué ver en Úbeda y qué ver en Baeza, por si quieres planificar esas visitas al detalle).
¿Hay tours guiados o free tours en Jaén que merezcan la pena?
¡Así es! Jaén cuenta con varios tours guiados muy interesantes, y en especial te recomiendo aprovechar los free tours que se ofrecen en la ciudad. En mi experiencia personal, el free tour fue una manera excelente de comenzar la visita.
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Free Tour por Jaén: Suele partir cada día desde la Plaza de la Catedral (o Plaza de San Francisco) a cierta hora de la mañana o tarde. Dura unas 2 horas y el guía te lleva por los principales puntos del casco antiguo: Catedral (exterior), barrio de la judería, plazas, etc., contándote la historia, anécdotas y leyendas (¡la del Lagarto, por ejemplo!). Al final pagas la propina que creas adecuada. Mi guía era muy ameno y aprendí cosas que no habría sabido yendo por libre, así que lo recomiendo totalmente como toma de contacto.
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Visita guiada a la Catedral y casco antiguo: Si eres de profundizar en la parte histórica, hay visitas guiadas de pago (con guía profesional) que entran a la Catedral y luego recorren la ciudad. Suelen incluir la entrada a la Catedral en el precio y te explican con detalle el interior, que es genial para no perderte nada (como el Santo Rostro o la sacristía de Vandelvira). Después te muestran los baños árabes, palacios, etc. Puedes contratarlas en la oficina de turismo o en plataformas online.
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Tour de misterios y leyendas: Para algo diferente, hay un tour nocturno que se centra en las historias oscuras de Jaén: fantasmas en antiguos palacios, psicofonías en el Arco de San Lorenzo, crímenes pasados… Jaén tiene fama de ciudad misteriosa, ¡incluso la llaman la «Pequeña Toledo» por sus leyendas! Si te gustan este tipo de relatos, es muy entretenido. Yo lo hice una noche y visitar sitios como el antiguo hospital o la calle del Pósito a la luz de la luna con esas historias pone los pelos de punta (en el buen sentido).
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Visitas guiadas temáticas: A veces hay rutas específicas, por ejemplo, ruta de los refugios de la Guerra Civil, ruta de los castillos (subiendo al Castillo de Santa Catalina con guía) o visitas teatralizadas con personajes históricos. Conviene preguntar en la Oficina de Turismo de Jaén (en la calle Maestra, muy céntrica) sobre la oferta actualizada de tours, porque suelen innovar.
En cuanto a idiomas, la mayoría de tours regulares son en español, pero en temporada alta también hay en inglés. Si necesitas inglés u otro idioma, lo ideal es coordinar con alguna agencia local para un tour privado.
Por último, mencionar que muchos museos ofrecen también visitas guiadas propias gratuitas en ciertos horarios (por ejemplo, el Museo Íbero a veces tiene pases guiados, o el centro de interpretación del castillo). Pregunta en cada sitio porque apuntarse puede hacer tu visita más enriquecedora.
En resumen, sí hay tours guiados de calidad en Jaén, y te animo a sumarte a alguno. Conocerás la ciudad de la mano de expertos locales y apreciarás mucho más lo que ves, desde la imponente catedral hasta la leyenda del Lagarto. ¡Aprenderás y te divertirás al mismo tiempo!
Espero que este recorrido por Jaén en primera persona te haya sido útil. Hemos visto desde las alturas del castillo hasta el subsuelo de los baños árabes, paseado por barrios con leyendas, degustado tapas y explorado los alrededores monumentales y naturales. Jaén es una ciudad que, como has visto, tiene de todo un poco: historia, arte, cultura, buena comida y gente acogedora.
En mi viaje, Jaén me conquistó precisamente por esa mezcla de patrimonio impresionante pero ambiente tranquilo de ciudad «auténtica», sin aglomeraciones turísticas. Es como descubrir un secreto bien guardado de Andalucía. Estoy seguro de que a ti también te sorprenderá y encantará en cuanto la visites.
Así que ya sabes qué ver en Jaén y muchos trucos para disfrutar al máximo. Ahora solo queda que hagas la maleta, vengas a la tierra del Santo Reino y vivas en persona todo lo que te he contado. ¡Buen viaje y a disfrutar de Jaén! Cualquier duda, aquí me tienes. 👋🏼