Frailes: Un recorrido personal por su historia, encanto y tradiciones

¡Hola! Soy un amante de los viajes rurales, y hoy quiero llevarte conmigo a descubrir Frailes, un pequeño pueblo de la Sierra Sur de Jaén que me ha conquistado por completo. Desde el momento en que puse un pie en Frailes (Jaén) quedé maravillado con sus calles serpenteantes, sus fuentes de aguas cristalinas y la amabilidad de sus vecinos (¡aquí a los habitantes se les llama fraileros!). En este artículo te hablaré en primera persona de todo lo que aprendí y viví en Frailes: su historia, qué ver en Frailes, sus maravillosas rutas de senderismo, las fiestas populares que llenan de vida sus calles, la gastronomía típica que deleita el paladar y hasta consejos sobre dónde comer, alojarse y cómo llegar a este encantador rincón andaluz. ¡Acompáñame en este viaje por Frailes, Jaén, y descubre por qué este pueblo merece estar en tu lista de próximos destinos!

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Historia de Frailes: Orígenes y patrimonio a través del tiempo

Cuando paseo por un pueblo con tanta personalidad como Frailes, me gusta imaginar su pasado. Frailes tiene sus orígenes en la Edad Media y ya aparece citado en documentos del siglo XIII bajo el nombre de Alfralyas. Se cree que este nombre podría tener raíces andalusíes (de la época musulmana), lo que nos indica que antes de ser Frailes fue un asentamiento árabe. De hecho, una de las calles más populares del pueblo se llama Almoguer, reminiscencia lingüística de aquel periodo.

En 1341, durante la Reconquista, las tropas cristianas del rey Alfonso XI tomaron la cercana ciudad de Alcalá la Real, a la cual pertenecía el territorio de Frailes. Así, la antigua nava de Afralyas pasó a dominio castellano y comenzó a conocerse como Frailes. Durante siglos Frailes dependió de Alcalá la Real, hasta que finalmente consiguió su independencia municipal a mediados del siglo XIX (en 1836 se estableció definitivamente su primer ayuntamiento propio). ¡Imagínate la alegría de los fraileros al tener autonomía después de tantos años!

El crecimiento del pueblo estuvo ligado a la religión y la agricultura. A mediados del siglo XVI se construyó una pequeña ermita dedicada a Santa Lucía, justo donde empezaron los primeros asentamientos poblacionales. Con el tiempo, alrededor de esa ermita fue surgiendo el núcleo del pueblo. A finales del siglo XVIII, la ermita de Santa Lucía se elevó al rango de parroquia, y esa iglesia parroquial se convertiría en el corazón de Frailes.

Frailes vivió momentos de prosperidad a inicios del siglo XX, pero también épocas duras. Durante la Guerra de la Independencia (invasión napoleónica) en 1810, el pueblo fue ocupado por tropas francesas – cuesta creer que estas tranquilas calles que hoy recorremos tuvieran semejante capítulo bélico. Más tarde, la Guerra Civil española también dejó huella y, en las décadas posteriores, muchos habitantes emigraron buscando mejores oportunidades, lo que redujo la población local.

A pesar de las dificultades, Frailes nunca perdió su esencia. Su patrimonio histórico ha sobrevivido: paseando por el pueblo se pueden admirar casas señoriales de distintas épocas, monumentos religiosos y cívicos que cuentan fragmentos de su pasado. Hoy, Frailes es un lugar tranquilo que abraza al viajero con su encanto rural, orgulloso de su historia y tradiciones, pero también mirando al futuro gracias al turismo rural y nuevas iniciativas. ¡Vamos a descubrir todo lo que ofrece!

¿Qué ver en Frailes? Patrimonio, rincones con encanto y naturaleza

Una de las cosas que más disfruto al llegar a un pueblo como Frailes es perderme por sus calles. Comencé mi recorrido en la Plaza del Nacimiento, llamada así por la fuente que brota allí: El Nacimiento. Esta fuente natural es el corazón del pueblo, con un abundante manantial de agua fresca que alimenta también un antiguo lavadero público. Me resultó entrañable imaginar cómo, no hace tantas décadas, las mujeres del pueblo se reunían en este lavadero para lavar la ropa a mano mientras charlaban de las novedades locales – algo así como el “corrillo” de la época. El sonido del agua y la historia que rezuma este rincón hacen de la Plaza del Nacimiento un lugar obligatorio que ver en Frailes en cuanto llegas.

Continué caminando y cada esquina me regalaba una sorpresa. Descubrí que Frailes es conocido como “el pueblo de las trece fuentes”, porque por todo el casco urbano hay fuentes y pilares distribuidos, todos alimentados por las aguas que bajan de la sierra. ¡El agua está muy presente en Frailes! Por ejemplo, a poca distancia del Nacimiento encontré la Fuente de la Mora y el Pilar de los Llanos, cada cual con su historia. Te recomiendo llevar tu botella y probar el agua fresquísima de alguna fuente; los lugareños presumen de que es de las mejores de la provincia.

Siguiendo las callejuelas empedradas bajé hacia un lugar curioso: la Plaza de los Toros. Atento, porque el nombre engaña: en Frailes no hay una plaza de toros como tal. Esta plazoleta y la calle adyacente reciben ese nombre porque antiguamente por allí pasaban las manadas de toros bravos durante la trashumancia, camino de Sierra Morena o de Sierra Nevada. Actualmente es una calle tranquila adornada con muchas macetas con flores de colores. ¡Por un momento pensé que estaba en un patio cordobés! Es un rincón muy fotogénico, perfecto para descansar un minuto a la sombra y apreciar la vida cotidiana del pueblo.

Tras ese agradable paseo inicial, llegué al monumento más importante de Frailes: la Iglesia Parroquial de Santa Lucía Mártir. Este templo es el principal patrimonio histórico del pueblo. Me impresionó saber que fue construido entre 1555 y 1576 sobre la antigua ermita original. Su fachada es sobria, de estilo renacentista andaluz, y en el interior alberga algunas obras de arte sacro notables. Por ejemplo, pude contemplar un antiguo Nazareno del siglo XVIII y varios frescos restaurados que cuentan pasajes bíblicos. Pero casi más que el interior, me encantó el entorno: la iglesia está situada en alto, y a un lado tiene un mirador panorámico desde el que se ve todo Frailes. Desde allí aprecié la peculiar geografía del pueblo, dividido por un profundo tajo o barranco por donde discurre el río. Esta vista del casco urbano escalonado en las laderas, con sus tejados rojizos, el verde de la vega y las montañas al fondo, es simplemente espectacular. Saqué unas cuantas fotos que seguro serán recuerdos imborrables.

Además de la iglesia, Frailes cuenta con otras joyas arquitectónicas. Muy cerca encontré la Casa del Deán Mudarra, una casona señorial de principios del siglo XX situada en la plaza Miguel de Cervantes. Su historia es curiosa: fue construida para alojar a unos infantes de la familia real (los Orleans) cuando visitaban la zona, aunque terminó siendo la residencia de Ezequiel Mudarra, un importante clérigo local (de ahí lo de “Deán”). Hoy no se puede visitar por dentro al ser de propiedad privada, pero su fachada de estilo historicista y su porte aristocrático la convierten en una de las edificaciones civiles más bonitas del pueblo. También destaca la Casa de José Escribano, otra vivienda tradicional con portada de piedra tallada, representativa de la arquitectura frailera del siglo XIX. Me contaron que perteneció a un antiguo escribano (secretario) municipal y que en su interior aún conserva elementos originales, aunque actualmente es vivienda particular. Aun así, pasar frente a estas casas te transporta a épocas pasadas y enriquece el paseo urbano.

Por supuesto, no podemos olvidar las ermitas y templos menores de Frailes, que son parte esencial de su identidad. Mientras caminaba, topé con la Ermita del Calvario, situada en lo alto de una colina a las afueras. Decidí subir (es un paseíto cuesta arriba, lleva calzado cómodo) y valió la pena: es una pequeña capilla blanca del siglo XIX, muy sencilla, pero desde allí hay una panorámica preciosa del pueblo con la sierra detrás. Esta ermita es protagonista en Semana Santa, ya que hasta allí suben en viacrucis. Dentro del casco urbano visité la Ermita de San Antonio (en el barrio del mismo nombre), que guarda una imagen muy querida del santo y donde cada 13 de junio se organiza una procesión popular. Y en las afueras, en unas eras conocidas como Eras del Mecedero, se encuentra la Ermita de San Pedro, dedicada al patrón de Frailes. Aunque estaba cerrada cuando pasé, su estampa rural entre olivares me pareció muy pintoresca. Estas pequeñas ermitas salpican el municipio y reflejan la devoción y tradiciones locales: si te interesa la arquitectura religiosa, merece la pena verlas aunque sea por fuera.

Frailes también sorprende por sus puentes históricos y entorno natural integrado en el casco urbano. Como el pueblo está atravesado por varios arroyos y barrancos, existen múltiples puentes de distintas épocas. Uno de los más llamativos es el Puente de la Presilla, un antiguo puente de piedra en la parte norte del pueblo, sobre el río de la Presilla, rodeado de vegetación. Otro es el Puente de las Pitelas, del que me hablaron como uno de los más antiguos, aunque hoy solo quedan restos. Mientras paseaba por la ribera, incluso sin planearlo, fui encontrando varios de estos puentes rústicos que unen senderos. Cada puente tiene su pequeño cuento (se dice que algunos se construyeron tras riadas que arrasaron los de madera en el siglo XIX). Para un amante de la historia, es un detalle más que apreciar en Frailes.

Ahora, uno de mis imperdibles personales en Frailes: ¡su tirolina y puente colgante! Sí, leíste bien, este tranquilo pueblo cuenta con una tirolina espectacular que atraviesa el barranco. Me enteré de que es la única tirolina en el mundo que parte desde un edificio de ayuntamiento (¡tal cual, desde el balcón del propio Ayuntamiento de Frailes!). No pude resistirme a probarla. Por unos instantes volé a lo largo de 140 metros sobre el tajo del río (que localmente llaman Río Velillos o Río Frailes) con unas vistas de infarto bajo mis pies. La adrenalina de cruzar el barranco a toda velocidad fue enorme. Y lo mejor es que la aventura no termina ahí: tras deslizarte en la tirolina, el regreso se hace por un puente colgante peatonal que cruza nuevamente el barranco a unos 40 metros de altura. Caminar sobre ese puente, sintiendo ligeramente cómo se mueve con cada paso y contemplando el río abajo, es emocionante (¡especialmente si sufres de vértigo, como yo un poquito!). La experiencia completa de tirolina + puente colgante cuesta apenas unos 8 euros, y la gestiona una empresa de turismo activo local. Te aseguro que merece mucho la pena; combina aventura y paisajes en apenas unos minutos. Frailes ha sabido aprovechar su geografía para ofrecernos a los visitantes algo único en la provincia de Jaén. Si te gustan las actividades diferentes, no dejes de vivir esta.

Después de tanta emoción, me tomé un respiro para apreciar otro aspecto de Frailes: su entorno natural integrado. El pueblo está enclavado en un valle rodeado de montañas medianas, huertas y sobre todo muchos olivos (estamos en Jaén, tierra de olivar por excelencia). A cada paso descubres un rincón pintoresco: un huerto con frutales junto a una acequia, un banco bajo la sombra de un nogueral, o quizá una curiosa formación rocosa. Un sitio que me llamó la atención por su nombre es el Sillón de la Reina, una roca en la sierra con forma de asiento desde donde, según dicen, una reina mora contemplaba sus dominios. La leyenda le añade magia al paisaje, ¿no crees? Y justo a las afueras, la zona de La Vega extiende campos de cultivos y olivares que contrastan con el color ocre de las lomas. Es fácil entender por qué a Frailes muchos lo consideran un pueblo bucólico y pintoresco: tiene el equilibrio justo entre patrimonio histórico y naturaleza.

Rutas de senderismo y naturaleza en los alrededores de Frailes

Si te gusta el turismo activo como a mí, Frailes te va a encantar. Rodeando al pueblo hay un verdadero paraíso para senderistas y amantes de la naturaleza. En cuanto terminé de recorrer el casco urbano, planifiqué un par de rutas de senderismo para aprovechar el paisaje de la Sierra Sur de Jaén que abraza a Frailes.

Uno de los puntos naturales más destacados es La Martina, el pico más alto de la zona. Esta montaña, con 1.553 metros de altura, se alza majestuosa a unos 5 km del pueblo. Decidí acercarme en coche por una carretera estrecha que sube hacia Valdepeñas de Jaén y aparcar cerca de la Fuente del Raso, un área recreativa con mesas, sombra y un puentecillo de piedra. Desde allí hice una caminata ascendente. Los primeros tramos pasan entre olivares (¿cómo no? estamos en Jaén), pero pronto los olivos dan paso a un bosque mediterráneo más salvaje: encinas, quejigos y matorral aromático. La subida es progresiva y sin mucha dificultad. Al coronar el puerto de La Martina, las vistas panorámicas me dejaron sin aliento: se divisan los valles, los pueblos cercanos como Alcalá la Real e incluso, en días despejados, algunas cumbres de Sierra Nevada hacia el sur. La Martina es un lugar especial, considerado “la joya del entorno natural” de Frailes. Si disfrutas de la caza o la observación de fauna, este paraje también es conocido por la presencia de cabra montés, jabalíes y aves rapaces. En mi caso, me conformé con un picnic mirando el horizonte y sacando fotos del paisaje imponente. ¡La conexión con la naturaleza aquí es total!

Además de ascender montañas, en Frailes hay rutas más llanas y familiares. Por ejemplo, está la Ruta de los Barrancos, que sigue el curso de los arroyos y pequeños cañones al sur del municipio. Es un sendero que va paralelo al río Sotorredondo, pasando por parajes con vegetación de ribera y antiguos molinos harineros en ruinas. Me encantó cruzar algunos puentecitos de madera sobre arroyos y sentir la frescura de la sombra junto al agua. Es una ruta circular de dificultad baja, ideal para hacer en una mañana.

Otra muy recomendable es la Senda del Pinar de las Lomas. Como su nombre sugiere, te lleva a través de un frondoso pinar en las lomas cercanas al pueblo. Esta ruta es perfecta para las tardes, porque caminar entre pinos con el aroma a resina y el canto de los pájaros resulta muy relajante. Encontré paneles interpretativos que explicaban la flora local y miradores naturales donde pararse a contemplar Frailes desde lo alto.

También probé la Ruta Fluvial de Haza Redonda, un camino que sigue el cauce del río Frailes (que es la unión del río La Martina y el Sotorredondo). Esta ruta es muy bonita, ya que discurre junto al río entre huertas, antiguos huertos y pequeñas cascadas o jazmines (así llaman aquí a ciertos saltos de agua). En algunos puntos hay pozas donde en verano los lugareños se dan un chapuzón. ¡Lástima que cuando fui hacía fresco, si no me habría animado a remojarme los pies!

En total, Frailes cuenta con varios senderos señalizados de distinta longitud y dificultad, por lo que tanto si eres un senderista experimentado en busca de una caminata larga, como si vas con niños y prefieres un paseo corto, encontrarás opciones. Además, el ayuntamiento ofrece un Recorrido Permanente de Orientación, que es una especie de circuito para practicar orientación con mapa y brújula, muy divertido para grupos y actividades educativas. Y para las entusiastas de la historia, existe hasta una Ruta turística en femenino, que recorre lugares vinculados a ilustres mujeres de Frailes y sus contribuciones históricas. ¡Me encanta cómo un pueblo pequeño puede ofrecer tantas perspectivas diferentes!

Por cierto, una de las experiencias más mágicas que viví en Frailes fue al caer la noche. ¿Has oído hablar del astroturismo? Resulta que Frailes cuenta con la certificación de Reserva Starlight debido a la limpieza y oscuridad de sus cielos nocturnos. En otras palabras, es un sitio privilegiado para observar las estrellas. Me alejé un poco del casco urbano, apagué la linterna y miré hacia arriba: el cielo se desplegó sobre mí con una nitidez increíble. La Vía Láctea parecía un río de luz cruzando la oscuridad, y distinguí constelaciones a simple vista que en la ciudad serían imposibles de ver. Fue un momento de conexión con el universo dificil de describir. Si te gusta la astronomía (aunque sea amateur), trae tus prismáticos o telescopio, o simplemente tus ojos bien abiertos, porque de Frailes al cielo hay solo un paso. De hecho, sé que en ocasiones organizan actividades de observación de estrellas y talleres astronómicos aprovechando esta condición única. Sin duda, el entorno natural de Frailes no solo se disfruta de día, ¡también de noche tiene mucho que ofrecer!

Fiestas y tradiciones populares de Frailes

Me di cuenta de que en los pueblos andaluces la tradición y las fiestas ocupan un lugar central en la vida local, y Frailes no es la excepción. Tuve la suerte de planear mi visita coincidiendo con uno de sus eventos más famosos, pero antes de contarte esa experiencia déjame hacerte un repaso por las fiestas populares de Frailes para que, si puedes, organices tu viaje en torno a alguna de ellas. ¡Son la mejor manera de empaparse de la cultura frailera!

La Jornada Vinícola y Gastronómica: la gran fiesta del vino y la buena mesa

Esta es, sin duda, la fiesta estrella de Frailes en los últimos tiempos. También se la conoce popularmente como la Fiesta del Vino de Frailes, y se celebra cada año a finales de marzo o principios de abril (en torno al inicio de la primavera). ¿En qué consiste? Pues en un fin de semana dedicado a degustar los productos típicos del pueblo, especialmente los vinos caseros que elaboran los vecinos y las delicias de la matanza y repostería local.

Tuve la oportunidad de vivirla de primera mano y quedé fascinado. Todo comienza la noche anterior, generalmente un viernes, en la Plaza de los Toros: allí se reúne el pueblo para una degustación gratuita de vino (¡así como lo oyes, el vino corre por cuenta de los fraileros anfitriones!). Probé un vinillo joven, afrutado, hecho con uvas de la zona, mientras escuchaba música en vivo y picoteaba trozos de morcilla caliente recién hecha y quesos artesanos locales. El ambiente era festivo y acogedor; me sentí como un vecino más entre conversaciones y risas. Eso sí, ¡ojo que el vino de Frailes sube rápido a la cabeza si no estás acostumbrado!

Al día siguiente, sábado, la acción se traslada al recinto ferial. Por la mañana montan unos stands o puestos donde productores locales exhiben sus manjares: pude ver miel, embutidos tradicionales (chorizo, salchichón…), dulces típicos como los roscos de San Antón y los famosos nochebuenos (unos bollitos con almendra y pasas que son gloria bendita), aceite de oliva de la cooperativa local, y más. Es el momento perfecto para comprar algún recuerdo gastronómico.

Y llega la hora de comer: bajo una gran carpa, largas mesas reúnen a cientos de personas (éramos más de 1.500, entre vecinos y visitantes). ¿El menú? Cada año el plato estrella es una enorme olla podrida –tranquilo, a pesar del nombre no está podrida ni mucho menos–. Se trata de un cocido tradicional riquísimo, repleto de carne, legumbres y verduras, que en Frailes preparan en una olla gigante capaz de servir a 2.000 comensales. ¡Imagina la escena! El chef local, ayudado por voluntarios, removiendo ese puchero enorme sobre las brasas… Y luego los camareros sirviendo plato tras plato a los asistentes, acompañados de pan, postre casero, café y, cómo no, vino de Frailes para brindar. Todo por un precio simbólico (la aportación en 2023 era de 10 euros por persona, que considerando la cantidad de comida y bebida es prácticamente regalado). La Jornada Vinícola culmina con música y baile; el año que fui terminaron con un concierto de un grupo flamenco-fusión que puso a la gente a bailar, ideal para bajar la comida. Sin duda, esta fiesta es una experiencia única que combina gastronomía, tradición y convivencia. Si eres foodie o simplemente quieres vivir algo auténtico, te recomiendo planificar tu visita cuando tenga lugar. ¡Yo ya estoy deseando repetir el año próximo!

Semana Santa y tradiciones religiosas

Otra fecha señalada es la Semana Santa, que en Frailes tiene un carácter íntimo pero lleno de fervor. En los últimos años la Semana Santa frailera ha cobrado impulso: las cofradías locales han rejuvenecido y se han incorporado nuevas imágenes procesionales. Entre el Jueves Santo y el Domingo de Resurrección, las calles se llenan de pasos que recorren el pueblo, acompañados por tambores, saetas y el recogimiento de los fieles. Me contaron que destaca la procesión del Encuentro el Viernes Santo, cuando se encuentran las imágenes de la Virgen y Jesús Resucitado en la Plaza del Ayuntamiento al amanecer del domingo. Incluso si no eres muy religioso, ver las procesiones en un entorno pequeño como Frailes tiene un encanto especial, porque todo transcurre muy cerca, es casi familiar.

Una tradición previa a la Semana Santa que me pareció muy curiosa es La Candelaria, que celebran el 2 de febrero. Por la noche se hacen hogueras en distintos barrios donde la gente se reúne a cantar y a asar productos de la matanza (chorizo, morcilla) y sardinas. Es una costumbre para “dar la bienvenida” simbólica a la luz que viene con la primavera. Yo no estuve en esas fechas, pero los lugareños me hablaron de ello con entusiasmo.

Fiestas patronales: San Antonio, San Pedro y Santa Lucía

Frailes tiene tres santos muy queridos que tienen sus respectivas celebraciones.

  • San Antonio – Cada 13 de junio por la tarde, se celebra la procesión de San Antonio de Padua. La imagen del santo recorre las calles de su barrio (el Barrio de San Antonio) acompañada de una banda de música. Al finalizar, es típico que los vecinos repartan dulces y licores caseros en la puerta de las casas. Tuve ocasión de ver fotos y videos y el barrio se engalana con colgaduras y flores. Es una fiesta entrañable de barrio que muestra la devoción popular.

  • San Pedro Apóstol – Es el patrón de Frailes y su día grande es el 29 de junio. Por ser la festividad local principal, se organiza una misa solemne en la Ermita de San Pedro (en las Eras del Mecedero) y luego una procesión donde bajan al santo hacia la iglesia del pueblo entre cohetes y aplausos. La imagen de San Pedro es seguida por autoridades, banda de música y muchos fieles. Después suele haber verbena popular por la noche. Me contaban que antiguamente también hacían corridas de toros en honor al patrón, pero eso ya se perdió; hoy la fiesta se centra más en lo religioso y lo lúdico.

  • Santa Lucía – El 13 de diciembre se celebra el día de Santa Lucía, que es la patrona histórica (titular de la parroquia) y copatrona de Frailes. Diciembre es invierno, así que esta es una celebración más sobria: se realiza una misa especial en la Iglesia de Santa Lucía con el templo lleno de velas (porque Santa Lucía es símbolo de la luz) y a veces hacen una pequeña procesión si el tiempo lo permite. Un refrán popular dice “Santa Lucía, acorta la noche y alarga el día”, marcando que a partir de esa fecha las jornadas empiezan a tener más luz. En Frailes esta festividad tiene un aire mágico, preludio de la Navidad. Los panaderos del pueblo elaboran unos bollos dulces llamados precisamente santa lucías o lucianos para ese día, que se reparten entre los asistentes a misa. Un detallito dulce que me pareció muy bonito.

Otras fiestas y eventos

  • Corpus Christi: A comienzos de junio (60 días después de Pascua) Frailes celebra el Corpus con una procesión eucarística. Lo singular es que montan altares y alfombras de juncos por las calles, y los niños que han hecho la primera comunión ese año van vestidos de gala lanzando pétalos. Aunque es una festividad religiosa, la estética colorida de las calles adornadas la hace muy fotogénica. Además, Frailes tiene cofradía del Santísimo Sacramento desde 1779, así que es una tradición muy arraigada.

  • Fiestas de Agosto: El primer fin de semana de agosto el pueblo celebra su Feria de Verano. Frailes se viste de gala y organiza varios días de fiesta con casetas, música, atracciones para niños y eventos deportivos. Es un paréntesis festivo en pleno verano, ideal para quienes vuelven al pueblo de vacaciones. Por la noche hay verbena popular en la plaza, concursos (de baile, disfraces, etc.) y en general un ambiente animadísimo. Si te gusta la fiesta más “de feria andaluza”, con baile hasta altas horas y tapas, esta es tu ocasión. ¡El calor de agosto se sobrelleva mejor con rebujito en mano y buena compañía!

Como ves, Frailes tiene celebraciones durante todo el año. Cada una con su encanto especial: desde las más gastronómicas como la Jornada Vinícola, hasta las religiosas, pasando por las puramente festivas de verano. Mi consejo es que, si puedes, coincidas tu visita con alguna de estas fiestas, porque verás el pueblo en todo su esplendor, con sus gentes volcadas en hacerte sentir bienvenido, y vivirás costumbres únicas que no se encuentran en guías turísticas convencionales.

Gastronomía de Frailes: Platos típicos y dónde comer bien

Confieso que soy un viajero de buen comer, y en Frailes disfruté cada bocado. La gastronomía típica frailera es la clásica de los pueblos de Jaén: sencilla, sabrosa, de origen campesino y basada en aprovechar los productos locales (¡aquí nada se desperdicia!). Quiero hablarte tanto de qué comer en Frailes como de dónde comer, es decir, los lugares que conocí y recomiendo.

Sabores tradicionales de Frailes

Lo primero a destacar es el aceite de oliva virgen extra. Nos encontramos en la provincia que es la mayor productora mundial de aceite, así que en Frailes el “oro líquido” está presente en casi todos los platos. Las aceitunas de sus campos son de variedad picual principalmente, y con ellas producen un aceite de sabor intenso y afrutado. De hecho, existe la Cooperativa Oleícola San Rafael en Frailes, que se puede visitar si te interesa el oleoturismo: tienen un centro de interpretación y ofrecen recorridos por la almazara para conocer todo el proceso desde la oliva en el árbol hasta el aceite en la botella. Yo hice esta visita y fue fascinante; entender la cultura del aceite te hace apreciar aún más cada tostada o ensalada que comes después. ¡Y qué aroma desprende la fábrica en plena campaña, a aceite recién prensado! Por supuesto, compré una botellita de recuerdo para mi casa.

Pero vamos a los platos típicos. Empecemos por los aperitivos: es casi obligado probar las aceitunas aliñadas caseras. En Frailes cada familia tiene su receta para aliñar las aceitunas verdes de la cosecha: les añaden tomillo, orégano, ajo, pimiento rojo, hinojo, laurel, vinagre y salmuera… Las dejan curar y ¡lista una tapa deliciosa! En cualquier bar te pondrán un platito para picar. Otro bocado singular que probé fue la sangre de pollo frita. Puede sonar fuerte, pero es un plato tradicional de aprovechamiento: coagulan la sangre del pollo de la matanza, la cortan en dados y la fríen con cebolla, ajo, laurel, vino blanco y especias. El resultado es sorprendentemente rico, con una textura parecida al tofu firme o la morcilla, lleno de sabor a guiso. Es un clásico de Frailes que pocos forasteros conocen.

Si hablamos de platos de cuchara, en invierno triunfan las sopas. La sopa de maimones es la estrella local. Es similar a la sopa de ajo castellana pero a la manera frailera: lleva pan del día anterior frito, ajo, cebolla, pimentón, jamón serrano, caldo y se cuaja un huevo dentro… Te reconforta el cuerpo en los días fríos (¡y en Frailes en invierno hace falta, porque al estar a casi 950 metros de altitud aprieta el frío!). También preparan guisos contundentes como la olla podrida que mencioné antes, cocido con garbanzos, carne de cerdo, tocino, morcilla y verduras; o la caldera de judías. Otro guiso típico es la almoronía, un potaje de origen árabe a base de berenjena, calabaza y otras hortalizas aderezadas con comino, que se sigue cocinando en algunas casas.

Para días calurosos, nada mejor que el remojón frailero, una ensalada fría heredada de Al-Andalus que mezcla naranja troceada con bacalao desmigado, cebolleta, huevo duro y aceitunas, todo aliñado con aceite de oliva. Es un plato fresco, salado-dulce, que probé como tapa y me encantó; en otros sitios lo llaman ensalada de bacalao y naranja. Y por supuesto, gazpacho andaluz y ajo blanco (sopa fría de almendras) también aparecen en mesas de Frailes durante el verano, siendo platos comunes de la región.

De segundo plato, si eres carnívoro, estás de enhorabuena: aquí se aprovecha todo del cerdo y del choto (cabrito). El choto al ajillo o choto frito es típico: carne de cabritillo tierna guisada con ajo, vino y laurel, normalmente se sirve con patatas. Las chacinas de la matanza son de primer nivel – el chorizo, la morcilla, la longaniza de Frailes tienen fama en la comarca. Muchos bares te ofrecerán tapas con estos embutidos caseros.

Y no puedo olvidarme de las tortillas de habillas y de collejas. Son tortillas (tipo omelette) hechas con huevos camperos y hierbas silvestres: las habillas o cardillos (cardos jóvenes) y las collejas (una hierba de hoja verde muy apreciada). Estas tortillas verdes las suelen hacer en primavera, cuando brotan esas plantas. Tuve ocasión de probar una tortilla de collejas y estaba jugosa, con un sabor campestre y vegetal delicioso.

Pasando al dulce, Frailes tiene su repertorio tradicional de repostería, sobre todo ligado a fiestas religiosas. Por ejemplo, para San Antonio en junio preparan rollicos de San Antón, que son unas rosquillas de anís glaseadas. Pero los más famosos son los “nochebuenos”, unos dulces navideños que, como su nombre indica, se hacen por Nochebuena: son una especie de pastelitos o roscos hechos con masa de almendra, pasas, miel y especias. ¡Una auténtica delicia! Tuve la suerte de probarlos fuera de temporada gracias a una panadería local que los ofrece todo el año, y entendí por qué todos me hablaban de ellos. También se elaboran borrachuelos o “borrachos”, bizcochuelos empapados en almíbar con un toquecito de licor, muy típicos en celebraciones.

En resumen, comer en Frailes es saborear la cocina casera, rural y auténtica de Jaén. Aquí todo lleva el toque del aceite de oliva virgen extra local y mucho cariño en la preparación.

Bares y restaurantes recomendados en Frailes

Habiendo probado tantos platos, toca recomendarte mis sitios favoritos donde comer en Frailes. A pesar de ser un pueblo pequeño, me sorprendió gratamente la variedad de establecimientos que encontré: desde bares tradicionales a gastrobares modernos. Te menciono algunos para distintos momentos del día:

  • Bar La Posá: Para desayunar, este es el sitio. Es un bar-cafetería de los de toda la vida, con su terraza en la plazoleta. Aquí tomé una tostada con tomate y aceite memorable – pan de pueblo bien tostado, untado con tomate fresco y regado con generoso AOVE de Frailes, ¡sencillo y exquisito! También sirven unos churros con chocolate muy respetables si te apetece algo dulce. Y como comenté antes, fue aquí donde descubrí los nochebuenos: tenían estos pastelitos caseros y los pedí con el café… casi pido una caja entera para llevar de lo buenos que estaban. La Posá tiene ese ambiente cercano donde todos se saludan; perfecto para iniciar la mañana.

  • Annapurna Gastrobar: Este lugar me sorprendió, porque en medio de un pueblo tradicional encuentras un gastrobar de decoración moderna e incluso toques internacionales en la cocina. Fui a tapear a mediodía y tienen una carta más creativa, con platillos que fusionan la cocina local con otras gastronomías. Probé unas croquetas de morcilla con manzana y un hummus casero, por ejemplo. Todo muy rico. Además, su dueño es de origen rumano y en la carta había algún guiño a su país, lo que le da un aire cosmopolita a Frailes. Es ideal para tomar unas cañas o vinos si quieres variar un poco del tapeo clásico.

  • Restaurante El Choto: No podía faltar en la lista un sitio para comer comida tradicional. El Choto es un restaurante de cocina casera, conocido en la zona por (como su nombre indica) el choto al ajillo y otros platos de carne de cordero/cabrito. Aquí comí un menú del día un mediodía y estaba todo delicioso y abundante: de primero un plato de lentejas estofadas y de segundo cordero al horno con patatas. Ambiente familiar, camareros amables y precios asequibles. Si quieres probar recetas típicas de Frailes en raciones generosas, este es tu sitio.

  • La Gruta: Para la noche, buscando algo de ambiente, me recomendaron La Gruta. Es un pub-bar de copas muy singular, ¡porque está literalmente en el interior de una gruta natural! Entrar allí es como adentrarte en una cueva con música. La iluminación tenue, las paredes de piedra y el clima fresco de la cueva crean una atmósfera genial. Fui después de cenar a tomar un gin-tonic y la verdad es que lo pasé en grande: la gente de Frailes es muy simpática y en La Gruta se reúnen muchos jóvenes y no tan jóvenes a charlar y bailar. Fue el broche perfecto para un día en Frailes: copa en mano, buena compañía local y una experiencia que contar (no todos los días estás de fiesta en una cueva).

Por supuesto, hay más bares y tabernas en Frailes (no quiero dejar fuera al Bar Romero con sus tapas de toda la vida, o la Taberna de San Pedro cerca de la ermita, pequeñita pero acogedora). Lo bueno es que el pueblo se recorre andando fácilmente, así que puedes hacer tu propia ruta de tapas y descubrimientos culinarios. Además, muchos restaurantes ofrecen platos elaborados con productos kilómetro 0: quesos artesanales de Frailes, verduras de las huertas locales, etc. Tip: pregunta por el queso de cabra de Frailes, que es famoso en la comarca; a veces lo tienen como tapa o entrante, es un queso fresco-cremoso de sabor suave que marida de lujo con un chorrito de miel.

En resumen, dónde comer en Frailes no será un problema, ¡sino más bien querrás que tus días allí tengan más horas para probarlo todo! Desde el desayuno hasta la copa nocturna, este pueblo sabe agasajar el paladar del viajero con lo mejor de la dieta mediterránea rural.

Dónde alojarse en Frailes: opciones de hospedaje con encanto rural

Si después de todo lo que te cuento te animas a visitar Frailes (¡ojalá que sí!), te sugiero quedarte al menos una noche para vivir la experiencia completa, disfrutar de la tranquilidad nocturna y poder hacer varias actividades sin prisas. Frailes, al ser un municipio pequeño, no cuenta con grandes hoteles, pero sí tiene acogedores alojamientos rurales que reflejan perfectamente el espíritu del pueblo.

En mi caso, opté por una casa rural y fue un acierto total. Te comento algunas opciones de dónde dormir en Frailes que descubrí al planificar el viaje, y mi experiencia personal:

  • Alojamiento Rural “Ardales”: Situado en la aldea de Los Baños (a 2 km del centro de Frailes), este alojamiento es muy especial porque está junto al antiguo Balneario de Ardales. Resulta que en el siglo XIX Frailes tenía baños termales de aguas sulfurosas en ese paraje, hoy en desuso, pero la casa rural Ardales ha recuperado esa esencia de descanso. Es una casa tradicional, con muros encalados, varias habitaciones, chimenea y patio. Me alojé aquí y despertarme con el sonido de los pájaros y el olor a campo fue maravilloso. Además, desde Los Baños hay un sendero corto que lleva a un manantial natural; muy recomendable para un paseo matutino.

  • Casa Rural “El Sereno”: Ubicada en pleno casco urbano, es una casa típica rehabilitada para huéspedes. Tiene ese aire rústico de techos con vigas de madera, suelos de barro, pero con comodidades modernas. Lo bueno es la ubicación: sales y estás en las calles céntricas de Frailes, ideal para sumergirte en el ambiente local.

  • Casa Rural “La Veguetilla”: Esta es otra vivienda turística muy valorada, a las afueras en la zona de huertas. Se trata de una casita independiente rodeada de olivos y frutales, con jardín y hasta barbacoa. Si viajas en familia o con amigos, es perfecta porque pueden alojarse varias personas y disfrutar del espacio exterior. Imagínate hacer una barbacoa con productos de la tierra bajo el cielo estrellado…

  • Casas Rurales Almoguer: Es un conjunto de varias casitas o apartamentos rurales, también dentro del pueblo. Llevan el nombre “Almoguer” por la calle donde están (que como conté, viene de la época árabe). Son modestas pero muy limpias y atendidas por gente local encantadora. Una ventaja es que suelen ser económicas.

  • Alojamiento Rural “Torre Chica”: Otra casa tradicional disponible para alquilar completa. Está en una pedanía cercana y ofrece piscina en verano, lo cual no viene nada mal con el calor andaluz.

En general, la oferta se compone de casas rurales y apartamentos turísticos. No esperes resorts ni hoteles de lujo; aquí el lujo es despertarte con vistas a la sierra y el silencio solo roto por el agua de alguna fuente. La mayoría de alojamientos tienen decoraciones rústicas, muebles de madera, y muchos ofrecen cocina equipada para que puedas prepararte algo si lo deseas (por ejemplo, yo me hice unas tostadas con aceite para desayunar algún día en la casa, ¡disfrutando mi aceite San Rafael recién comprado!). Los precios suelen ser asequibles comparado con alojamientos urbanos, y la hospitalidad de los propietarios es sobresaliente – en mi caso me dejaron una cesta de bienvenida con frutas de la huerta y una botella de vino local, un detallazo.

Si prefieres algo más “hotelero”, la verdad es que en Frailes pueblo no hay hoteles como tal, pero Alcalá la Real (que está a 15 minutos en coche) tiene algunas opciones de hotel y hostales. Sin embargo, personalmente creo que quedarse en Frailes tiene más encanto para vivir la experiencia rural al máximo.

Mi recomendación es reservar con antelación sobre todo si piensas ir en temporada alta de turismo rural (otoño para la berrea o primavera para la fiesta del vino) o en puentes festivos, ya que al haber pocas casas, se llenan rápido. También considera que muchos alojamientos rurales tienen estancia mínima de dos noches los fines de semana. Pero vamos, ¿quién querría irse de Frailes después de solo un día? 😉

Cómo llegar a Frailes y consejos prácticos para el visitante

Llegar hasta Frailes forma parte de la aventura, ya que se encuentra en un entorno montañoso alejado de las grandes carreteras. Aquí te explico las diferentes opciones y algunos consejos prácticos basados en mi experiencia para que planifiques tu viaje cómodamente.

Cómo llegar a Frailes (Jaén)

En coche: Es la forma más recomendable de llegar, porque te da libertad para moverte y explorar los alrededores. Frailes está a unos 89 km de Jaén capital y a unos 65 km de Granada capital. Desde Jaén yo tomé la ruta por la JV-2262 hasta Valdepeñas de Jaén y de ahí la JA-4304 que va serpenteando entre sierras hasta Frailes. Es un camino pintoresco, atraviesas olivares infinitos y pequeñas aldeas, aunque con tramos de curvas – tómalo con calma y disfruta del paisaje. Otra opción desde Jaén es ir por la N-323 hacia Alcalá la Real y allí tomar la JA-4301, más larga en kilómetros pero quizá más rápida por tener tramos de mejor carretera.

Desde Granada, la vía más directa es salir por la N-432 en dirección Córdoba/Alcalá la Real. Al llegar a la altura de Alcalá la Real (aprox. 50 km desde Granada) encontrarás indicaciones hacia Frailes (carretera JA-4301). Esta última te llevará en unos 15 km adicionales hasta el pueblo. En total, calculo una hora en coche desde Granada. El camino está bien señalizado. ¡Ojo! La carretera final es de montaña, ten precaución si vas de noche porque es bastante oscura y con fauna salvaje ocasional (no sería raro cruzarse con un zorrito o un conejo en la calzada).

En autobús: Frailes tiene una conexión limitada en autobús. No hay línea directa desde grandes ciudades, pero sí puedes llegar en bus hasta Alcalá la Real o hasta la cercana Castillo de Locubín, y desde allí tomar un taxi o bus local. Por ejemplo, la compañía ALSA opera autobuses diarios desde Jaén y Granada hasta Alcalá la Real. Una vez en Alcalá, algunos días de la semana hay un pequeño autobús interurbano que une Alcalá la Real con Frailes (consulta los horarios actualizados en la web del ayuntamiento o la estación de buses de Alcalá, ya que suelen cambiar según temporada). Si ese bus no cuadrara con tu horario, otra opción es bajarte en Alcalá la Real y tomar un taxi hasta Frailes; al ser pocos kilómetros no sale muy caro, especialmente si vas con más gente para compartir.

En tren: No hay trenes que lleguen hasta Frailes ni a Alcalá la Real (la orografía jiennense hace que no haya tantas vías férreas). El tren más cercano te dejaría en Jaén ciudad o en Granada, y desde allí tendrías que combinar con bus o coche. Así que no es la forma más práctica de llegar directamente.

En avión: Los aeropuertos más cercanos son el Aeropuerto de Granada-Jaén (Federico García Lorca), a unos 50 minutos en coche, y el Aeropuerto de Málaga-Costa del Sol, a unas 2 horas. Si vienes de lejos volando a Andalucía, lo ideal es volar a Granada o Málaga y luego alquilar coche para el último tramo. Desde Granada aeropuerto a Frailes son aproximadamente 70 km; desde Málaga, alrededor de 150 km (pero todo autovía hasta Granada, eso sí).

Coordenadas y aparcamiento: Por si usas GPS, la ubicación de Frailes es 37.49°N, 3.84°O aproximadamente. Una vez llegues, verás que el pueblo es pequeño y se puede (y se debe) recorrer a pie. Hay una explanada a la entrada del pueblo donde estacionan muchos coches (por la zona del Paseo de Andalucía y el colegio público), y también en la Plaza de la Constitución suele haber huecos. Durante eventos grandes como la Jornada Vinícola, habilitan zonas de aparcamiento señalizadas en las afueras para mayor comodidad. Yo nunca tuve problemas para aparcar gratis cerca del centro.

Consejos prácticos para tu visita

  • Calzado cómodo: Frailes tiene calles empinadas, empedradas y con desniveles (típico trazado morisco adaptado al terreno). Unas zapatillas deportivas o botas ligeras de senderismo te vendrán genial tanto para callejear como para lanzarte a alguna ruta por el campo. Evita tacones o chanclas si quieres explorar a fondo.

  • Clima y ropa: Al estar en zona de sierra, el clima puede sorprenderte. En verano, los días son calurosos (superiores a 30°C) pero las noches refrescan agradablemente debido a la altitud. Lleva protección solar, gorra y agua para las caminatas diurnas, pero también una chaqueta ligera para la noche, cuando quizás quieras disfrutar del fresco bajo las estrellas. En invierno, prepárate para el frío: no es raro bajar de 5°C e incluso helar por la noche. Recomendable abrigo, especialmente si vas a subir a la Martina o asistir a la misa de Santa Lucía en diciembre. La mejor época, en mi opinión, es primavera (abril-mayo) o otoño (septiembre): temperaturas suaves, campos verdes o dorados, y coincide con fiestas interesantes.

  • Oficina de Turismo / Free tour: Frailes cuenta con un pequeño punto de información turística (creo recordar que está en la Casa de la Cultura, cerca del Ayuntamiento). Allí me dieron un mapa del pueblo muy útil con la ubicación de fuentes, monumentos y rutas. Además, ofrecen un free tour guiado por voluntarios locales algunos fines de semana, en el que te muestran los puntos históricos y te cuentan anécdotas. Yo lo hice el sábado por la mañana y aprendí muchísimo (¿de dónde crees que saqué lo del “Sálvame de la época” en el lavadero? ¡Del guía local, claro!). Pregunta por estos recorridos guiados, son gratis o por la voluntad, y valen la pena.

  • Reserva la tirolina con tiempo: Si te animas a lo de la tirolina y puente colgante, lo mejor es que contactes antes para reservar hora, sobre todo en días festivos cuando puede haber más demanda. La empresa que lo gestiona (Guadalquivir Activo) suele tener presencia telefónica o a través del ayuntamiento. Yo llegué sin reservar pero tuve suerte porque no había mucha gente en ese momento. Aun así, la próxima vez seguro reservo para no quedarme sin plaza.

  • Combina Frailes con otros destinos cercanos: Si tienes más días, aprovecha que estás en la Sierra Sur de Jaén para visitar otros lugares interesantes en las proximidades. Por ejemplo, a solo 15 minutos tienes Alcalá la Real con su imponente Fortaleza de La Mota – una visita histórica espectacular. También cerca están Castillo de Locubín (famoso por sus cerezas si vas en junio, ¡mmm qué ricas!), Priego de Córdoba ya en la provincia cordobesa (un pueblo barroco precioso a 45 min) o incluso la ciudad de Granada a una hora, si no la conoces. Frailes puede ser tu base para explorar esta zona entre Jaén y Granada que está llena de tesoros escondidos.

  • Productos locales: No te vayas sin llevarte algún recuerdo “sabroso”. En las panaderías de Frailes puedes comprar dulces caseros (magdalenas, roscos, empanadillas de cabello de ángel) que aguantan bien el viaje. La cooperativa de aceite vende latas y botellas de aceite virgen extra de excelente calidad. También hay una pequeña quesería artesanal cuyos quesos de cabra son estupendos (pregunta en las tiendas, suelen venderlos allí). Y, si te cabe en la maleta, alguna botella de ese vinillo artesanal de Frailes, que aunque no tenga etiqueta elegante, te hará viajar de vuelta al pueblo con cada sorbo en casa.

  • Disfruta del ritmo lento: Por último, mi consejo estrella: en Frailes no tengas prisa. Es un destino ideal para practicar el “turismo slow”. Si el bar tarda un poco en ponerte la tapa, no te impacientes; charla con el camarero. Si ves a algún abuelo en un banco, siéntate a su lado y pregúntale por el pueblo – a mí un señor mayor me contó historias de cuando había fábrica de tejidos y de cómo era la vida sin luz eléctrica, ¡un lujo de conversación!. El encanto de Frailes está en sus detalles y en su gente, así que relájate y déjate llevar por el ambiente apacible.

Con todo esto, creo que estás más que preparado para disfrutar de Frailes tanto como yo lo hice. Es increíble cómo un lugar tan pequeño puede ofrecer tantas experiencias: naturaleza, aventura, cultura, gastronomía… ¡Frailes lo tiene todo para una escapada rural perfecta!

Preguntas frecuentes sobre Frailes (Jaén)

¿Dónde está Frailes y cómo llegar?
Frailes es un pueblo situado en la Sierra Sur de Jaén, al suroeste de la provincia andaluza de Jaén. Se encuentra a unos 89 km de Jaén capital y a 65 km de Granada. La mejor forma de llegar es en coche, ya sea desde Jaén (vía Valdepeñas de Jaén) o desde Granada (vía Alcalá la Real). También es posible llegar en autobús hasta Alcalá la Real y desde allí tomar un taxi o un bus local hasta Frailes, ya que no hay línea directa de larga distancia. Frailes no dispone de estación de tren; los más cercanos están en Jaén o Granada.

¿Qué se puede ver en Frailes?
A pesar de su tamaño, Frailes tiene mucho que ver. En el casco urbano destacan la Iglesia de Santa Lucía (templo del siglo XVI con mirador panorámico), la Plaza del Nacimiento con su fuente y antiguo lavadero, las pintorescas calles de la Plaza de los Toros (adornadas con flores), y edificaciones históricas como la Casa del Deán Mudarra. También hay pequeñas ermitas (San Antonio, San Pedro, El Calvario) repartidas por el pueblo y sus alrededores. Además, Frailes cuenta con una tirolina de 130 metros de longitud y un puente colgante sobre el barranco del río, una atracción de aventura única en la zona. Por todo el pueblo encontrarás fuentes, puentes antiguos y rincones con encanto que hacen del paseo algo muy agradable.

¿Qué rutas de senderismo hay cerca de Frailes?
Frailes es ideal para el senderismo y el turismo de naturaleza. Algunas rutas destacadas son: la Ruta de los Barrancos, un sendero fácil que sigue los arroyos y barrancos al sur del pueblo; la Senda del Pinar de las Lomas, que atraviesa bosques de pinos ofreciendo buenas vistas; y la Ruta Fluvial de Haza Redonda, que recorre la ribera del río Frailes pasando por cascadas y huertas. Para los más aventureros, se puede subir al Pico La Martina (1553 m, el punto más alto de la zona) desde la Fuente del Raso. La zona está reconocida como Reserva Starlight, por lo que también es excelente para rutas nocturnas de observación de estrellas. Todas estas rutas están señalizadas y se pueden obtener mapas en la oficina de turismo local.

¿Cuándo se celebra la Fiesta del Vino de Frailes?
La popular Jornada Vinícola y Gastronómica de Frailes, conocida coloquialmente como Fiesta del Vino, se celebra cada año a finales de marzo o principios de abril (normalmente en torno al primer fin de semana de abril). Es un evento anual donde todo el pueblo se vuelca para ofrecer degustaciones de vino casero, tapas de productos típicos y un almuerzo multitudinario con platos tradicionales. Si planeas asistir, conviene consultar las fechas exactas de ese año (a veces dependen de la Semana Santa) y llegar con tiempo, ya que atrae a muchos visitantes de localidades vecinas.

¿Cuál es la gastronomía típica de Frailes?
La gastronomía de Frailes es la propia de la sierra jiennense, con platos caseros y productos de la tierra. Destacan la sopa de maimones (sopa de ajo con pan y huevo cuajado), la olla podrida (un cocido tradicional muy completo), el choto al ajillo (cabrito guisado con ajo y especias) y la sangre de pollo frita con cebolla y laurel, una receta local de aprovechamiento. En aperitivos son imprescindibles las aceitunas aliñadas de la zona y los embutidos caseros (morcilla, chorizo, etc.). En repostería, Frailes tiene dulces típicos como los “nochebuenos” (bollitos de almendra y pasas que se hacen en Navidad), los roscos de anís y otros dulces de sartén. Todo ello regado con excelente aceite de oliva virgen extra producido en el mismo pueblo.

¿Hay restaurantes y alojamientos en Frailes?
Sí. Aunque es un pueblo pequeño, Frailes cuenta con varios bares y restaurantes donde probar su gastronomía. Por ejemplo, Bar La Posá (desayunos y tapas tradicionales), Restaurante El Choto (comida casera local) o Annapurna Gastrobar (tapas con toque moderno) son opciones bien valoradas. Para alojarse, no hay hoteles grandes, pero sí casas rurales y alojamientos con mucho encanto. Algunas opciones son la Casa Rural Ardales, Casa Rural El Sereno, La Veguetilla o las Casas Rurales Almoguer, entre otras. Estos alojamientos suelen ofrecer comodidad y ambiente rural auténtico. También es posible encontrar hostales en la cercana Alcalá la Real si se prefiere. Se recomienda reservar con antelación en temporadas de alta demanda turística.

¿Qué fiestas populares no me puedo perder en Frailes?
Además de la ya mencionada Fiesta del Vino (Jornada Vinícola y Gastronómica en primavera), Frailes celebra numerosas fiestas. Entre las más destacadas están: San Pedro (29 de junio), patrón del pueblo, con actos religiosos y verbenas; San Antonio (13 de junio), con procesión en el barrio de San Antonio; las Fiestas de Agosto (primer fin de semana de agosto) con feria, música y eventos lúdicos; y Santa Lucía (13 de diciembre), patrona que da nombre a la iglesia, celebrada con misa y tradiciones de invierno. También la Semana Santa frailera es especial, con procesiones íntimas, y el Corpus Christi, cuando las calles se adornan de altares. Cualquier fecha festiva es buena para visitar Frailes, pues podrás vivir sus costumbres de cerca y compartir la alegría de sus habitantes.

¿Por qué visitar Frailes?
Frailes es un destino perfecto para quien busca autenticidad, tranquilidad y naturaleza. Visitar Frailes te permite conocer un pueblo andaluz con historia, pasear por calles llenas de encanto rural, descubrir parajes naturales hermosos en la Sierra Sur y saborear una gastronomía tradicional exquisita. Además, ofrece actividades singulares como la tirolina y el puente colgante, y eventos festivos únicos como la Jornada del Vino. Es un lugar poco masificado, donde el viajero se siente acogido por la gente local. Si quieres desconectar del estrés urbano y conectar con la Andalucía más genuina, Frailes, en Jaén, tiene todos los ingredientes para enamorarte. ¡Yo volví encantado y seguro que tú también lo harás!

¡Espero que este recorrido personal y completo por Frailes (Jaén) te haya sido útil y te anime a visitar este encantador pueblo! Como has visto, Frailes combina lo mejor del turismo rural andaluz: paisajes, patrimonio, buena mesa y gente hospitalaria. En mi experiencia, superó con creces las expectativas, y por eso quise plasmar aquí todos los detalles. Si buscas un destino fuera de las rutas masificadas, donde relajarte y a la vez vivir experiencias auténticas, Frailes te está esperando con los brazos abiertos. ¡Buen viaje y a disfrutar de Frailes! 🏞️🍷🌟