Génave: Qué Ver, Historia, Naturaleza y Guía Completa

He tenido la oportunidad de adentrarme en Génave, un pequeño pueblo serrano en la provincia de Jaén, y desde el primer momento me sentí cautivado por su encanto rural. Génave (Jaén) es un destino fuera de las rutas turísticas masivas, un rincón auténtico de la Sierra de Segura rodeado de infinitos olivares y sierras ondulantes. A simple vista destaca la tranquilidad de sus calles blancas y la hospitalidad de sus habitantes, pero conforme uno explora, descubre una riqueza histórica sorprendente y un entorno natural privilegiado. En esta guía completa quiero compartir, en primera persona, todo lo que descubrí en Génave: su historia milenaria, los lugares imprescindibles que ver, rutas de senderismo panorámicas, tradiciones únicas, deliciosa gastronomía local y consejos prácticos para planificar tu visita. Prepárate para conocer un pueblo con alma, donde el tiempo parece ir más despacio y cada rincón cuenta una historia.

genave

Historia y patrimonio

La historia de Génave se siente en cada piedra de sus monumentos. Me impresionó saber que los orígenes de este municipio se remontan a tiempos prehistóricos, con vestigios íberos, romanos e incluso visigodos hallados en la zona. Durante siglos, Génave fue tierra de frontera: en la Edad Media estaba situada en la línea divisoria entre los territorios musulmanes (la taifa de Alcaraz y Segura) y el reino cristiano de Castilla (Campo de Montiel). Esta posición estratégica hizo que aquí se levantaran fortificaciones defensivas para vigilar los valles y caminos circundantes.

Paseando por el casco antiguo, me encontré con el símbolo más emblemático de Génave: la Torre de la Tercia. Este robusto torreón de piedra, de imponente estructura cúbica, fue en su día la torre del homenaje de un pequeño castillo bajomedieval. Construido entre los siglos XIII y XIV tras la reconquista cristiana, servía de refugio a la población cuando acechaban incursiones sarracenas. Hoy en día la Torre de la Tercia se conserva en buen estado, declarada Bien de Interés Cultural, y se alza en plena plaza del pueblo recordándonos esa época fronteriza llena de batallas y leyendas. No pude evitar subir por sus inmediaciones y imaginar la vida en aquel castillo, oteando el horizonte de olivares tal como hacían los guardias medievales.

A unos 3 kilómetros de Génave, escondidas entre cerros, se encuentran las ruinas de la Torre de Zarracotín, también llamada Castillo de la Laguna. Decidí aventurarme por un camino de tierra para visitar este antiguo puesto de vigilancia. Aunque está bastante derruido y cubierto de vegetación, aún se aprecia la base de una torre rectangular de piedra y restos de muros alrededor. Este enclave fue probablemente una atalaya cristiana del siglo XIII diseñada para controlar los campos y defender el territorio en tiempos convulsos. Caminar entre sus ruinas, en silencio y con unas vistas panorámicas de la comarca, me conectó con la historia profunda de Génave y el valor estratégico que tuvo este lugar.

Otro tesoro patrimonial que descubrí es la Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción, el principal templo del pueblo. Su fachada austera esconde una historia arquitectónica interesante: se empezó a construir en el siglo XIII, poco después de la conquista de Génave a los árabes, inicialmente con estilo gótico. Más tarde, en el siglo XVI, la iglesia fue ampliada y reformada en estilo renacentista, añadiendo una portada plateresca adornada con la cruz de la Orden de Santiago, orden militar que administró esta zona tras la Reconquista. Al entrar, noté que el interior es de una sola nave con arcos apuntados y capillas laterales, combinando elementos góticos, renacentistas y toques barrocos finales del siglo XVIII. Esta mezcla de estilos le da un carácter único. Me conmovió especialmente pensar en cómo generaciones de genaveros han celebrado aquí sus misas y fiestas desde hace más de 700 años, bajo el mismo techo de madera que hoy sigue en pie.

La riqueza histórica de Génave no solo está en sus edificios. Mientras conversaba con un vecino, aprendí que en 1551 el rey Felipe II le concedió a Génave el título de villa independiente. A partir del siglo XVIII formó parte de la llamada Provincia Marítima de Segura (una curiosa división administrativa de la época) y desde entonces ha mantenido su identidad rural. Otro dato interesante es que a finales del siglo XIX llegó el cultivo extensivo del olivar, transformando la economía local. De hecho, Génave fue pionero en la producción de aceite de oliva ecológico, un orgullo que mencionaré más adelante. Con los años, el municipio pasó de tener casi 2.400 habitantes a mediados del siglo XX a apenas unos 550 en la actualidad, debido en parte a la emigración y a la cancelación de un proyecto ferroviario cercano que prometía desarrollo. Sin embargo, esa disminución de población también ha contribuido a preservar la esencia tradicional del pueblo, libre de grandes cambios urbanísticos.

Qué ver y qué hacer en Génave

A pesar de ser un pueblo pequeño, en Génave encontré varias visitas y actividades que merecen la pena. Recorrer sus calles es el primer plan obligatorio: el casco urbano es tranquilo y pintoresco, con casas encaladas y tejados de teja roja. Me perdí por sus callejuelas, disfrutando de detalles como antiguos portones de madera, macetas floridas en las ventanas y rincones con bancos donde los vecinos se sientan a charlar al atardecer. En el centro del pueblo se halla la Plaza Mayor, presidida por la Torre de la Tercia y el edificio del Ayuntamiento. Este es un buen lugar para tomar fotografías que combinen la estampa medieval de la torre con el entorno de olivares que se divisa a lo lejos.

Uno de mis momentos favoritos fue visitar la Torre de la Tercia de cerca. En la plaza hay paneles informativos que explican su historia, y suele estar iluminada por la noche, lo que le da un aire muy evocador. Justo al lado se levanta la Iglesia de la Inmaculada Concepción, por lo que es cómodo ver ambos iconos patrimoniales en un mismo paseo. Si tienes suerte de coincidir con la iglesia abierta (a menudo tras la misa), no dudes en entrar para apreciar sus capillas y el artesonado de madera del techo, además de una imagen de la patrona, la Virgen del Campo, en su altar.

Para los apasionados de la historia, además de la torre principal, recomiendo explorar los alrededores en busca de la Torre de Zarracotín. Pregunté a algunos lugareños cómo llegar y me indicaron un sendero que parte desde la carretera hacia Villarrodrigo. La caminata hasta las ruinas del castillo de Zarracotín me tomó alrededor de una hora entre ida y vuelta. Aunque no hay indicaciones turísticas formales y el camino es algo rústico, la experiencia valió la pena por la sensación de descubrimiento. Allí, solo con el viento entre los olivos y las viejas piedras, uno puede casi escuchar los ecos de los centinelas que vigilaban la frontera hace siglos.

Otra visita interesante en Génave, especialmente para entender su cultura del olivar, es el Centro de Interpretación del Olivar Ecológico. Se trata de un pequeño museo / espacio expositivo dedicado a la tradición oleícola de la zona y al cultivo ecológico del aceite de oliva. Génave presume de producir uno de los primeros aceites ecológicos de España (variedad picual), y en este centro pude conocer de cerca ese logro. Aprendí sobre las técnicas de agricultura sostenible que emplean en los olivares, el proceso de elaboración del aceite y la historia de la cooperativa Sierra de Génave. Incluso se organizan visitas guiadas a la almazara (molino de aceite) en época de cosecha, donde puedes ver la extracción del aceite y participar en catas. Como amante del aceite de oliva, fue fascinante probar el aceite virgen extra ecológico local, de sabor intenso y afrutado, y comprender todo el trabajo artesanal detrás de cada gota.

En cuanto a actividades culturales, Génave tiene una vida tranquila pero con ciertos eventos y posibilidades de ocio. Si tu visita coincide con el verano, durante la Semana Cultural en agosto el pueblo se anima con exposiciones de arte, obras de teatro realizadas por los vecinos, concursos tradicionales e incluso bailes y conciertos al aire libre. Yo estuve durante una de estas veladas y fue entrañable ver a familias enteras disfrutando en la plaza, los niños jugando y la banda de música local amenizando la noche. Además, cada año se organiza una exposición de fotografía histórica con imágenes antiguas de Génave, una oportunidad estupenda para viajar en el tiempo a través de las fotos y comprender cómo era la vida rural de antaño.

Por supuesto, simplemente disfrutar del ambiente es un plan en sí mismo. En Génave no hay museos grandiosos ni centros comerciales, pero sí esa paz que muchos buscamos. Me tomé el tiempo de sentarme en un banco a la sombra, conversar con algún vecino sobre la cosecha de aceituna y observar cómo el sol tiñe de dorado los campos al atardecer. La desconexión es total. Y para los más activos siempre está la opción de dar un paseo en bicicleta por los caminos vecinales entre olivos, o acercarse al río Herreros, un pequeño arroyo cercano al pueblo, ideal para un picnic improvisado junto al Puente Herreros, un antiguo puente de piedra que aún se mantiene en pie.

Naturaleza y rutas de senderismo

El entorno natural de Génave es uno de sus mayores atractivos, especialmente si te gusta el turismo rural y de naturaleza. El municipio forma parte de la comarca de la Sierra de Segura y está incluido en el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas en gran parte de su territorio. Esto significa que a pocos minutos del casco urbano ya te encuentras rodeado de espacios naturales protegidos. Lo primero que noté al llegar fueron los paisajes dominados por el mar de olivos típicamente jiennense, pero aquí esos olivares conviven con sierras y montes cubiertos de pinares a lo lejos, dando lugar a contrastes hermosos. Génave se asienta a unos 830 metros de altitud, en una ladera suave, por lo que desde el pueblo se obtienen vistas panorámicas hacia el valle del río Guadalimar y las montañas que cierran el horizonte.

Una de las rutas de senderismo que realicé y recomiendo es la Vía Verde del Segura. Esta vía verde aprovecha el antiguo trazado del ferrocarril Baeza-Utiel (un proyecto ferroviario nunca terminado), que atravesaba la zona. Hoy en día se ha acondicionado un camino llano y sencillo ideal para caminar o ir en bicicleta, que conecta Génave con pueblos vecinos. Yo recorrí el tramo que va desde las cercanías de Génave hasta Puente de Génave (otra localidad diferente, situada a unos 8 km). Son aproximadamente 15 km ida y vuelta de paisaje fácil, con poco desnivel. El sendero transcurre entre olivares, con tramos de bosque mediterráneo, y ofrece miradores improvisados hacia la sierra. Es perfecto para una mañana activa sin gran esfuerzo físico. Además, al llegar a Puente de Génave puedes desviarte para ver su Puente Viejo sobre el Guadalimar y luego regresar a Génave por el mismo camino.

Para quienes buscan algo más desafiante, las montañas cercanas brindan itinerarios increíbles. Una ruta muy interesante que descubrí es la que sube al Cerro Picarzo y conecta Génave con Torres de Albanchez. Se trata de un sendero de unos 13 km que pasa por la ermita de Torres de Albanchez y asciende al Picarzo, un cerro que actúa de balcón natural con vistas panorámicas de toda la Sierra de Segura. Debo admitir que es una caminata de dificultad media-alta por la subida pronunciada, pero la recompensa al llegar arriba merece el esfuerzo: desde la cima se divisan los pueblos blancos salpicando el mar de olivos y, en días claros, hasta las cumbres del Parque Natural en la lejanía. Eso sí, recomiendo hacer esta ruta con buen calzado, agua abundante y a ser posible acompañado o con GPS, ya que algunos tramos no están señalizados.

Además de estas rutas, hay múltiples caminos rurales y senderos locales por los alrededores de Génave que se pueden explorar libremente. Algunos llevan a cortijos tradicionales, pequeñas aldeas o fuentes naturales escondidas. Por ejemplo, una pequeña excursión que me encantó fue caminar hasta el paraje de la Ermita de la Virgen del Campo, situado en la zona del Pizorro Rodeo, al otro lado del arroyo Herreros. En ese sitio, donde se celebra la romería en mayo, hay un área natural muy tranquila. El trayecto desde el pueblo es corto (menos de 2 km) y discurre entre huertas y olivares, ideal para un paseo familiar. Una vez allí, bajo la sombra de encinas y olivos centenarios, sentí una paz especial.

La flora y fauna de la comarca también merecen mención. En mis caminatas vi numerosos conejos, perdices y águilas sobrevolando, habituales en estos parajes. Si visitas en primavera, los campos se llenan de flores silvestres y el aroma a jara y tomillo impregna el aire. Y en otoño, los colores ocres de los árboles contrastan con el verde eterno del olivar. Para los amantes de la observación de estrellas, la baja contaminación lumínica de Génave permite cielos nocturnos impresionantes; de hecho, toda la Sierra de Segura es excelente para disfrutar de la Vía Láctea en las noches despejadas.

Génave es un paraíso discreto para senderistas y amantes de la naturaleza. Desde rutas sencillas por antiguas vías ferroviarias hasta ascensos a cerros y paseos entre olivares, hay opciones para todos los niveles. No olvides llevar tu cámara, porque querrás capturar esos atardeceres anaranjados sobre los campos y la silueta de la Torre de la Tercia recortada contra las sierras lejanas.

Fiestas y tradiciones locales

Si algo me quedó claro durante mi estancia en Génave es que, a pesar de su tamaño, este pueblo vive intensamente sus fiestas y tradiciones. Tuve la fortuna de conversar con varios vecinos que me contaron con orgullo sobre sus celebraciones, muchas de ellas con siglos de antigüedad. Integrarme en estas fiestas me hizo sentir parte de la comunidad, y comprendí mejor la cultura genavera que combina devoción religiosa, folclore campesino y una fuerte tradición taurina.

La festividad grande del pueblo son las Fiestas Patronales en honor a la Virgen del Campo, que tienen lugar cada año a finales de septiembre. Oficialmente duran del 23 al 26 de septiembre, aunque los días previos ya hay ambiente festivo en el aire. Me contaron que la Virgen del Campo es la patrona de Génave desde la Reconquista, y su devoción sigue muy arraigada. Durante esas jornadas, el pueblo se transforma: hay verbenas nocturnas con música en vivo, procesiones religiosas, concursos, comidas populares y, el plato fuerte, los encierros de toros.

Debo decir que jamás había visto unos encierros como los de Génave. Aquí tienen la particularidad de ser encierros camperos, una tradición única que distingue al pueblo. Tuve la adrenalina de participar como espectador (¡y corredor improvisado!) en uno de ellos. Imagina la escena: al amanecer, varios caballistas y pastores (a los que llaman gañanes) guían a un grupo de vacas bravas desde un cortijo en el campo, a unos 5 km de distancia, hasta el pueblo. Los animales corren libres por senderos y olivares, seguidos por decenas de genaveros a pie, en bici, en motos, tratando de no perderles la pista. No hay vallas ni calles estrechas al principio, solo campo abierto. En cualquier momento una vaquilla puede despistarse y escapar hacia cualquier dirección, haciendo que todos corramos detrás de ella entre los olivos. ¡Es toda una aventura! Cuando finalmente la manada llega a las calles de Génave, continúa el encierro urbano tradicional, ya con vallado, recorriendo la calle principal hasta la plaza de toros portátil. Lo más sorprendente es que a veces alguna res se da media vuelta y retorna al campo, prolongando el encierro durante horas. La emoción, el caos organizado y la participación de todo el pueblo me dejaron boquiabierto. Entendí por qué Génave es famoso en el mundo taurino popular: de hecho, fue el primer pueblo de España en retomar los encierros tras la pandemia de 2020, un detalle del que los lugareños están muy orgullosos.

Además de los encierros, las fiestas patronales incluyen otros momentos memorables. Cada tarde hay suelta de vaquillas en la plaza, donde los más valientes (y a veces algún forastero animado, como casi fue mi caso) saltan al ruedo improvisado. También disfruté de la charanga y la banda de música local “Los Pizarrines”, que tocan pasodobles y canciones populares acompañando los actos. Esta banda es todo un símbolo de Génave por su larga trayectoria, presente en cada evento importante. Por la noche, las verbenas en la plaza con orquesta se llenan de bailes hasta altas horas, y no falta una gran traca de fuegos artificiales al cierre de las fiestas, iluminando el cielo sobre la torre.

Otra tradición que viví en primera persona fue la Romería de la Virgen del Campo, que se celebra el último sábado de mayo. Aunque es una fiesta relativamente reciente (iniciada hace pocos años), los genaveros la han acogido con entusiasmo. Ese día, muy temprano, se reúne la gente en la iglesia y sacan a la Virgen en procesión pero, a diferencia de septiembre, aquí el recorrido es por el campo. Todos, devotos y visitantes, acompañan a la imagen caminando hasta su ermita en el paraje del Pizorro Rodeo, frente al Puente Herreros. Son unos 2 km de peregrinación entre cantos y cohetes, con la banda tocando detrás. Yo me uní al camino y fue emotivo ver la fe sencilla de las personas mayores y la alegría de los jóvenes llevando flores. Al llegar a la ermita (un sencillo templete en mitad del campo), se celebra una misa al aire libre bajo los árboles y luego una gran comida campestre de hermandad. Cada familia trae tortillas, ensaladas, carne a la brasa, y por supuesto vino y refrescos para compartir. Me invitaron a probar un guiso de cordero delicioso. Tras pasar el día de fiesta en la naturaleza, por la tarde la Virgen regresa al pueblo nuevamente acompañada por todos. La romería fue una oportunidad perfecta para integrarme y entender la devoción local a la patrona, además de disfrutar de un día de campo andaluz genuino.

Génave celebra otras fiestas a lo largo del año, más pequeñas pero igualmente pintorescas. Por ejemplo, en enero tiene lugar San Antón (17 de enero), en el que se suelen encender luminarias o hogueras nocturnas, y es típico reunirse en torno al fuego para degustar la tradicional cuerva (una bebida parecida a la sangría, de vino con fruta) acompañada de patatas asadas. Yo no estuve en esa fecha, pero me contaron que la fiesta sigue con baile y que antiguamente se bendecían a los animales domésticos por ser San Antón su patrón.

Otra fecha señalada es el 25 de abril, San Marcos, considerado “el santo torero” en la Sierra de Segura. Esta celebración me pareció muy curiosa: los vecinos mantienen la costumbre de ir ese día al campo a comer, llevando unos roscos de pan muy particulares llamados roscos de San Marcos, que llevan un huevo duro incrustado. Según manda la tradición, ese huevo debe estrellarse en la frente de un amigo, entre risas y bromas. Al parecer es un rito para divertirse y, simbólicamente, “atar al diablo”: de hecho, al final del día realizan el juego de «Atar el Diablo», que consiste en hacerle un nudo a una rama de retama para mantener alejado al mal durante el resto del año. Imaginar la escena me sacó una sonrisa: tradiciones paganas y religiosas mezcladas que solo perviven en pueblos con tanta solera como Génave.

No puedo olvidar mencionar la Semana Santa genavera, donde aunque es modesta comparada con las de ciudades grandes, tiene su encanto íntimo. La procesión del Viernes Santo recorre las calles estrechas con el Nazareno y la Virgen de los Dolores, y los vecinos decoran balcones con mantones. Y por supuesto, el 8 de septiembre, día de la Virgen del Campo (Natividad de María), es fiesta local con misa solemne y procesión de la Patrona por el pueblo, acompañada de velas y cantos. Esa fecha marca el preludio de las fiestas patronales mayores.

Algo que me quedó claro es que en Génave la tradición taurina está profundamente enraizada en su cultura. Sus encierros y festejos con reses bravas han sido incluso reconocidos en revistas especializadas a nivel nacional. Pero más allá de los toros, todas las fiestas reflejan un fuerte sentido comunitario. Participar en ellas, aunque seas forastero, es la mejor manera de conectar con el alma del pueblo. Yo me sentí bienvenido en cada celebración, ya fuera compartiendo mesa, corriendo en un encierro o cantando un estribillo popular que apenas conocía.

Gastronomía y dónde comer en Génave

La gastronomía de Génave es un fiel reflejo de su identidad serrana y agrícola. Como buen viajero gastronómico, dediqué tiempo a saborear la comida local y quedé encantado con los platos caseros, sencillos pero llenos de sabor tradicional. En Génave se come lo que la tierra produce: aceite de oliva virgen extra de excelente calidad, cereales, productos de la matanza del cerdo, hortalizas de las huertas y carnes de cordero o cabrito de la sierra. Si te gustan los platos contundentes y auténticos, aquí disfrutarás.

Uno de los elementos estrella es sin duda el aceite de oliva ecológico local, que está presente en prácticamente todas las recetas. La Cooperativa Sierra de Génave fue pionera en España en producir aceite de oliva virgen extra ecológico, y ese orgullo se nota. Desde el desayuno, con una tostada de pan de pueblo recién horneado y un chorro generoso de aceite verde dorado, hasta los guisos más elaborados, el «oro líquido» de Génave realza cada bocado. Te recomiendo comprar una botella de este aceite en la almazara o en alguna tiendecita local; yo lo hice y cada vez que lo uso en casa me transporta de vuelta a esos paisajes de olivos.

Entre los platos típicos que probé (o de los que me hablaron los vecinos) destacan muchos ligados a la matanza del cerdo, tradición muy arraigada en invierno. Por ejemplo, el ajopringue, una pasta untable hecha con hígado de cerdo cocido, pan y especias, que se unta en rebanadas de pan. También la morcilla blanca de Génave, que es una especie de embutido sin sangre, elaborada con carne magra de cerdo, gallina, pan y huevos. Estas delicias suelen prepararse en casa, especialmente en temporada de matanzas (enero-febrero), pero a veces se pueden conseguir en algún bar o carnicería local. Tuve ocasión de probar ajopringue casero en la casa rural donde me alojé, untado en tostadas calentitas… ¡una auténtica maravilla para el paladar si te gustan los sabores intensos!

La cocina diaria genavera se basa en la cocina tradicional de la Sierra de Segura, con platos pensados para reponer energías tras las faenas del campo. Las migas son un ejemplo claro: ya sean migas de harina o migas de pan, servidas bien calientes con tropezones de chorizo, panceta, ajos y acompañadas de uvas o melón (según la temporada). Un día de lluvia tuve la suerte de que la dueña del alojamiento preparara migas de pan, y no hay mejor manera de entrar en calor. Otros platos reconfortantes son el ajo de harina con guíscanos (un guiso espeso de harina con setas locales, normalmente níscalos), la gachamiga, y los andrajos, que es un guiso típico de Jaén con tortas de harina, patata y conejo o liebre, ideal para el invierno. Estos últimos no los probé en persona por cuestión de tiempo, pero me los describieron con tanto entusiasmo que los tengo apuntados para mi próxima visita.

En las fiestas y fechas señaladas, la gastronomía adquiere protagonismo con recetas especiales. Ya mencioné antes la cuerva de San Antón (vino con frutas) y los roscos de San Marcos con su huevo duro. A eso sumemos, por ejemplo, la caldereta de cordero que es tradición cocinar el Día de San Marcos (25 de abril) para comer en el campo. O la costumbre de las fiestas patronales de septiembre de sacrificar un novillo y adobar la carne para repartirla en una gran comida popular, ya sea frita o en guisado. Otra delicia dulce típica de Todos los Santos (1 de noviembre) son las gachas dulces con tostones, una crema dulce de harina tostada con pan frito y miel que los vecinos preparan en sus casas para recordar a sus difuntos. Yo no estuve en esas fechas otoñales, pero sí pude probar unas gachas dulces que me ofreció una vecina que tenía congeladas del año anterior, y el sabor a matalahúva (anís) y canela me resultó de lo más reconfortante.

Los postres y dulces caseros merecen capítulo aparte. En Génave, como en muchos pueblos de Jaén, las recetas pasan de abuelas a nietas conservando la esencia. Me hablaron de los hornazos (panecillos dulces con huevo duro que se toman en Pascua), las flores fritas bañadas en miel, los roscos fritos de anís, y unas curiosas tortas de garbanzo que se hacen por Cuaresma. También preparan tortas de manteca (especie de hojaldres con manteca de cerdo), panetes de Semana Santa (panecillos dulces remojados en leche y miel, similares a las torrijas) y los borrachuelos, que son dulces de masa de anís y vino, fritos y rebozados en azúcar. En mi visita logré degustar unas flores y roscos fritos que vendían en un puesto durante la Semana Cultural de agosto, y puedo dar fe de que con un café están de vicio.

Ahora bien, ¿dónde comer en Génave para probar todo esto? Al ser un pueblo pequeño, la oferta de restauración es limitada pero de calidad y muy auténtica. Básicamente encontré un par de bares-restaurantes donde se reúne la gente local. Uno muy recomendado (y donde terminé comiendo varias veces) es Mesón Herrador, ubicado en la calle de los Bolos, cerca del centro. Es un bar de tapas y comidas caseras con un ambiente familiar. Allí probé unas tapas generosas: desde pipirrana (ensalada fría de tomate, pimiento verde, cebolla y atún aliñada con aceite, típica jiennense) hasta carne de monte en salsa. Su menú del día suele incluir platos tradicionales; a mí me sirvieron un guiso de garbanzos con espinacas delicioso y de segundo unas chuletas de cordero segureño a la brasa que estaban para chuparse los dedos. Los precios además son muy asequibles. El Mesón Herrador es de esos sitios donde entras como forastero y sales habiendo charlado con media clientela, gracias a la amabilidad de sus dueños.

Otra opción en el pueblo es acercarse al Bar del Centro Social, que suele estar abierto por las noches y en fines de semana, donde tomar una cerveza o refresco acompañado de alguna tapa simple (aceitunas aliñadas, embutidos, queso de la sierra, etc.) en un ambiente más informal. No esperes lujos, pero sí autenticidad. Durante las fiestas, instalan puestos de comida ambulante donde puedes comer desde bocadillos de lomo hasta los típicos churros con chocolate en las mañanas de encierro.

Si buscas más variedad de restaurantes o una comida más elaborada, a pocos kilómetros en las localidades cercanas encontrarás opciones. Por ejemplo, en Puente de Génave (a 10 minutos en coche) están el Restaurante La Vicaría y el Restaurante Sierra de Segura, conocidos por sus carnes a la brasa y platos de caza. También en Puente de Génave hay pizzerías y bares de carretera con menú. Sin embargo, mi consejo es que en Génave apuestes por la experiencia local: come en sus mesones, pide las tapas típicas y deja que te sorprendan. Muchas veces fuera de carta, si preguntas, te pueden preparar algún plato casero bajo encargo (unas migas, un ajoatao – que es un puré de patata, ajo y aceite –, etc.) porque la gente es muy atenta.

La gastronomía genavera brilla por su sencillez y sabor. Cada bocado cuenta algo de la historia y el modo de vida del pueblo. Yo me fui con el estómago feliz y con la sensación de haber probado la auténtica cocina de Jaén en su faceta más rural, esa que se hace a fuego lento, con productos kilómetro cero y mucho cariño.

Dónde alojarse en Génave

A la hora de planificar la estancia, Génave ofrece principalmente opciones de turismo rural acogedoras, perfectas para sumergirse en la vida del pueblo. No esperes grandes hoteles, sino alojamientos con encanto, regentados por gente local que te hará sentir como en casa. Durante mi visita opté por alojarme en una casa rural y fue todo un acierto.

En el mismo casco urbano de Génave encontré la Casa Rural Himilce, situada en una calle tranquila cerca de la plaza. Es una casa tradicional rehabilitada, con muros encalados y decorada en estilo rústico andaluz. Tenía varias habitaciones disponibles y una terraza con vistas al pueblo. Lo mejor fue la atención de sus propietarios: me recibieron con un aperitivo de aceite y aceitunas de su cosecha y me dieron muchísimos consejos sobre qué ver en la zona. Despertar allí, con el canto del gallo y el aroma a pan tostado con aceite, hizo que mi experiencia fuese genuinamente rural.

Otra opción muy interesante, especialmente si viajas en grupo o familia, es alquilar un cortijo o casa de campo en las afueras. A pocos kilómetros de Génave hay fincas que se han acondicionado para turismo. Por ejemplo, me hablaron muy bien de Puente Honda, un alojamiento rural ubicado en plena naturaleza junto a un arroyo, o de Cortijo La Besana, que se encuentra en la cercanía de la vía verde, ofreciendo tranquilidad absoluta y cielos estrellados por la noche. Estas casas suelen contar con chimenea, barbacoa y amplios espacios, ideales para desconectar en grupo.

Si prefieres algo más parecido a un hotel con servicios, la verdad es que en el propio Génave no hay hoteles al uso. En ese caso podrías buscar en Puente de Génave o pueblos cercanos. A apenas 7 km, en Puente de Génave, está el Hotel Rural Sierra de Segura, un hotelito de 2 estrellas con restaurante y piscina, bastante cómodo si no te importa desplazarte. También en Puente de Génave está el Hotel Don Juan, de estilo más moderno junto a la carretera nacional, con cafetería abierta todo el día; es práctico como base para recorrer la comarca. Sin embargo, bajo mi punto de vista, la magia de visitar Génave es quedarse en el pueblo mismo o en sus alrededores inmediatos, para vivir esa atmósfera serena sin prisas.

Una alternativa que muchos eligen son los apartamentos turísticos. Vi algunos anuncios de casas que alquilan habitaciones o pisos por días dentro de Génave. Esto puede ser útil si buscas más independencia. Aunque no los utilicé, plataformas como Airbnb suelen tener ofertas en la zona, desde habitaciones económicas hasta casas completas. Si viajas en temporada alta (verano o en fiestas de septiembre), conviene reservar con cierta antelación, ya que las plazas son limitadas y el pueblo recibe visitantes, sobre todo antiguos residentes que vuelven por vacaciones.

Mencionar también que los precios de alojamiento en Génave y comarca son muy razonables comparados con destinos más concurridos. Por unos 20-30 euros por persona y noche puedes encontrar casa rural, y los hoteles cercanos rondan los 50-60 euros la noche la habitación doble (a fecha de mi viaje). Además, la calidad humana del servicio hace que la relación calidad-precio sea excelente.

¿Dónde alojarse en Génave?: Mi recomendación personal es optar por una casa rural dentro del pueblo o en sus cercanías para vivir la experiencia auténtica. Te despertarás con los sonidos del campo, podrás ir andando a tomar café a la plaza, y por la noche disfrutar del silencio solo roto por algún grillito. Esa sensación no tiene precio. Ya sea en Casa Rural Himilce u otras similares, la estancia en Génave te reconecta con lo sencillo y esencial.

Cómo llegar a Génave y consejos prácticos

Llegar hasta Génave es parte del encanto de la aventura, pues supone adentrarse en la España rural de Andalucía. En mi caso viajé en coche, lo cual resulta la forma más cómoda y flexible para alcanzar el pueblo y moverse por la comarca. ¿Cómo llegar a Génave? Dependerá desde dónde vengas:

  • En coche: Génave se encuentra al noreste de la provincia de Jaén. La carretera principal más cercana es la N-322 (Bailén–Albacete). Si vienes desde el sur (Jaén capital, Úbeda o Madrid), seguramente llegarás por la N-322 pasando por Villanueva del Arzobispo y Puente de Génave. Desde Puente de Génave, un desvío señalizado te llevará en unos 10 minutos hasta Génave pueblo (son unos 7 km por la JA-9101). El camino asciende ligeramente y ofrece bonitas vistas conforme te acercas. Si vienes desde el este o Levante (Albacete, Valencia), tomarás igualmente la N-322 dirección sur hasta Puente de Génave. Las carreteras están en buen estado en general. Desde ciudades cercanas: Génave está a unos 100 km de Úbeda, a 150 km de Jaén capital, y a unos 250 km de Albacete, para que calcules tiempos. El aparcamiento en el pueblo no es problema; puedes dejar el coche en la plaza o en calles adyacentes sin coste.

  • En transporte público: Esta opción es más limitada, pero no imposible. No hay estación de tren (el famoso tren Baeza-Utiel nunca llegó a funcionar). La alternativa es el autobús interurbano. Hay algunas líneas de autobús que conectan los pueblos de Sierra de Segura con ciudades mayores. Por ejemplo, existe un autobús diario desde Jaén capital hacia Puente de Génave (recorriendo pueblos intermedios como Villacarrillo, Villanueva del Arzobispo, etc.). Desde Puente de Génave tendrías que tomar un taxi o coordinar con tu alojamiento para que te recojan, ya que los 7 km hasta Génave no cuentan con bus local regular. Otra ruta de bus conecta Albacete con Orcera y La Puerta de Segura, pasando también cerca de Génave. En cualquier caso, moverse sin coche por la zona puede ser un reto, así que si optas por transporte público, planifica bien los horarios o considera alquilar un coche en origen para mayor libertad.

  • En bicicleta o moto: Vi algunos viajeros moteros y cicloturistas en la vía verde y carreteras de la comarca. Si te gusta viajar sobre dos ruedas, llegar a Génave en moto es muy agradable por las curvas suaves y paisajes. En bicicleta, la zona es exigente por las distancias y cuestas, pero es factible si estás realizando una ruta por la Sierra de Segura.

Una vez en Génave, te recomiendo dejar el coche aparcado y pasear a pie por el pueblo, ya que las distancias son cortas. Para explorar los alrededores, el coche es útil pero también puedes hacer muchas rutas caminando o en bici.

Consejos prácticos para tu visita:

  • Clima y ropa: Ten en cuenta que Génave, al estar en zona de sierra media, tiene inviernos frescos (puede helar por las noches de diciembre a febrero) y veranos calurosos pero algo más suaves que en el valle del Guadalquivir. En verano lleva ropa ligera, sombrero, protector solar y agua siempre, especialmente si harás senderismo. En invierno, ropa de abrigo y calzado cerrado; las mañanas pueden ser muy frías aunque luego al mediodía salga un sol agradable. Primavera y otoño son ideales en cuanto a clima, con días templados y noches frescas, perfectos para caminar.

  • Mejor época para viajar: Cada estación tiene su encanto. Personalmente, recomiendo primavera (abril-mayo), cuando el campo está verde, las flores en floración y se celebra la romería de mayo. También finales de septiembre, cuando las fiestas patronales llenan de vida el pueblo y aún hace buen tiempo. Si quieres tranquilidad absoluta, el verano (julio-agosto) aunque caluroso, es bastante calmado salvo la semana cultural. Y el otoño (octubre) te regalará paisajes ocres y quizás te cuadre con la época de recogida de la aceituna (noviembre-diciembre), interesante de ver.

  • Combustible y cajeros: En Génave no hay gasolinera ni banco. Así que es útil que cargues combustible en Puente de Génave (allí sí hay gasolinera) antes de subir, sobre todo si vas a moverte mucho. Igualmente, lleva algo de dinero en efectivo, ya que aunque en el mesón del pueblo aceptan tarjeta, puede haber tiendas pequeñas o bares de aldeas donde no la acepten. En Puente de Génave hay cajero automático si lo necesitas.

  • Servicios médicos: El pueblo cuenta con un consultorio médico de atención primaria para emergencias básicas, pero para cualquier asunto mayor el hospital más cercano está en Úbeda (a una hora larga en coche). Lleva contigo tus medicamentos habituales y un pequeño botiquín si vas a hacer senderismo (tiritas, repelente de insectos, etc.).

  • Respeto al entorno: Al estar dentro de un Parque Natural, es importante ser un viajero responsable. No dejes basura en las rutas, respeta las plantas y animales (quizá veas alguna ardilla o erizos, ¡déjalos tranquilos!), y si haces picnic, recoge todo. También, si vas a los encierros, sigue las indicaciones de seguridad que dan los organizadores, es una tradición bonita pero con riesgo, así que mejor disfrutarla con precaución.

  • Conexión y señal: La cobertura móvil en Génave es aceptable (yo tenía señal 4G en la mayor parte del pueblo con mi operador), aunque en algunos puntos de las sierras puede perderse. El WiFi no está muy extendido salvo en alojamientos. De todos modos, la idea de venir aquí es desconectar un poco, ¿no?

  • Información turística: No existe como tal una oficina de turismo en Génave, pero el Ayuntamiento suele proporcionar folletos y mapas básicos. Cuando llegué, pasé por el Ayuntamiento y muy amablemente me dieron información de senderos locales y fiestas. También en la web municipal (genave.es) publican el calendario festivo y algunos datos útiles. Y cómo no, la gente del pueblo es la mejor fuente: pregunta y te contarán mil anécdotas o te enseñarán rincones que no salen en las guías.

Con estos consejos prácticos, tu visita a Génave será mucho más fácil y agradable. Recuerda venir con mente abierta y ganas de disfrutar de lo simple. Aquí no hay grandes lujos, pero sí grandes vivencias esperando al viajero.

Preguntas frecuentes sobre Génave (Jaén)

¿Dónde está Génave y a qué comarca pertenece?
Génave es un municipio situado en el extremo noreste de la provincia de Jaén, Andalucía. Pertenece a la comarca de la Sierra de Segura, una zona montañosa y rural de Jaén. Se ubica al norte del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, muy cerca del límite con la provincia de Albacete. Está a unos 150 km de Jaén capital y a unos 7 km de Puente de Génave, que es la población vecina en la carretera N-322.

¿Qué tiene de especial Génave para visitarlo?
A pesar de ser un pueblo pequeño (ronda los 500 habitantes), Génave tiene un gran encanto por su patrimonio histórico (con la Torre de la Tercia y la iglesia gótica-renacentista), sus tradiciones singulares como los encierros de toros camperos, y un entorno natural privilegiado en plena Sierra de Segura. Es un destino ideal para quienes buscan turismo rural auténtico, disfrutar de la tranquilidad, hacer senderismo entre olivares y vivir las costumbres típicas de un pueblo andaluz serrano.

¿Cuáles son los lugares imprescindibles que ver en Génave?
Lo principal es el casco histórico: la Torre de la Tercia, en la plaza central, que es una torre medieval muy bien conservada, y la Iglesia de la Inmaculada Concepción justo al lado, de origen siglo XIII. También vale la pena pasear por sus calles encaladas. Si te gusta la historia, puedes acercarte a las ruinas de la Torre de Zarracotín a las afueras. Otros sitios de interés son el Centro de Interpretación del Olivar Ecológico, para conocer la producción de aceite ecológico local, y los bonitos paisajes en el paraje de la Ermita de la Virgen del Campo (donde se celebra la romería).

¿Qué se puede hacer en los alrededores de Génave en la naturaleza?
En los alrededores puedes disfrutar de varias rutas de senderismo. Una de las más populares es la Vía Verde del Segura, que sigue un antiguo trazado de tren y es ideal para caminar o ir en bici, conectando Génave con Puente de Génave entre olivares. También hay rutas de montaña, como la subida al Cerro Picarzo o caminos que llevan a pueblos vecinos (Torres de Albanchez, Siles, etc.) con vistas panorámicas. Además, al estar dentro del Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas, tienes muy cerca parajes como el río Guadalimar, bosques de pinos y zonas donde avistar fauna. En resumen, se puede hacer senderismo, ciclismo de montaña, fotografía de naturaleza e incluso astroturismo por la calidad de sus cielos nocturnos.

¿Cuándo son las fiestas de Génave y qué tradiciones tienen?
Las fiestas patronales principales son a finales de septiembre, en honor a la Virgen del Campo (habitualmente del 23 al 26 de septiembre). Durante esos días se celebran encierros de reses bravas por el campo y las calles, verbenas con música, procesiones religiosas y actividades culturales. Otras fiestas destacadas: la Romería de la Virgen del Campo el último sábado de mayo (peregrinación al campo con la imagen de la patrona), San Marcos el 25 de abril (picnic en el campo con roscos con huevo y costumbre de “atar al diablo”), San Antón el 17 de enero (hogueras y cuerva con patatas asadas), y la Semana Cultural en agosto con eventos lúdicos. También se celebra la Semana Santa y el día de la Virgen del Campo el 8 de septiembre con procesión. En todas estas fiestas, Génave mantiene vivas sus tradiciones, mezcla la devoción con lo festivo y acoge muy bien al visitante.

¿Cuál es la gastronomía típica de Génave?
La gastronomía genavera es la típica de la Sierra de Segura jiennense, con platos contundentes y caseros. Destacan las comidas de matanza como el ajopringue (pasta de hígado de cerdo) y la morcilla blanca. Platos como las migas (de pan o harina) con tropezones, el ajo de harina con setas, los andrajos (guiso con tortas de harina y carne) o el guiso de cordero son muy habituales. En repostería, rosquillos fritos, flores de masa, hornazos y gachas dulces por Todos los Santos. Todo ello regado con excelente aceite de oliva virgen extra ecológico producido en el pueblo. Para degustar estas delicias, lo mejor es acudir al mesón o bar local, donde sirven tapas y menús caseros.

¿Hay restaurantes y alojamientos en Génave?
Sí, aunque al ser un pueblo pequeño la oferta es reducida. En gastronomía, hay un mesón-bar (Mesón Herrador) y algún otro bar donde comer comida casera y tapas locales. Para más variedad, a 7 km en Puente de Génave hay varios restaurantes y ventas. En cuanto a alojamientos, Génave cuenta con casas rurales dentro del pueblo y cortijos rurales en los alrededores donde hospedarse. Estas casas ofrecen una experiencia acogedora y auténtica. No hay hoteles grandes en Génave, pero cerca, en Puente de Génave y otros pueblos, hay hotelitos rurales y hostales. Conviene reservar con antelación en temporada alta, ya que las plazas son limitadas.

¿Cómo llego a Génave desde Jaén o Madrid?
Para llegar a Génave lo mejor es usar la carretera N-322 (que une Linares-Bailén con Albacete). Desde Jaén o Madrid se suele ir primero hacia Úbeda/Villacarrillo y continuar por la N-322 hasta Puente de Génave. Ahí se toma el desvío local a Génave (unos 7 km). En coche desde Jaén capital son aproximadamente 2 horas de viaje. No hay tren. En autobús, existen rutas Jaén-Puente de Génave con empresas de transporte, pero son pocas frecuencias. Si vienes de Madrid, podrías ir en autobús o coche hasta Villanueva del Arzobispo o Puente de Génave, y luego taxi o vehículo privado a Génave. En general, el coche propio es la forma más directa de llegar.

¿Merece la pena visitar Génave como parte de un viaje por la Sierra de Segura?
¡Sin duda! Génave es un destino perfecto para incluir en una ruta por la Sierra de Segura. Puede servir de base tranquila para recorrer otros puntos cercanos de interés, como Segura de la Sierra (con su castillo), el Parque Natural de Cazorla y Segura, o pueblos como Siles, Orcera o La Puerta de Segura. Tras excursiones de día, volver a Génave te permite descansar en un ambiente apacible. Además, visitar Génave te da una perspectiva diferente, al ser un pueblo menos turístico pero muy auténtico. Te vas conociendo de primera mano la vida rural jiennense, sus sabores, sus fiestas y su gente amable. Para mí, ha sido un descubrimiento entrañable en mi viaje por Jaén.

En definitiva, Génave (Jaén) es un pequeño gran destino por descubrir. Espero que esta guía completa, escrita desde mi experiencia personal, te anime a visitarlo y te sea útil para exprimir todo lo que ofrece. Desde su historia medieval a sus senderos naturales, desde un plato de migas humeantes a un encierro campero emocionante, Génave te espera con los brazos abiertos. ¡Buen viaje y a disfrutar de este rincón único de Andalucía!