Cuando visité Fuerte del Rey, un pequeño pueblo a sólo 15 km al noroeste de Jaén capital, me di cuenta de que estaba ante una joya escondida de la campiña jiennense. Desde el primer momento, su entorno de suaves colinas cubiertas de olivos me resultó acogedor y familiar – no en vano estamos en la tierra del aceite de oliva. En este pueblo de unos 1.300 habitantes, se respira tranquilidad y autenticidad rural, pero también asoma una rica historia que se remonta a tiempos íberos y romanos, junto con tradiciones arraigadas que sus vecinos mantienen vivas con orgullo.
En esta guía te voy a contar en primera persona todo lo que he aprendido y disfrutado de Fuerte del Rey: su historia y patrimonio cultural, los paisajes naturales y rutas que enamoran a cualquier amante del senderismo, las fiestas locales donde vibra la alegría del pueblo, su sabrosa gastronomía con el inconfundible sello del aceite de Jaén, y consejos prácticos sobre dónde comer, dónde alojarse y cómo llegar cómodamente. Mi objetivo es que, cuando termines de leer, sientas que ya conoces este rincón andaluz y estés deseando planear tu visita. ¡Vamos a descubrir Fuerte del Rey juntos!
Historia y patrimonio de Fuerte del Rey
Llegué a Fuerte del Rey intrigado por su nombre tan peculiar. Pronto descubrí que su historia es tan rica como su denominación. Te cuento: en la antigüedad, mucho antes de existir el pueblo actual, estas tierras ya estaban habitadas. De hecho, en los cerros de Las Atalayuelas, a las afueras, se esconde uno de los yacimientos íberos más estudiados de España. Allí hubo un oppidum ibérico, una ciudad fortificada del segundo milenio a.C., que luego continuó ocupada en época romana y incluso fue refugio defensivo tras la invasión islámica. Pasear por esa zona es casi como viajar en el tiempo, imaginando a los antiguos íberos venerando a sus dioses en un santuario cuyo rastro todavía perdura entre las piedras milenarias.
Ya en la Edad Media, el núcleo de población actual empezó a tomar forma gracias a un elemento clave: una fuente de agua. El lugar era conocido originalmente como Fuente del Rey, debido a un manantial importante (la Fuente de Regomello, que aún existe) que pertenecía al rey o al concejo de Jaén. En torno a esa fuente estratégica – y al estar situado en el camino que unía Andújar con Jaén y la histórica ciudad de Arjona – fue creciendo un caserío. Entre los siglos XI y XIII, en plena Reconquista, se levantó una fortificación defensiva para proteger Jaén y marcar la frontera entre las tierras de la Corona y las de la Orden de Calatrava. De hecho, el nombre Fuerte del Rey proviene de ese fuerte fronterizo que estaba bajo dominio del rey. Durante esas épocas turbulentas, el fuerte fue testigo de luchas históricas, como las disputas en el siglo XV entre los partidarios del rey Enrique IV (liderados por el célebre condestable Lucas de Iranzo en Jaén) y los de la Orden de Calatrava comandados por Don Pedro Girón. ¡Imagina la de historias de caballeros que encierran estas tierras!
Con el tiempo, ya en 1765, aquel poblado llamado Fuente del Rey se renombró oficialmente como Fuerte del Rey, reflejando ese pasado militar. Y a inicios del siglo XIX (entre 1803 y 1805) logró independizarse administrativamente de Jaén, convirtiéndose en el municipio que hoy conocemos.
El patrimonio histórico que puedes visitar en el pueblo gira en torno a un par de edificios emblemáticos en la Plaza de la Constitución, el corazón del pueblo. Por un lado está la Iglesia de la Natividad de Nuestra Señora, que se terminó de construir a finales del siglo XVIII, en 1796. Es un templo de una sola nave, sencillo pero encantador, con sus paredes encaladas y amplios arcos de medio punto. Lo que más me llamó la atención fue su espadaña (el campanario de pared) de tres cuerpos, que se alza a los pies de la iglesia y le da un perfil inconfundible al skyline del pueblo. Dentro de la iglesia encontrarás varias imágenes religiosas que salen en procesión durante la Semana Santa y las fiestas, colocadas en nichos laterales fruto de una reforma posterior. Al entrar sentí esa paz especial de las iglesias de pueblo, iluminada por la luz que entraba por las vidrieras de colores amarillos y azules.
Frente a la iglesia se encuentra la otra joya local: la antigua Fábrica de Harinas Nuestra Señora del Rosario, una vieja harinera de 1930 que fue durante décadas el motor económico de Fuerte del Rey. Este edificio de dos plantas, con fachada de piedra y ladrillo, me sorprendió porque combina estética industrial y rural a la vez. Fue uno de los molinos harineros más antiguos de la provincia y molió trigo hasta 1974. Imagínate, generaciones de agricultores traían aquí sus cosechas de cereal en los años 40 y 50. Hoy la fábrica está protegida como Bien de Interés Cultural y el ayuntamiento la ha restaurado con mucho mimo para convertirla en un museo etnológico dedicado a la agricultura y la vida rural. De hecho, en la planta baja ya habilitaron una sala de exposiciones, y cuando la visité pude ver parte de la maquinaria original: enormes cernedores de madera, viejas poleas y molinos metálicos que aún se conservan in situ. ¡Una pasada para los amantes del turismo industrial! Te recomiendo asomarte, porque entenderás la importancia que tuvo el trigo antes de que el olivo dominara el paisaje.
Además de estos dos imprescindibles, dando un paseo por el casco urbano descubres otros rincones con encanto. Muy cerca está el Ayuntamiento (un edificio moderno integrado en la plaza) y algunas casas tradicionales con fachadas encaladas y rejas floridas, típicas andaluzas, que mantienen la estampa pintoresca del pueblo. Si te interesan las huellas del pasado, a las afueras existen restos de antiguas atalayas o torres vigía medievales. En particular, te destaco la llamada Torre de María Martín (conocida localmente como El Torreón). Hoy son ruinas, pero aún se aprecia parte de su torre circular de unos 7 metros de diámetro levantada sobre una base cuadrada más antigua (posiblemente de origen ibero-romano). Esta torre servía de puesto de vigilancia en la Edad Media y está situada en lo alto de un cerro dominando visualmente los alrededores. Fue declarada BIC en 1985, aunque llegar hasta ella requiere una caminata campo a través. Otra atalaya en el noreste del término es la Torre de Macarena, integrada en un antiguo cortijo; está bastante derruida, pero su historia se remonta al siglo XIV y vigilaba caminos hacia Granada. Si eres tan curios@ como yo, quizá te animes a explorar estos restos defensivos siguiendo rutas rurales (¡luego te cuento más en la sección de rutas!).
Por último, no puedo dejar de mencionar la Fuente de Regomello, que citábamos antes. Actualmente es un pequeño parque-fuente en las afueras, acondicionado con un pilón de piedra y cipreses alrededor. No tiene la monumentalidad de otros monumentos, pero simboliza el origen del pueblo y es un lugar agradable para hacer un alto en el camino y refrescarse con agua, recordando que ese manantial ya daba vida a estas tierras siglos atrás.
Como ves, Fuerte del Rey atesora un patrimonio modesto pero lleno de significado. Cada iglesia, cada torre y cada rincón cuenta parte de la historia de este fuerte del rey que, con orgullo, mantiene vivo su pasado para quien quiera descubrirlo.
Entorno natural y rutas recomendadas
El entorno natural de Fuerte del Rey me robó el corazón por su sencilla belleza campesina. Estamos en plena campiña de Jaén, así que el paisaje está dominado por mares de olivos que se pierden en el horizonte, salpicados aquí y allá por manchas de cereales y pequeñas huertas tradicionales. Si te gusta la fotografía, prepárate: los atardeceres tiñen de oro las lomas cubiertas de olivos, creando postales increíbles.
Aunque no hay grandes montañas ni ríos caudalosos, la zona tiene su propio encanto suave. Los cerros que rodean el pueblo – como el Cerro de la Horca, el Cerrillo del Limón o las mesetas de Las Atalayuelas – ofrecen miradores naturales desde los que contemplar la panorámica. Yo personalmente subí (en coche por un camino de tierra y luego unos pasos a pie) hasta el cerro donde se ubica la ermita de la Virgen de la Cabeza, en las afueras. Desde allí se domina todo Fuerte del Rey con el manto verde grisáceo de los olivos extendiéndose en todas direcciones. ¡Una vista 360º espectacular! Te recomiendo llevar unos prismáticos porque, en días despejados, alcanzas a ver incluso la silueta de la Sierra Morena hacia el norte y las sierras de Jaén al sur.
Para los amantes del senderismo o el MTB, hay rutas rurales sencillas que conectan Fuerte del Rey con sus alrededores. Un camino muy agradable es el que va hacia el Cortijo de Macarena y la Torre de Macarena. Es una ruta de unos 8-9 km (ida y vuelta) sin mucho desnivel, ideal para hacer por la mañana temprano. En mi recorrido, además de llegar a las ruinas de la torre, pasé por antiguas veredas entre olivares y me crucé con algún pastor llevando sus ovejas – toda una estampa rural auténtica. Otra ruta histórica interesante es dirigirse hacia el yacimiento de Las Atalayuelas. No hay sendero señalizado como tal, pero preguntando a los vecinos pude acercarme por caminos agrícolas. Caminando por esas mesetas uno siente la energía del pasado ibero; de hecho, encontrarás algunos paneles informativos instalados por arqueólogos que explican la importancia del santuario ibérico y los restos hallados (como exvotos de hierro y cerámicas). Es una excursión fascinante si te interesa la arqueología, pero lleva calzado apropiado porque el terreno es pedregoso y expuesto al sol.
Si prefieres algo más sencillo, te propongo un paseo relajado por los alrededores del pueblo. Por ejemplo, la Vereda del Cerro del Águila es un camino rural corto que bordea olivares y te permite observar la fauna local. No es raro divisar perdices, conejos e incluso liebres correteando entre los olivos, ya que la caza menor abunda en la zona. Yo en primavera también vi muchísimas flores silvestres en los ribazos: amapolas rojas entre el verde del trigo y pequeñas margaritas amarillas, que daban un toque de color al paisaje monocromático del olivar.
Un plan diferente puede ser hacer una ruta en coche por los pueblos cercanos. Desde Fuerte del Rey puedes trazar un itinerario que pase por Villardompardo y Ventosilla (dos pequeños pueblos con historia) y llegar hasta Mengíbar, donde se encuentra el Museo Activo del Aceite de Oliva – Terra Oleum (en el paraje de Geolit). Esto último está a unos 20 km, pero si te interesa el mundo del aceite, merece la pena ese desvío: es un museo interactivo sobre el olivar y el aceite de oliva, muy educativo y entretenido. Yo lo hice en una tarde y regresé a Fuerte del Rey al atardecer, justo a tiempo para ver cómo el sol poniente pintaba de naranja las fachadas blancas del pueblo.
En resumen, el entorno de Fuerte del Rey es perfecto para desconectar y conectar con la naturaleza de la campiña. No encontrarás bosques frondosos ni ríos, pero sí paisajes serenos, senderos entre campos y una sensación de libertad bajo el amplio cielo andaluz. Mi consejo es que traigas calzado cómodo, protección solar (el sol pega fuerte en verano) y agua, y te animes a explorar sin prisas. Cada camino rural puede depararte un hallazgo: una cortijada en ruinas cubierta de flores, un antiguo pilar (abrevadero) junto a un olivo centenario, o simplemente el canto de los pájaros acompañando tus pasos. Aquí la naturaleza y la vida rural van de la mano, ofreciéndote una experiencia genuina lejos del bullicio turístico.
Fiestas y tradiciones locales
Si de algo puede presumir Fuerte del Rey es de mantener vivas sus tradiciones. Tuve la suerte de coincidir mi visita con una fiesta local, y la verdad, ¡vaya ambientazo y hospitalidad! Te cuento cuáles son las fiestas y costumbres más importantes del pueblo, muchas de las cuales viví de primera mano o me narraron los propios vecinos.
La primera cita del año es la Cabalgata de Reyes Magos, la noche del 5 de enero. Como en muchos lugares de España, los Reyes llegan en coloridas carrozas repartiendo caramelos a los niños. Es una noche mágica; yo vi las calles del centro llenas de familias y los pequeños con los ojos brillantes esperando sus caramelos y regalos.
Apenas pasada la Epifanía, llega una de las tradiciones más queridas: San Antón, el 17 de enero. Aquí en Fuerte del Rey celebran San Antón encendiendo grandes hogueras al anochecer. Tuve la oportunidad de unirme a los lugareños en torno a una candela hecha con ramas de olivo podado (ramón le llaman). La escena era fantástica: todo el pueblo saliendo a las calles, pequeñas hogueras en distintos barrios, y la gente asando chorizo y panceta en las brasas, mientras los más atrevidos saltaban las llamas cuando éstas bajaban de intensidad. Me explicaron que es costumbre antigua “jugar a la rueda”, que consiste precisamente en saltar la hoguera en círculo una y otra vez cuando el fuego mengua, como rito de purificación y diversión. ¡Incluso me animé a dar un saltito yo también, entre aplausos y risas! Sin duda, San Antón en Fuerte del Rey tiene un sabor especial a comunidad y tradición.
El Día de Andalucía (28 de febrero) también lo celebran, generalmente con algún acto cultural o deportivo en el pueblo (un torneo de fútbol sala, bailes regionales, etc.) y decorando las calles con banderas blancas y verdes. Es una celebración más institucional, pero si estás por la zona en esa fecha, siempre habrá algún evento interesante.
Llegada la Semana Santa, Fuerte del Rey saca en procesión varias imágenes. Destaca especialmente el Domingo de Resurrección, cuando tiene lugar una curiosa tradición conocida como las “reverencias”. Yo no lo viví en persona, pero un vecino me enseñó un vídeo: en la plaza, las cofradías hacen que las imágenes del Cristo Resucitado y la Virgen se encuentren frente a frente y se “saluden” inclinándose (de ahí lo de reverencia) hasta que finalmente, en un gesto emotivo, las imágenes se juntan simulando un beso. La gente aplaude con entusiasmo este “encuentro” que simboliza la alegría de la Resurrección. También supe que el Viernes Santo y otros días se procesionan más imágenes por las calles estrechas del pueblo, en un ambiente de devoción íntima, con saetas espontáneas y tambores que resuenan entre las fachadas blancas. Si te interesa la Semana Santa rural, aquí vivirás una experiencia auténtica y cercana.
En primavera tiene lugar otra tradición muy arraigada: la Romería de la Virgen de la Cabeza. Fuerte del Rey, como muchos pueblos de Jaén, es muy devoto de la Virgen de la Cabeza (patrona de la región, con santuario en Sierra Morena). Existe una cofradía local que tiene su propia ermita en el Cerro de la Horca, a las afueras del pueblo. Cada año, el último domingo de abril, los cofrades y muchos vecinos realizan una romería: se reúnen temprano, llevan su estandarte y su bandera grande, y parten en caravana hacia el gran Santuario de la Virgen de la Cabeza en Andújar. Antes de salir, presencié en la plaza una tradición llamativa: el “revoloteo de banderas”. Consiste en que varios romeros hacen ondear enérgicamente unas enormes banderas al son de tambores y tamboriles, demostrando su destreza. Ver la bandera dar círculos en el aire mientras suenan los redobles me puso la piel de gallina – es una muestra de fervor y orgullo romero que solo entenderás cuando lo veas. Luego la comitiva partió, muchos en coches adornados y otros en tractoras, hacia la gran romería de la Cabeza. Si estás por Jaén en esas fechas y te animas, podrías acompañarlos hasta el santuario y vivir una romería andaluza en toda regla.
En mayo, la tradición agrícola marca el calendario: el 15 de mayo se celebra San Isidro Labrador, patrono de los agricultores. En Fuerte del Rey, que es un pueblo de raíces campesinas, San Isidro se festeja con una misa y, a veces, procesión del santo por los campos cercanos. No es una romería grande, pero los agricultores decoran sus tractores y remolques con ramas y flores, y salen en caravana tras la imagen del santo pidiendo un buen año de cosechas. Es muy bonito ver los tractores formando comitiva y a los niños montados celebrando el día del campo. Además, suelen organizar una comida popular: paella o carne a la plancha en el campo para todos los asistentes. Aunque yo no estuve justo ese día, la gente me contó que es una de sus fiestas favoritas por el ambiente campero y familiar.
Y llegamos al verano, cuando se celebran las Fiestas Patronales en honor a la Virgen del Rosario. Antiguamente, estas fiestas eran el 7 de octubre (día de la Virgen del Rosario), pero hace ya décadas las pasaron al tercer fin de semana de agosto para que pudieran venir los estudiantes y emigrantes en vacaciones, y evitar las posibles lluvias de otoño. Así que en agosto el pueblo está de feria. Te aseguro que Fuerte del Rey podrá ser pequeño, pero su fiesta es enorme en corazón. Durante tres o cuatro días, alrededor del tercer domingo de agosto, hay verbenas con música hasta la madrugada, atracciones para los más jóvenes, competiciones deportivas, y sobre todo la procesión solemne de la patrona el domingo. Tuve la fortuna de asistir a esta procesión de la Virgen del Rosario y fue realmente especial. La Virgen recorre las calles engalanadas con flores y colgaduras, acompañada por su banda de música. Lo singular aquí es que durante el recorrido se interpretan “salves”, unos motetes o cantos antiguos compuestos a inicios del siglo XX, dedicados a la Virgen. Antaño – me contaba un señor mayor – existía la costumbre de que la banda parase frente a determinadas casas para tocar una salve extra, pagada por algún devoto quizás cumpliendo una promesa o simplemente por lucimiento. Eso hacía que la procesión durase horas y horas, ¡la Virgen tardaba muchísimo en dar la vuelta al pueblo! Hoy el recorrido es más ágil, pero igualmente emotivo: los fieles cantan y aplauden, hay fuegos artificiales y un ambiente de devoción festiva que me emocionó. Después de la procesión, la fiesta continúa con la feria: casetas con música, bailes de sevillanas improvisados en la plaza y mucha alegría compartida. Si quieres conocer la esencia de Fuerte del Rey, venir en sus fiestas patronales de agosto es una apuesta segura.
Aparte de estas celebraciones principales, Fuerte del Rey tiene otras costumbres curiosas. Por ejemplo, al final de la campaña de recogida de la aceituna (en invierno, típicamente enero-febrero) se celebra “El Arremate”. Tuve la oportunidad de asistir a un arremate en un olivar cercano: básicamente es una comida campera que el dueño del olivar organiza para festejar el fin de la cosecha con sus cuadrillas de aceituneros. Se hace una gran lumbre en el campo y se prepara comida abundante – vi sarténes enormes de migas y asado de carne –. Todo el mundo canta coplillas populares y algunos se arrancan a bailar. Es una tradición privada de los trabajadores del campo, pero refleja el espíritu festivo y de agradecimiento tras el duro trabajo de la aceituna. A mí me invitaron a probar un plato de migas cortijeras y un vaso de vino, ¡y vaya si lo disfruté! Este tipo de vivencias te hacen apreciar la solidaridad y alegría sencilla de la gente del pueblo.
En conclusión, Fuerte del Rey puede ser un pueblo pequeño, pero su calendario festivo está repleto y sus tradiciones, muy arraigadas. Si organizas tu visita, fíjate en estas fechas clave: enero para San Antón, primavera para la romería y San Isidro, agosto para la feria patronal y, por supuesto, cualquier fecha en Semana Santa. Te garantizo que en cualquiera de esas ocasiones serás bienvenido por los fuerterreños (así se llama a los locales) y vivirás la cultura popular andaluza en su forma más pura y cercana. Yo me fui con el recuerdo imborrable de sus hogueras, sus canciones y la calidez con la que me integraron en cada celebración. ¡No hay mejor manera de conocer un lugar que a través de sus fiestas!
Gastronomía local y dónde comer
Hablemos ahora de uno de mis temas favoritos: ¡la comida! La gastronomía de Fuerte del Rey es la típica de la campiña de Jaén, sencilla pero sabrosísima, donde el protagonista indiscutible es el aceite de oliva virgen extra local. Como buen amante del aceite, puedo asegurarte que aquí prácticamente todo se cocina con ese oro líquido de cosecha propia, lo que da un sabor y aroma especiales a los platos.
En mi visita tuve oportunidad de probar varios platos típicos fuerterreños que te recomiendo buscar cuando vengas. Para empezar, nada más auténtico y simple que un buen hoyo de pan con aceite. El hoyo no es más que pan cateto (de pueblo), al que se le hace un hueco en la miga y se rellena de aceite de oliva, a veces con una pizca de sal, aceitunas y bacalao seco o arenque. Es increíble cómo algo tan sencillo puede saber tan bien; me supo a gloria tomarlo de desayuno, ¡y vaya energía te da para el resto del día!
Otro plato que me encantó fueron las migas cortijeras. Las prepararon unos amigos en una lumbre: migas de pan acompañadas de tropezones como chorizo, panceta, pimiento frito y uvas. Tradicionalmente este era un plato de los jornaleros del campo en días fríos, y créeme, llena bastante. Después de un plato de migas y un vaso de vino, ¡cualquiera sigue trabajando en el olivar contento!
Hablando de vino, aquí en invierno es típico tomar los picatostes con vino. Los picatostes son trozos de pan frito espolvoreados con azúcar (imagínatelos crujientes y dulces), que se suelen mojar en vino dulce o mistela. Es como una merienda-cena para entrar en calor. Tuve la oportunidad de probarlos una noche fresca de enero junto a la chimenea, y fue una delicia reconfortante.
En verano, cuando aprieta el calor, triunfan platos fríos como el ajoblanco y la pipirrana. El ajoblanco es una sopa fría de almendras, ajo, pan, agua y aceite, muy típica andaluza; en Fuerte del Rey la preparan muy bien, bien cremosa y servida con uvas o melón. La pipirrana, por su parte, es una ensalada de tomate, pimiento verde, cebolla y pepino cortados muy menudos, aliñada generosamente con aceite de oliva, vinagre y sal. Es sencilla pero refrescante, y con el aceite local sabe de escándalo. Me comentaban que aquí a veces le añaden atún o incluso aceitunas partidas para enriquecerla – cada casa tiene su toque.
No puedo dejar de mencionar los potajes y guisos tradicionales. En Cuaresma y Semana Santa es costumbre el potaje de bacalao con garbanzos y espinacas, un guiso lento con su sofrito de tomate y pimentón, muy nutritivo y sabroso. Tuve la suerte de que una vecina, la señora María, me invitara a comer un Viernes Santo y me sirvió un plato de este potaje… ¡para chuparse los dedos! También preparan andrajos (un guiso con tortas de harina en caldo con liebre o conejo) en temporada de caza, y gachas dulces en noviembre por los Santos, aunque estas últimas son más generales de la provincia.
En repostería, Fuerte del Rey comparte dulces con la comarca de Jaén: hornazos de Pascua (pan dulce con un huevo duro en el centro, que aquí curiosamente compran en panaderías de Jaén capital y lo llevan al pueblo para el Domingo de Resurrección), roscos fritos bañados en azúcar, pestiños y mantecados en Navidad, etc. No hay un dulce exclusivo del pueblo que yo sepa, pero cualquiera de esos clásicos andaluces te los ofrecerán con orgullo y cariño. A mí me regalaron un paquete de ochíos, unos bollitos de aceite dulces con matalahúva (anís) típicos de Jaén, que estaban riquísimos para acompañar el café.
Ahora bien, ¿dónde puedes probar estas delicias si vienes de visita? Al ser un pueblo pequeño, no esperes restaurantes gourmet ni una gran oferta de locales. Más bien encontrarás bares de cocina casera donde te sentirás como en familia. Yo comí varias veces en el Bar de la Plaza (fácil de ubicar, justo frente al Ayuntamiento). Es un bar sencillo, de esos de tapas y menú del día, pero ¡qué bien se come! Allí degusté unas tapas de lomo de orza, aceitunas aliñadas caseras, y un guiso de habas con jamón que me supo a gloria. Pregunté por la receta y la cocinera salió a explicarme, así de cercana es la gente. También probé en el mismo bar unas berenjenas en vinagre caseras que me sacaron como detalle, y claro, acabé pidiendo un botecito para llevar.
Otro sitio que mencionan los lugareños es la Peña Flamenca, que aunque es un local social, a veces organiza comidas y eventos abiertos, sobre todo en feria o fechas señaladas. Si tienes la oportunidad de coincidir con alguna jornada gastronómica (por ejemplo, suelen hacer en otoño una fiesta de la matanza popular donde preparan chorizos, morcillas y carne de cerdo a la brasa en la plaza), ¡no te la pierdas! Probarás los embutidos de la matanza local, que son otro punto fuerte de la gastronomía (chorizos, morcillas y salchichas frescas hechas de forma artesanal, con ese sabor potente a pimentón y ajo).
Si buscas algo más formal o variedad, a pocos kilómetros tienes opciones. Jaén capital está a 15 minutos en coche, y allí encontrarás desde tabernas tradicionales hasta restaurantes de nuevo concepto. Pero entiendo que cuando uno visita Fuerte del Rey quiere comer por la zona para no moverse mucho. En pueblos cercanos como Torredelcampo o Villardompardo también hay bares de renombre. Por ejemplo, en Torredelcampo (10 min en coche) está el Mesón Río Chico, conocido por sus carnes a la brasa, y en Villardompardo está Casa Herminia, que me recomendaron por sus platos caseros, aunque yo no llegué a ir.
Otra opción curiosa: a unos 7 km en dirección a Cazalilla hay una venta de carretera llamada Los Mellizos (en la A-311), que es mitad hostal mitad restaurante. Allí paré a tomar café y vi que tenían un menú del día económico con platos muy de la tierra. No llegué a almorzar, pero la chica de la barra me comentó que suelen preparar guisos del día: un día lentejas, otro día arroz caldoso, etc., además de los platos a la carta (carnes, ensaladas, etc.). Puede ser un buen sitio si estás de ruta y quieres comer algo rápido pero casero.
Mi recomendación general para comer en Fuerte del Rey es: prueba los productos locales siempre que puedas. Compra una botella de aceite virgen extra en la cooperativa o tienda local (te servirá luego de recuerdo o regalo), degusta las aceitunas aliñadas que con seguridad te pondrán de tapa, y no dudes en entablar conversación con los dueños de los bares sobre la comida. La gente aquí está orgullosa de su cocina y, como comprobé, les encanta explicar sus recetas y tradiciones culinarias. Gracias a eso aprendí muchísimo – como que antiguamente en la recogida de la aceituna se llevaba al tajo una cosa llamada caldera, que era una especie de gazpacho caliente con pan y aceite que tomaban a media mañana… pequeñas historias gastronómicas que solo conoces hablando con los locales.
¡Prepárate para comer bien! Fuerte del Rey ofrece una gastronomía humilde pero deliciosa, con el sello inconfundible del aceite de Jaén. Yo aún sueño con esas migas al calor de la lumbre y con el sabor del hoyo de pan y aceite al amanecer. Y es que, a veces, en la sencillez está el gusto – y este pueblo lo demuestra con creces.
Alojamiento en Fuerte del Rey y alrededores
Puede que ahora te estés preguntando: “Muy bien, todo suena genial, ¿pero dónde me quedo si voy?”. Al ser Fuerte del Rey un pueblo pequeñito, la oferta de alojamiento dentro del casco urbano es limitada. No esperes encontrar grandes hoteles ni nada por el estilo; aquí la experiencia es más de turismo rural.
Durante mi estancia, opté por alojarme en una casa rural en las cercanías, y fue todo un acierto. Existen varias casas rurales y cortijos acondicionados para visitantes en el entorno (muchos se anuncian en plataformas de turismo rural). Por ejemplo, a pocos kilómetros del pueblo está la Casa Rural Cortijo Cuatro Vientos, que es un antiguo cortijo andaluz restaurado, con piscina y vistas a los olivos – ideal si vienes en grupo o en familia y quieres tranquilidad total. También escuché buenas referencias de la Casa Tía Any, otra vivienda rural con encanto rústico situada camino de Jaén. Estas casas suelen ofrecerte la experiencia completa: chimenea, barbacoa, y la posibilidad de disfrutar de la noche estrellada en el campo. Imagínate tras un día de excursión, relajarte en el patio con un cielo limpio de contaminación lumínica… ¡una gozada!
Si prefieres algo más urbano o simplemente más servicios, la opción más cercana es alojarte en Jaén capital. Al estar a solo 15 minutos en coche, muchos viajeros visitan Fuerte del Rey en una excursión de un día desde Jaén. En la capital tienes hoteles de todas las categorías, hostales, e incluso apartamentos turísticos. Puede ser práctico si quieres combinar tu visita al pueblo con recorrer la ciudad de Jaén (con su catedral, baños árabes, etc.). Yo inicialmente pensé hacer eso – quedarme en Jaén y venir por el día – pero al final la tranquilidad rural me sedujo y me quedé en el campo. Depende de los gustos de cada quien.
Otra alternativa intermedia: hay hostales y alojamientos sencillos en pueblos cercanos. Mencioné antes la venta Los Mellizos en la carretera, que también funciona como hostal con habitaciones básicas pero limpias, principalmente pensadas para transportistas o viajeros de paso. Si buscas solo pasar la noche sin florituras y continuar ruta, estos sitios de carretera son económicos y funcionales. También Torredelcampo (a 8 km) tiene algún hostalito y Mengíbar (a unos 20 km) cuenta con un par de hoteles de tipo medio.
Durante las fiestas de agosto, algunos visitantes que vienen a la feria patronal optan por quedarse en casas de familiares o incluso en Jaén, porque el pueblo se llena y como dije no hay infraestructura hotelera grande. Así que si planeas venir en feria y no tienes conocido, reserva con tiempo en Jaén o en alguna casa rural de la zona, para asegurar sitio.
Un detalle que me gustó: el Ayuntamiento de Fuerte del Rey en ocasiones promueve el camping habilitado durante eventos grandes. Por ejemplo, para la Romería de la Virgen de la Cabeza, vi que habilitaban un recinto para que la gente pudiera acampar con tiendas o caravanas la noche previa. Si eres aventurero y te gusta llevar tu tienda, podrías informarte si permiten acampar en algún espacio municipal (siempre pregunta antes en el Ayuntamiento o en la web local).
¿Dónde alojarse?: Mi sugerencia es vivir la experiencia rural en una casa o cortijo turístico de los alrededores para tener ese contacto con la naturaleza y la vida local. Si no, Jaén capital te ofrece toda la comodidad de la ciudad muy cerca. Lo importante es que, sea donde sea, podrás disfrutar de Fuerte del Rey durante el día y descansar a tu manera por la noche.
Yo, tras mis jornadas explorando, descansaba en un cuarto sencillo de la casa rural, pero con la ventana abierta escuchando los grillos y respirando el aire puro del campo. Despertar con el canto de un gallo lejano y el sol filtrándose entre olivos no tiene precio. Esa es la atmósfera que rodea a Fuerte del Rey y que hará tu estancia especial aunque el alojamiento sea modesto. Aquí la hospitalidad es la norma: los dueños de la casa rural me dejaron productos de la huerta para desayunar y me trataron como familia. ¡Te sentirás como en casa, te lo aseguro!
Cómo llegar y consejos prácticos para el visitante
Llegar a Fuerte del Rey es bastante sencillo, ya que está bien comunicado pese a su tamaño. ¿Cómo llegar? Te resumo las opciones principales y te doy algunos consejillos prácticos para que tu visita sea redonda:
En coche: Es la forma más cómoda. Desde Jaén capital son unos 15 km tomando la carretera A-311 en dirección a Andújar. Esta carretera provincial te lleva directamente hasta Fuerte del Rey en unos 20 minutos, atravesando un paisaje de olivar muy agradable. Si vienes desde la autovía A-4 (Madrid–Córdoba–Sevilla), la salida más cercana es la de Andújar; desde Andújar tomas también la A-311 hacia Jaén y en unos 25-30 minutos llegas al pueblo. Desde Córdoba, por ejemplo, yo tardé alrededor de 1 hora y cuarto en llegar (Córdoba->Andújar por autovía y luego la A-311). La carretera A-311 es de un carril por sentido, pero está en buen estado y señalizada. Solo precaución por la noche, porque no tiene iluminación y puede haber tramos con curvas suaves entre olivos. Por lo demás, un trayecto sin complicaciones.
Una vez en Fuerte del Rey, no tendrás problema de estacionamiento: puedes aparcar gratis en las calles. Lo mejor es dejar el coche en la entrada del pueblo o cerca de la Plaza de la Constitución (hay una plazoleta donde suele haber sitio, salvo en fiestas). Al ser pequeño, lo recorrerás a pie fácilmente. De hecho, te animo a caminarlo para apreciar los detalles.
En transporte público: Si no dispones de coche, existe línea de autobús interurbano que conecta Jaén con Fuerte del Rey. La empresa Cambus (Consorcio de Transportes) opera un autobús de la línea M-15 que hace el recorrido Jaén – Fuerte del Rey – Lahiguera – Andújar. De lunes a viernes hay varias frecuencias al día (creo recordar que unas 6-7 idas y vueltas), y los sábados solo una por la mañana y otra por la tarde. No hay servicio en domingos ni festivos, ojo con eso. El bus sale de la Estación de Autobuses de Jaén; yo lo tomé una vez para la experiencia y el billete costó pocos euros. Tardó unos 30-35 minutos en llegar, haciendo paradas en pueblos intermedios. En Fuerte del Rey la parada te deja en la Avenida de Jaén, cerca del centro (el pueblo es tan chico que cualquier parada te viene bien). El autobús es una buena opción si vienes solo o no quieres conducir, aunque ten en cuenta los horarios limitados para la vuelta.
En bicicleta: Si eres cicloturista, la verdad es que la ruta desde Jaén a Fuerte del Rey en bici de carretera es muy chula. Son 15 km con desniveles suaves, aptos para nivel medio, atravesando paisajes de olivar. Vi bastantes ciclistas por la mañana temprano aprovechando la poca circulación de la A-311. Eso sí, no hay arcén ancho, ve con precaución y luces. Ya en el pueblo, moverse en bici es ideal, y puedes continuar hacia Cazalilla o Villanueva de la Reina por caminos rurales para alargar la ruta.
Consejos prácticos:
Clima: Ten en cuenta que los veranos aquí son muy calurosos. En julio y agosto fácilmente se alcanzan 38-40°C al mediodía. Si vienes en verano, planifica las actividades al aire libre a primera hora de la mañana o a partir de la tarde, y descansa a mediodía (la clásica siesta se justifica con este calor). Lleva gorra, gafas de sol, crema solar y agua siempre. En cambio, los inviernos son fríos pero no extremos: mínimas de 2-4°C por la noche y días suaves de 12-15°C, eso sí, con un viento fresquito. Abrigo en capas es lo mejor en invierno, porque al sol se está bien pero la sombra es fría. Para mí, la mejor época para visitar sería primavera (abril-mayo) u otoño (septiembre-octubre), cuando el campo está verde o florecido y el clima es muy agradable, con temperaturas medias de 20-25°C. Además, en primavera pillas las fiestas de romería y San Isidro, y en otoño podrías ver la preparación de la aceituna.
Ropa y calzado: Trae calzado cómodo, sobre todo si vas a caminar por el pueblo (calles empedradas) o por el campo. Unas zapatillas deportivas sirven; botas de senderismo solo si harás rutas largas por terreno irregular. Ropa casual está bien; aquí la gente viste sencillo, no necesitas nada muy elegante a menos que quieras ir arreglado a alguna verbena en feria, pero incluso en fiestas la mayoría va en vaqueros o ropa de verano normal. Si vienes en época de fiestas religiosas importantes (Semana Santa, etc.), quizás lleva algo un poco más arreglado si piensas asistir a actos religiosos, por respeto, pero tampoco es muy estricto.
Servicios básicos: En Fuerte del Rey hay tiendas pequeñas de alimentación, panadería, farmacia, etc., para cualquier cosa que necesites del día a día. No obstante, recuerda que al mediodía muchas cierran (de 14h a 17h aprox) y los domingos apenas abre nada. Así que planifica tus compras de agua, snacks o lo que sea con antelación. Cajero automático creo que solo hay uno (de Caja Rural) en el pueblo, así que lleva algo de efectivo por si acaso (en los bares pequeños a veces es preferible pagar en efectivo, aunque ya casi todos tienen datáfono). Gasolinera no vi en el casco urbano – la más cercana está en Torredelcampo o Jaén, así que llena el depósito antes de llegar si vienes en tu coche.
Salud y emergencias: Para tranquilidad, hay un consultorio médico en el pueblo (en horario diurno) y un servicio de urgencias a 15 km en Torredelcampo, además del Hospital de Jaén a 20 min. El número de emergencias en España es el 112, por si necesitases algo urgente. Pero esperemos no haga falta nada de eso.
Conocer gente: Los fuerterreños son muy amables. No dudes en saludar con un “¡buenos días!” cuando entres a una tienda o te cruces con alguien por la calle – enseguida noté que así abría conversación fácil. Preguntar por indicaciones o recomendaciones suele terminar en una charla sobre la historia del pueblo o anécdotas divertidas. A mí, por ejemplo, un anciano me terminó contando cómo era la escuela franquista en los años 50 cuando le pregunté por la Torre de María Martín… así de cercanos son. Disfruta esas conversaciones, son parte del viaje.
Respeto y sostenibilidad: Cuando camines por zonas de cultivo o caminos rurales, recuerda que son propiedades privadas en su mayoría. No pasa nada por pasar, la gente está acostumbrada, pero no dejes basuras y respeta los olivos. Si es época de recogida (diciembre-enero), ten cuidado al aproximarte a las cuadrillas para no entorpecer su labor, aunque suelen recibir con simpatía al visitante (¡igual hasta te invitan a varear un olivo para que pruebes!). En las fiestas religiosas, respeta las tradiciones aunque no participes activamente: por ejemplo, quítate el sombrero o gorra al pasar la Virgen en procesión, y sigue las instrucciones de los organizadores.
En cuanto a información turística, no hay oficina de turismo como tal en Fuerte del Rey, pero el Ayuntamiento te puede facilitar planos o folletos si los pides. También la web municipal (cuando funciona) y el portal de turismo de la Diputación de Jaén tienen apartados con datos del pueblo. De todas formas, con esta guía que estás leyendo creo que llevas más que suficiente 😉.
Resumiendo, venir a Fuerte del Rey es fácil tanto en coche como en autobús, y una vez aquí todo es cercano y manejable. Sigue estos consejillos básicos y te aseguro que tu experiencia será muy positiva. Yo me marché de este lugar con el corazón contento y la maleta llena de aceite, dulces y buenos recuerdos. ¡Ahora te toca a ti vivirlo!
Preguntas frecuentes (FAQ)
¿Dónde está Fuerte del Rey y cómo es el pueblo?
Fuerte del Rey es un municipio andaluz que se encuentra en la provincia de Jaén, a unos 15 km al noroeste de la ciudad de Jaén. Es un pueblo pequeño, de aproximadamente 1.300 habitantes, enclavado en la campiña olivarera jiennense. Su entorno está dominado por campos de olivos y algunas tierras de cereal, con colinas suaves. El pueblo en sí es tranquilo y pintoresco, con casas encaladas, una iglesia parroquial del siglo XVIII y una plaza central donde transcurre la vida local. Ideal para quienes buscan conocer la Andalucía rural auténtica.
¿Por qué se llama Fuerte del Rey?
El nombre proviene de la época medieval. En este lugar existió una fortaleza o fuerte que pertenecía al rey, situada en la frontera entre los territorios controlados por la Corona de Castilla (Jaén) y los dominios de la Orden de Calatrava. Originalmente el asentamiento se llamó “Fuente del Rey” por un manantial real en la zona, pero hacia el siglo XVIII pasó a llamarse Fuerte del Rey, evocando aquella antigua fortificación real. Aunque ese fuerte ya no existe como tal, el nombre perdura como legado histórico.
¿Qué se puede ver en Fuerte del Rey?
A pesar de su tamaño, hay varios puntos de interés. En el casco urbano destacan la Iglesia de la Natividad de Nuestra Señora (finales del XVIII), de una sola nave y con una bonita espadaña, y la Antigua Fábrica de Harinas Nuestra Señora del Rosario, un edificio industrial de 1930 que está catalogado como Bien de Interés Cultural y en proceso de convertirse en museo. Paseando por el pueblo encontrarás también la Plaza de la Constitución con el Ayuntamiento y casas típicas. En las afueras, para los interesados en la historia, se pueden visitar los restos de la Torre de María Martín (atalaya medieval) y acercarse al Yacimiento íbero de Las Atalayuelas, donde hubo un oppidum ibérico. También es agradable ver la Fuente de Regomello, un manantial histórico. Más que grandes monumentos, Fuerte del Rey ofrece un conjunto de rincones históricos y la experiencia de un pueblo rural andaluz.
¿Cuándo son las fiestas y qué tradiciones tienen?
Las fiestas principales son: en enero San Antón (17 de enero) con hogueras populares por la noche; en Semana Santa (marzo/abril) varias procesiones, destacando el Domingo de Resurrección con la tradición de las “reverencias” entre imágenes; a finales de abril la Romería de la Virgen de la Cabeza (coincidiendo con la gran romería en Andújar, último domingo de abril); el 15 de mayo San Isidro Labrador, con procesión y actos en el campo; el tercer fin de semana de agosto se celebran las Fiestas Patronales en honor a la Virgen del Rosario, que son la feria grande del pueblo, con verbenas, actividades lúdicas y la procesión de la patrona el domingo. Otras celebraciones incluyen la Cabalgata de Reyes Magos (5 de enero) y el Día de Andalucía (28 de febrero) con eventos locales. En cuanto a tradiciones, son curiosos el “Arremate” (comidas campestres tras la cosecha de la aceituna) y el revoloteo de banderas en la romería. Cualquier fecha festiva es buena para visitar y vivir el ambiente participativo de sus vecinos.
¿Cuál es la mejor época para visitar Fuerte del Rey?
Depende de tus intereses. Si quieres buen clima para actividades al aire libre, primavera (abril-mayo) y otoño (septiembre-octubre) son ideales, con temperaturas suaves y campos verdes o floridos. En primavera además podrás ver la romería y San Isidro. Si te interesa la fiesta grande, ven en agosto durante las Patronales para vivir la feria y la procesión de la Virgen del Rosario, aunque ten en cuenta que hará calor. Invierno (diciembre-enero) es frío pero es temporada de aceituna, con lo cual podrías ver el ambiente de la recogida de la oliva y disfrutar San Antón con sus hogueras. En resumen, primavera y otoño por clima; verano por fiestas (y noches cálidas con verbenas); invierno por tradiciones como San Antón y la estampa de la campiña invernal.
¿Cómo llego hasta Fuerte del Rey desde Jaén u otras ciudades?
La manera más directa es en coche. Desde Jaén toma la carretera A-311 dirección Andújar y en 15 km (unos 20 min) estarás en Fuerte del Rey. Desde Madrid o Córdoba lo mejor es venir por la autovía A-4 hasta Andújar y allí tomar la A-311 hacia Jaén. También hay autobuses interurbanos desde Jaén capital (línea M-15 Jaén–Andújar) con varias frecuencias entre semana. En tren no es viable directo, el tren más cercano llega a Jaén o Andújar y desde allí habría que coger bus o taxi. Si viajas en avión, el aeropuerto más cercano es Granada o Málaga, combinando luego transporte terrestre. El pueblo en sí es pequeño y se recorre a pie sin problema; puedes llegar en coche y aparcar fácilmente en la plaza o sus inmediaciones.
¿Hay opciones de alojamiento en Fuerte del Rey?
Dentro del pueblo como tal no hay hoteles tradicionales. Las opciones de alojamiento pasan por casas rurales y pequeños hostales en la zona. En las cercanías de Fuerte del Rey hay casas rurales muy acogedoras (por ejemplo, Cortijo Cuatro Vientos, Casa Tía Any, entre otras) que se pueden alquilar completas. También existe un hostal-restaurante en la carretera (Los Mellizos, a pocos km) con habitaciones sencillas. Otra alternativa es alojarse en Jaén capital (a 15 minutos en coche), donde encontrarás desde hoteles hasta pensiones, y hacer la visita al pueblo en el día. Muchos visitantes optan por esta última opción por la cercanía. Si planeas ir en fechas de fiesta grande (agosto, romería), reserva con antelación ya sea casa rural u hotel en Jaén, pues la demanda puede subir. En general, la zona ofrece alojamientos rurales tranquilos más que grandes instalaciones hoteleras, acorde al turismo calmado de interior.
¿Qué platos típicos puedo probar y algún lugar recomendado para comer?
La gastronomía local se basa en el aceite de oliva virgen extra. Algunos platos típicos son las migas cortijeras (migas de pan con chorizo, panceta, etc.), el ajoblanco (sopa fría de almendra), la pipirrana (ensalada de tomate, pimiento, cebolla…), los potajes de garbanzos con bacalao en Semana Santa, el hoyo de pan con aceite, los picatostes con vino (pan frito con azúcar acompañado de vino dulce), y dulces tradicionales como hornazos, roscos fritos o pestiños. También destacan los embutidos caseros de la matanza (chorizo, morcilla). Para comer, en el pueblo hay bares de comida casera donde suelen ofrecer tapas y platos del día. El Bar de la Plaza (frente al Ayuntamiento) es un punto de encuentro donde podrás tapear y quizás probar alguna especialidad local si preguntas (por ejemplo, lomo de orza, guisos caseros, etc.). En localidades cercanas o en la carretera existen restaurantes sencillos: en Torredelcampo y Villardompardo hay mesones conocidos por comida tradicional, y en la carretera A-311 la venta/hostal Los Mellizos sirve menús caseros. Si buscas más variedad, Jaén capital está muy cerca y allí la oferta gastronómica es amplia (no te pierdas probar la famosa aceituna aceitosa y la pipirrana jiennense en alguna taberna). En resumen, en Fuerte del Rey come como un local: de bar en bar con tapas, o en el comedor del bar un guisito casero, siempre regado con buen aceite de la tierra. ¡Tu paladar disfrutará!
¿Qué puedo hacer en los alrededores de Fuerte del Rey?
Al estar en el centro de la provincia de Jaén, Fuerte del Rey puede ser base para explorar otros lugares. A unos 15-20 minutos tienes Jaén capital, con su imponente Catedral renacentista, el Castillo de Santa Catalina y baños árabes – altamente recomendable. Hacia el norte, en media hora llegas a Andújar, famosa por el Santuario de la Virgen de la Cabeza (en plena Sierra Morena, donde también puedes hacer senderismo y avistar fauna en el Parque Natural Sierra de Andújar). Si te interesa la historia íbera, a 30 minutos está Porcuna con su Museo Arqueológico y la Torre de Boabdil. Y por supuesto, todo el entorno de la campiña ofrece rutas de olivar, cortijos y otros pueblos blancos (como Cazalilla, Villanueva de la Reina, etc.) poco turísticos pero con encanto local. Incluso podrías acercarte a algún museo del aceite: el más cercano es el Museo Terra Oleum en Mengíbar (a 20 km), donde aprenderás todo sobre el aceite de oliva de forma interactiva. En definitiva, desde Fuerte del Rey tienes opciones tanto culturales como de naturaleza en un radio corto. Si dispones de coche, los desplazamientos son fáciles. Y si no, la proximidad a Jaén te permite enlazar excursiones. No dudes en preguntar a los lugareños: ellos te sugerirán con orgullo otros rincones menos conocidos que vale la pena conocer por los alrededores.
¡Espero que estas preguntas y respuestas resuelvan tus dudas y te animen a visitar Fuerte del Rey! Cualquier otra cosa, ya sabes, este pueblo y su gente siempre tienen las puertas abiertas al viajero. Disfruta de tu experiencia en este rinconcito de Jaén.