He tenido la suerte de descubrir Cazalilla, un pequeño pueblo de la provincia de Jaén, Andalucía. Está enclavado en plena Campiña jienense, muy cerca del río Guadalquivir, rodeado de campos de olivos y cereales. Con apenas unos 800 habitantes, aquí se respira la tranquilidad y autenticidad de la vida rural andaluza. En cuanto puse un pie en sus calles blancas y tranquilas, sentí la hospitalidad de sus vecinos y su ambiente sosegado. A lo largo de este artículo te voy a contar en primera persona todo sobre Cazalilla: su fascinante historia, los rincones que no te puedes perder, sus fiestas más singulares, la rica gastronomía local y consejos prácticos para planificar tu visita. ¡Acompáñame en este recorrido por Cazalilla, un destino con encanto que te sorprenderá!
Historia y Patrimonio
Aunque hoy Cazalilla es un pueblo agrícola y apacible, sus orígenes se remontan muy atrás en el tiempo. Existen pruebas de asentamientos humanos desde la Edad del Cobre (hace unos 5.000 años) en el cerro de la Coronilla. Más tarde, por aquí pasaron íberos y romanos, dejando huellas como cerámicas y restos de villae romanas. Durante la época andalusí, Cazalilla se conocía como Qastalla y llegó a tener importancia estratégica, con un castillo vigilando el paso del Guadalquivir. Tras la Reconquista, aparece mencionada como Caztalliella en documentos del siglo XIV, y en el siglo XV su castillo jugó un rol en las guerras nobiliarias, aunque de aquella fortaleza hoy solo queda el recuerdo. De hecho, las piedras del castillo se reutilizaron para construir la Iglesia de Santa María Magdalena en 1622, integrando el antiguo torreón como parte del ábside. Esta curiosa torre, conocida como Torre de Calígula, es en realidad el antiguo bastión árabe embutido en la cabecera de la iglesia, un detalle arquitectónico único que nos habla del pasado medieval de Cazalilla.
Paseando por el casco antiguo, me detuve frente a la Iglesia parroquial de Santa María Magdalena, el principal monumento del pueblo. Su fachada blanca del siglo XVII y su estilizada torre campanario llaman la atención desde cualquier punto. Al entrar, me sorprendieron sus retablos barrocos y la atmósfera de paz que se respira. Junto a la iglesia se extiende la Plaza de la Constitución, corazón de la vida local, presidida por el Ayuntamiento (un edificio de fachada histórica) y rodeada de casas encaladas. Muy cerca se encuentra la Casa de la Carrilera, también llamada Casa Grande, una casona señorial del siglo XVIII que destaca por su tamaño e historia – de hecho, es la vivienda más grande y antigua del pueblo, construida en 1760 según cuentan. Asomarse a su imponente fachada de piedra es casi como viajar en el tiempo, imaginando la vida de antaño.
Cazalilla conserva además otros rincones con historia. Por ejemplo, los restos de la Torre de María Martín, una antigua torre de vigilancia ubicada en las afueras, nos recuerdan el antiguo sistema defensivo que protegía estas tierras en la Edad Media. Aunque hoy solo queda alguna ruina, los lugareños te contarán con orgullo las leyendas asociadas a esta torre. No podemos olvidar el Centro de Visitantes “Mirando al Guadalquivir”, un espacio interpretativo situado en un mirador natural desde el que se obtienen vistas fantásticas del valle del Guadalquivir. Yo subí hasta allí al atardecer y pude contemplar el paisaje dorado de la campiña, con el río serpenteando a lo lejos – ¡un panorama digno de fotografiar! Este centro, además de mirador, ofrece información sobre la flora, fauna y cultura de la zona, ideal para empezar tu visita con contexto.
Qué Ver y Hacer en Cazalilla
Mi recorrido por Cazalilla comenzó de forma relajada, callejeando por sus calles estrechas y plazas. La arquitectura tradicional andaluza está muy presente: casas encaladas, patios con flores y vecinos saludando al pasar. Un punto de encuentro imperdible es La Plazoleta, una pequeña plaza (también conocida como Parque Pilar) rodeada de árboles y bancos, donde la gente se reúne a charlar. Muy cerca está el Parque Pilar de la Dehesa, un parque periurbano ideal para descansar bajo la sombra. Allí encontré zonas de barbacoas, fuentes y mesas de picnic – un lugar perfecto si viajas en familia y quieres hacer una parada para comer al aire libre. Los niños correteaban por los columpios mientras los mayores preparaban unas chuletas a la brasa; el ambiente era muy acogedor.
Si te gusta la naturaleza, el Charcón de la Virgen de la Cruz es otro sitio curioso que visitar. Se trata de una pequeña área recreativa a las afueras, en el camino hacia Villanueva de la Reina. Antiguamente fue un vertedero, pero hoy es un espacio verde recuperado, con un estanque (charcón) y un puente de madera sobre un arroyo. Es un lugar popular para la romería local (ya te contaré más en la sección de fiestas) y también un buen sitio para observar aves o dar un paseo tranquilo. A mí me impresionó lo silencioso que era, solo roto por el croar de alguna rana y el canto de los pájaros al atardecer.
Los amantes de la historia, como yo, disfrutarán visitando de nuevo la Iglesia de Santa María Magdalena por dentro y por fuera, apreciando detalles como el antiguo Torreón de Calígula adosado. Además, puedes buscar la antigua fuente del Pilar Viejo, un histórico pilar que abastecía de agua, hoy acondicionado como otro pequeño merendero con vistas a la campiña. En cuanto a museos, Cazalilla no tiene uno al uso, pero el Ayuntamiento a veces exhibe objetos históricos del pueblo, y en la Casa de la Cultura se organizan exposiciones temporales y eventos culturales, por lo que pregunta si hay alguna muestra durante tu visita.
Si eres aficionado al ciclismo o senderismo, recorrer los alrededores es muy recomendable. Al estar en terreno llano y ondulado, se presta para dar paseos en bicicleta entre olivares. De hecho, descubrí que existe una ruta cicloturista de la Campiña que pasa por Cazalilla, enlazando con pueblos vecinos como Espeluy o Mengíbar. Anímate a pedalear o caminar hasta el Cerro de la Coronilla, ese cerro donde empezó la historia del pueblo, porque además de su interés arqueológico, ofrece unas vistas panorámicas estupendas. Desde su cima se divisa todo Cazalilla a vista de pájaro, con el mosaico de cultivos a tu alrededor y, en días claros, las sierras lejanas del Parque Natural Sierra de Andújar. Sin duda, explorar los alrededores naturales de Cazalilla es un plan sencillo pero gratificante: aquí el turismo es sin prisas, de disfrutar el momento y el paisaje rural.
Fiestas y Tradiciones
Si hay algo que define la identidad de Cazalilla, son sus fiestas populares, algunas de ellas verdaderamente singulares en toda España. La más famosa es la Fiesta de San Blas, que se celebra cada 3 de febrero. Tuve la oportunidad de vivirla y fue inolvidable. Ese día, los cazalilleros se reúnen en torno a su patrón, San Blas, para una misa y procesión tradicional… ¡y algo más! Antiguamente, era costumbre lanzar una pava viva desde el campanario de la iglesia durante la fiesta. Sí, como lo oyes: arrojaban un pavo (en realidad una pava, hembra) desde la torre, y la persona que lograba atraparlo se consideraba afortunada todo el año. Esta tradición, que según dicen empezó en el siglo XIX como símbolo de reconciliación entre dos familias enfrentadas, con el tiempo se volvió muy polémica por el bienestar del animal. Desde 2015 está prohibido lanzar animales vivos, así que cuando asistí a la fiesta vi cómo la tradición había evolucionado: en lugar de una pava real, lanzaron decenas de pavas de peluche desde el campanario, cada una con un número para sortear premios. ¡El espectáculo fue colorido y mucho más respetuoso! Aun así, se mantiene la emoción de agarrar un premio al vuelo. Además, en San Blas es típico que las madres repartan y bendigan las rosquillas de San Blas, unos panecillos en forma de rosca que luego guardan todo el año como protección para sus hijos. Me regalaron una rosquilla bendecida y me explicaron que antiguamente se creía que protegía contra las anginas y enfermedades de la garganta, asociadas a San Blas.
Otra fecha importante es el 3 de mayo, cuando se celebra la Fiesta de la Cruz en honor a la Virgen de la Cruz, patrona del pueblo. En esa jornada, los cazalilleros realizan una romería: salen en caravana hacia el Charcón (ese paraje del que te hablé) llevando la imagen de la Virgen, cantando y compartiendo comida campestre. Yo los acompañé caminando un trecho entre tractores engalanados y caballos, hasta llegar al Charcón, donde pasaron el día de fiesta campestre con paella gigante, sevillanas y mucha devoción. La alegría era contagiosa y cualquiera era bienvenido a unirse, aunque fuera forastero como yo.
Cazalilla también conserva la tradición de la Candelaria (la noche del 2 de febrero, víspera de San Blas) encendiendo luminarias o hogueras en las calles para reunir a las familias en torno al fuego. En Semana Santa, aunque es un pueblo pequeño, no faltan procesiones íntimas por las noches de Jueves y Viernes Santo, con sus cofradías locales. En mayo algunos vecinos acuden a la Romería de la Virgen de Alharilla en la cercana Porcuna (es una devoción compartida en la comarca). Y cuando llega el verano, tiene lugar la celebración que ellos llaman Fiestas del Emigrante, alrededor del fin de semana próximo al 14 de agosto. Es común en muchos pueblos de Jaén organizar sus fiestas patronales en agosto, cuando regresan quienes viven fuera. En Cazalilla, durante esos días de agosto hay verbenas nocturnas en la plaza, con música en vivo, bailes, concursos y mucha diversión bajo el cálido cielo de verano. Yo asistí a una verbena de las fiestas de agosto y fue encantador ver a abuelos, padres, nietos y visitantes todos bailando juntos al son de sevillanas y rumbas. Por supuesto, tampoco faltan actividades como juegos infantiles, competiciones deportivas y fuegos artificiales que iluminan la torre de la iglesia al finalizar las fiestas.
Como ves, las tradiciones de Cazalilla mezclan religión, folclore y costumbres únicas, siendo la fiesta de San Blas y “la pava” su seña de identidad más conocida. Si te interesa el turismo cultural, te recomiendo programar tu visita para coincidir con alguna de estas fiestas: vivirás la cara más auténtica y animada de este pueblo, compartiendo con sus gentes sus creencias y alegrías. Y no olvides probar las rosquillas bendecidas o un vaso de ponche casero si te invitan, ¡son experiencias que no se encuentran todos los días!
Gastronomía de Cazalilla y Dónde Comer
Después de recorrer calles y campos, créeme que se abre el apetito. Por suerte, la gastronomía cazalillera reconforta a cualquiera. Al ser zona de campiña, predominan los platos caseros tradicionales, sencillos pero llenos de sabor y hechos con productos de la tierra (y mucho aceite de oliva de Jaén, por supuesto). Algunos platos típicos que me recomendaron los vecinos fueron el gazpacho andaluz y la pipirrana – dos refrescantes opciones para el verano. La pipirrana de Cazalilla es una especie de ensalada de tomate, pepino, pimiento verde, cebolla y huevo cocido, todo picadito y aliñado generosamente con aceite de oliva virgen extra. Me sirvieron una pipirrana fresquita y entendí por qué es tan apreciada cuando aprieta el calor. Otras recetas locales son más contundentes, pensadas para el invierno en el campo: las migas (pan desmenuzado frito con ajo, aceite y acompañado de tocino, chorizo o sardinas), el potaje de habas secas (un guiso de legumbres típico) o las patatas en ajillo, que son patatas guisadas con ajo, pimentón y comino, muy sabrosas. Si visitas Cazalilla en época de matanzas (invierno), posiblemente puedas probar chorizos y morcillas caseras espectaculares, ya que muchas familias siguen haciendo sus propios embutidos. Y en dulces, además de las rosquillas de San Blas que ya mencioné, fíjate en las gachas dulces de noviembre o en los hornazos de Pascua (pan dulce con huevo) si coincides con esas fechas, porque en la comarca de Jaén son habituales.
Ahora bien, ¿dónde comer estos manjares? Cazalilla, al ser pequeñito, no cuenta con grandes restaurantes gourmet, pero sí tiene bares locales donde se come de maravilla, de forma casera y económica. Yo probé tres sitios que te recomiendo: en el Bar Los Arcos (en la carretera de Espeluy) preparan unas tapas de caracoles para chuparse los dedos, además de raciones y bocadillos generosos. Es un lugar humilde pero muy auténtico, y en temporada de caracoles se llena gracias a su receta tradicional. Muy cerca está el Bar Los Galgos, en la calle Real, famoso por su comida casera – el guiso del día, las croquetas y especialmente las paellas por encargo, que cocinan los fines de semana. Tuve la suerte de coincidir un domingo y probar su paella mixta: abundante en conejo y verduras, ¡riquísima y con ese toque único de la cocina de pueblo! Por último, para la sobremesa o un ambiente más distendido, está el Pub La Pampara, camino del Río. Es un bar de copas pero también sirven tapas y dulces caseros. Allí acabé mis noches en Cazalilla, charlando con los lugareños mientras degustaba unos pastelitos de almendra típicos de la zona. La verdad, no hay nada como integrarse en la vida local a través de sus bares: en cada tapa y en cada conversación en la barra, conoces un pedacito más de Cazalilla.
Si buscas algo más elaborado, la cercana ciudad de Mengíbar (a 10 km) tiene restaurantes y asadores de renombre, y en Jaén capital (a media hora en coche) encontrarás ya de todo, desde alta cocina jiennense hasta franquicias internacionales. Pero personalmente, comer en Cazalilla es parte de la experiencia: cocina sin pretensiones pero sabrosa, con productos kilómetro 0 y atendido por gente que te hace sentir como en casa. No olvides que aquí la tapa es sagrada – con cada bebida te pondrán alguna, así que con dos cañas habrás probado varias especialidades sin casi darte cuenta.
Dónde Dormir en Cazalilla
Cuando llega la hora de descansar después de un día de visitas, puedes optar por alojarte en el mismo pueblo o en sus alrededores. Cazalilla es muy pequeña y no cuenta con hoteles al uso, pero sí con alojamientos rurales. La joyita local es la Vivienda Turística “Oda Andaluza”, una casa rural ubicada en el pueblo mismo. Es una casa tradicional andaluza restaurada con mucho encanto: tiene capacidad para unas 8-10 personas, piscina al aire libre y todas las comodidades modernas, manteniendo el estilo rústico. Yo eché un vistazo y me imaginé disfrutando de una barbacoa en su patio al fresco de la noche estival. Si viajas en grupo o en familia, esta opción es ideal para vivir la experiencia rural completa. Conviene reservar con antelación, eso sí, porque suele ocuparse en fines de semana y vacaciones.
Si la casa rural está completa o prefieres un hotel, las opciones más cercanas están a pocos kilómetros. Mengíbar, que está a 10-15 minutos en coche, tiene el Hotel Palacio de Mengíbar, un precioso hotel con spa instalado en un palacio renacentista (perfecto si buscas algo histórico y con encanto). También en las proximidades, Jaén capital (a 30 min) ofrece una amplia gama de hoteles de todas las categorías, y hacia Andújar (unos 25 km) encontrarás algún hostal y casas rurales adicionales. En mi caso, decidí alojarme en Jaén ciudad por comodidad, pero muchos viajeros eligen el turismo rural en la comarca: por ejemplo, Higuera de Arjona, Fuerte del Rey o Villanueva de la Reina (pueblos vecinos) también cuentan con casas rurales agradables. Incluso vi en un folleto que recomendaban alojamientos como Casa Quico en Higuera de Arjona, o el Hotel Juleca en Las Infantas (a medio camino de Jaén), todos ellos a menos de 20-30 minutos de Cazalilla.
Mi consejo es: si quieres vivir la tranquilidad absoluta, duerme en Cazalilla o en el campo cercano (la Oda Andaluza es ideal para eso). Si prefieres tener más servicios a mano (restaurantes, tiendas) y no te importa conducir un poco cada día, entonces haz base en Mengíbar o en la capital Jaén y acércate a Cazalilla en una excursión. De cualquier forma, el silencio de la noche en Cazalilla bajo el cielo estrellado es algo especial que te perderás si no te quedas al menos una noche en los alrededores.
Cómo Llegar a Cazalilla y Consejos para el Viajero
Llegar a Cazalilla es bastante sencillo, pese a ser un destino rural. En coche, el acceso principal es desde la autovía A-4 (Madrid–Andalucía) saliendo por Mengíbar o Villanueva de la Reina y siguiendo unos kilómetros por carretera local (JV-2302 y JV-2304). Desde Jaén capital son unos 32 km (unos 30-35 minutos), y desde Andújar alrededor de 25 km
. La carretera transcurre entre olivares y campos, con muy poco tráfico, así que el viaje se hace agradable. En transporte público, la opción más cercana es el tren: a solo 6 km de Cazalilla está la Estación de Espeluy, que es un apeadero de la línea Madrid-Cádiz. Algunos trenes Media Distancia paran en Espeluy, y desde allí podrías tomar un taxi hasta Cazalilla (en el pueblo no hay estación de taxis, pero se puede reservar con antelación preguntando en el ayuntamiento o a los alojamientos). También hay autobuses interurbanos que pasan por Mengíbar o Villanueva de la Reina desde Jaén y Madrid, y podrías bajarte en esas localidades y luego un taxi corto. No existe, que yo sepa, un autobús regular específico a Cazalilla, por lo que lo más práctico es el coche privado. La buena noticia es que las distancias son cortas y las carreteras, aunque comarcales, están en buen estado.
Una vez en el pueblo, moverse es fácil a pie – de punta a punta se recorre en 10 minutos. De hecho, gran parte del encanto es simplemente pasear sin rumbo por sus calles. Si quieres explorar el entorno (por ejemplo ir al Charcón, al Cerro de la Coronilla o a pueblos cercanos), entonces sí necesitarás vehículo, bici o muchas ganas de caminar. Para subir al cerro o ir de romería, un coche todoterreno viene bien, pero vi turismos pequeños haciéndolo con cuidado, así que es accesible salvo que haya llovido mucho.
Te doy algunos consejos prácticos para tu visita: lleva efectivo, porque aunque hay una pequeña sucursal bancaria, los bares y comercios suelen manejar metálico y no siempre aceptan tarjeta. El clima en esta zona es extremo en ciertas épocas: en verano hace bastante calor, con días superando los 40°C en julio y agosto, así que trae agua, protección solar y sombrero si vienes en esas fechas, y adapta tus horarios (mejor madrugar y hacer la siesta al medio día, como hacen los locales). En cambio, los inviernos son frescos pero no muy crudos; aun así, trae abrigo porque por las noches baja la temperatura y la humedad del río se nota. La mejor época para mí es la primavera: en abril-mayo el campo está verde, los cultivos de girasol tiñen de amarillo el paisaje, el clima es suave y además pillas las fiestas de la Cruz en mayo. O finales de invierno para San Blas, si quieres vivir esa tradición tan curiosa (aunque febrero puede hacer frío). Otoño también es bonito con los ocres del campo tras la cosecha, y hay menos ajetreo turístico en general.
Otro consejo: no esperes grandes tiendas o gasolineras en Cazalilla. Hay tiendas de alimentación básicas, panadería, farmacia y poco más. Para compras mayores, Mengíbar o Jaén están cerca. Así que ven surtido de gasolina y de cualquier cosa esencial. Por el lado bueno, esto significa que el ambiente se mantiene muy auténtico y nada masificado.
Por último, te sugiero hablar con la gente local. En mi visita, entablé conversación con varias personas mayores en la plaza y resultó que uno de ellos era una enciclopedia viviente de historias del pueblo. Me enseñó rincones que no habría descubierto solo y hasta me invitó a un café. La gente de Cazalilla valora que los visitantes se interesen por su pueblo, y te contarán anécdotas sobre, por ejemplo, cómo se vivía cuando la economía giraba en torno al trigo y no al olivo, o sobre personajes ilustres nacidos aquí (¿sabías que en el siglo XVI hubo un fraile de Cazalilla que fue testigo en la beatificación de San Juan de la Cruz? Son datos que solo te enteras hablando con ellos). Conectar con los cazalilleros hará que tu experiencia pase de buena a extraordinaria.
Cazalilla es un destino ideal para una escapada rural tranquila, para amantes de la historia oculta de los pequeños pueblos y de las tradiciones peculiares. Ven con mente abierta, ganas de desconectar del ritmo urbano, y dispuesto a saborear cada momento – ya sea un atardecer sobre el Guadalquivir, una tapa en el bar Los Galgos o una charla bajo la parra de una casa encalada. Te irás, como me pasó a mí, con la sensación de haber descubierto un pequeño tesoro en la campiña de Jaén.
Preguntas Frecuentes (FAQ)
¿Dónde se encuentra exactamente Cazalilla?
Cazalilla está en la provincia de Jaén, Andalucía, a unos 32 km al noroeste de Jaén capital, enclavado en la comarca de la Campiña de Jaén, muy cerca del río Guadalquivir. Es un municipio limítrofe con pueblos como Espeluy, Villanueva de la Reina y Mengíbar. Se accede fácilmente desde la autovía A-4 (salidas Mengíbar o Villanueva) y está bien comunicado para ser un pueblo rural.¿Cuántos habitantes tiene Cazalilla y qué ambiente encontraré?
Es un pueblo pequeño, con alrededor de 800 habitantes actualmente. El ambiente es tranquilo y familiar; ideal si buscas desconectar. No esperes grandes aglomeraciones ni turismo masivo, aquí la vida transcurre a ritmo lento entre labores del campo y encuentros en la plaza. Los vecinos son amables y es fácil entablar conversación con ellos.¿Qué puedo ver en Cazalilla en un día?
En un día puedes recorrer el centro histórico: la Iglesia de Santa María Magdalena con su curioso torreón integrado, la Plaza de la Constitución con el Ayuntamiento, y la Casa Grande (Casa de la Carrilera). También acercarte al mirador del Centro de Visitantes “Mirando al Guadalquivir” para vistas panorámicas. Si te organizas, puedes ir al Parque Pilar de la Dehesa a comer de picnic y luego al Charcón de la Virgen de la Cruz, que está muy cerca (ambos a las afueras). Termina el día tapeando en los bares del pueblo. Es un plan relajado pero completo.¿Cuál es la mejor época para visitar Cazalilla?
Depende de tus intereses. La primavera (abril-mayo) es excelente por clima templado, campos verdes y la fiesta de la Cruz (3 de mayo). Inicios de febrero también son interesantes si quieres vivir San Blas (3 de febrero) y ver la tradición de la “pava” y las candelarias, aunque hará frío. En verano hace bastante calor, pero a mediados de agosto hay fiestas patronales con verbenas. Otoño (septiembre-octubre) ofrece buen clima y tranquilidad. En resumen, primavera y otoño serían las épocas más cómodas en cuanto a temperatura.¿En qué consiste la tradición de la pava de San Blas?
Es una antigua y singular tradición de Cazalilla durante la fiesta de San Blas (3 de febrero). Consistía en lanzar una pava (pavo hembra) viva desde el campanario de la iglesia y la persona que la atrapaba se quedaba con ella y se consideraba afortunada. Debido a las leyes de protección animal, desde 2015 ya no se lanza un animal vivo. En su lugar, hoy se lanzan pavas de peluche numeradas, que luego se sortean entre los participantes. La tradición se mantiene simbólicamente sin hacer daño a ningún animal. También se bendicen y reparten rosquillas de pan ese día como protección contra los males de garganta, según la creencia popular.¿Hay opciones de alojamiento en Cazalilla?
En el mismo pueblo la opción es una casa rural llamada Oda Andaluza, con capacidad para grupos y piscina, muy bien valorada. No hay hoteles en Cazalilla, pero a pocos kilómetros tienes alternativas: en Mengíbar (10 km) está el Hotel Palacio de Mengíbar (hotel con encanto y spa), hacia Jaén (20 km) encuentras hoteles como Juleca, y en otros pueblos cercanos hay casas rurales. Muchos visitantes eligen hospedarse en Jaén capital o en Mengíbar y venir a Cazalilla durante el día, si prefieren más servicios urbanos.¿Qué comidas típicas debería probar en Cazalilla?
No te vayas sin probar la pipirrana cazalillera (ensalada fresca de tomate, pepino, pimiento, cebolla y huevo), las migas con tropezones, el potaje de habas secas y las patatas en ajillo. En temporada de calor, un buen gazpacho andaluz siempre apetece. Para picar, los caracoles en salsa que sirven en Bar Los Arcos son famosos. Y de postre o dulce tradicional, las rosquillas de San Blas (si vas en febrero) o los hornazos en Pascua. La gastronomía es casera, sencilla y con el sabor del aceite de oliva de la tierra.¿Cazalilla tiene algún evento o lugar de interés natural?
Sí, destacan sobre todo eventos festivos como la romería de la Virgen de la Cruz el 3 de mayo, en la que se va al paraje del Charcón, un entorno natural recuperado donde pasan el día de campo. En cuanto a lugares naturales, el Charcón de la Virgen de la Cruz en sí mismo es interesante para un paseo, y el Parque Pilar de la Dehesa ofrece una zona verde con merenderos y barbacoas ideal para pasar la tarde al aire libre. También puedes avistar aves esteparias en los alrededores (como avutardas y sisones) si eres amante de la ornitología, ya que los campos abiertos de la zona sirven de hábitat para ellas. Y a nivel paisajístico, cualquier punto elevado como el Cerro de la Coronilla te dará buenas vistas de la campiña.¿Cómo es la comunicación móvil y de internet en Cazalilla?
Al ser un pueblo pequeño, la cobertura móvil puede variar según la compañía, pero en general hay señal 3G/4G suficiente en la zona urbana. Yo no tuve problemas usando datos en el centro del pueblo. Eso sí, en las afueras (por ejemplo en el Charcón o hacia el cerro) la cobertura baja un poco. Algunos bares ofrecen WiFi a clientes, y si te hospedas en la casa rural, también tendrás WiFi allí. No hay locutorios ni cibercafés, así que planifica con eso en mente. De todas formas, venir a Cazalilla es una buena excusa para desconectar un poco de la pantalla y conectar más con la vida rural.