Campillo de Arenas: guía completa de su historia, qué ver, naturaleza y más

¡Hola! Quiero llevarte de la mano a Campillo de Arenas, un pequeño tesoro escondido en la provincia de Jaén. 😊 Situado entre Jaén y Granada, en plena transición entre Sierra Mágina y la Sierra Sur, este pueblo de unos 1.700 habitantes me conquistó desde la primera visita. Su paisaje montañoso salpicado de olivares, sus tradiciones centenarias y la hospitalidad de sus vecinos hacen que uno se sienta como en casa nada más llegar. En esta guía completa en primera persona te contaré qué ver y qué hacer en Campillo de Arenas, repasando un poco de su historia y patrimonio, explorando su maravillosa naturaleza con rutas de senderismo, conociendo sus fiestas locales (¡incluyendo unos Moros y Cristianos únicos!), saboreando su gastronomía tradicional y recomendándote dónde comer platos caseros y dónde alojarte para que tu estancia sea perfecta. Además, añadiré consejos prácticos sobre cómo llegar y sacarle el máximo partido a tu visita. Prepárate para descubrir conmigo todos los encantos de Campillo de Arenas, esa joya andaluza que muchos pasan por alto en la autovía, pero que esconde sorpresas inolvidables. ¡Vamos allá! 🚗🌄

campillo de arenas

Historia y patrimonio de Campillo de Arenas

Permíteme que primero te cuente un poco de la historia de Campillo de Arenas, porque entender sus orígenes hace que la visita sea más especial. Este pueblo tiene sus raíces en el siglo XVI, durante la época de la Reconquista. Resulta que en 1508 la reina Juana I de Castilla emitió una Real Cédula para fundar poblados en la frontera con el antiguo reino nazarí de Granada. Sin embargo, la fundación efectiva de Campillo de Arenas no llegó hasta el 4 de junio de 1539, cuando se asentaron aquí varias familias en torno a unos cortijos, una venta de camino y una pequeña capilla que ya existían en la zona. Más tarde, en 1559, el rey Felipe II le otorgó el título de villa, dándole jurisdicción propia y separándola de la ciudad de Jaén. ¡Imagina la importancia que tuvo este lugar como pueblo de frontera en aquellos tiempos turbulentos! ⚔️

A lo largo de los siglos, Campillo de Arenas fue testigo de episodios históricos curiosos. Por ejemplo, en 1823, durante la convulsa época posterior a la Guerra de la Independencia, aquí tuvo lugar la Batalla de Campillo de Arenas entre tropas liberales y realistas (conocidas como los Cien Mil Hijos de San Luis). Los libros cuentan que los locales vivieron momentos dramáticos con ese enfrentamiento, algo sorprendente para un pueblo tan pequeño. Además, a principios del siglo XIX se mejoró el camino de montaña de Puerta de Arenas (del que te hablaré en la parte de naturaleza), ya que por aquí pasaba una ruta alternativa para ir de Madrid a Granada. Vamos, que Campillo siempre ha sido un paso estratégico entre valles y montañas.

Pero hablemos de patrimonio monumental, que a mí es de lo que más me gusta explorar. La estampa más característica al llegar es, sin duda, su antiguo castillo medieval coronando un cerro junto al pueblo. El Castillo de Campillo de Arenas, también llamado Castillo de Arenas, data del siglo XIV y fue una fortaleza clave para vigilar el paso natural entre Jaén y Granada. Hoy en día sus ruinas aún dominan el paisaje y nos dejan imaginar batallas y guardias vigías en sus torreones. Aunque está en estado algo ruinoso (fue declarado Bien de Interés Cultural en 1993 y recientemente se están destinando fondos para su consolidación y restauración), la subida hasta el castillo merece la pena. Yo subí una mañana temprano y, además de tocar con mis propias manos las viejas piedras de sus murallas, disfruté de unas vistas panorámicas increíbles del valle y las sierras alrededor.  Es fácil imaginar la importancia defensiva de esta fortaleza en la época medieval, protegiendo el camino histórico entre dos reinos. Si te gustan los castillos, este te encantará por su ambiente auténtico y solitario.

En el centro del pueblo encontramos la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Encarnación, el principal templo de Campillo de Arenas. Se construyó en el siglo XVI sobre aquella antigua capilla que mencioné antes, y aunque es una iglesia sencilla, tiene su encanto. Es de estilo renacentista andaluz, con techumbre de artesonado mudéjar (sí, ese estilo de madera con decoración geométrica típico de la mezcla cultural hispano-musulmana) y con un campanario que sobresale entre las casitas blancas. Lamentablemente, gran parte de su antiguo retablo barroco del XVII se perdió durante la Guerra Civil, pero la iglesia fue restaurada posteriormente (especialmente en 1969 y 1988) y hoy luce muy cuidada. Cuando entré, me sorprendió la devoción de los vecinos: allí se venera a la patrona local, la Virgen de la Cabeza, cuya imagen del siglo XVII preside el altar. Si te gusta el arte sacro, fíjate en algunos detalles interesantes que se conservan y en la atmósfera tranquila del interior.

Hablando de la Virgen de la Cabeza, ¿sabías que tiene hasta un pequeño museo? En la Casa de la Cultura Enrique Fernández Hervás, en plena Plaza de Andalucía (la plaza principal del pueblo), se inauguró en 2019 un Museo de la Virgen de la Cabeza. Es una sala expositiva fruto del cariño de la cofradía local: allí pude ver mantos bordados antiguos de la Virgen, coronas, estandartes, cetros y otros enseres que usan en sus fiestas. Me encantó esta visita porque refleja la profunda tradición mariana del pueblo. Si te interesa la cultura popular y religiosa, acércate a echar un vistazo; además, está justo al lado del Ayuntamiento y la biblioteca, así que no tiene pérdida.

Otro rinconcito patrimonial que descubrí fue la Ermita de la Virgen de la Cabeza, una pequeña ermita del siglo XVIII dedicada justamente a la patrona. Se encuentra a las afueras del pueblo, camino de la sierra, y en su interior guarda la imagen sagrada de la Virgen (esa que sacan en procesión en fiestas). La ermita en sí es modesta pero bonita, y su entorno rural le da un aire muy auténtico. A mí me pareció un lugar perfecto para entender la devoción local: desde su pórtico se ven los olivares y las sierras, y uno puede imaginar las romerías llenas de gente subiendo hasta aquí con flores y cantos.

Y no puedo olvidar la Ermita de Santa Lucía, otra joyita histórica de Campillo de Arenas. Está a unos 7 km del casco urbano, en el impresionante paraje de Puerta de Arenas (del que te hablaré en detalle más adelante porque es un sitio natural espectacular). Esta ermita fue construida en 1857 junto a la entrada de un antiguo túnel del siglo XIX que atravesaba la montaña en la antigua carretera. ¿Te suena curioso? A mí me fascinó encontrar, en mitad de un desfiladero rocoso, esta ermita dedicada a Santa Lucía, con su blanca fachada contrastando con la piedra gris de la sierra. Además, justo al lado se ha creado hace poco el Área Recreativa de Puerta de Arenas, que ofrece merenderos, un jardín botánico de plantas autóctonas y paneles interpretativos. Es genial porque combina el patrimonio (la ermita y el histórico túnel) con la naturaleza y la educación ambiental. Te aseguro que hacer una parada allí es transportarse al pasado viajero de estos caminos, donde arrieros y viajeros se detenían a descansar y rezar antes de seguir su ruta.

En resumen, Campillo de Arenas, aunque pequeñito, tiene un patrimonio histórico interesante: un castillo medieval vigilando el horizonte, una iglesia renacentista con sabor mudéjar, ermitas entrañables salpicando el territorio y hasta un museo inesperado dedicado a su patrona. Como amante de la historia, caminar por sus calles tranquilas sabiendo todo lo que han vivido me hizo apreciar aún más cada rincón. Y esto solo es el principio: ahora que conocemos su pasado, te invito a descubrir todo lo que podemos ver y hacer hoy en día en Campillo de Arenas. 🏰📜

Qué ver y qué hacer en Campillo de Arenas

Cuando llegué por primera vez a Campillo de Arenas, estaba deseando explorar cada rincón. Es un pueblo pequeño pero con mucho encanto, por lo que en un día completo (o dos, si quieres tomártelo con calma) puedes ver lo principal sin prisas. Te cuento mis recomendaciones personales de qué ver y hacer, mezclando monumentos, paseos y experiencias locales.

  • Pasear por el casco urbano y la Plaza de Andalucía: Comencé mi visita dando un tranquilo paseo por las calles blancas del centro. La vida del pueblo se concentra en la Plaza de Andalucía, que es la plaza mayor donde está el Ayuntamiento, la Casa de la Cultura y algunos bares. Me encantó sentarme un rato a la sombra de los árboles y ver el ir y venir de los vecinos; es la típica escena de pueblo andaluz, con señoras charlando en los bancos y niños jugando con la pelota. Desde la plaza puedes contemplar la silueta de la iglesia de la Encarnación y, al fondo, los cerros que rodean Campillo. Te recomiendo curiosear las callejuelas alrededor: encontrarás fachadas encaladas con macetas floridas, alguna fuente pública antigua y murales interesantes. De hecho, en el Barrio de la Alameda, cerca del centro, me topé con un gran mosaico artístico al aire libre. Es conocido como el Mosaico de Campillo de Arenas y representa motivos locales; sus colores vibrantes alegran el entorno y es un rincón fotogénico, ideal para una foto recuerdo. A los niños les encanta por sus dibujos y es un ejemplo de cómo el arte contemporáneo también tiene su hueco en el pueblo.

  • Visitar la Iglesia de la Encarnación: Ya te hablé de ella en la parte histórica, pero como actividad no puede faltar entrar a la iglesia parroquial. Su puerta suele estar abierta por las mañanas o en horario de misa. Yo entré casi a mediodía (ojo, que a esa hora puede que cierren un ratito, pero tuve suerte) y pude admirar con calma su interior sencillo. Me conmovió ver los azulejos con oraciones a la Virgen de la Cabeza y un bonito cuadro de dicha patrona. Si te gusta la arquitectura, fíjate en el arco renacentista del altar mayor y en el techo mudéjar. A la salida, en la misma placita de la iglesia, hay un azulejo conmemorativo del 450º aniversario de la fundación de Campillo (1539-1989), un detalle histórico curioso que encontré por casualidad en la fachada.

  • Subida al Castillo de Arenas: Para mí, lo más emocionante que hacer en Campillo de Arenas fue subir caminando hasta las ruinas del castillo. Se accede por un sendero que arranca cerca del cementerio municipal y en unos 20-30 minutos de ascenso moderado (lleva calzado cómodo y agua, especialmente en verano) llegas a la fortaleza. No esperes un castillo restaurado ni con museos; aquí la aventura es trepar entre antiguos muros, explorar sus rincones a cielo abierto y sentirte un poco explorador. Desde arriba, la panorámica del pueblo con sus tejados rojos, el valle del río Campillo y los campos de olivos es preciosa. Confieso que me quedé un buen rato allí sentado en una piedra, imaginando la vida en el castillo siglos atrás. Si eres fan de la fotografía, la luz del atardecer dorando las piedras del castillo es magnífica para fotos. Y si vas en familia, a los peques les suele encantar jugar a caballeros y princesas entre las murallas (siempre con precaución, claro). La bajada se hace por el mismo camino. Una experiencia muy recomendada para los amantes de la historia y las buenas vistas.

  • Recorrido de las ermitas: Otra actividad chula es hacer un mini recorrido devocional visitando las ermitas. Dentro del pueblo puedes ir andando hasta la Ermita de la Virgen de la Cabeza (está en la entrada del pueblo, a unos 10 minutitos del centro). Es interesante ver las ofrendas y velas que los fieles dejan allí; incluso alguna vez me he encontrado a alguna vecina arreglando las flores de la Virgen, siempre dispuesta a contarme algún detalle de las fiestas patronales. Si dispones de coche, te sugiero acercarte también a la Ermita de Santa Lucía en el paraje Puerta de Arenas, que mencioné antes. Esta excursión es doblemente gratificante porque disfrutas del trayecto por la sierra y, al llegar, tienes la ermita y la zona recreativa. A mí me gusta llevar algo de picnic y aprovechar las mesas de madera bajo los pinos junto a la ermita; es un plan sencillo y muy auténtico, como hacen los lugareños los domingos. Además, desde allí mismo parte un sendero corto que sube a un mirador natural, ideal para fotos del desfiladero.

  • Museo y Centro de Interpretación Histórica: Si eres muy curioso sobre la historia local (¡como yo! 🤓), te alegrará saber que Campillo de Arenas cuenta también con un Centro de Interpretación Histórica. Está gestionado por el ayuntamiento y suele abrir bajo petición o en días señalados. En él se organizan exposiciones sobre la historia del municipio, con paneles, maquetas y objetos antiguos donados por los vecinos. Por ejemplo, me contaron que en ocasiones muestran reproducciones de la famosa inscripción romana hallada aquí (una lápida epigráfica dedicada al cónsul Cayo Calvisio Sabino, encontrada en 1822 y que hoy se guarda en el Museo Arqueológico Nacional en Madrid). Aunque este centro es pequeño, es otro aliciente más para aprender y valorar la riqueza cultural de Campillo. Te recomiendo preguntar en el Ayuntamiento o Casa de la Cultura si está abierto cuando vayas; yo tuve la suerte de coincidir con una visita escolar y me uní al grupo para verlo.

  • Disfrutar de la vida local: Más allá de monumentos, en Campillo de Arenas se disfruta simplemente viviendo el ambiente. Por las tardes, especialmente en verano, la gente sale a tomar el fresco a las puertas de sus casas o a las terrazas de los bares. Es un momento perfecto para mezclarse con los campilleros. Puedes acercarte a Café Bar Virgen de la Cabeza en la plaza y tomarte un café o un refresco con una tapa (¡en Jaén siempre hay tapita con la bebida!). Yo acabé charlando con un par de vecinos mayores que me contaron anécdotas de cuando la carretera nacional pasaba por dentro del pueblo, antes de la autovía, y cómo veían pasar camiones y viajeros a diario. Estas conversaciones espontáneas son de lo mejor del turismo rural, ¿no crees? Te hacen sentir parte del lugar aunque estés de paso.

En definitiva, qué hacer en Campillo de Arenas se resume en empaparse de su tranquilidad y autenticidad. Visitar sus monumentos principales (castillo, iglesia, ermitas, museo) te llevará medio día, y el resto del tiempo puedes dedicarlo a pasear, hacer fotos, degustar su gastronomía (de eso hablamos luego 😋) o aventurarte en la naturaleza cercana. Y hablando de naturaleza, agárrate que viene una de mis secciones favoritas, porque los alrededores de Campillo son un paraíso para los amantes del senderismo y el aire libre. ¡Vamos a por ello! 🌿🗺️

Naturaleza y rutas de senderismo en Campillo de Arenas

Si te gusta el turismo de naturaleza, te aseguro que Campillo de Arenas te va a encantar. A pesar de ser un municipio pequeño, su término incluye paisajes sorprendentes: sierras cubiertas de pinares, desfiladeros de roca caliza, manantiales, cuevas ocultas y unas vistas de infarto. Yo, que disfruto como un niño explorando el monte, encontré aquí varios rincones que me hicieron sentir en plena aventura. Te voy a compartir las mejores rutas y parajes naturales que descubrí, para que puedas también disfrutarlos. ¡Recuerda traer calzado de senderismo, agua y gorra en verano!

Entre Sierra Mágina y Sierra Sur: Campillo de Arenas tiene la peculiaridad de estar situado en la zona de contacto entre dos sierras jiennenses. Oficialmente pertenece a la Comarca de Sierra Mágina, y de hecho una parte de su territorio está incluida en el Parque Natural de Sierra Mágina (desde 2011 está en su área de influencia). Al mismo tiempo, geográficamente se encuentra muy cerca de la Sierra Sur de Jaén. ¿Qué significa esto? Pues que sus paisajes son una mezcla muy interesante: por un lado, tienes montañas altas típicas de Sierra Mágina (con cumbres por encima de 1500 metros, bosques de encinas y quejigos, y hasta fauna como cabra montés si tienes suerte de verla); y por otro lado, zonas de media montaña y valles que conectan con la Sierra Sur, con cultivos tradicionales y cerros más suaves. El resultado: un mosaico natural variado que se puede explorar a pie, en bicicleta de montaña o incluso a caballo.

Desfiladero de Puerta de Arenas: Sin duda, mi lugar favorito. A unos 7 km del pueblo, siguiendo la antigua carretera hacia Granada (hoy un ramal secundario muy poco transitado) se abre paso el Desfiladero de Puerta de Arenas, una impresionante garganta excavada por la erosión del río Campillo en la roca caliza. Este estrecho paso entre paredes de piedra fue durante siglos la “puerta” natural entre los reinos de Jaén y Granada, de ahí su nombre. Hoy día, al adentrarte en el desfiladero sientes que entras en otro mundo: las paredes altas apenas dejan pasar el sol, y hay una paz inmensa, solo rota por el canto de los pájaros y el rumor del arroyuelo. Han acondicionado un sendero didáctico que recorre una parte del desfiladero, con cartelitos que explican la flora (verás hiedras, musgos, helechos gracias a la humedad, además de encinas aferradas a la roca). Es una ruta muy facilita, de unos 2 km ida y vuelta, ideal para ir con niños. Al final del camino, justo donde está la Ermita de Santa Lucía, encontrarás el Área Recreativa Puerta de Arenas que mencioné antes: mesas, barbacoas (¡ojo, se usan solo en época permitida y con precaución!), un mirador y un pequeño jardín botánico. Hice esta ruta por la mañana y fue mágico: el contraste de la penumbra del desfiladero con la claridad al llegar a la ermita es precioso. Además, me crucé con una cabra montés joven trepando por las rocas, ¡menuda alegría me dio ese encuentro fugaz! 🐐

La Peñuela – zona de baño y picnic: A apenas 2,5 km del pueblo, siguiendo un carril señalizado, se llega al Área Recreativa de La Peñuela. Este es el lugar favorito de los campilleros en verano, y no me extraña: es un paraje junto al río con muchísimo encanto. Te cuento: La Peñuela tiene una piscina natural formada en el río (una especie de pequeña alberca donde en verano la gente se da chapuzones refrescantes), rodeada de chopos y álamos que dan sombra. Hay también barbacoas y mesas, por lo que es perfecto para pasar un día entero de campo. Yo estuve en agosto y aquello era una estampa familiar total: niños jugando en el agua, abuelos preparando la paella en las barbacoas, jóvenes con la guitarra… ¡ambiente 100% andaluz campestre! Si vas en época estival, no olvides el bañador para darte un baño entre aguas frescas y cristalinas. Desde La Peñuela además parten senderos sencillos que bordean el río Campillo, ideales para dar un paseo al atardecer entre huertas y bosque de ribera. Es una gozada caminar con el sonido del agua de fondo. Un consejo: lleva repelente de mosquitos en verano porque, al ser zona húmeda, por la tarde-noche aparecen algunos. Por lo demás, es un sitio encantador donde sentirás que formas parte de una gran familia si coincides con la gente del pueblo allí de merienda.

Ruta del Cerro Matamulillos: Este nombre tan curioso corresponde a un cerro que se alza al sur del pueblo. El Cerro Matamulillos tiene unos 1.184 metros de altitud y ofrece unas vistas panorámicas tremendas. Decidí ascenderlo una mañana con unos amigos senderistas y fue toda una aventura. La ruta parte desde las afueras (puedes preguntar a los lugareños, pero básicamente tomas una pista forestal que sube desde la zona del polideportivo) y va ganando altura entre pinares y matorral mediterráneo. A mitad de camino pasamos por unas ruinas que, según nos contaron, eran restos de antiguas caleras y refugios agrícolas – pequeños testimonios de la actividad humana en la sierra. Al llegar a la cima de Matamulillos, el esfuerzo se vio recompensado: teníamos 360º de vistas, con la Sierra Nevada asomando al sur (en días claros se distinguen sus picos lejanos), todos los pueblos alrededor como Cárcheles, Noalejo e incluso la ciudad de Jaén hacia el norte. ¡Qué sensación de libertad ahí arriba! Nos hicimos muchas fotos y hasta brindamos con agua (porque otra cosa no llevábamos 😂) para celebrar la subida. Recomiendo esta ruta a senderistas con un nivel medio, no es técnicamente difícil pero tiene bastante pendiente en algunos tramos. Imprescindible llevar calzado de montaña, protección solar y mínimo un par de litros de agua por persona. Y si puedes, sube al atardecer: la puesta de sol desde el Cerro Matamulillos dicen que es inolvidable, tiñendo de naranja todo el mar de olivos.

La Piedra del Palo y Pico de la Alberquilla: Otro día decidí explorar la Sierra de Campillo en dirección este, donde hay varios puntos de interés natural. Uno de ellos es La Piedra del Palo, una formación rocosa muy singular cerca del cauce del río Valdearazo. Para llegar, tomamos un sendero que va por la ladera del monte, entre encinas y espartos. De repente, apareció ante nosotros esta roca enorme, enhiesta, con forma alargada (de ahí lo de «palo») que parece colocada a propósito por gigantes. Más allá de su curiosa forma, este lugar tiene un aire místico: cuenta la gente que antiguamente era un sitio de reunión y que incluso se han encontrado fragmentos de cerámica íbera en la zona, lo que sugiere que pudo ser un punto de culto hace siglos. Estando allí, toqué la roca y sentí su energía, intentando imaginar esos posibles ritos antiguos. Realidad o leyenda, La Piedra del Palo es una parada obligatoria para quienes disfrutan con la geología y la arqueología natural. Muy cerca de allí comienza la subida al Pico Niño de la Alberquilla, que con 1.562 metros es la cumbre más alta del municipio y de las más elevadas de la comarca. Este ascenso sí es más largo y exigente (nos llevó unas 3 horas subir desde el valle), pero ¡wow!, qué maravilla al coronar. El Pico de la Alberquilla es como un balcón gigante sobre Jaén: desde arriba divisábamos kilómetros de campos de olivos, los azules lejanos del Embalse del Quiebrajano encajonado entre montañas, y hacia el sur la línea montañosa que separa Jaén de Granada. Llevábamos prismáticos y pudimos avistar un grupo de buitres leonados planeando cerca de un cortado. Fue un momento mágico, ese silencio solo roto por el viento y las alas de los buitres. No todos los visitantes tendrán tiempo para esta caminata, pero si eres senderista experimentado, subir al pico es la mejor experiencia de naturaleza en Campillo de Arenas. Eso sí, como siempre: no vayas solo, informa a alguien de tu ruta, y en épocas de calor sal muy temprano para evitar las horas fuertes de sol.

Cueva del Chito: ¿Te apetece algo diferente? En Campillo también hay espeleología ligera. La Cueva del Chito es una cueva natural ubicada en un cerro cercano al río, relativamente accesible. Preguntando en el pueblo nos indicaron cómo llegar: un sendero señalizado nos llevó hasta la entrada de la cueva, que es pequeña y algo escondida tras unos matorrales. Entramos con linternas (importante llevar buena iluminación y casco si es posible, porque en el interior hay techos bajos). La cueva en sí no es muy profunda, pero tiene bonitas estalactitas y estalagmitas en formación, y algunas cavidades curiosas. Lo más interesante es que sirvió de refugio durante la Guerra Civil; de hecho, en las paredes hay rastros de hollín de hogueras antiguas. Adentrarme en esa cueva fue emocionante – se siente uno como un explorador descubriendo un secreto de la naturaleza. La visita no lleva mucho tiempo (en 15 minutos la recorres) y es una actividad perfecta para añadir un toque de aventura a tu día. Eso sí, respeta mucho el entorno: no está vigilada, así que la conservación depende de nosotros; no ensucies ni rompas nada, para que siga intacta para futuros visitantes.

Además de todo lo mencionado, los alrededores de Campillo de Arenas ofrecen muchas más posibilidades de senderismo y bici. Por ejemplo, hay rutas que conectan con pueblos vecinos, como un sendero hasta Noalejo atravesando montes bajos, o caminos rurales hacia Cambil pasando por antiguas atalayas. La belleza de esta zona es que no es muy turística, así que los senderos los tendrás prácticamente para ti solo, en plena tranquilidad. En la oficina municipal o incluso en el bar del pueblo, si preguntas, seguro que algún vecino senderista te sugiere su ruta favorita – así fue como yo descubrí el camino del Portillo de Casablanca, que pasa por cortijos abandonados y ofrece vistas preciosas.

En resumen, la naturaleza en Campillo de Arenas es generosa: podrás disfrutar de gargantas impresionantes, áreas recreativas con ríos y piscinas naturales, bosques mediterráneos, rutas hacia cumbres panorámicas y hasta cuevas escondidas. Todo ello sin aglomeraciones, sintiendo la sierra como algo propio. Para mí, que vine buscando un respiro de la ciudad, fue un lujo respirar el aire puro de estos parajes y reconectar con la tierra. Si también te hace ilusión esta conexión, no dudes en calzarte las botas y explorar. ¡Te prometo que cada sendero te regalará una sorpresa! 🌳🥾

Fiestas y tradiciones locales

Si hay algo que refleja el alma de Campillo de Arenas, son sus fiestas y tradiciones populares. Tuve la suerte de coincidir con una de sus celebraciones importantes y quedé absolutamente maravillado con el fervor y la alegría de los campilleros. Este pueblo, aunque pequeño, conserva fiestas únicas que se remontan siglos atrás, mezclando lo religioso con lo histórico y lo folklórico. Te hablaré de las principales, porque si puedes planear tu visita para vivir alguna de ellas, ¡no te vas a arrepentir! 🎉

Fiestas de Moros y Cristianos (Fiestas Patronales en honor a la Virgen de la Cabeza)

Sin duda, la fiesta grande de Campillo de Arenas tiene lugar en agosto, alrededor del segundo fin de semana, cuando se celebran las fiestas patronales dedicadas a la Virgen de la Cabeza. ¿Y qué tienen de especial? Pues que incluyen una representación de Moros y Cristianos que es de las más famosas de la provincia de Jaén. Yo había oído hablar de estas fiestas antes de venir, así que planifiqué mi viaje para esas fechas… ¡y qué acierto! Durante tres días el pueblo se transforma por completo: hay desfiles, embajadas teatrales, pólvora, música y mucho color.

El momento cumbre es la representación de las “Embajadas”: se escenifica una batalla histórica entre el bando moro y el cristiano por la conversión al cristianismo. Los vecinos se visten con trajes espectaculares – los moros con turbantes y chilabas ricamente adornadas, y los cristianos con armaduras y cruces rojas. En la plaza montan un pequeño escenario y, espada en mano, los embajadores de cada bando declaman versos antiguos en un parlamento solemne. Finalmente, el capitán moro se convierte al cristianismo y se sella la paz, uniendo ambos bandos en devoción a la patrona. Recuerdo tener la piel de gallina viendo esa escena al anochecer, con el pueblo entero abarrotando las calles y aplaudiendo emocionado. (Imagen de la fiesta de Moros y Cristianos, archivo: moros-cristianos-campillo.jpg, alt: «Desfile de Moros y Cristianos en Campillo de Arenas, con vecinos disfrazados durante las fiestas patronales de agosto») Tras la conversión, comienza un desfile en el que moros y cristianos caminan juntos por las calles, al son de pasodobles y marchas moras tocadas por la banda, en una estampa única.

Pero eso no es todo: en estas fiestas hay muchas más tradiciones. Por ejemplo, la “Avanzadilla” es un acto previo donde los soldados de ambos bandos recorren el pueblo anunciando la inminente batalla, acompañados de disparos al aire (utilizan arcabuces y escopetas de salvas, así que prepárate para el ruido, ¡pum, pum!🔫). También están los “campanilleros de la Aurora”, un grupo de vecinos que en la madrugada del domingo van cantando coplas antiguas por las calles para despertar al pueblo y convocar al Rosario de la Aurora en honor a la Virgen. Fue mágico abrir la ventana de mi alojamiento a las 5 de la mañana y escuchar esas voces lejanas entonando cantos tradicionales bajo la luz de la luna.

El último día de fiestas se conoce como la “Noche de los Rateros”, y no, no tiene nada que ver con ladrones 😅, sino que es una noche dedicada a la pólvora: se lanzan multitud de cohetes y fuegos artificiales iluminando el cielo, marcando el final de las celebraciones. Te confieso que jamás había estado tan cerca de cohetes explotando (aquí la participación es muy directa, los vecinos mismos manejan la pirotecnia con cuidado en espacios abiertos), y aunque al principio impresiona, acabé disfrutando como un niño de esa mezcla de adrenalina y tradición.

Por supuesto, durante el día también hay procesiones: la Virgen de la Cabeza recorre las calles engalanadas con flores, acompañada por sus costaleros y devotos, mientras la banda toca y se lanzan pétalos desde los balcones. El ambiente religioso se fusiona con el festivo en perfecta armonía. Además, el Ayuntamiento suele organizar verbenas nocturnas, concursos, actividades deportivas y culturales esos días, así que el pueblo está en ebullición constante. Si te gusta vivir las fiestas populares de cerca, apúntate esta: las Fiestas de Moros y Cristianos de Campillo de Arenas te harán vibrar y entender la pasión de este pueblo por sus tradiciones.

Romerías de Santa Lucía y la Ascensión (“Fiesta de los Cigarrones”)

Otra tradición muy arraigada son las romerías. Campillo de Arenas celebra al menos dos romerías al año que congregan a vecinos y visitantes en el campo para honrar a santos y disfrutar de un día festivo al aire libre. Una de ellas es la Romería de Santa Lucía, que tiene lugar el último domingo de Pentecostés (Pentecostés cae en mayo o junio, según el año). En esa fecha, la gente sube en peregrinación hasta la Ermita de Santa Lucía, en Puerta de Arenas. Yo asistí a esta romería casi por casualidad: estaba de visita en primavera y de repente vi pasar tractores adornados, remolques con familias encima cantando sevillanas, y caballos engalanados… ¡me uní inmediatamente a la comitiva! 😁 Es precioso ver la imagen de Santa Lucía (una pequeña talla) siendo llevada desde la iglesia del pueblo hasta su ermita en la sierra, acompañada de una fila de romeros con varas y pañuelos al cuello. Al llegar a la ermita se celebra una misa campestre muy emotiva, y luego aquello se convierte en una fiesta campera: cada familia monta su picnic bajo los pinos, se comparte vino, se hacen migas o paella, y suenan palmas y guitarras improvisadas. Me invitaron a un plato de arroz y puedo decir que ha sido de los arroces más sabrosos, quizás porque el ambiente lo condimentaba. La Romería de Santa Lucía es una fiesta sencilla, sincera, donde uno se siente en comunidad aunque sea forastero.

Otra romería curiosísima es la que celebran el domingo siguiente al Día de la Ascensión (que suele caer en mayo). Se dirige al Cerro del Castillo (sí, donde las ruinas, pero en la falda hay una pequeña ermita dedicada a la Ascensión de la Virgen). Popularmente esta fiesta se conoce como la Fiesta de los “Cigarrones”. ¿Y eso qué significa? Te preguntarás, como hice yo. Pues al parecer el término “cigarrones” hace referencia a unos personajes o máscaras tradicionales que antiguamente salían ese día haciendo travesuras, aunque hoy en día la tradición ha derivado más en el nombre que en la presencia de dichos personajes (que en otros pueblos son como demonios o algo así, aquí no vi ninguno disfrazado, quizás se perdió). En todo caso, la fiesta se mantiene: se sube en romería al cerro, hay misa y después una comida campestre. Lo que más me gustó es el paraje en sí: el cerro ofrece vistas muy bonitas y es un día de convivencia muy alegre. Algunos mayores me contaron que hace décadas sí que se disfrazaban de “cigarrones” con ropas viejas y máscaras para asustar a los niños, y que incluso se hacían representaciones cómicas. Hoy queda la esencia festiva y el curioso nombre. Si estás por Jaén a mediados de mayo, acercarte a esta romería te permitirá conocer una faceta folclórica poco conocida.

Otras celebraciones

El calendario festivo de Campillo de Arenas tiene más fechas señaladas. En enero, por ejemplo, celebran a San Antón (17 de enero) y San Sebastián (20 de enero), los santos del invierno. Yo no estuve en esas fechas, pero me contaron que la noche de San Antón es típica la luminaria: se enciende una gran hoguera en la plaza o en distintos barrios y la gente se reúne alrededor del fuego para tostar embutidos, cantar y saltar las brasas (con cuidado) como símbolo de purificación. ¡Cómo me hubiera gustado vivir esa escena, con el frío de enero combatido por el calor de la hoguera y el sonido de la guitarra! También en torno a San Sebastián, que es considerado co-patrón del pueblo, se suele hacer una pequeña procesión y actos religiosos, aunque es una fiesta más íntima comparada con las de agosto.

En febrero, el día de la Candelaria (2 de febrero) también se festeja aquí, conocida como la fiesta del Día de las Pajaricas. Al parecer, es costumbre sacar en procesión a la Virgen del Rosario y repartir unos panecillos o roscas bendecidas, mientras los niños sueltan pajarillos (o antiguamente lo hacían) en la iglesia como símbolo de la luz nueva que llega. Es una tradición muy antigua y poco común, que demuestra la riqueza etnográfica de este rincón.

Por supuesto, no podemos olvidar la Semana Santa. Si bien es modesta en medios, es muy sentida. El Viernes Santo preparan un potaje de habas y garbanzos con bacalao comunitario (luego te hablo de ese plato en gastronomía), y el Domingo de Resurrección se suele hacer la procesión del Resucitado con alegría y música. Lo bonito de la Semana Santa en los pueblos es la cercanía: aquí cualquiera puede acompañar a los santos muy de cerca, no hay aglomeraciones como en ciudades, y las saetas resuenan más puras en el silencio de las callecitas.

Resumiendo, Campillo de Arenas vive sus tradiciones con orgullo: Moros y Cristianos en agosto llenos de historia y pólvora, romerías entrañables que unen fe y fiesta campestre, y celebraciones patronales y estacionales que mantienen viva la llama de sus ancestros. Personalmente, participar en sus fiestas me hizo sentir parte de una gran familia por unos días. Te aconsejo totalmente que, si puedes, organices tu viaje coincidiendo con alguna de estas festividades. Verás al pueblo en su máximo esplendor y te llevarás recuerdos imborrables: el olor a pólvora de Moros y Cristianos, el sabor de una chuleta asada al fuego de San Antón, el sonido de una copla en la romería… Son vivencias que no se encuentran en ningún otro lugar. 🎊🕯️

Gastronomía y dónde comer en Campillo de Arenas

Hablar de Jaén es hablar de buena comida casera, y Campillo de Arenas no es la excepción. Te lo digo claro: vine por el castillo, pero me quedé por el conejo al ajillo. 😋 La gastronomía local combina la tradición serrana con productos del campo y recetas transmitidas de abuelos a nietos. Aquí se come sencillo pero sabroso y auténtico. Voy a contarte algunos de los platos típicos que probé (y otros que aprendí de los lugareños) para que se te haga la boca agua, y luego te recomiendo sitios dónde comer en el pueblo para disfrutarlos. ¡Buen provecho por adelantado!

Platos típicos de Campillo de Arenas:

  • Conejo al ajillo: Es la especialidad emblemática. Imagina trozos de conejo de monte cocinados lentamente con abundante ajo, hierbas aromáticas (tomillo, laurel) y un buen chorro de vino blanco, hasta que la carne queda tierna y la salsa reducida y llena de sabor. En Campillo suelen servirlo con patatas fritas caseras. Tuve ocasión de probar un conejo al ajillo con patatas auténtico y fue un manjar: la carne jugosa y con ese gustillo a campo, y los ajos dorados, ¡uf, para mojar pan sin parar! (Imagen de conejo al ajillo con patatas, archivo: conejo-al-ajillo-patatas.jpg, alt: «Plato de conejo al ajillo con patatas, receta típica de Campillo de Arenas») Este plato es muy popular sobre todo en reuniones familiares y durante las fiestas patronales en agosto, cuando muchas casas lo preparan en hornos tradicionales. Si vas a un restaurante local, no dudes en pedirlo.

  • Perdiz en escabeche: La caza menor es común en la zona (hay muchos cazadores locales de perdiz, conejo, etc.), así que otro plato estrella es la perdiz en escabeche. La perdiz, tras guisarla con vinagre, ajo, cebolla, laurel y especias, se conserva en ese escabeche y se sirve fría o templada, desmenuzada, a veces sobre una ensalada o simplemente como tapa. Probé un poco gracias a un amigo campillero que la había hecho en casa y me encantó esa mezcla agridulce con la carne de perdiz, firme y sabrosa. Es un plato con origen antiguo (ya en el siglo XVIII los viajeros mencionaban lo ricas que eran las perdices escabechadas de estos mesones de camino). Si tienes oportunidad, es un bocado gourmet de la cocina tradicional.

  • Choto o cordero asado: Durante las fiestas patronales de agosto, me contaron que es costumbre asar choto (cabrito) o cordero en los hornos de pan locales. De hecho, el domingo de las fiestas muchas familias llevan sus piezas al horno municipal y luego las disfrutan todos juntos. El resultado es una carne tiernísima, aromatizada con ajo, perejil y limón, que se desprende del hueso con facilidad. Aunque esto es más algo que se hace en casas, puede que en algún restaurante te ofrezcan cordero asado si lo encargas con tiempo. Si tienes ocasión de unirte a algún grupo local en fiestas, ¡no rechaces un plato de choto al horno, porque está de escándalo!

  • Productos de la matanza: Como buen pueblo andaluz de sierra, aquí la matanza del cerdo ha sido una tradición fundamental cada invierno. Fruto de ello, Campillo es conocido en la comarca por sus embutidos caseros. Los chorizos y morcillas de Campillo de Arenas tienen fama – de hecho, hay una pequeña industria cárnica local que los fabrica de forma artesanal y los distribuye por la provincia. Yo pude comprar en una carnicería un par de chorizos y salchichas frescas aliñadas con ajo y pimienta, y al hacerlas a la parrilla estaban deliciosas, con ese sabor auténtico a leña y pimentón. También se prepara el lomo de orza o lomo al ajillo: trozos de lomo de cerdo cocinados y conservados en aceite con ajo; es otra delicia, porque la carne se mantiene tierna y con un gustito a ajo espectacular, se suele servir frío en rodajas como aperitivo. En tu visita, es casi obligatorio llevarte algo de embutido típico de recuerdo (yo me llevé un trozo de morcilla serrana y triunfó en casa).

  • Platos de Semana Santa: La cocina tradicional de Campillo también tiene sus recetas específicas para Cuaresma. Me llamó la atención el potaje de habichuelas (alubias) con garbanzos y bacalao que preparan el Viernes Santo. Lo probé en casa de unos conocidos y es pura comida de alma: legumbres melosas, bacalao desalado, espinacas, todo en un guiso contundente que curiosamente se come en el día de ayuno (pero sin carne, eso sí). También hacen el encebollado de bacalao, que es un guiso de bacalao con muchas cebollas, tomate y pimiento, muy sabroso; y unas albóndigas de bacalao fritas que son bocaditos exquisitos, crujientes por fuera y tiernos por dentro. Otra cosa curiosa: durante Semana Santa preparan tortillas de collejas, una especie de revuelto/omelette con collejas (que son unas hierbas silvestres comestibles muy apreciadas en Jaén). Tuve la oportunidad de probar una tortilla de collejas y me recordó a las espinacas pero con un sabor más suave, realmente buena. Son platos humildes, ligados a la tierra y a las tradiciones de vigilia, que ojalá encuentres si visitas Campillo en primavera.

  • Repostería tradicional: ¡Y llegamos a los dulces! Soy goloso, lo admito, y en Campillo de Arenas disfruté descubriendo sus dulces caseros. Tienen una variedad increíble, muchos de ellos ligados a fechas navideñas o festividades. Por ejemplo, en Navidad se hacen los “nochebuenos”, que son unos bollitos o roscos de masa dulce con anís que se toman en Nochebuena (de ahí el nombre). También probé los roscos fritos de sartén, cubiertos de azúcar, que se deshacen en la boca; los alfajores (que son barritas de almendra, miel y especias, envueltas en oblea, típicas de origen árabe); y unos mantecados gusanillos que me llamaron la atención por el nombre – resultaron ser unas pastas de manteca con forma alargada, rebozadas en azúcar, deliciosas con el café. Otras especialidades locales son las bizcotelas (una especie de bizcochos secos glaseados) y las florecillas de sartén (esas masas fritas con forma de flor, espolvoreadas de azúcar, muy típicas en muchas partes de Jaén). Si visitas alguna panadería o pastelería del pueblo, pregunta por estos dulces tradicionales. Yo me llevé una cajita variada y no duró ni dos días… ¡Imposible resistirse! 🍪😋

Con todo este repertorio culinario, seguro que ya estás deseando sentarte a la mesa. Por suerte, aunque Campillo es pequeño, tiene varios bares y restaurantes donde puedes probar estas delicias. Te comento dónde comer bien en Campillo de Arenas según mi experiencia y las recomendaciones que recopilé:

  • Bar Restaurante Frontera: Es el clásico del pueblo. Ubicado a pie de la antigua carretera (muy cerca de la salida de la autovía), es a la vez bar de los vecinos y parada de camioneros y viajeros, lo que siempre es buena señal (ya sabes que donde paran los camioneros, se come bien y barato 😁). En el Bar Frontera yo comí un menú del día generoso: de primero una sopa casera calentita, de segundo cabrito al ajillo (similar al conejo, ¡espectacular!) y de postre un flan casero. Todo por un precio muy asequible. Además, las raciones de tapas son enormes: pedimos unas cervezas y nos pusieron de tapa unas migas ruleras con melón que casi nos llenan antes de comer. El local es sencillo, estilo mesón de carretera, pero la atención fue rápida y amable. Por cierto, al lado tiene la zona de Hostal, por si uno decide también alojarse (muchos viajeros de paso duermen allí). En definitiva, parada obligatoria para comer cocina casera andaluza sin florituras pero sabrosa. (Ubicación: entrada del pueblo junto a la carretera. Reconocerás el cartel que dice “Frontera”.)

  • Hostal Restaurante Abades Santa Lucía: Este es un hotel-restaurante situado en el área de servicio Santa Lucía de la A-44, a unos 2 km del casco urbano de Campillo. Técnicamente está en término de Campillo de Arenas, y es muy conocido por quienes viajan entre Jaén y Granada. Yo me detuve allí a desayunar un día y acabé repitiendo para una cena. Tienen un amplio comedor y cafetería. ¿Qué probar? El desayuno andaluz típico: tostada de pan de pueblo con aceite de oliva virgen extra DO Sierra Mágina (producido en cooperativas de la zona) y tomate rallado – delicioso y te conecta con la esencia olivarera de esta tierra. Para comer/cenar, ofrecen desde bocadillos y platos combinados hasta carnes a la brasa. Probé un plato de lomo de orza con patatas que estaba tremendo, y vi pasar platos de chuletillas de cordero que olían de maravilla. Los precios son moderados y el ambiente es más de viajeros, pero la cocina es local. Es una buena opción si vas con prisa o si buscas un sitio amplio. (Ubicación: Área de Servicio km 64 de la A-44, fácil acceso y parking, no tiene pérdida.)

  • Café Bar Virgen de la Cabeza: Ya lo mencioné antes como punto de encuentro. Es más un bar-cafetería, ideal para tapeo informal o desayunos. A la hora del aperitivo suele tener tapas tradicionales: los sábados, por ejemplo, ponen arroz amarillo con conejo de tapa, o gurullos (un guiso de trigo típico). Si quieres comer de raciones, su tortilla de patatas es famosa en el pueblo, así como los montados de lomo con pimientos. El ambiente es muy familiar y cercano. Yo una noche tomé aquí unas cañas con sus tapas y prácticamente cené por muy poco dinero. (Ubicación: Plaza de Andalucía, frente al ayuntamiento.)

  • Otras opciones cercanas: En el mismo Campillo de Arenas no hay muchos más locales, pero a pocos kilómetros tienes alternativas. Por ejemplo, en el vecino Cambil (a 10 km) están los restaurantes Los Castillos o El Oasis con buena fama de carnes a la brasa. Y en Noalejo (pueblo granadino colindante a 8 km) hay venta de carretera con buenos platos caseros. Pero sinceramente, con Frontera y Abades Santa Lucía cubres bien las necesidades gastronómicas estando en Campillo. Ah, se me olvidaba: si vienes en época de fiestas, verás puestos ambulantes de churrerías y turroneros en la plaza – ¡unos churros calentitos por la mañana de feria sientan de lujo con el café!

Y un último apunte: compra aceite de oliva local. La economía de Campillo de Arenas gira mucho en torno al olivar (pertenece a la Denominación de Origen Sierra Mágina), así que su aceite virgen extra es de alta calidad, variedad picual con sabor intenso y afrutado. En el mismo pueblo está la cooperativa Nuestra Señora de la Cabeza donde a veces venden directamente, o en las tiendas de alimentación encontrarás botellas de la cooperativa. Yo siempre que paso por pueblos aceituneros me llevo un par de litros de oro líquido, y el de Campillo es excelente para aderezar ensaladas o desayunos. Un recuerdo útil, saludable y sabroso. 🫒🫙

En Campillo de Arenas comerás como en casa de la abuela: platos de cuchara en invierno, carnes de caza, embutidos artesanos, y dulces tradicionales hechos con mimo. Los restaurantes del pueblo apuestan por esa cocina casera y de producto local. Yo regresé a casa con el sabor del ajo en el paladar, el aroma del aceite de oliva en la nariz y unos kilitos de más, pero feliz. ¡Aquí es imposible pasar hambre, y menos aún comer mal! 🍴🥘

Dónde alojarse en Campillo de Arenas

Después de un día explorando castillos, caminando por sierras y degustando tapas, necesitarás un buen descanso. Aunque Campillo de Arenas no es un destino turístico masivo (lo cual hace parte de su encanto), sí ofrece opciones de alojamiento acogedoras donde pasar la noche y seguir la ruta al día siguiente. Te hablo en primera persona de los lugares que conozco y recomendaciones para dormir en Campillo de Arenas y alrededores, desde hoteles de carretera hasta casitas rurales con encanto.

  • Hotel Abades Santa Lucía: Si priorizas la comodidad y estar cerca de la autovía para continuar tu viaje, este hotel es una apuesta segura. Es un hotel de 3 estrellas ubicado en el área de servicio Santa Lucía (del que te hablé en gastronomía). Renovado hace unos años, cuenta con habitaciones amplias, limpias, con aire acondicionado (esencial en verano) y baño privado. Algunas tienen balcón con vistas a la sierra. Lo que más me gustó es la disponibilidad 24 horas de la recepción, porque llegué tarde en una ocasión y no hubo problema para hacer check-in. Al ser área de servicio, tienes cafetería y tienda 24h a mano para cualquier antojo nocturno. El ambiente es tranquilo pese a la proximidad de la autovía, ya que las habitaciones están bien insonorizadas. La relación calidad-precio es buena: es de los alojamientos más económicos de la zona y cumple perfectamente para una noche de paso o incluso como base para explorar la comarca. (Ubicación: en la A-44 km 64, a 2 km del pueblo. Fácil acceso y aparcamiento gratuito).

  • Hostal Restaurante Frontera: Ubicado a la entrada del pueblo junto al Bar Frontera, este hostal es muy popular entre viajeros de paso y camioneros. Es más sencillo que el hotel Abades, pero también más económico. Ofrece habitaciones básicas pero limpias, con baño privado o compartido según disponibilidad, y tele. Lo mejor de alojarse aquí es que tienes abajo el bar-restaurante para desayunar temprano o cenar sin tener que moverte. Además, al estar en el mismo pueblo, puedes dar un paseo nocturno por las calles tras cenar, cosa que en el hotel de la autovía no puedes porque ahí estás aislado. Yo pasé una noche en Hostal Frontera en invierno: hacía frío afuera, pero la habitación tenía calefacción y mantas extra, así que dormí calentito. El dueño es muy amable, de estos que te cuentan historias locales si les das pie. Si buscas una opción sin lujos pero con ambiente auténtico de pueblo, el Hostal Frontera está bien. (Ubicación: Carretera antigua Bailén-Motril, en Campillo de Arenas mismo. Tiene un letrero grande de Hostal visible.)

  • Casa Rural / Viviendas turísticas: Para quienes prefieren algo más privado y con sabor local, existen casas rurales en Campillo de Arenas y sus alrededores. Dentro del pueblo, estuve viendo Villa Rural Campillo de Arenas, que es una casita tradicional rehabilitada que se alquila completa. Tiene 3 dormitorios, cocina equipada, chimenea en el salón y un patio con barbacoa. Ideal si viajas en grupo o en familia y quieres tu espacio para cocinar o hacer vida de pueblo. Me la enseñó la propietaria y me pareció muy acogedora, con decoración rústica y todas las comodidades (wifi, electrodomésticos nuevos, etc.). Otra opción es buscar en los pueblos vecinos: por ejemplo, en Noalejo (a 10 min) está El Mirador de Sierra Mágina, que son apartamentos rurales con vistas panorámicas; en Cárcheles/Carchelejo (a 15 min) encontré El Convento y Casa de la Cañada, alojamientos rurales muy bien valorados. Incluso en Montillana (Granada, a 10 min) vi anuncios de pisos turísticos.

    Si vas en época de fiestas o con un grupo grande, alquilar una casa rural puede ser la mejor idea, así vives la experiencia con total libertad: haces tu barbacoa, te organizas tus horarios y puedes alojar a varias personas por buen precio. La mayoría de estas casas rurales se reservan por plataformas tipo Booking, Airbnb o EscapadaRural. Te aconsejo buscar «Casa rural en Campillo de Arenas» y seguro encuentras la que más se adapte a tus necesidades.

  • Alojamientos en ciudades cercanas: Dado que Campillo de Arenas está a medio camino entre Jaén (38 km) y Granada (58 km), hay viajeros que prefieren alojarse en las ciudades y hacer la visita al pueblo como excursión de día. Es otra opción válida, sobre todo si viajas con itinerario fijo. En Jaén capital tienes muchísimos hoteles y en Granada ni te cuento. Pero personalmente, creo que dormir en el propio Campillo o su entorno rural te da una experiencia más auténtica y tranquila, lejos del bullicio urbano. Así podrás observar el cielo estrellado de la noche (aquí la contaminación lumínica es mínima, incluso te puedes animar a practicar un poco de astroturismo porque las noches despejadas muestran un firmamento impresionante, al estar cerca de la Reserva Starlight de Sierra Sur de Jaén).

Aunque la oferta de alojamiento en Campillo de Arenas es reducida, cubre lo esencial: un hotel de carretera cómodo, un hostal económico en el pueblo, y varias casas rurales para grupos o estancias más largas. Yo he probado varias modalidades en mis distintas visitas y en todas descansé bien, que al final es lo importante. Elijas la que elijas, seguro que la hospitalidad jiennense se hará notar. Me desperté en Campillo con el canto del gallo de algún corral cercano y el olor a pan tostado… esas pequeñas cosas no tienen precio cuando uno viaja. ¡Así que encuentra tu rincón para dormir en Campillo de Arenas y que tengas felices sueños serranos! 🛏️🌙

Cómo llegar a Campillo de Arenas y consejos prácticos

Ahora que ya sabes todo lo que te espera en Campillo de Arenas, te doy unos consejos prácticos para planificar tu viaje: cómo llegar, cuál es la mejor forma de moverse, y algunos tips útiles para que tu experiencia sea redonda. Porque una buena guía no estaría completa sin esa información logística que a veces pasamos por alto. Vamos a ello.

Cómo llegar a Campillo de Arenas:

  • 🚗 En coche: Es la forma más cómoda y probablemente la que usarás. Campillo de Arenas está muy bien comunicado por la Autovía A-44 (Bailén – Granada), también conocida como la Autovía de Sierra Nevada. Si vienes desde Jaén capital, solo tienes que tomar la A-44 hacia Granada durante unos 38 km (unos 25-30 minutos) y salir en la salida 59 hacia Campillo de Arenas. La salida te deja prácticamente en el pueblo. Desde Granada ciudad, la distancia es de unos 60 km (35-40 minutos) tomando la misma autovía en dirección Jaén/Madrid y saliendo igualmente en la salida de Campillo. La carretera es cómoda, con bonitos paisajes de montañas durante el trayecto. Si vienes desde Madrid o el norte de España, lo harás vía Despeñaperros por la A-4 y enlazando con la A-44 en Bailén; el desvío a Campillo aparecerá unos 60 km después de Jaén. Un punto de referencia útil: Campillo está entre Cambil/Cárcheles (al norte) y Noalejo (al sur), por si ves esos nombres en los carteles. El coche te permitirá además moverte a los parajes naturales y pueblos cercanos con libertad, así que es lo más recomendable.

  • 🚌 En autobús: Aunque pequeñito, Campillo de Arenas tiene parada de autobús interurbano. La compañía ALSA realiza rutas que unen Jaén con Granada y algunas de esas expediciones paran en Campillo (normalmente las que no son directas por autovía, sino con paradas en pueblos). En concreto, hay unos 4-5 autobuses diarios desde Jaén a Campillo de Arenas y viceversa. El viaje dura alrededor de 30-40 minutos y cuesta unos 5-8 euros. También hay autobuses desde Granada que paran en Campillo, aunque con menos frecuencia (quizás 1 o 2 al día). Te recomiendo consultar los horarios actualizados en alsa.es o en la app de Omio, ya que varían según días laborables o fines de semana. La parada de bus en Campillo está en la carretera principal, cerca de la plaza. Vi que la utilizan sobre todo estudiantes y trabajadores que van a Jaén, por lo que los horarios suelen ser temprano por la mañana y vuelta por la tarde. Si vienes cargado con mochila de viajero y prefieres transporte público, es una opción factible: puedes salir de Jaén en el bus de las 9:00, llegar sobre las 9:40 a Campillo, pasar el día, y regresar en el autobús de última hora de la tarde (sobre las 19:00). Eso sí, muévete con antelación para confirmarlos porque en pueblos los horarios pueden cambiar en verano/invierno.

  • 🚆 En tren: Campillo de Arenas no tiene estación de tren cercana (la línea de ferrocarril más próxima pasa por Jaén y Espeluy, pero no por esta zona). Así que no es posible llegar directamente en tren. Si vienes desde lejos en tren, lo mejor es que llegues a Jaén en media distancia o a Granada en AVE, y luego desde allí tomes coche o autobús hasta Campillo.

  • ✈️ En avión: Los aeropuertos más cercanos son el de Granada (GRX) a 60 km y el de Málaga (AGP) a unos 150 km. Desde Granada aeropuerto tendrías que ir a la ciudad y luego carretera; desde Málaga quizá convenga alquilar coche directamente y en unas 2 horas de autopista/autovía estarías en Campillo (Málaga -> Granada por A-92, luego A-44). Para un viajero internacional, lo más sencillo sería volar a Málaga, visitar Granada y luego pasar a Jaén y Campillo en ruta.

Cómo moverse por el pueblo: Campillo de Arenas es muy pequeño, así que se recorre perfectamente a pie. De punta a punta del casco urbano no hay más de 15 minutos andando. De hecho, dejarás el coche aparcado (sin problema, hay estacionamiento libre en las calles y plaza) y caminarás a todos lados. Para ir a los parajes naturales cercanos (La Peñuela, Puerta de Arenas, etc.), si no quieres mover el coche, también puedes hacerlo andando si te gusta caminar: La Peñuela son 2,5 km desde el centro (un paseíto agradable por camino rural), Puerta de Arenas unos 7 km (esto ya es más, quizá mejor en coche o en bici). Dentro del pueblo no hay servicio de taxi local fijo; en caso necesario podrías solicitar un taxi desde Jaén pero resultaría caro. Lo que muchos hacen (y yo hice algún día) es moverse en bicicleta: es una zona estupenda para la bici, tanto de carretera (puertos suaves, poco tráfico) como BTT por caminos de olivos. Si puedes llevar tu bici, disfrutarás. Sino, a patita, que se disfruta igual 😉.

Consejos prácticos y recomendaciones:

  • Clima y ropa: El clima de Campillo de Arenas es mediterráneo continental, lo que se traduce en veranos muy calurosos y secos, e inviernos fríos. En verano (junio, julio, agosto) prepárate para temperaturas diurnas de 35°C fácilmente. Lo bueno es que al estar a 865 metros de altitud, por la noche refresca un poco. Aun así: ropa ligera, sombrero o gorra, gafas de sol y protector solar son indispensables. Y agua, siempre agua para hidratarte, sobre todo si vas a hacer senderismo. En invierno (diciembre, enero) las noches pueden bajar de 0°C, con heladas frecuentes, y de día estar entre 8-15°C. Así que abrigo, guantes y bufanda si vas en esa época, ¡ah, y no te extrañe ver alguna nevada puntual cubriendo de blanco el castillo! Es algo esporádico, pero pasa. La primavera y el otoño son mis épocas favoritas para venir: en abril-mayo y octubre las temperaturas son suaves (15-25°C), el campo está verde y florido en primavera, y en otoño los ocres de los árboles dan un color especial. Para esas estaciones, con llevar vestimenta por capas (una chaquetilla para la mañana/noche y manga corta al mediodía) es suficiente. Y calzado cómodo siempre, que aquí se camina por terreno irregular.

  • Combustible y servicios: Si viajas en coche, debes saber que la gasolinera más cercana está en el Área de Servicio Santa Lucía (en la autovía, junto al hotel Abades). Dentro del pueblo de Campillo no hay gasolinera propia. Así que es conveniente repostar allí en la autovía antes de entrar al pueblo si lo necesitas. En cuanto a cajeros automáticos, hay al menos uno (de Caja Rural) en la plaza. Pero por seguridad lleva algo de efectivo, ya que en los bares pequeños a veces prefieren efectivo para consumiciones pequeñas. Farmacia: hay una farmacia también en el centro por si necesitas comprar medicinas, protector solar, etc. Supermercados/tiendas: encontrarás un par de tiendas de alimentación y panaderías donde comprar agua, fruta, pan, embutidos, etc. A mediodía cierran un rato (de 14h a 17h aproximadamente suele ser la siesta/comida), así que planifica tus compras fuera de ese horario.

  • Idioma y gente: Como en la mayor parte de Jaén, el idioma es el español y con un acento andaluz marcado, ¡pero precioso y muy expresivo! Los vecinos de Campillo son muy amables; aunque no hablen inglés u otros idiomas, siempre intentarán ayudar al forastero. Si hablas español, genial; y si no, unas cuantas palabras mágicas como “hola, buenos días”, “gracias” y sonreír abrirán todas las puertas. No me canso de decirlo: la hospitalidad andaluza en los pueblos es digna de elogio. Yo venía solo y terminé cada día rodeado de gente que me hacía sentir uno más. No temas preguntar indicaciones o entablar conversación, te tratarán como amigo.

  • Seguridad: Campillo de Arenas es un pueblo muy seguro. Puedes caminar de noche sin problemas, es tranquilo. Como siempre, sentido común: el coche cerrado, no dejar cosas de valor a la vista, etc. En el monte, precaución con las rutas, pero no hay animales peligrosos (lo más, algún jabalí esquivo que huye al oír gente). En verano, ojo con el riesgo de incendios: no enciendas fuego fuera de las áreas habilitadas y si ves humo, avisa al 112.

  • Documenta tu viaje: Te recomiendo llevar cámara o tener el móvil con espacio, porque querrás hacer muchas fotos. Un par de lugares fotogénicos imperdibles: desde el castillo al atardecer (ya lo dije, mágico), y en Puerta de Arenas el desfiladero (lleva angular para captar la altura de las paredes). También la plaza con el castillo al fondo hace una foto bonita. Y si te gusta la fotografía nocturna, las ruinas del castillo con la Vía Láctea encima en verano… imagínate, una pasada. Yo me quedé una noche intentando captarla y aunque soy amateur, salió algo decente.

  • Souvenirs locales: Más allá del aceite y los embutidos que mencioné, un recuerdo típico pueden ser las cerámicas de Sierra Mágina (en pueblos cercanos como Pegalajar o Jaén venden platos decorados y botijos). En Campillo en sí no vi tiendas de souvenirs, pero puedes preguntar si alguna asociación de mujeres vende dulces o manualidades. A veces en ferias montan puestecillos. En mi caso, mi mejor souvenir fueron unas piedras fósiles de ammonites que encontré en un talud cerca del desfiladero (resulta que geológicamente esta zona tiene fósiles marinos del Jurásico, ¡alucinante! encontré uno pequeñito y me lo llevé de recuerdo natural).

Creo que con esto tienes una visión completa para planificar tu llegada y estancia. Mi consejo final es: tómate tu tiempo en Campillo de Arenas. No es un lugar para ir con prisas; es para desconectar, para escuchar el silencio, para conversar con la gente sin mirar el reloj. Quizá no salga en las guías más famosas, pero precisamente por eso conserva una autenticidad que en otros sitios ya es difícil de encontrar. Ya sea que pares aquí de camino a otro destino o que vengas expresamente, aprovecha para vivir la experiencia rural andaluza en estado puro. Yo vine pensando en tachar un pueblo más de mi lista y me fui con amigos nuevos, con el estómago contento y con la promesa de volver en la próxima fiesta de Moros y Cristianos. ¡Espero que tu experiencia sea igual de gratificante! Buen viaje y a disfrutar de Campillo de Arenas, nos vemos por sus calles empedradas. 👋😊

Preguntas frecuentes sobre Campillo de Arenas (FAQ)

¿Dónde está exactamente Campillo de Arenas?
Campillo de Arenas se encuentra en la provincia de Jaén, Andalucía (sur de España). Está situado junto a la autovía A-44 que conecta Jaén con Granada, aproximadamente a 38 km al sur de Jaén y 58 km al norte de Granada. Pertenece a la comarca de Sierra Mágina y está rodeado por las sierras del sur jiennense. Su ubicación estratégica lo convierte en un pueblo de fácil acceso en ruta hacia Sierra Nevada o la Costa Tropical. (Enlaces internos: provincia de Jaén, Andalucía)

¿Cuál es la mejor época para visitar Campillo de Arenas?
Cualquier época tiene su encanto, pero primavera (abril-mayo) y otoño (septiembre-octubre) suelen ser ideales. En primavera el paisaje está verde, hay flores silvestres y las temperaturas son suaves, perfectas para senderismo y para disfrutar de las fiestas de mayo (romerías, etc.). En otoño, el clima sigue agradable y puedes ver la recogida de la aceituna si vienes a finales de noviembre, una actividad muy auténtica en la zona. El verano es buen momento si quieres vivir las fiestas patronales de agosto (Moros y Cristianos), aunque hace calor durante el día, se sobrelleva buscando la sombra y disfrutando de la piscina natural de La Peñuela. El invierno es tranquilo; hace frío, pero si te gusta la calma absoluta y no te importa abrigarte, también puedes disfrutar de rutas (con paisajes despejados y aire muy limpio). Además, el 20 de enero se celebra San Sebastián con hogueras, una fiesta muy singular de invierno. En resumen, primavera y otoño para clima óptimo, verano para ambiente festivo, invierno para tranquilidad y experiencias locales diferentes.

¿Se puede visitar Campillo de Arenas en un día o es mejor hacer noche?
Campillo de Arenas es pequeño y se puede recorrer en un día perfectamente. En una jornada completa te da tiempo a ver el casco urbano, subir al castillo, comer tranquilamente, e incluso acercarte a algún paraje natural cercano. Muchos viajeros lo hacen como excursión de medio día desde Jaén o Granada. Dicho esto, hacer noche te permitirá disfrutar de la calma nocturna y matinal del pueblo, y si dispones de dos días, podrás hacer rutas de senderismo más largas (como subir al Pico Alberquilla o explorar con calma el desfiladero de Puerta de Arenas) y vivir la experiencia rural con más profundidad. En mi opinión, si te gusta el turismo rural, quedarse una noche en una casa rural u hostal local es muy recomendable: ver el atardecer desde el castillo, cenar tapas caseras y despertar con el canto del gallo no tiene precio. Pero si andas justo de tiempo, con una escapada de unas horas verás lo principal.

¿Es apropiado visitar Campillo de Arenas con niños?
¡Por supuesto! Campillo de Arenas es un destino muy familiar y tranquilo, ideal para ir con niños. No hay grandes peligros ni aglomeraciones. A los peques les encantará subir al castillo en ruinas jugando a exploradores (siempre vigilados, porque hay piedras sueltas, pero es una aventura segura con precaución), bañarse en la piscina natural de La Peñuela en verano, o corretear por la zona recreativa de Puerta de Arenas donde hay espacio para jugar. Durante las fiestas de agosto, los niños del pueblo participan disfrazados de moros y cristianos, lo pasan en grande, y hay atracciones feriales infantiles. En las romerías, los peques también disfrutan del campo, montando en remolques adornados o a caballo si tienen oportunidad. Además, la escala del pueblo es perfecta para ellos: pueden andar por las calles sin tráfico apenas. Solo un consejo: si vais con carrito de bebé, algunas calles tienen cuestas y empedrado, pero nada infranqueable. Y traed protección solar y gorrita en verano para los peques, que el sol andaluz aprieta. En definitiva, Campillo ofrece naturaleza y cultura adaptada a todas las edades; vuestros hijos se llevarán recuerdos diferentes, alejados de las pantallas y cerca de la vida rural.

¿Qué puedo comprar típico de Campillo de Arenas para llevar de recuerdo?
Aunque no es un pueblo turístico de tiendas de souvenirs, sí hay varios productos locales que son un excelente recuerdo (¡y muy útil o delicioso!):

  • Aceite de oliva virgen extra: es tierra de olivos, así que un buen aceite DO Sierra Mágina es el regalo perfecto. Puedes adquirir botellas o garrafitas en la cooperativa local o en alguna tiendecita.
  • Embutidos caseros: chorizos, morcilla, lomo en orza… En la carnicería o supermercado local puedes preguntar por embutido de elaboración artesanal. Su sabor es inigualable y aguantan bien para llevar.
  • Dulces tradicionales: si tu visita coincide con épocas festivas (Navidad, Todos los Santos, etc.), suele haber dulces caseros a la venta. Por ejemplo, los “nochebuenos” o roscos de Navidad, o los ochíos (bollitos de aceite) si los hacen, o las gachas de Todos los Santos en noviembre (un postre de harina, miel y anís). En panaderías pregunta por dulces típicos, suelen vender por encargo.
  • Artesanía: Aunque en Campillo en sí no vi talleres artesanales, la comarca de Sierra Mágina tiene tradición de alfarería y textil. Quizá encuentres en algún bazar local cerámicas decorativas (platos pintados a mano, botijos) provenientes de la zona. También objetos de esparto trenzado (cestas, esteras), muy propios de los pueblos jiennenses.
  • Recuerdos de las fiestas: si asistes a Moros y Cristianos, a veces venden pañuelos, camisetas o pins conmemorativos de la fiesta. Yo me hice con un pañuelo con la estampa de la Virgen de la Cabeza y la fecha de las fiestas, que guardo con cariño.

En resumen, lo típico para llevar de Campillo es sabores de la tierra y algún detalle artesano. Tus amigos o familiares seguro apreciarán un buen aceite o un embutido auténtico más que la típica postal (que por cierto, postales como tal no vi a la venta, pero siempre puedes imprimir alguna de tus fotos 😉). Y si es para ti, te llevarás un pedacito de Campillo para revivir el viaje desde casa cada vez que pruebes esos productos. ¡Yo aún disfruto de mi aceite campillero en las tostadas matutinas recordando el olivar que vi allí!

¡Espero que esta guía te haya sido útil! Como has visto, Campillo de Arenas puede ser pequeño en el mapa, pero es enorme en patrimonio, naturaleza, tradiciones y sabor. Te he hablado desde mi experiencia personal, con el corazón en la mano, porque realmente este rincón de Jaén me conquistó. Ojalá te animes a descubrirlo y que todo lo que te conté te sirva para enamorarte tú también de sus callecitas, sus sierras y su gente. Cualquier duda, ya sabes dónde encontrarme… aunque lo mejor es que vengas y lo compruebes por ti mismo. 😉 ¡Buen viaje y a disfrutar de la auténtica Andalucía rural en Campillo de Arenas! 🙌🏽🏞️