Fuensanta de Martos: guía completa de un pueblo con historia, naturaleza y tradición

Cuando viajé por la provincia de Jaén, descubrí un pequeño tesoro escondido entre colinas de olivos: Fuensanta de Martos. Se trata de un pueblo andaluz de unos 3.000 habitantes, ubicado a unos 700 metros de altitud en la comarca de la Sierra Sur. Su nombre, Fuensanta, significa «fuente santa», y pronto entenderás por qué: aquí brotan historia, leyendas y tradiciones en cada rincón. En cuanto puse un pie en sus calles tranquilas, me envolvió el ambiente acogedor de la vida rural jiennense. Fuensanta de Martos (Jaén) combina un rico patrimonio histórico con una naturaleza privilegiada, y presume de costumbres únicas como una representación de Semana Santa que me dejó sin palabras. En esta guía te hablaré en primera persona de todo lo que aprendí y viví en Fuensanta de Martos: su historia, qué ver y hacer, las mejores rutas por la naturaleza, sus fiestas más entrañables, la deliciosa gastronomía local, dónde puedes alojarte, cómo llegar y algunos consejos prácticos para que tu visita sea inolvidable. ¡Acompáñame a descubrir este encantador rincón de Jaén!

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Historia y patrimonio

Fuensanta de Martos tiene orígenes vinculados a la cercana Martos, ciudad de la que formó parte históricamente bajo la Orden militar de Calatrava en la Edad Media. Cuenta la leyenda local que, en el Cerro del Calvario a las afueras del pueblo, la Virgen de la Fuensanta se le apareció a un pastor cordobés siglos atrás. Según me contaron los vecinos, la Virgen pidió allí la construcción de una ermita; de hecho, se llegó a levantar un pequeño templo junto a la Fuente Negra (un manantial al que se atribuyeron propiedades milagrosas, dando origen al nombre del pueblo). Lamentablemente, una gran riada destruyó aquella primitiva ermita, y con el tiempo la imagen de la patrona fue trasladada al templo principal del casco urbano. Esta mezcla de fe y leyenda forma parte de la identidad fuensanteña y todavía se recuerda con devoción.

Paseando por el centro histórico, pude apreciar varios monumentos destacados que hablan de la historia y el patrimonio de Fuensanta:

  • Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Fuensanta: Es el monumento más emblemático del pueblo. Construida en el siglo XVI, esta iglesia de estilo renacentista sobrio domina la plaza central con su robusta torre campanario. Al entrar, me sorprendió su interior de planta de cajón dividida en tres naves, sostenidas por columnas de capiteles dóricos. A pesar de no ser un templo ostentoso, tiene una elegancia sencilla que refleja la devoción del pueblo. La fachada principal es sencilla, pero fíjate en la portada lateral que da al Paseo de los Naranjos: frente a ella se encuentra la famosa Fuente de la Negra, creando un eje perfecto entre iglesia y fuente. La torre de la iglesia, integrada en una esquina del edificio, añade verticalidad al paisaje urbano; si tienes la suerte de verla al atardecer, entenderás por qué este lugar es tan especial.

  • Fuente de la Negra: Justo enfrente de la iglesia, en línea recta con su portada lateral, se sitúa esta fuente singular, muy querida por los fuensanteños. Su diseño actual data de mediados del siglo XX, elegido por votación popular entre los vecinos, lo que demuestra el cariño que le tienen. La fuente presenta una estructura cúbica simétrica, con tres arcos de medio punto de los que brota el agua, separados por un arco central más grande. Cuando la vi, entendí que más allá de su sencilla arquitectura, la Fuente de la Negra es un lugar de encuentro y un símbolo del pueblo. Dentro de una hornacina acristalada en la propia fuente se venera una pequeña imagen de la Virgen de la Fuensanta, de tamaño diminuto (unos 8 cm) pero de gran valor emocional. Ver el agua cristalina fluir entre las piedras mientras los rayos de sol la iluminan es una estampa llena de paz.

  • Antiguo Lavadero municipal: A pocos pasos de la fuente, siguiendo el cauce del pequeño río (conocido por algunos como río de la Virgen), encontré el histórico lavadero público del pueblo. Construido en el siglo XVII, este lavadero techado era el lugar donde, hasta no hace tantas décadas, las mujeres del pueblo se reunían para lavar la ropa a mano en el canal central de agua. Su arquitectura es sencilla pero interesante: una nave alargada con arcos de medio punto rebajados (carpaneles) en la entrada y una curiosa columna central de estilo salomónico que sostiene parte del tejado. Al asomarme dentro, imaginé el bullicio de antaño, con conversaciones y canciones resonando mientras se hacía la colada. Hoy el lavadero permanece como testigo etnográfico de la vida comunitaria tradicional.

  • Fuente de Mateo de Inurria: Este es un dato curioso que aprendí investigando la historia local. Además de las fuentes públicas, Fuensanta atesora una pequeña fuente histórica dentro de una vivienda privada. Se trata de una fuente de piedra diseñada en 1851 por Mateo de Inurria, de apenas metro y medio de altura, que destaca por su armonía y proporción. Aunque está en el patio de la casa de una familia local y no es visitable libremente, su valor artístico es notable, hasta el punto de estar protegida legalmente como parte del patrimonio. Me pareció fascinante cómo incluso en el ámbito privado se esconde patrimonio: ¡un pequeño tesoro arquitectónico oculto tras las puertas de una casa!

  • Torre del Algarrobo: Los alrededores de Fuensanta de Martos también guardan vestigios de tiempos pasados. En lo alto del cerro del mismo nombre, a unos kilómetros del casco urbano, se alzan las ruinas de la Torre del Algarrobo, una antigua atalaya medieval. Esta torre de vigilancia fue construida en el siglo XIII, probablemente por la Orden de Calatrava, para controlar el territorio en la época de la frontera entre cristianos y nazaríes. Está declarada Bien de Interés Cultural, aunque desgraciadamente ha sufrido daños (incluso un acto vandálico en 2016 derribó parte de sus muros). Aun así, decidí acercarme caminando por un sendero entre olivos y encinas. Llegar hasta la torre tiene recompensa: las vistas desde el Cerro del Algarrobo son impresionantes, divisando campos infinitos de olivos y las sierras en el horizonte. Uno siente la historia en esas piedras gastadas mientras el viento susurra entre las ruinas.

  • Torrevieja (de Cazalla): Otra torre histórica marca el límite del municipio con Martos. Conocida como Torrevieja o simplemente «La Torre», formaba parte del antiguo sistema defensivo de la Orden de Calatrava tras la Reconquista. Aunque no es tan accesible, se sabe que esta torre también data del siglo XIII y que sirvió como puesto de vigilancia. Está igualmente protegida como Bien de Interés Cultural. Si eres amante de la arqueología o la historia militar medieval, saber de estas torres y, si tienes tiempo, localizarlas, añade contexto a la visita (aunque en mi caso, con una sola jornada, preferí enfocarme en el pueblo y la Torre del Algarrobo que estaba más cercana).

  • Otros rincones con encanto: Paseando por Fuensanta encontré otros lugares dignos de mención. El Ayuntamiento actual, por ejemplo, es un edificio moderno de finales del siglo XX que se integra en la plaza principal, y junto a él hay un edificio apodado «El Hotel» (no es un hotel en funcionamiento, sino un antiguo caserón cuya arquitectura evoca aquellos balnearios tranquilos de antaño, hoy reconvertido para uso municipal). También existen varias ermitas en los alrededores rurales: la Ermita de los Encinares (en la aldea del mismo nombre, donde cada 15 de mayo se lleva a cabo una romería de San Isidro), la Ermita de La Ribera (dedicada a la Virgen del Carmen) y la Ermita de Regüelo (en la pedanía de El Regüelo, consagrada a la Virgen de Fátima). Aunque pequeñas, estas ermitas rurales reflejan la profunda religiosidad popular de la zona y, si cuentas con vehículo, podrías visitarlas en un recorrido por el término municipal.

En cada calle de Fuensanta de Martos respiras esa mezcla de historia y tradición. Yo disfruté muchísimo contemplando su patrimonio arquitectónico, desde las portadas de la iglesia hasta las fuentes y lavaderos. Pero Fuensanta no es solo piedra e historia; también es vida cotidiana, naturaleza y celebraciones singulares, como te cuento a continuación.

Qué ver y hacer

A pesar de su tamaño, en Fuensanta de Martos hay muchas cosas por ver y disfrutar. Te recomiendo empezar la visita en la Plaza de la Constitución, el corazón del pueblo, donde se ubica la Iglesia de la Fuensanta y el Ayuntamiento. Desde aquí, estas son algunas actividades y lugares que más me gustaron:

  • Recorrer el casco urbano: Dedica un tiempo a pasear por las calles de Fuensanta. El centro es pequeño y fácilmente caminable. Encontrarás casas encaladas, fachadas con rejas de hierro y macetas floridas, y rincones con mucho encanto andaluz. En mi paseo, descubrí el Paseo de los Naranjos, una alameda agradable junto a la iglesia donde, según la temporada, los naranjos desprenden un aroma delicioso. También me topé con varias fuentes además de la Fuente de la Negra, pues el agua es parte de la identidad local. Cada tanto, algún vecino me saludaba amablemente – aquí la gente es muy cercana con los visitantes.

  • Visitar la Iglesia y sus alrededores: Como mencioné, la Iglesia Ntra. Sra. de la Fuensanta es visita obligada. Si está abierta, entra un momento para admirar su interior y sentir la paz del templo. Al salir, siéntate un rato frente a la Fuente de la Negra y escucha el rumor del agua; es un lugar perfecto para descansar a la sombra en días calurosos. Justo al lado, tienes el parque municipal Nuestra Señora de la Fuensanta, un espacio verde que sirve de punto de encuentro para la comunidad. En mi visita, vi niños jugando y personas mayores charlando en los bancos del parque – un retrato de la vida cotidiana. Además, en este parque es donde se instala el “escenario” natural de la Pasión Viviente en Semana Santa, del que te hablaré en la sección de fiestas.

  • Ruta de las Fuentes y el Lavadero: Propongo este pequeño recorrido urbano que hice: partiendo de la Fuente de la Negra, camina unos metros hasta el antiguo lavadero municipal. Imagina la historia que alberga mientras observas su interior. Desde allí, puedes seguir un senderito junto al riachuelo y encontrar alguna que otra fuente más pequeña o acequia de riego tradicional. A mí me resultó muy interesante ver cómo el agua canalizada desde los manantiales ha sido vital para el pueblo (no olvidemos que “Fuensanta” alude a una fuente santa/milagrosa). Preguntando a un vecino, me contó que existen varios manantiales en el entorno, aunque muchos están en fincas privadas. Aun así, el paseo hasta las afueras me regaló vistas preciosas.

  • Miradores improvisados: Aunque Fuensanta no tiene miradores turísticos con cartel, te aseguro que las vistas desde ciertos puntos elevados del pueblo son espectaculares. Yo subí caminando por la calle que va hacia el cementerio (suele ser un buen truco en los pueblos para obtener panorámicas) y desde allí contemplé el caserío blanco rodeado de un mar de olivos. Al atardecer, los cerros de la Sierra Sur se tiñen de dorado y la estampa es digna de postal. Si te gusta la fotografía, trae tu cámara porque cada esquina brinda una composición interesante entre la arquitectura popular y el paisaje de fondo.

  • Visitar Martos u otros pueblos cercanos: Si cuentas con más tiempo, una buena idea es combinar tu visita a Fuensanta con otros destinos próximos. Martos, que está a unos 15 km, es una ciudad más grande con un importante patrimonio (su Peña, castillo e iglesias) y todos los servicios. Desde Fuensanta se llega en unos 20 minutos en coche. También hacia el sur tienes Alcalá la Real (ya en la provincia de Jaén limítrofe con Granada) con su imponente fortaleza de La Mota, o pueblecitos como Frailes y Los Villares en la sierra, cada uno con su encanto. Fuensanta de Martos es un lugar estratégico para explorar la Sierra Sur de Jaén, así que si dispones de varios días podrías hacer base aquí y hacer excursiones a diferentes localidades. (Enlaces internos recomendados: Martos, Jaén capital, Sierra Sur de Jaén).

En Fuensanta de Martos no te vas a aburrir si disfrutas del turismo rural auténtico. Es un pueblo para saborear sin prisas, apreciando los detalles, charlando con sus gentes (que siempre están dispuestas a contar una anécdota o indicar una senda) y dejándote llevar por el ritmo tranquilo del entorno.

Naturaleza y senderismo

Si algo caracteriza a la provincia de Jaén son sus olivares y sus sierras, y Fuensanta de Martos tiene un pie en cada mundo: se asienta entre la campiña olivarera y las estribaciones de la Sierra Sur. Como amante del senderismo, esto me pareció ideal: hay varias rutas de senderismo accesibles desde el pueblo, además de oportunidades para el ciclismo de montaña.

Fuensanta se encuentra a los pies de la Sierra de La Pandera, un macizo montañoso muy conocido en la zona (de hecho, la cima de La Pandera ha sido final de etapa en competiciones ciclistas por su dureza). Esta posición geográfica hace que el paisaje natural sea muy atractivo: colinas suaves cubiertas de olivos por un lado, y montes más elevados con encinares y matorral mediterráneo por otro. El río Víboras pasa cerca del término municipal y sus pequeños afluentes crean valles frescos. Gracias a esto, el clima aquí es ligeramente más suave en verano que en las llanuras circundantes.

Durante mi estancia, supe que el Ayuntamiento había señalizado recientemente tres rutas de senderismo y una ruta para BTT (bicicleta de montaña) en el entorno, para potenciar el turismo activo. Hablé con un senderista local y me describió brevemente las rutas: una de ellas recorre el Arroyo de la Umbría, entre huertas y olivares, ideal para escuchar el sonido del agua y los pájaros; otra asciende hacia la Torre del Algarrobo, combinando el interés histórico con panorámicas excelentes; y la tercera es un sendero circular que conecta varios parajes rurales (posiblemente pasando por las aldeas de Encinar o La Carrasca, y alguna fuente natural). Lamentablemente no tenía tiempo de hacer una ruta larga ese día, pero sí caminé un tramo del camino al Cerro del Algarrobo. La sensación de paz, con el aire puro de la sierra y vistas a cada paso, fue maravillosa. Si te gusta andar, trae calzado cómodo porque merece la pena explorar estos caminos. Puedes informarte en el Ayuntamiento o preguntar a los vecinos por las rutas de senderismo señalizadas, ya que suelen tener carteles de inicio en las afueras del pueblo.

Otra experiencia natural que te recomiendo es simplemente pasear entre los olivares. Al fin y al cabo, estás en la tierra del aceite de oliva. Yo tomé un sendero agrícola al atardecer y me vi rodeado de miles de olivos perfectamente alineados, con el sol poniente filtrándose entre sus ramas plateadas. Es un paisaje único y muy fotogénico, además de representativo de Jaén. En otoño e invierno, es frecuente ver a los campesinos vareando los olivos y recogiendo la aceituna; si visitas en época de cosecha (noviembre-enero), vivirás de cerca la actividad aceitera tradicional.

Para los más aventureros, la cercanía de montes más altos permite excursiones de mayor dificultad. Por ejemplo, subir a La Pandera (1.872 m de altitud) es una travesía posible desde las inmediaciones de Fuensanta, aunque es larga y requiere buen físico – la mayoría accede desde el vecino pueblo de Los Villares o Valdepeñas de Jaén, pero estando en la zona es una opción a considerar si eres montañero experimentado. Las vistas desde La Pandera abarcan toda la provincia de Jaén e incluso Sierra Nevada en días despejados.

Por último, si prefieres algo más relajado, observación de aves o simplemente disfrutar de la flora local también es posible. En los cerros alrededor vi volar águilas y gavilanes, y en primavera el campo se llena de flores silvestres (jaras, romero en flor, retamas…). Si tienes prismáticos, tráelos para deleitarte con la naturaleza.

Fuensanta de Martos ofrece un entorno natural privilegiado para desconectar. Desde rutas de senderismo de diferentes niveles, paseos en bici por caminos rurales sin tráfico (muy apropiados para BTT), hasta picnics en el campo aprovechando la sombra de una encina. Yo sentí que aquí la naturaleza y el pueblo conviven en armonía: en un momento estás en la plaza tomando un café, y a los diez minutos puedes estar caminando entre árboles centenarios con solo alejarte un poco.

Fiestas y tradiciones

Si hay algo que me quedó claro tras visitar Fuensanta de Martos es que, aunque pequeño, este pueblo vive sus fiestas con una intensidad y originalidad enormes. Tuve la suerte de conversar con varios habitantes que me contaron sobre sus celebraciones más importantes, e incluso volví en otra ocasión para coincidir con una de ellas. Estas son las fiestas y tradiciones fuensanteñas más destacadas:

  • Pasión Viviente de Semana Santa (Jueves Santo): Sin duda, la fiesta más singular de Fuensanta es la representación viviente de los últimos momentos de la vida de Jesús. Cada Jueves Santo al anochecer, los jóvenes del pueblo (y no tan jóvenes) se convierten en actores y escenifican la Última Cena, el Prendimiento, el Juicio de Pilatos, el camino al Calvario y la Crucifixión, todo ello al aire libre, aprovechando el entorno natural del parque y el paraje del Calvario. Tuve la oportunidad de presenciar esta Pasión Viviente y fue realmente conmovedor. Imagínate las escenas bíblicas cobrando vida entre los olivos y las rocas, con antorchas iluminando la noche y música sacra de fondo. El público (vecinos y visitantes de otros lugares) sigue a los actores por diferentes escenarios montados alrededor de la Fuente de la Negra y el parque, haciendo del espectador casi parte de la acción. Me impresionó la calidad interpretativa y el realismo que logran: por un momento te parece estar en Jerusalén de hace 2000 años. Esta tradición lleva décadas realizándose y es el orgullo del pueblo. Si puedes planear tu visita en Semana Santa, no te la pierdas. Eso sí, llega con tiempo porque se congrega bastante gente y conviene situarse bien para ver las escenas. La Pasión Viviente de Fuensanta de Martos es considerada una de las más destacadas de la provincia por su ambientación única.

  • Romería de San Isidro (15 de mayo): San Isidro Labrador es el patrón de Fuensanta (como de muchas localidades agrícolas de España) y aquí lo celebran con una entrañable romería campestre. Cada 15 de mayo, los fuensanteños se dirigen a la aldea de Encinares –a pocos kilómetros del pueblo– donde hay una ermita y un paraje rodeado de encinas. Yo asistí a esta romería un año y la experiencia fue muy auténtica: Por la mañana sacan en procesión la imagen de San Isidro, llevándola en un trono adornado con flores hasta Encinares. Detrás va un alegre cortejo de tractores engalanados, caballos y carros, además de familias andando. Una vez en el campo, se celebra una misa y luego viene lo mejor: una comida campestre comunitaria. Las familias y peñas extienden sus mantas y sacan las neveras, compartiendo tapas, paella, carne a la parrilla y buen vino bajo la sombra de los árboles. Hay música, bailes espontáneos (sevillanas, rumbas) y juegos para los niños. La sensación de comunidad y alegría es contagiosa; me invitaron a probar embutidos caseros y vino de la tierra, ¡imposible decir que no! Si te gusta vivir tradiciones rurales genuinas, la romería de San Isidro en Fuensanta te encantará.

  • Fiestas de Agosto: Durante la primera quincena de agosto se celebran las fiestas de verano del pueblo. Son unas fiestas populares con verbenas, música y actividades lúdicas que animan las noches cálidas. Aunque más modestas que en pueblos mayores, no faltan las casetas con música en vivo, concursos deportivos (como campeonatos de fútbol sala o petanca) y atracciones para los niños. Asistí a una verbena en la plaza y me lo pasé en grande bailando con los locales al ritmo de sevillanas y pasodobles. Lo mejor es el ambiente familiar: todo el pueblo sale a divertirse, desde los abuelos hasta los más jóvenes. Además, suele haber chiringuitos donde probar tapas y rebujito (bebida típica andaluza en ferias) mientras disfrutas de la música. Las fiestas de agosto son ideales para vivir la faceta más festiva y social de Fuensanta.

  • Ferias y Fiestas en honor a la Virgen de la Fuensanta (septiembre): La patrona del pueblo, la Virgen de la Fuensanta, tiene sus celebraciones en la segunda quincena de septiembre. Estas fiestas patronales mezclan lo religioso con lo lúdico. Comienzan con una procesión solemne donde la imagen de la Virgen es llevada por las calles engalanadas con flores y colgaduras, acompañada por devotos y música de banda. Es emocionante ver la devoción de la gente; muchos que emigraron regresan esos días al pueblo para estar con la Virgen. Junto a los actos religiosos (misas, ofrendas florales), hay un programa de eventos: fuegos artificiales, conciertos, actividades culturales y deportivas, y por supuesto más verbenas nocturnas. Me contaron que antaño estas fiestas se hacían alrededor del 8 de septiembre (Natividad de María), pero ahora se extienden en la segunda mitad del mes para aprovechar el fin de verano. Si buscas combinarlas con buen tiempo, septiembre es excelente: días cálidos, noches templadas y ambiente festivo pero sin las aglomeraciones del verano.

  • Otras celebraciones tradicionales: Fuensanta de Martos mantiene también algunas fiestas menores pero pintorescas. Por ejemplo, La Candelaria (2 de febrero) se conmemora con las típicas hogueras nocturnas: los vecinos encienden luminarias donde se reúnen para cantar y asar productos de la matanza (chorizo, morcilla, tocino) en torno al fuego, ahuyentando los males del invierno. San Juan (noche del 23 de junio) también se celebra con alguna fogata y, según me comentaron, es costumbre que los jóvenes se bañen los pies en el río o en la Fuente de la Negra a medianoche, como rito purificador. Asimismo, en julio se realiza la fiesta de la Virgen del Carmen con una romería o procesión hacia la ermita de La Ribera, cercana al río Víboras, donde se honra a esta advocación mariana con misa y comida popular. Aunque estas fiestas son más locales, si coincides en esas fechas te recibirán con los brazos abiertos – cualquier excusa es buena en Fuensanta para hacer comunidad en torno a una hoguera, una procesión o una buena comida.

Las fiestas de Fuensanta de Martos son el alma del pueblo. Vivir aunque sea una de ellas te permitirá entender su cultura y su forma de vida. Yo guardo un recuerdo entrañable de la hospitalidad con la que me integraron en sus celebraciones. No olvides consultar las fechas exactas cada año en el sitio web del Ayuntamiento de Fuensanta de Martos o en la oficina municipal, ya que pueden variar ligeramente y así planificar tu viaje para coincidir con la fiesta que más te interese.

Gastronomía y dónde comer

Uno de mis aspectos favoritos al viajar es probar la gastronomía local, y en Fuensanta de Martos, pese a ser un lugar pequeño, se come de maravilla. La cocina fuensanteña forma parte de la tradición culinaria de Jaén, con platos sencillos pero llenos de sabor, siempre acompañados del excepcional aceite de oliva virgen extra de la comarca (aquí prácticamente cada familia tiene olivos o conoce a alguien que produce su propio aceite).

Platos típicos y productos locales:
Durante mi estancia, tuve ocasión de saborear algunos platos caseros típicos. Uno de ellos fue la pipirrana, una ensalada fría muy popular en Jaén, hecha con tomate, pimiento verde, cebolla, ajo, aceite de oliva y a veces atún o huevo. En un día caluroso, una tapa de pipirrana bien fresca sienta de lujo. También probé el choto al ajillo, que es carne de cabrito (chivo) guisada con mucho ajo, hierbas y aceite de oliva; la carne queda tierna y muy sabrosa, es un plato estrella de la zona. Otra especialidad son los embutidos artesanales: Fuensanta es conocida en la comarca por sus fábricas tradicionales de embutido. De hecho, compré longaniza y salchichón de la marca local “La Abuela” (el carnicero me dijo que los elaboran con recetas de antaño, y el sabor lo comprobé en cada bocado). Si te gusta el buen jamón, chorizo o morcilla, aquí encontrarás productos de primera calidad. Además, no puedes irte sin catar el aceite de oliva virgen extra local – su sabor afrutado y aroma es magnífico; muchos vecinos venden aceite de sus propias cosechas, así que pregunta y quizá puedas llevarte una garrafa de recuerdo.

En días de frío, la gente de Fuensanta prepara platos de cuchara contundentes como el guiso de garbanzos con espinacas y bacalao (típico en Cuaresma), las migas de pan con tropezones (ideales tras la matanza) o gachas saladas. Yo no los probé por cuestión de temporada, pero me contaron recetas que sonaban deliciosas. También son aficionados a los postres caseros: roscos de anís, flores fritas, gachas dulces por Todos los Santos, etc., al más puro estilo tradicional.

¿Dónde comer en Fuensanta de Martos?
Al ser un pueblo pequeño, no esperes restaurantes gourmet ni una larga lista de locales. Más bien encontrarás bares familiares donde sirven tapas y platos caseros, y algún que otro mesón sencillo. Yo comí en el Bar – Restaurante Tenesy, un establecimiento modesto en la calle Real, donde los dueños me trataron como uno más. Allí disfruté de un menú del día económico con comida casera: de primero una ensalada y de segundo un estofado de carne con patatas, acompañado, cómo no, de aceitunas aliñadas para picar (en Jaén te ponen aceitunas con casi todo). Otro sitio popular entre los lugareños es el Bar de la Plaza, junto al Ayuntamiento, donde en la hora del aperitivo sirven tapas tradicionales con la consumición – la tortilla de patatas y los flamenquines estaban de rechupete. Si buscas desayunar, entra a cualquier cafetería o panadería temprano y pide tostadas con aceite y tomate: te traerán rebanadas de pan de pueblo recién tostado para que las empapes en el oro líquido local, una delicia simple que sabe diferente cuando el aceite es tan bueno.

En las pedanías y alrededores también hay ventas y merenderos de campo, sobre todo cuando hay eventos (por ejemplo, en la romería de San Isidro montan barras donde conseguir platos combinados y bocadillos). Y si te alojas en alguna casa rural, muchos ofrecen la posibilidad de encargar comidas caseras a las dueñas, algo muy recomendable para probar la auténtica cocina de la abuela.

Por supuesto, si buscas más variedad de restaurantes, Martos y Jaén capital están cerca y ofrecen desde tabernas típicas a restaurantes modernos. Pero honestamente, comer en Fuensanta tiene su encanto especial: todo es kilómetro 0, con sabor tradicional y atendido por gente que pone cariño en lo que cocina. Yo terminé mi visita brindando con un chato de vino de la Sierra Sur y unas aceitunas «machacás» en la barra de un bar, charlando con los parroquianos. Esa experiencia sencilla resumió la hospitalidad y buen comer de este pueblo.

Dónde alojarse

Fuensanta de Martos quizá no cuenta con grandes hoteles, pero ofrece alojamientos acogedores para quienes deseen pernoctar y vivir la tranquilidad del entorno rural. Las opciones principales son un pequeño hostal en el pueblo y varias casas rurales en la zona:

  • Hostal Banderas: Es el alojamiento más conocido dentro del pueblo, ubicado cerca del centro. Se trata de un hostal modesto de gestión familiar, con unas pocas habitaciones sencillas pero limpias y económicas. Aquí te sentirás como en casa; cuando me acerqué a preguntar, la dueña me mostró el comedor donde sirven desayunos tradicionales (¡con su tostada y aceite de oliva, por supuesto!). Si valoras dormir en pleno casco urbano y despertarte con el sonido del campanario, esta es tu opción. Además, al estar en el centro, tendrás los bares y tiendas a un paso.

  • Casa Rural El Regüelo: A unos 5-6 km de Fuensanta, en la pedanía de El Regüelo, se encuentra esta casa rural con mucho encanto. Es una vivienda tradicional rehabilitada para turismo, ideal si buscas un lugar tranquilo en mitad del campo. Dispone de varias habitaciones y capacidad para grupos o familias, además de piscina y chimenea, según su folleto. Lo bonito es que está rodeada de olivos y tienes vistas a las sierras. Muchos senderistas la usan de base para explorar la zona.

  • El Encinar de Cobo: Aunque figura como alojamiento en Martos, realmente está muy cerca de Fuensanta, en un antiguo cortijo andaluz restaurado. Ofrece habitaciones y también servicios como piscina, jardines y zona de barbacoa. Es perfecto si viajas con un grupo grande y queréis algo con encanto rústico. Al estar en mitad de un encinar, el contacto con la naturaleza es total.

  • Otras casas rurales cercanas: En las localidades próximas o en el mismo término municipal hay otras opciones de turismo rural. Por ejemplo, Villa Fuentes (una casa amplia con jardín, utilizada para encuentros familiares), o apartamentos rurales sencillos que se pueden encontrar en plataformas de alquiler vacacional. Te sugiero buscar en sitios web de reservas rurales por “Fuensanta de Martos” ya que a veces aparecen alojamientos en un radio de 10-15 km que incluyen también opciones en Martos, Los Villares o Valdepeñas de Jaén.

Si prefieres hoteles con más comodidades, tendrías que alojarte en Martos (hay hoteles de 2-3 estrellas y otro hostal) o en Jaén capital (a 35 km, con una oferta más amplia incluyendo paradores y hoteles urbanos). Sin embargo, dormir en Fuensanta tiene la ventaja de la paz total: recuerdo que la noche que pasé allí se oían los grillos y poco más, el cielo estaba estrellado sin contaminación lumínica… una gozada para descansar.

Consejo: Si planeas venir en fechas de fiestas grandes (Semana Santa o las fiestas de septiembre), reserva con antelación el hostal o casa rural, porque al haber pocas plazas se llenan rápido con visitantes y gente del pueblo que regresa esos días. También, si tu idea es hacer senderismo, una casa rural en las afueras te permitirá salir andando directamente a las rutas por la mañana.

En Fuensanta de Martos encontrarás alojamiento sencillo pero auténtico. Yo opté por el hostal en pleno centro para vivir el ambiente del pueblo, pero si vuelvo con un grupo de amigos probablemente alquilemos una casa rural para disfrutar de una barbacoa entre olivos y esa piscina con vistas. ¡Ambas opciones suenan genial según el tipo de viaje que busques!

Cómo llegar

Fuensanta de Martos, al estar situada en el interior de Jaén, requiere un poco de planificación para llegar, pero tiene buenas conexiones por carretera y se puede acceder fácilmente tanto en coche como en transporte público:

  • En coche: La forma más cómoda de llegar es en vehículo propio. Fuensanta de Martos se encuentra aproximadamente a 35 km de Jaén capital, a 15 km de Martos y a unos 75 km de Granada. Desde Jaén, el recorrido en coche es de unos 30-40 minutos. Puedes tomar la autovía A-316 en dirección Martos/Alcaudete y desviarte cerca de Torredonjimeno hacia la JA-3303 que conduce a Fuensanta. Otra ruta alternativa, algo más corta en distancia pero más lenta, es salir de Jaén por la carretera hacia Los Villares (JA-3303 desde el otro extremo) pasando por puerto de montaña, que te deja directamente en Fuensanta tras unos paisajes muy bonitos. Desde Martos, apenas 15-20 minutos por la JA-3303 hacia el este (la carretera local que une Martos con Fuensanta). Si vienes desde Granada, lo habitual es ir hasta Alcalá la Real por la N-432, y allí tomar la A-344 que conecta con Martos/Fuensanta, calculando alrededor de 1 hora y 15 minutos de viaje total. Desde Córdoba son unos 120 km: podrías ir por autovía hasta Lucena y luego subir por Cabra-Alcaudete, o vía Jaén; en cualquier caso unas 2 horas de trayecto. Las carreteras comarcales hacia Fuensanta están en buen estado en general, con tramos curvos al acercarte por la sierra. El estacionamiento no es problema: puedes dejar el coche en la misma plaza o calles adyacentes sin coste, dado que es un pueblo pequeño sin zona azul ni aparcamientos de pago.

  • En autobús público: Sorprendentemente, Fuensanta de Martos dispone de servicio de autobús interurbano conectado con Jaén y Martos, gracias al Consorcio de Transporte Metropolitano. La línea M-0209 (también identificada como línea 648) realiza el recorrido Jaén – Torredelcampo – Torredonjimeno – Martos – Fuensanta de Martos. Hay varias frecuencias al día de lunes a viernes (por ejemplo, desde Jaén suele haber salidas por la mañana temprano, mediodía y tarde). El viaje en bus toma alrededor de 1 hora desde Jaén, ya que va haciendo paradas en los pueblos del camino. Yo tomé este autobús en una ocasión desde Jaén: salió de la estación de autobuses de Jaén, pasó por Torredelcampo, Torredonjimeno, Martos y finalmente me dejó en la entrada de Fuensanta, cerca de la plaza principal. Es una opción económica (el billete cuesta unos pocos euros) y cómoda si no tienes coche. Eso sí, verifica los horarios actualizados en la página del consorcio de transportes de Jaén o en el Ayuntamiento, porque pueden cambiar según la época del año y hay menos servicios los fines de semana. Los sábados suele haber solo un autobús al mediodía, y domingos/festivos a veces ninguno, así que planifica acorde.

  • En tren: No hay estación de tren en Fuensanta ni en Martos (la línea de tren más cercana pasaba por Jaén y Andújar). Así que si vienes en ferrocarril, el destino sería la estación de Jaén capital y allí transbordar a bus o alquilar coche. Desde Madrid, Barcelona u otras ciudades mayores, puedes llegar en tren a Jaén (o en AVE hasta Córdoba y luego enlace a Jaén), y el último tramo hacerlo por carretera.

  • En avión: Los aeropuertos más cercanos son el de Granada (GRX, a unos 85 km) y el de Málaga (AGP, a ~180 km). Si vienes del extranjero o lejos, lo lógico es volar a Málaga o Sevilla, alquilar coche y hacer un recorrido por Andalucía que incluya Jaén. Desde Málaga, Fuensanta de Martos está a unas 2 horas en coche (autovía A-45/A-92 hasta Alcalá la Real y seguir a Martos). Desde Sevilla son unas 3 horas.

Una vez en Fuensanta, moverse es sencillo a pie dado lo compacto del pueblo. Para visitar aldeas cercanas o las torres en los cerros, sí conviene tener coche, bici o contratar un taxi local (el Ayuntamiento suele tener listados de taxis rurales disponibles). Pero dentro del casco urbano lo harás todo caminando cómodamente.

Distancias aproximadas: Jaén 35 km; Martos 15 km; Los Villares 12 km; Valdepeñas de Jaén 18 km; Alcalá la Real 30 km; Granada 75 km; Córdoba 120 km. Esto te puede servir de referencia para planear rutas. Te sugiero llevar un mapa o usar GPS, aunque la señalización es bastante clara (verás carteles hacia Fuensanta de Martos en las vías principales de la zona).

Consejos prácticos para la visita

Después de mi paso por Fuensanta de Martos, aquí van algunos consejos y datos prácticos en primera persona que te ayudarán a planificar tu viaje y aprovecharlo al máximo:

  • Mejor época para viajar: Personalmente, recomiendo visitar Fuensanta en primavera o otoño. En primavera (abril y mayo), el campo de alrededor está verde y florecido, las temperaturas son agradables y coincide con eventos interesantes: Semana Santa en abril (si cae así ese año) o la romería de San Isidro en mayo. Yo estuve en abril y pude ver los últimos almendros en flor y sentir el ambiente previo a la Pasión Viviente. En otoño (septiembre y octubre), tras el calor veraniego, el clima vuelve a ser templado, es época de fiestas patronales en septiembre, y los olivares empiezan a prepararse para la cosecha, con bonitos tonos dorados a finales de otoño. El verano (junio, julio, agosto) es seco y caluroso; aunque las noches son algo más frescas que en el valle, en el día fácilmente se superan los 35°C. Aun así, en agosto el pueblo está animado por las fiestas y muchos fuensanteños que viven fuera regresan de vacaciones, por lo que hay ambiente. Invierno puede ser frío (algunas noches baja de 0°C) e incluso ver alguna escarcha o nevada ligera en los cerros cercanos, pero si no te importa el abrigo es tranquilo y coincide con la época de aceituna, lo cual también tiene su encanto rural. En resumen, evitaría solo las semanas más tórridas de verano a menos que tu plan sea estar en remojo en una piscina rural.

  • Duración de la visita: Fuensanta de Martos se puede recorrer en un día fácilmente debido a su tamaño. Una excursión de medio día desde Jaén o Martos te permitirá ver lo principal. Sin embargo, si quieres vivir la experiencia con calma, hacer alguna ruta de senderismo y disfrutar de su paz, quedarte una noche es genial. Yo pasé una noche y así pude cenar tranquilamente allí y ver el pueblo tanto de día como iluminado al anochecer. Si vas durante una fiesta importante, entonces sí conviene alojarse al menos esa noche para no tener que viajar de vuelta tarde.

  • Información turística y servicios: Al no ser un destino turístico masificado, no encontrarás una oficina de turismo como tal, pero el Ayuntamiento (en la plaza principal) puede brindarte folletos locales o indicaciones; sus empleados fueron muy amables conmigo. También en la web municipal suelen publicar información sobre las rutas de senderismo, fiestas y noticias locales. En cuanto a servicios básicos, el pueblo cuenta con tienda de comestibles, alguna pequeña farmacia, cajero automático (recuerda llevar algo de efectivo por si acaso, ya que en bares pequeños a veces es más fácil pagar en metálico), centro de salud de atención primaria, estanco, etc. Para necesidades mayores, Martos o Jaén están cerca.

  • Ropa y calzado: Trae calzado cómodo para caminar por el pueblo (calles empedradas en zonas) y, si piensas hacer senderismo, zapatos de trekking o zapatillas resistentes. En verano, protector solar, gorra y agua siempre a mano, porque el sol andaluz pega fuerte y hay tramos de campo sin sombra. En invierno, abrigo cortavientos, ya que al estar en zona elevada se nota el frío y el viento en algunos momentos. Yo fui en primavera con una chaqueta ligera y fue suficiente en el día, pero por la noche refrescó bastante.

  • Participa de la vida local: Mi consejo personal es que en Fuensanta no tengas prisa. Si ves un bar concurrido a mediodía, entra a tomarte algo; las tapas vendrán gratis con la bebida y es una oportunidad para charlar con la gente. Los lugareños están orgullosos de su pueblo y felices de saber qué te trae por allí, te darán recomendaciones espontáneas (¡así descubrí yo dónde ver el mejor atardecer!). Si coincides en un evento o procesión, siéntete libre de unirte, siempre con respeto. Por ejemplo, en la romería de San Isidro me invitaron a su mesa sin conocerme de nada. Estas interacciones son las que dejan huella de verdad.

  • Fotografía y recuerdos: No olvides tu cámara o móvil con batería, querrás hacer fotos de la iglesia con el azul del cielo de fondo, de las panorámicas de olivos interminables y quizá de algún momento festivo. Como recuerdo gastronómico, insisto, llévate una botella de aceite de oliva local o unos embutidos; es el mejor souvenir de la zona. También había en la panadería unas ochías (tortas de masa con aceite y matalahúga) y dulces caseros que compré para el camino, riquísimos y duraderos.

  • Respeto al entorno: Si vas a la naturaleza alrededor, por favor cuida el entorno. Son parajes bastante limpios y se nota que los vecinos los cuidan con cariño (vi papeleras incluso en mitad del parque del Calvario). No dejes basura, no hagas fuego fuera de las zonas permitidas (el riesgo de incendio en verano es alto) y si haces una ruta marcada, síguela sin invadir fincas privadas. La hospitalidad también implica esa responsabilidad por parte del visitante.

Con estos consejos, creo que podrás disfrutar plenamente de tu visita. Fuensanta de Martos es un destino humilde pero con mucho que ofrecer al viajero atento: historia, naturaleza, buena gente y autenticidad. Yo partí de allí con el corazón contento y la promesa personal de volver en un futuro, tal vez con amigos, para enseñarles este rinconcito especial de Jaén.

Preguntas frecuentes (FAQ)

¿Dónde está Fuensanta de Martos y a qué distancia queda de Jaén?
Fuensanta de Martos es un municipio de la provincia de Jaén, en Andalucía (sur de España). Se ubica al suroeste de la capital provincial. Está aproximadamente a 35 km de la ciudad de Jaén (unos 30-40 minutos en coche) y a 15 km de Martos, la ciudad más cercana. Se encuentra en la comarca de la Sierra Sur, rodeado de campos de olivos y cerros.

¿Por qué se llama Fuensanta de Martos?
El nombre “Fuensanta” proviene de “Fuente Santa”, en alusión a un manantial al que los lugareños atribuyeron propiedades milagrosas en la antigüedad. Según la tradición, en ese manantial (la Fuente Negra) se apareció la Virgen de la Fuensanta y por eso se consideró una fuente santa. El añadido “de Martos” se debe a su vínculo histórico con Martos; durante mucho tiempo Fuensanta fue una pedanía o dependió administrativamente de Martos, y al independizarse mantuvo ese apellido para distinguirse de otras localidades llamadas Fuensanta.

¿Qué puedo ver en Fuensanta de Martos en una visita corta?
A pesar de ser un pueblo pequeño, hay varios atractivos. En una visita de un día no debes perderte la Iglesia de Nuestra Señora de la Fuensanta, del siglo XVI, que es el monumento principal. Justo enfrente está la Fuente de la Negra, muy querida en el pueblo. Recorre las calles céntricas y acércate al antiguo Lavadero del siglo XVII, una construcción histórica. Si te gusta la naturaleza, también puedes dar un paseo hasta las afueras para admirar los olivares y tener vistas panorámicas. Todo esto se puede hacer fácilmente en unas horas caminando por el casco urbano, ya que las distancias son cortas.

¿Cuándo se celebra la Pasión Viviente y en qué consiste?
La Pasión Viviente de Fuensanta de Martos se celebra cada año el Jueves Santo (durante la Semana Santa, que suele caer en marzo o abril). Consiste en una representación teatral en vivo de la Pasión de Cristo, desde la Última Cena hasta la Crucifixión, realizada por los jóvenes del pueblo en escenarios al aire libre. Comienza al anochecer, alrededor de las 21:00 horas, en distintos puntos cercanos a la iglesia y el parque. Los vecinos se disfrazan de personajes bíblicos y actúan con diálogos, música y gran realismo. Es un evento gratuito y abierto a todos. Se recomienda llegar con antelación para situarse, llevar ropa abrigada (las noches de primavera pueden ser frescas) y respetar el silencio durante las escenas. Es una tradición muy arraigada y emocionante, única en la provincia.

¿Cuál es la mejor época para visitar el pueblo?
Depende de tus intereses, pero en general primavera (abril-mayo) y otoño (septiembre-octubre) son ideales por el clima templado. En primavera verás el campo verde y puedes coincidir con Semana Santa (Pasión Viviente) o la romería de San Isidro en mayo. En otoño, las temperaturas son suaves y tienen las fiestas patronales en honor a la Virgen (septiembre). Verano es bastante caluroso, aunque en agosto hay fiestas y más vida en las calles por las noches. Invierno es tranquilo; si no te importa el frío, puedes ver la recogida de la aceituna entre noviembre y enero, una experiencia agrícola interesante. En resumen, abril, mayo, septiembre son meses especialmente buenos para disfrutar tanto del entorno natural como de las tradiciones locales.

¿Hay opciones de alojamiento en Fuensanta de Martos?
Sí, aunque la oferta es reducida. En el mismo pueblo tienes el Hostal Banderas, que ofrece habitaciones simples a buen precio, y en los alrededores hay casas rurales como El Regüelo o El Encinar de Cobo donde puedes alojarte, ideales si vienes en familia o grupo y buscas un ambiente más campestre con comodidades como piscina o barbacoa. Si prefieres más variedad de hoteles o categorías superiores, podrías alojarte en Martos (15 km) o en Jaén capital (35 km) y visitar Fuensanta en el día. Pero para la experiencia más auténtica, dormir en Fuensanta te permitirá disfrutar del silencio y cielos estrellados de la zona rural.

¿Dónde puedo encontrar más información sobre Fuensanta de Martos?
Puedes visitar la web oficial del Ayuntamiento de Fuensanta de Martos, donde publican noticias locales, horarios de fiestas y algunos datos de interés. También la página de Turismo de Andalucía dedicada a Fuensanta de Martos ofrece una breve reseña (busca “Fuensanta de Martos turismo Andalucía”). Si estás en Jaén capital o Martos, en las oficinas de turismo de esas ciudades pueden proporcionarte información de Fuensanta y otros pueblos de alrededor. Y por supuesto, hablando con los habitantes cuando llegues tendrás la información más cercana y actualizada – nada mejor que el trato humano para conocer un lugar. ¡Bienvenido/a a Fuensanta de Martos y que disfrutes de tu visita!