Quiero llevarte conmigo a descubrir Castillo de Locubín, un encantador pueblo de la provincia de Jaén, enclavado en la Sierra Sur andaluza. Cuando llegué por primera vez, me sorprendió su estampa: casas blancas escalonadas en la ladera, rodeadas de infinitos olivares y cerezos. Este rincón rural, situado a unos 70 km de Jaén capital, combina historia y naturaleza de una forma muy especial. Además, es famoso por sus sabrosas cerezas, protagonistas de una fiesta popular única. En esta guía personal te contaré su historia, qué ver y hacer, dónde saborear su gastronomía y todos los consejos para que tu visita a Castillo de Locubín sea inolvidable.
Historia de Castillo de Locubín
Como muchos pueblos andaluces, Castillo de Locubín tiene orígenes antiguos y un pasado fascinante. Los primeros asentamientos humanos en esta zona se remontan a la Prehistoria – se han encontrado restos en cuevas cercanas que demuestran que ya en el IV milenio a.C. había pobladores por aquí. Más tarde, en época íbera y romana, existió una ciudad llamada Ipolcobulcula en el cerro de Encina Hermosa, dentro del actual término municipal. Imaginar este enclave lleno de vida hace dos mil años es realmente sorprendente.
Con la llegada de los musulmanes, el lugar pasó a llamarse Hisn al-Uqbin, que algunos traducen como «Castillo de las Águilas» y otros como «Castillo de las Cuevas». Ya por el siglo IX, esta fortaleza fue escenario de rebeliones muladíes (convertidos al cristianismo que se sublevaron contra el Emirato de Córdoba). Más de una vez cambió de manos durante el convulso periodo de frontera entre reinos musulmanes y cristianos. De hecho, Alfonso VI de Castilla llegó a conquistarla brevemente en el siglo XI, aunque volvió a perderse pagando tributo.
La incorporación definitiva a Castilla ocurrió en el siglo XIV. En 1341, durante la campaña del rey Alfonso XI contra el reino nazarí de Granada, el castillo local capituló tras un duro asedio dirigido por el infante Don Enrique. Poco después, el monarca concedió estas tierras a la vecina Alcalá la Real como recompensa por su ayuda en la reconquista. Así, Castillo de Locubín permaneció bajo la dependencia civil y eclesiástica de Alcalá la Real durante varios siglos.
No fue hasta el siglo XIX cuando los habitantes de Castillo de Locubín lograron su autonomía municipal. Hubo intentos de separarse ya en 1600 y 1729, pero siempre se frustraban por la oposición alcalaína. Finalmente, en 1833-1835 el municipio se emancipó definitivamente y comenzó su andadura independiente. Más adelante, en 1915, el rey Alfonso XIII le otorgó el título de Ciudad (aunque por su tamaño solemos hablar de “pueblo”, este honorífico título muestra su importancia histórica).
Hoy en día, al pasear por sus calles, se percibe esa mezcla de historia: desde la huella islámica en el trazado urbano hasta las tradiciones agrícolas heredadas de los antepasados. Cada piedra del antiguo castillo y cada celebración local nos recuerda que Castillo de Locubín tiene un alma forjada a lo largo de los siglos.
Qué ver y hacer en Castillo de Locubín
A pesar de ser un pueblo pequeño, Castillo de Locubín ofrece muchas experiencias al viajero. Te invito a conocer sus monumentos, perderte por sus rincones con encanto y disfrutar de la naturaleza que lo rodea. Aquí te cuento mis imprescindibles:
Monumentos y lugares de interés
Iglesia de San Pedro Apóstol: Es la parroquia principal, construida a finales del siglo XVI. Me impresionó su elegante portada renacentista y el robusto campanario que se divisa desde distintos puntos del pueblo. En su interior, además de la paz típica de los templos andaluces, alberga imágenes religiosas de gran devoción local. Destaca la figura de Nuestro Padre Jesús Nazareno, una escultura del siglo XVII atribuida al círculo de Martínez Montañés, que es la joya artística del pueblo. Visitar esta iglesia es casi obligatorio para apreciar la historia y el arte castillero.
Castillo de la Villeta (Torre del Batán): Aunque hoy solo quedan restos de la antigua fortaleza árabe que dio nombre al pueblo, el sitio del castillo en el barrio de La Villeta tiene un encanto especial. Paseando por allí sentí que retrocedía en el tiempo, imaginando las murallas que una vez defendieron la frontera del reino de Granada. Se conserva la planta de la antigua torre del homenaje (la torre principal), derribada por un vendaval en 1593 cuando ya estaba en ruinas. También pueden identificarse partes de su plaza de armas y la ubicación de las puertas de entrada. Desde este punto elevado se obtienen vistas panorámicas preciosas del valle y las sierras circundantes, así que no olvides la cámara. Un atardecer desde el antiguo castillo, con los tejados de Castillo de Locubín a tus pies, es de esos recuerdos imborrables.
Ermitas y rincones con encanto: Otro aspecto que me encanta de este pueblo es la cantidad de pequeñas ermitas y puntos pintorescos que encuentras al caminar. Por ejemplo, la Ermita de Nuestro Padre Jesús Nazareno está muy ligada a la devoción local; en ella se custodia la imagen del Nazareno que mencioné antes. Es sencilla pero tiene una atmósfera espiritual especial, sobre todo en las mañanas silenciosas. Si recorres las pedanías, encontrarás la Ermita de San Antón en Ventas del Carrizal y la Ermita de la Virgen de Fátima en la aldea de Los Chopos, cada una con su historia y celebraciones particulares.
No dejes de pasar por la Plaza de la Constitución, en pleno centro del pueblo, que actúa como plaza Mayor. Alrededor están el Ayuntamiento y algunos bares tradicionales. Muy cerca se ubica la Casa Museo de Castillo de Locubín, que antiguamente fue un hospital de la Orden de Calatrava. Hoy funciona como museo etnográfico local; a mí me resultó curioso ver objetos antiguos y fotos que cuentan cómo era la vida aquí hace décadas. Estos detalles te ayudan a comprender mejor las raíces castilleras y la forma de vida rural de antaño.
Fuentes y antiguos molinos: Paseando, te toparás con antiguas fuentes y lavaderos que eran puntos de reunión tradicionales. Además, en los alrededores existen molinos harineros centenarios; increíblemente, algunos aún siguen en activo. Por ejemplo, se conserva un molino en la pedanía de Triana y otro en El Cubillo, testimonios vivos de la arquitectura popular y de la importancia del agua y el cereal en la economía histórica local. Si tienes tiempo, acércate a verlos porque son parte del encanto rural de Castillo de Locubín.
Naturaleza y rutas al aire libre
Si eres amante de la naturaleza como yo, te alegrará saber que este municipio es un pequeño paraíso por descubrir. Castillo de Locubín alterna zonas de sierra con fértiles riberas, ofreciendo múltiples opciones de turismo activo:
Nacimiento del Río San Juan: Sin duda, mi lugar favorito es el paraje natural del nacimiento del río San Juan. A solo 5 km del casco urbano, encuentras un área recreativa preciosa donde el agua brota cristalina de la tierra formando pozas y pequeñas cascadas. El sonido del río, la sombra de los álamos y nogales, y el canto de los pájaros crean un ambiente perfecto para relajarse o disfrutar en familia. Muchos lugareños vienen en verano a hacer picnic y darse un remojón en las frescas aguas. Además, el Ayuntamiento ha acondicionado allí una vía ferrata y zona de escalada. ¡Sí, has leído bien! Puedes vivir una pequeña aventura de escalada segura con vistas al río. Yo la probé y, aunque es de nivel iniciación, la adrenalina y las vistas la hacen muy divertida. Si no te va la escalada, igualmente hay senderos sencillos alrededor del nacimiento para pasear, pescar truchas o simplemente sentarte a escuchar la naturaleza.
Rutas de senderismo: El entorno montañoso de Castillo de Locubín ofrece varias rutas para caminar. Una muy recomendable es la ruta de las Vegas del San Juan, que sigue el curso del río entre huertas y cerezos. En primavera, caminar por aquí con los cerezos en flor es un espectáculo de pétalos blancos y aroma dulce; y a inicios del verano, puedes hasta probar alguna cereza directamente del árbol (¡con permiso, claro está, que son fincas privadas!). Otras caminatas te llevan a miradores naturales: por ejemplo, la subida al cerro de la Cruz del Rayo o al Mirador de San Marcos en las sierras cercanas, desde donde se divisa Alcalá la Real con su imponente fortaleza de La Mota en el horizonte. Estas excursiones no están masificadas, así que es muy probable que solo escuches tus pasos y el viento entre los pinos. A mí me encanta esa sensación de tranquilidad absoluta.
Ciclismo y otros deportes: Los aficionados a la bicicleta de montaña o al ciclismo de carretera también tienen terreno para disfrutar. Hay caminos rurales entre olivos que conectan con pueblos vecinos como Valdepeñas de Jaén o Alcaudete, ideales para recorrer en BTT. Incluso existe una empresa local de alquiler de bicis y rutas guiadas (Valbikes, por ejemplo), por si te animas a pedalear con guía. Por otro lado, gracias a la riqueza de fauna en la zona, si te gusta la ornitología puedes traer tus prismáticos: en los parajes del río San Juan y la Sierra del Ahillo es posible avistar aves como garzas, águilas ratoneras e incluso búhos reales al atardecer. La variedad de planes al aire libre es amplia: desde pesca deportiva, fotografía de paisajes, hasta simplemente disfrutar de un cielo estrellado espectacular en las noches despejadas (aquí la contaminación lumínica es mínima).
En definitiva, Castillo de Locubín invita a reconectar con la naturaleza. Ya sea buscando aventura moderada o paseos relajados, encontrarás un rincón a tu medida. Mi consejo es llevar calzado cómodo, agua y ganas de explorar sin prisas. Cada sendero puede sorprenderte con una vista panorámica, un árbol centenario o un encuentro espontáneo con gente del campo que siempre te saluda amablemente.
Gastronomía: Sabores de Castillo de Locubín
Hablar de Castillo de Locubín es hablar de buena mesa. En mis viajes siempre doy mucha importancia a la gastronomía local, y aquí quedé encantado. La tradición culinaria castillera mezcla la herencia andalusí, el aprovechamiento de productos de la huerta y, cómo no, el omnipresente aceite de oliva virgen extra de Jaén (te aseguro que probarás uno de los mejores aceites del mundo, producido en las almazaras de la zona).
El producto estrella de este pueblo son las cerezas. En temporada (finales de mayo y junio) encontrarás cerezas por todos lados: recién cosechadas en los puestos, en postres, en licores caseros… Incluso preparan un original gazpacho de cerezas, una variante del gazpacho tradicional donde este fruto aporta un toque dulce y color rojizo al plato. Lo probé durante la fiesta local y es refrescante y delicioso, ¡no te vayas sin degustarlo si tienes ocasión! También se elaboran mermeladas y un licor de guindas (cerezas pequeñas) muy apreciado.
Entre los platos típicos de Castillo de Locubín, te recomiendo:
- Remojón de naranja: una ensalada fría de naranja troceada con aceite de oliva, cebolleta, huevo duro y bacalao (y en algunas casas le ponen aceitunas). Es herencia de la cocina andalusí y sienta de maravilla, sobre todo acompañada de un buen lomo de orza (carne de cerdo macerada en orégano y otras especias, cocinada y conservada en aceite). Esta combinación de sabores entre dulce de la naranja y salado del bacalao me resultó curiosa y sabrosa a la vez.
- Migas con melón: un contraste tradicional de la zona. Las migas (pan desmenuzado frito con ajo y aceite) se sirven típicamente en días de lluvia o frío, acompañadas de torreznos, chorizo y otros avíos… ¡y aquí también con trozos de melón fresco! La primera vez me extrañó, pero la mezcla de migas calentitas con el melón dulce y jugoso es sorprendentemente deliciosa. Hay que probarla para entender por qué a los castilleros les encanta.
- Sopa de “boladillos”: es una sopa casera que lleva pan, huevo escalfado, jamón serrano y albóndigas pequeñitas (los “boladillos”). Es reconfortante, perfecta si visitas el pueblo en invierno.
- Cazuela de bacalao: un guiso de vigilia muy típico en Semana Santa, con bacalao, patatas, huevo y pan, todo horneado. Cada familia tiene su receta, pero todas están de rechupete.
- Sobrehúsa: este nombre quizá no te suene si no eres de la provincia. Es un plato que consiste en habas verdes guisadas con jamón y un majado de ajo, hierbabuena y cominos. Se suele preparar en temporada de habas (primavera). Lo probé en casa de unos conocidos y me supo a cocina tradicional en estado puro, con el toque aromático de la hierbabuena.
- Migas y gachas: aparte de las migas con melón mencionadas, en días de lluvia también preparan gachas saladas, una especie de papilla espesa de harina tostada con matalahúva (anís) que se come caliente acompañada de cosillas saladas (aceitunas, rábanos, etc.) y luego de postre se rebaña la sartén con azúcar o miel. Es una costumbre muy de los pueblos de Jaén.
En el apartado de postres y dulces, te aseguro que vas a querer llevarte un recuerdo para el paladar. Destaca la Manta castillera, un dulce típico local: es como un bizcocho fino enrollado relleno de crema pastelera (similar a un brazo de gitano), espolvoreado con azúcar y canela. Se suele preparar para la Fiesta de la Cereza y otras celebraciones. Yo tuve la suerte de probar un trozo acompañado de un café y fue gloria bendita. Otros dulces que encontrarás son las rosquetas y roscos fritos (rosquillas de masa frita, bañadas en azúcar) y pasteles elaborados con cereza. En verano, no es raro que te ofrezcan de postre un gazpacho de cerezas bien frío o simplemente un cuenco de variadas frutas de las huertas locales: melocotones, ciruelas, higos… madurados al sol y llenos de sabor.
Como ves, en Castillo de Locubín se come de maravilla. La gastronomía forma parte esencial de su identidad, conservada en recetarios familiares y celebrada en sus fiestas. Mi consejo es que vayas con el estómago disponible para muchas delicias y, a ser posible, te acerques a los bares y tapas locales donde podrás probar varias cosas en pequeñas raciones. ¡Buen provecho!
Fiestas y tradiciones populares
Los habitantes de Castillo de Locubín viven sus fiestas con mucha pasión, y si coincides con alguna de ellas, participar te hará entender aún mejor el carácter del pueblo. Estas son las celebraciones más importantes del calendario castillero:
Fiesta de la Cereza: Es, sin duda, el evento estrella y el que puso a Castillo de Locubín en el mapa festivo de Jaén. Se celebra cada año en junio, coincidiendo con la recolección de la cereza, y dura alrededor de tres días. Durante esta fiesta, el pueblo entero se tiñe de rojo cereza (literal y metafóricamente). Las estrechas calles de sabor árabe se llenan de puestos donde degustar y comprar cerezas frescas, licores, mermeladas y todo tipo de productos derivados. Hay concursos al mejor plato elaborado con cerezas y al mejor productor del año, lo cual es muy divertido porque todo el mundo participa con orgullo. Yo asistí a una demostración culinaria donde prepararon el famoso gazpacho de cerezas y unas compotas riquísimas. Además de la comida, la fiesta incluye actuaciones de música folclórica, grupos de baile, exposiciones de artesanía local (cerámica, esparto, bordados) y verbenas populares por la noche. ¡El ambiente es fantástico! Si te gustan las experiencias auténticas, venir en la Fiesta de la Cereza te dará una perspectiva única de la cultura local (eso sí, reserva alojamiento con antelación porque viene mucha gente de fuera esos días).
Semana Santa: Como buen pueblo andaluz, Castillo de Locubín conmemora la Semana Santa con procesiones y actos religiosos. Las cofradías locales sacan en procesión imágenes veneradas, especialmente el Viernes Santo con el Santo Entierro y la Virgen de los Dolores, y la madrugada del Viernes al Sábado con Nuestro Padre Jesús Nazareno. Aunque es una Semana Santa más recogida que en las grandes ciudades, tiene mucha emotividad. Ver pasar los tronos por las callejuelas estrechas, con el silencio roto solo por un tambor lejano o un canto, pone la piel de gallina. Si te interesa el arte sacro, fíjate en los detalles de las tallas antiguas que desfilan, como la mencionada del Nazareno.
Feria de San Antonio (Ventas del Carrizal): En la pedanía de Ventas del Carrizal, a unos 10 km del pueblo, celebran su feria en torno al 13 de junio (San Antonio). Es una pequeña feria con verbenas, atracciones para niños y actos religiosos en honor al santo. Puede ser curioso acercarse si estás por la zona, para vivir un ambiente de fiesta rural aún más íntimo.
Verbena del Carmen: El 16 de julio, en honor a la Virgen del Carmen, se organiza una verbena popular en la Plaza del Carmen del pueblo. Es una noche de música en directo, baile y convivencia vecinal bajo las estrellas. Aunque es una fiesta sencilla, a mí me resultó entrañable ver cómo la comunidad se reúne y disfruta de una noche de verano fresca con bailes tradicionales y modernas canciones.
Fiesta del Emigrante: A principios de agosto (generalmente el primer fin de semana, alrededor del 7-8 de agosto) se celebra la Fiesta del Emigrante. Esta festividad es común en muchos pueblos de Jaén: aprovechan que en agosto regresan muchos paisanos que tuvieron que emigrar a ciudades más grandes o a otras regiones por trabajo. Es una manera de darles la bienvenida de vuelta a casa, con eventos lúdicos, comidas populares y bailes. Es emocionante porque reúne a familias y amigos que solo se ven una vez al año, y el pueblo bulle de vida esos días. Si visitas en verano, notarás ese ambiente festivo especial, con calles más animadas y reencuentros en cada esquina.
Fiestas Patronales (septiembre): A comienzos de septiembre tienen lugar las fiestas mayores del pueblo, en honor a Nuestro Padre Jesús Nazareno, considerado patrón local de gran devoción (aunque oficialmente el patrón es San José, el pueblo siente a Jesús Nazareno como protector). Del 7 al 11 de septiembre aproximadamente, Castillo de Locubín organiza sus Fiestas Patronales con procesiones religiosas (especialmente emotiva la de Jesús Nazareno por las calles engalanadas), fuegos artificiales, encierros de vaquillas en plan tradicional (si bien pequeños, suelen atraer a los más atrevidos), conciertos, concurso de migas y otras actividades culturales. El ambiente combina lo sagrado y lo profano: por el día actos religiosos y por la noche fiesta en la caseta municipal hasta altas horas. Es la típica feria de pueblo andaluz donde todos salen a divertirse.
Romerías: Por último, no podemos olvidar las romerías, esas peregrinaciones campestres tan arraigadas en Andalucía. Los castilleros celebran al menos dos importantes: una romería local en honor a la Virgen de la Cabeza (generalmente en primavera, cuando grupos de vecinos van al campo con la imagen de la Virgen, entre cantos y paella popular), y otra en honor a la Virgen del Rocío (a modo de hermanamiento con la famosa romería de Huelva, muchos devotos de Castillo de Locubín participan y luego hacen su fiesta rociera local). Si te coincide alguna, es una ocasión estupenda para disfrutar de trajes de flamenca, caballos, coros rocieros y ese ambiente festivo-religioso tan pintoresco.
Como ves, prácticamente cada época del año tiene su celebración en Castillo de Locubín. Mi recomendación personal sería visitar durante la Fiesta de la Cereza en junio o en las Patronales de septiembre, dependiendo de si prefieres gastronomía y folclore veraniego o tradición y feria de final de verano. En cualquier caso, la hospitalidad de la gente te hará sentir como uno más en la fiesta, aunque hayas llegado de fuera.
Dónde comer y alojarse en Castillo de Locubín
Después de tanto paseo y celebración, necesitarás reponer fuerzas y descansar. Afortunadamente, aunque es un pueblo pequeño, Castillo de Locubín cuenta con sitios agradables para comer y opciones de alojamiento rural con mucho encanto. Te comparto algunas recomendaciones basadas en mi experiencia y la de otros viajeros:
Dónde comer
Mesón La Bodega: En pleno casco urbano (C/ Blas Infante, 21), este mesón es una apuesta segura para probar cocina casera local. Yo disfruté aquí de unas migas y un asado de cordero espectaculares. El ambiente es rústico y familiar, con barriles decorando la sala y fotos antiguas del pueblo en las paredes. A mediodía suelen tener menú con platos típicos jiennenses a buen precio. Ideal para un almuerzo abundante después de recorrer el pueblo.
Restaurante El Moreno: Conocido también como el kiosco del parque “El Moreno” (Paseo de la Constitución), es un sitio peculiar: mitad bar de tapas, mitad merendero al aire libre. Por las tardes de verano se llena de familias tomando algo bajo los árboles del parque. Sus tapas gratuitas con la bebida son muy famosas en el pueblo; a mí me sirvieron una de lomo en salsa de cereza que estaba riquísima. También preparan raciones y bocadillos. Es un lugar sin pretensiones pero con mucho encanto local, perfecto para una cena informal o unas cervezas al atardecer.
Bar Aloha: (o Aloa, algunos lo llaman de ambas formas) Ubicado en la carretera de Granada nº8, es un bar de carretera muy concurrido tanto por vecinos como por gente de paso. Lo destaco porque aquí probé una de las mejores tortillas de patatas de mi vida, jugosa y recién hecha. Además, sirven platos combinados y tapas de embutidos locales. Si vas camino a otra ciudad y haces parada técnica, este es el sitio para desayunar o tapear. El trato es cercano y suelen tener el fútbol en la tele, ambiente auténtico de bar de pueblo.
Mesón El Tropezón: Un clásico de Castillo de Locubín, situado cerca de la Plaza del Ayuntamiento. Su especialidad son las carnes a la brasa y los chorizos al infierno (flambeados en aguardiente, ¡todo un show ver cómo los preparan en tu mesa!). La última vez que fui pedí chuletillas de cabrito y salí encantado. El lugar es pequeñito y suele llenarse los fines de semana, así que ve con tiempo. Los dueños son muy amables y te aconsejan según tus gustos.
Restaurante Nacimiento del Río San Juan: Este restaurante se encuentra precisamente en la zona del Nacimiento del río, a unos 5 km del pueblo. Solo abre de mayo a septiembre, coincidiendo con la temporada alta de visitas al paraje. ¿Qué tiene de especial? Pues que comes prácticamente al lado del río, al aire libre. Sirven paellas, carnes a la brasa y ensaladas, todo en un entorno natural insuperable. Recuerdo almorzar allí un domingo de junio: la brisa del agua, el rumor del río y un plato de arroz caldoso con conejo… ¡una delicia! Si planeas pasar el día en el Nacimiento, comer en este chiringuito te hará la jornada redonda.
Además de estos, encontrarás otros bares sencillos y cafeterías por el pueblo donde tomar algo. En Castillo de Locubín es típico que con cada bebida te ofrezcan una tapa gratis, así que haciendo la ruta de la tapa por 2 o 3 bares casi comes sin darte cuenta. No dudes en preguntar a los locales sus sitios favoritos; a mí así me recomendaron Bar Avenida y Bar Ibiza, por ejemplo, para tapear en ambiente joven. En general se come bien en cualquier sitio, la clave es disfrutar de la experiencia y charlar con la gente, que seguro te contará alguna historia entre plato y plato.
Dónde alojarse
En cuanto al alojamiento, aquí predominan las casas rurales y alojamientos de turismo rural, ideales para quienes buscamos tranquilidad y contacto con la vida de pueblo. No esperes grandes hoteles, sino más bien casas acogedoras con estilo rústico y todas las comodidades. Algunas opciones:
Hospedería Locubín: Es una de las pocas opciones tipo hotel rural dentro del pueblo. Se trata de una hospedería con habitaciones sencillas pero cómodas, ubicada en una casona rehabilitada. Tiene alrededor de 8-10 habitaciones, así que el trato es muy personal. Me gustó porque está cerca del centro, puedes ir andando a todos lados, y por las mañanas sirven desayunos con aceite de oliva local, tomate y pan de pueblo recién tostado… ¡No hay mejor forma de empezar el día! Si prefieres algo práctico sin tener que ocuparte de cocinar, esta hospedería es tu elección.
Casa Rural La Pasailla: Una casa típica andaluza con patio, muy popular entre grupos y familias. Está un poco a las afueras, en una zona muy tranquila con vistas al campo. Tiene capacidad para unas 10-12 personas, repartidas en varios dormitorios, y cuenta con piscina privada, barbacoa y chimenea. Es ideal si viajas con un grupo de amigos o varios familiares y queréis disfrutar en exclusiva. La decoración mezcla elementos rústicos (techos de vigas, muebles de madera antiguos) con comodidades modernas. Un amigo se alojó allí con su familia y me la enseñó: quedé encantado con la terraza y la zona de piscina, imagínate un chapuzón al atardecer viendo los olivares…
Cortijo Rural Majolero: Este es perfecto si buscas algo más aislado y en plena naturaleza. El Cortijo Majolero es una finca rural tradicional adaptada al turismo, situada a unos 3 km del casco urbano. Tiene capacidad para grupos grandes (hasta 15-20 personas) ya que cuenta con varias habitaciones y incluso salón de celebraciones. Lo bueno es su entorno: rodeado de olivos, con un amplio jardín y una alberca/piscina donde refrescarse. Es un lugar genial para desconectar, hacer una barbacoa mirando las estrellas y sentir el silencio del campo andaluz. Suele ser muy demandado para reuniones familiares, así que conviene reservar con tiempo.
Alojamiento Rural La Hontana: Otra casita rural en el pueblo, de estilo rústico auténtico. Está restaurada manteniendo muros de piedra y techos abovedados. Tiene 4-5 dormitorios, patio con piscina pequeña y chimenea. La destaco porque sus propietarios ofrecen visitas guiadas y actividades para sus huéspedes, como rutas de senderismo o talleres de cocina tradicional. Si quieres algo más que solo alojamiento, La Hontana te da ese plus de experiencias.
Además de estas, hay otras casas rurales y apartamentos turísticos que han ido surgiendo (puedes encontrar ofertas en plataformas como Airbnb o EscapadaRural). Incluso existe un proyecto llamado El Jardín de Castillo enfocado en turismo de bienestar, con alojamiento y actividades de desarrollo personal en plena naturaleza. Como ves, opciones no faltan. Todas comparten la limpieza, la hospitalidad de sus dueños y precios asequibles en comparación con alojamientos urbanos.
Un consejo: si planeas venir en temporada alta (Semana Santa, verano o durante la Fiesta de la Cereza), reserva el alojamiento con antelación. Al ser pocos, se llenan rápido. Fuera de esas fechas, en cambio, es muy posible que encuentres disponibilidad y hasta negocies precio para estancias más largas. Y no olvides que alojarte en una casa rural te permite, por ejemplo, comprar pan de leña por la mañana, preparar tu propio picoteo con aceite y aceitunas locales y vivir por unos días al ritmo pausado de este pueblo. ¡Es una delicia que recomiendo a todos!
Cómo llegar a Castillo de Locubín y consejos prácticos
Llegar a Castillo de Locubín es bastante sencillo en coche, y un poquito más aventurero en transporte público. Aquí te explico las opciones y te doy consejos prácticos para tu visita:
Accesos por carretera
En coche: La forma más cómoda de alcanzar Castillo de Locubín es conduciendo. El pueblo se encuentra a solo 3 km de la carretera N-432, que es la vía principal que une Granada con Córdoba pasando por Alcalá la Real y Alcaudete. Si vienes desde Granada (que está a unos 60 km al sur), tomarás la N-432 dirección Córdoba y verás el desvío señalizado hacia Castillo de Locubín cerca de Ventas del Carrizal; en total es alrededor de 1 hora de trayecto. Desde Córdoba ciudad son unos 120 km (unas 2 horas), también por la N-432 en dirección opuesta. Y desde Jaén capital (aprox. 70 km al noreste), la ruta típica es ir hasta Martos y Alcaudete por la A-316/A-324 y luego enlazar con la N-432 hacia Alcalá la Real hasta el desvío. Calcula unos 75 minutos desde Jaén. La ubicación de Castillo es bastante estratégica, en pleno centro de Andalucía, por lo que también se puede llegar desde Málaga en unas 2 horas y desde Madrid en 4 horas aproximadamente (vía A-4 hasta Bailén y luego A-44 y A-316). Las carreteras regionales están en buen estado, aunque son de sierra y con curvas en algunos tramos, así que maneja con precaución, especialmente de noche.
Una vez en el pueblo, el estacionamiento no es problemático salvo en fiestas. Puedes dejar el coche en las calles de la parte baja o cerca de la plaza principal. Las calles en la zona antigua son estrechas y empinadas, así que conviene aparcar abajo y explorar a pie. Yo siempre encontré sitio sin mucha vuelta. Eso sí, si vienes en la Fiesta de la Cereza o patronales, la afluencia sube y quizás tengas que aparcar en las afueras habilitadas. En general, moverse a pie por Castillo de Locubín es fácil (¡aunque prepárate para cuestas, que las hay!).
En autobús: Aunque más limitado, hay servicio de autobús interurbano. La compañía Autocares Contreras opera rutas que conectan Castillo de Locubín con Alcalá la Real y con Jaén capital. Por ejemplo, hay varios buses al día hacia Alcalá la Real (el trayecto dura apenas 15-20 minutos, pues están a unos 12 km) y desde allí puedes enlazar con otros destinos. También suele haber uno o dos autobuses directos diarios a Jaén ciudad (duración alrededor de 1 hora y 10 minutos). Te recomiendo verificar los horarios actualizados con antelación, ya que pueden cambiar según el día de la semana y la época del año. La parada de bus en Castillo está en la calle 28 de Febrero. Viajar en autobús te permite disfrutar del paisaje sin preocuparte por conducir, aunque perderás flexibilidad para moverte por los alrededores.
Aeropuertos cercanos: Los más próximos son el Aeropuerto de Granada (a unos 70 km, menos de 1 hora en coche) y el Aeropuerto de Málaga (a unos 150 km, al menos 2 horas en coche). Si vienes de lejos, volar a Granada y alquilar un coche es una buena opción para luego recorrer la provincia.
Consejos prácticos para visitantes
Mejor época para la visita: Cada estación tiene su encanto. En primavera (abril y mayo) disfrutarás de clima suave, campos verdes y cerezos en flor, un paisaje espectacular que anticipa la cosecha. En junio llega la Fiesta de la Cereza con todo su esplendor y producto fresco. El verano aquí es caluroso (no tanto como en el valle del Guadalquivir, pero puede alcanzar 35°C en julio), aunque las noches son agradables; es buena época para aprovechar el río San Juan y las fiestas de agosto. El otoño trae colores ocres a los campos y es temporada de aceituna (noviembre-diciembre) – interesante si quieres ver la recogida de la oliva y probar aceite nuevo. El invierno es frío, con algunas heladas, pero perfecto para saborear migas, gachas y platos de cuchara; además, la Navidad se vive de forma hogareña y hay belenes típicos. Personalmente, diría que mayo-junio y septiembre son los meses ideales por clima y actividades.
Duración de la estancia: Castillo de Locubín se puede recorrer en un día tranquilamente si vas de paso (ver el pueblo, comer, acercarte al Nacimiento del San Juan y seguir ruta). Sin embargo, yo sugiero quedarte una noche o dos para vivirlo con calma, hacer alguna ruta de senderismo y empaparte bien de la vida local. Si te alojas en una casa rural, una escapada de fin de semana es perfecta para desconectar. Además, puedes aprovechar para visitar pueblos cercanos con encanto como Alcalá la Real (y su Fortaleza de la Mota) o Alcaudete (con su castillo calatravo), que están a un tiro de piedra.
Ropa y calzado: Empaca calzado cómodo, preferiblemente zapatillas de senderismo o deportivas, porque las calles tienen pendientes y si haces rutas por el campo las necesitarás. En verano, no olvides sombrero, protector solar y ropa fresca, pero también algo de abrigo ligero para la noche, ya que refresca en la sierra. En invierno, trae abrigo y calzado cerrado; aquí hace rasca y las casas antiguas pueden ser frías, aunque siempre habrá una chimenea encendida para acogerte.
Gastronomía y horarios: Recuerda que en Andalucía se suele almorzar sobre las 14:00 y cenar después de las 21:00. Muchos bares ofrecen tapas con la bebida: ¡aprovéchalo para probar variedad de sabores! Si visitas fuera de fin de semana, ten en cuenta que algunos restaurantes pueden cerrar algún día entre semana, y en la tarde (16:00-20:00) el pueblo hace su pausa de siesta, con tiendas cerradas. Planifica tus comidas en consecuencia. No te vayas sin comprar aceite de oliva virgen extra local (por ejemplo en la cooperativa San Isidro) y, si vienes en junio, una caja de cerezas de las que venden los agricultores en la carretera – son el mejor souvenir comestible.
Atención al viajero: Castillo de Locubín es un lugar muy seguro y tranquilo. La gente es muy amable; aunque no hables español, seguro intentarán ayudarte con señas y sonrisas. En el Ayuntamiento y en la oficina de turismo local (si está abierta, a veces solo en temporada alta) pueden facilitarte mapas de rutas o información de última hora sobre eventos. El número de teléfono del ayuntamiento es el 953 59 13 64 por si necesitas contacto institucional.
Entorno cercano: Si dispones de coche, en media hora puedes llegar a sitios muy interesantes: la ya mencionada Alcalá la Real (impresionante castillo e iglesia fortificada), Priego de Córdoba (joya barroca cordobesa con fuentes monumentales), e incluso Granada está a solo 1 hora por carretera, por lo que Castillo de Locubín puede ser base para excursiones de un día a la Alhambra y volver a dormir en la paz rural. A mi modo de ver, eso es un lujo: disfrutar la vibrante Granada y luego descansar en la quietud de un pueblecito entre montañas.
Llegar a Castillo de Locubín no presenta mayores dificultades y una vez aquí te moverás mejor caminando y dejándote llevar. Espero que estos consejos te sean útiles: yo los habría agradecido en mi primera visita, aunque parte de la magia de viajar es descubrir estas cosas sobre la marcha. Ahora sí, ¿listo para emprender tu aventura castillera?