Cuando pisé por primera vez las calles de Begíjar (Jaén), supe que estaba descubriendo uno de esos pueblos andaluces llenos de encanto e historia. Ubicado en la comarca de La Loma, en el corazón de la provincia de Jaén, Begíjar se extiende entre campos de olivos infinitos y la vega del río Guadalquivir. Este pequeño municipio, de unos 3.000 habitantes, se encuentra a solo 6 km de la ciudad renacentista de Baeza y muy cerca de Úbeda, dos joyas Patrimonio de la Humanidad. A simple vista, Begíjar enamora por su estampa tranquila dominada por un antiguo torreón medieval que sobresale entre las casas blancas. En esta guía personal y completa te voy a contar su historia, qué ver y hacer, sus fiestas más queridas, la rica gastronomía local, dónde comer y alojarse, cómo llegar y responderé a las preguntas frecuentes que puedas tener sobre este destino jiennense.
Historia de Begíjar
Siempre me ha gustado indagar en el pasado de los sitios que visito, y Begíjar tiene una historia fascinante que se remonta miles de años atrás. Begíjar ha estado habitado desde la prehistoria: cerca del pueblo se han hallado restos del Neolítico Final y de la Edad del Cobre, prueba de que ya en el III milenio a.C. había asentamientos humanos en esta fértil tierra. Más tarde, íberos y romanos también dejaron su huella; de la época íbera queda una antigua fortificación y de la romana se han encontrado vestigios de villas agrícolas en los alrededores, lo que nos habla de la riqueza agrícola de la zona desde tiempos remotos.
Durante la dominación árabe, Begíjar era conocida como Buxéxat y llegó a poseer una fortaleza estratégica. En 1226, en plena Reconquista, Fernando III el Santo tomó el castillo al conquistar también la vecina Baeza. A partir de entonces, la localidad vivió siglos de disputas entre el concejo de Baeza y los obispos de Jaén, pues ambos querían dominar estas tierras productivas. De hecho, el castillo de Begíjar pasó a manos del Obispado de Jaén y se convirtió en residencia de los obispos, lo que marcó profundamente la historia local. No fue hasta 1779, ya en el reinado de Carlos III, que Begíjar obtuvo el Privilegio de Villazgo: tras siglos siendo aldea dependiente de Baeza, compró su independencia y fue reconocida oficialmente como villa. Me resulta curioso pensar que los begijenses de aquel entonces reunieron 3.000 ducados para comprar su libertad municipal y gestionar sus propios asuntos.
En siglos posteriores, Begíjar siguió siendo un pueblo agrícola, con el aceite de oliva como motor económico principal. Como muchas localidades andaluzas, sufrió los avatares de la historia más reciente, incluida la Guerra Civil, pero ha sabido preservar su identidad. Hoy, al pasear por sus calles, se percibe ese poso histórico: el legado árabe, la influencia eclesiástica y la tradición rural conviven en cada rincón. Conocer estos antecedentes hace que la visita sea mucho más enriquecedora, porque entiendes el valor de cada piedra antigua y cada tradición que pervive.
Qué ver y hacer en Begíjar
Acompáñame en un recorrido por Begíjar para descubrir sus rincones más interesantes. A pesar de ser un pueblo pequeño, me sorprendió la cantidad de patrimonio que atesora y las experiencias que ofrece, especialmente para quienes disfrutan del turismo rural y cultural.
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Torreón del Castillo (Castillo de Begíjar): Sin duda el símbolo de Begíjar es su torreón árabe del siglo XI, vestigio del antiguo castillo medieval. Cuando me acerqué, me impresionó imaginar las historias de batallas y personajes que habrán pasado por aquí. Esta torre del homenaje, conquistada por Fernando III en 1226, fue posteriormente residencia de los obispos de Jaén y hasta cárcel eclesiástica. Su robusta silueta de piedra vigila el casco histórico. Subir cerca del torreón (si está abierto al público o con guía) es como viajar en el tiempo: desde arriba se contemplan los tejados del pueblo y un mar de olivos alrededor. Recomiendo fotografiar el torreón al atardecer, con la luz dorada bañando sus muros, ¡es una estampa preciosa!
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Iglesia de Santiago Apóstol: En la plaza principal se alza la iglesia parroquial de Begíjar, dedicada al apóstol Santiago. Me contaron que su construcción se inició en el siglo XIII, poco después de la Reconquista, aunque el edificio actual es fruto de ampliaciones y reformas hasta el siglo XVII. Su aspecto exterior es austero y algo fortificado, con una torre campanario de planta cuadrada. La portada de la iglesia, de finales del XVI, merece que te detengas a verla de cerca: posee decoración renacentista con medallones de San Pedro y San Pablo, el escudo episcopal y una imagen de Santiago Matamoros. En el interior destaca el camarín barroco del Cristo de la Vera Cruz, una joya artística donde se venera al patrón de Begíjar. Entrar a esta iglesia, sentir el silencio y la devoción de siglos, fue una experiencia muy especial en mi visita.
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Palacio Episcopal: Muy cerca de la iglesia y del torreón, encontré otra joya inesperada: el antiguo Palacio Episcopal de Begíjar, un sobrio edificio renacentista del siglo XVI. Este palacio, declarado Bien de Interés Cultural, fue una de las residencias favoritas de los obispos de Jaén cuando venían por la zona. Tiene forma de L, fachada de mampostería y una portada con dintel coronada por el escudo de un obispo del siglo XVIII. Paseando por su exterior (el interior solo se visita en ocasiones especiales), imaginé las importantes visitas que aquí se recibieron: personajes ilustres como el rey Felipe II o Miguel de Cervantes se alojaron tras sus muros en algún momento de la historia. ¡Quién diría que Cervantes durmió en Begíjar! Si tienes oportunidad de entrar durante alguna jornada de puertas abiertas, podrás ver sus estancias antiguas, un huerto medieval con alberca de riego y unas bodegas abovedadas impresionantes. Para mí, este palacio resume la grandeza histórica que tuvo Begíjar en la época renacentista.
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Centro histórico y Ayuntamiento: El conjunto que forman el torreón, la iglesia y el palacio, junto con otras casas señoriales, hace que el casco viejo de Begíjar tenga un aire monumental. De hecho, el centro histórico está en trámites para ser declarado Conjunto Histórico-Artístico. No dejes de pasar por el edificio del Ayuntamiento, que conserva una portada original del siglo XVI. Las calles adyacentes conservan el trazado antiguo; caminando por ellas descubrí fachadas de piedra, rejas tradicionales y detalles arquitectónicos que hablan de un pasado noble. Por ejemplo, en la calle Patrocinio de Biedma puedes ver la Casa Natal de Patrocinio de Biedma, la vivienda del siglo XVII donde nació esta poetisa y escritora begijense del XIX, muy reconocida en su época. Es emocionante ver la placa y pensar que en ese hogar creció una de las figuras literarias de Jaén.
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Museo y cultura del aceite: Si algo caracteriza a Begíjar y su entorno son los olivos. Una de las actividades más originales que hice fue sumergirme en el mundo del aceite de oliva, el verdadero “oro líquido” de Jaén. Muy cerca del pueblo se encuentra la almazara Oleícola San Francisco – un molino de aceite tradicional reconvertido también en centro de oleoturismo. Allí ofrecen el tour “Viaje al Mundo del Aceite”, y te aseguro que vale la pena. En primera persona pude recorrer sus instalaciones, aprender cómo se cultivan las aceitunas y se elabora el aceite virgen extra, y participar en una cata de aceite. ¡Toda una experiencia para los sentidos! Además, cuentan la historia de la producción oleícola de la zona con mucha pasión. Si te interesa la gastronomía y la cultura del olivo, recomiendo reservar una visita guiada en Oleícola San Francisco (en su página oficial encontrarás los horarios y contacto). Saldrás apreciando aún más cada gota de aceite que pruebes.
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Rutas por la naturaleza: Los alrededores de Begíjar invitan al paseo tranquilo. Aunque el pueblo en sí no está en alta montaña, su término municipal se extiende hasta la ribera del Guadalquivir, ofreciendo paisajes variados. Por un lado, está la vega del Guadalquivir, con huertas y árboles frutales, ideal para dar un paseo a pie o en bici entre campos de regadío. Por otro lado, hacia la campiña de La Loma, encontrarás interminables campos de olivos que se pierden en el horizonte. Yo disfruté conduciendo por las carreteras secundarias, parando a hacer fotos de ese mar de olivos tan característico de Jaén. Si te gusta la ornitología, cerca de la pedanía de Vega Baja de Begíjar hay zonas húmedas y de ribera donde se pueden avistar aves (es un punto frecuentado por aficionados a la observación de pájaros). Y para los más aventureros, siempre puedes planear una excursión de un día a la cercana Sierra Mágina o al Parque Natural de Cazorla, que aunque no están en Begíjar mismo, se alcanzan en menos de una hora y ofrecen senderismo de primer nivel.
En definitiva, en Begíjar hay mucho que ver y hacer considerando su tamaño: monumentos históricos para los amantes de la cultura, tradiciones vivas, y un entorno rural perfecto para desconectar. Yo pasé un día muy completo entre patrimonio y naturaleza, ¡y aún me quedaron cosas por disfrutar la próxima vez!
Fiestas y tradiciones
Si de algo saben los pueblos andaluces es de celebrar sus tradiciones, y Begíjar no es la excepción. Tuve la suerte de conversar con varios vecinos que me contaron con orgullo sobre sus fiestas locales. Si planificas tu visita, tratar de coincidir con alguna festividad puede darle un toque especial a tu experiencia, pues verás el pueblo en su máximo esplendor, con sus calles engalanadas y la gente volcada en la celebración.
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Fiestas Patronales del Cristo de la Vera Cruz (septiembre): Son las fiestas grandes de Begíjar, en honor al Cristo de la Vera Cruz, patrón del pueblo. Se celebran alrededor del 25 de septiembre, con una feria que dura varios días. Imagina la plaza llena de luces y casetas, música, bailes y actividades para todas las edades. El día del patrón suele haber procesión de la imagen del Cristo por las calles, acompañada por devotos y banda de música. Me contaron que por las noches la fiesta se anima con verbena popular, atracciones y fuegos artificiales al cierre. Si vienes en esas fechas, vivirás Begíjar con ambiente festivo en cada rincón, una experiencia muy auténtica.
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Fiestas de Santiago Apóstol (25 de julio): Dado que la iglesia está dedicada a Santiago, cada 25 de julio Begíjar honra a este santo con misa y procesión. Además, ese día el pueblo organiza eventos lúdicos y culturales. Es como una “miniferia” de verano donde los vecinos salen a las calles a disfrutar. Cuando estuve investigando, me di cuenta de cómo la devoción a Santiago está muy arraigada aquí, lo cual es común en pueblos donde él es patrón o titular de la parroquia.
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Virgen del Carmen (16 de julio): Otra festividad religiosa importante. El 16 de julio se celebra a la Virgen del Carmen con actos religiosos y probablemente alguna verbena nocturna. En un pueblo de tradición católica como Begíjar, estas festividades marianas llenan de vida la comunidad en verano.
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Fiestas de la Virgen de la Cabeza (último fin de semana de mayo): Muchos municipios jiennenses son devotos de la Virgen de la Cabeza, y Begíjar la celebra el último fin de semana de mayo. No es la romería grande (que se hace en Andújar), pero sí realizan aquí su propia fiesta en honor a la Virgen, con misa y procesión local, e incluso actividades para vecinos. Me explicaron que es costumbre que la gente decore las calles y que haya música y bailes tradicionales.
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San José Obrero (1 de mayo): El Día del Trabajador tiene en Begíjar un matiz festivo-religioso, pues en el barrio de San José se celebra una fiesta en honor a San José Obrero. Hay misa y suele organizarse una comida popular o actividades vecinales. Es una forma de dar la bienvenida a mayo con convivencia en la calle.
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Romería de la Virgen de Fátima (13 de mayo): En la pedanía de Posadas Ricas, que pertenece a Begíjar, cada 13 de mayo se realiza una pequeña romería para honrar a la Virgen de Fátima. Los romeros acompañan a la virgen en procesión hasta su ermita y pasan un día de campo con comida y fiesta. Aunque Posadas Ricas está a unos 10 km de Begíjar, muchos habitantes del pueblo participan. Si te animas, podrías vivir la experiencia de una romería andaluza auténtica, con caballos, carros engalanados y cantos.
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Motonavo, festival de la moto (marzo): Te comparto esta curiosidad que me llamó la atención. Begíjar acoge cada año el Motonavo, un festival motero que reúne a aficionados de las dos ruedas de toda España. Suele ser en marzo y durante un fin de semana el rugir de las motos invade el pueblo. Hay conciertos de rock, exhibiciones, concursos y un gran ambiente biker. Aunque no llegué a coincidir con él, los lugareños me dijeron que es un evento muy divertido y diferente, que pone a Begíjar en el mapa motero nacional. Así que, si te gustan las motos o simplemente quieres algo distinto, tomar una cerveza en Begíjar ese fin de semana rodeado de moteros puede ser muy entretenido.
Como ves, las tradiciones en Begíjar abarcan desde lo religioso hasta lo lúdico. Cada mes de primavera y verano prácticamente tienen alguna celebración. Personalmente, me encantaría regresar en septiembre para la feria del Cristo de la Vera Cruz y sentir la alegría de las fiestas patronales, o en marzo para ver el pueblo transformado por el Motonavo. Mi consejo es que consultes el calendario local antes de ir (en la web del ayuntamiento suelen anunciar las fechas) por si puedes coincidir con alguna de estas fiestas, porque te llevarás un recuerdo imborrable del espíritu festivo y acogedor de Begíjar.
Gastronomía de Begíjar
No puedo hablar de un pueblo de Jaén sin mencionar su gastronomía, ¡y menos después de haberla disfrutado en primera persona! La cocina tradicional de Begíjar es la de la comarca de La Loma, con recetas caseras transmitidas de abuelas a nietos, donde el aceite de oliva virgen extra (AOVE) de cosecha propia es ingrediente estrella en casi todos los platos. Como buen viajero curioso, me senté a la mesa en Begíjar dispuesto a probar lo típico, y aquí te cuento mis imprescindibles:
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Lomo de orza: Este es el plato emblemático de Begíjar y la región. Tuve ocasión de probar un lomo de orza casero y ¡qué delicia! Se trata de lomo de cerdo conservado en aceite: primero la carne se adoba durante días en una mezcla de ajo, orégano, pimentón, sal y otras especias, y luego se fríe lentamente en aceite de oliva. El resultado son trozos de lomo jugosos, llenos de sabor, que tradicionalmente se guardaban en orzas (recipientes de barro) cubiertos de ese mismo aceite para conservarlos. Hoy es un manjar que se sirve como tapa o ración, frío o calentado, acompañado de una copa de vino. Te aseguro que cada bocado tiene el sabor auténtico de la cocina de antaño.
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Guisos caseros y de temporada: La cocina begijense aprovecha mucho los productos de cada estación. En invierno, por ejemplo, pude saborear unas migas de pan recién hechas en una chimenea, acompañadas de tropezones clásicos: tocineta frita, aceitunas aliñadas, rábanos y hasta melón (sí, en Jaén se suele tomar un poco de melón fresco como contraste con las migas calientes, ¡pruébalo si tienes ocasión!). Para los días fríos también son comunes los potajes y cocidos. Me contaron de un guiso especial de Carnaval llamado “albondigón” o relleno: es como una albóndiga gigante de carne picada con ajo y perejil, que se cuece dentro del cocido, aportándole un sabor espectacular.
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Platos de Cuaresma y Semana Santa: En la gastronomía local se nota la influencia del calendario religioso. Un plato tradicional de Begíjar en estas fechas es el bacalao encebollado. La receta que me describieron suena maravillosa: se fríe el bacalao y aparte mucha cebolla, tomate, ajo y pimiento molido, para luego cocinar todo junto lentamente. Se suele preparar el Jueves Santo para que repose y se saboree el Viernes Santo, cuando no se come carne. Yo lo probé en casa de una familia local y entendí por qué es tan apreciado: el bacalao queda suave y la salsa es una caricia al paladar, perfecta para mojar pan. Como postre de Semana Santa, probé las flores de esponja (también llamadas esponjuelas): son esas flores fritas de masa, espolvoreadas con azúcar, típicas en muchos pueblos de Jaén, crujientes y adictivas. ¡Ideal con un café!
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Carnes de cordero: La zona tiene tradición ganadera ovina, así que tienen sus formas especiales de cocinar el cordero. Me hablaron de dos recetas: una es la caldereta de cordero, un guiso lento con carne de cordero troceada, mucha cebolla y tomate, que se deja reducir hasta que la carne está tiernísima y se forma una salsa concentrada. La otra manera es propia de la primavera: cordero con habas verdes. Consiste en freír el cordero en aceite de oliva y, una vez dorado, añadir habas frescas recién cosechadas y también freírlas; se sirve todo junto, mezclando los sabores. Tuve la suerte de probar el cordero con habas en temporada y te aseguro que la combinación es deliciosa, con el punto dulce de las habas tiernas contrastando con la carne.
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Dulces y repostería: No podía faltar el toque dulce. En Begíjar encontré repostería tradicional similar a la de Baeza y Úbeda. Además de las flores fritas, hay empanadillas de almíbar, que son como pequeñas empanadas dulces rellenas de cabello de ángel y bañadas en almíbar, ¡un bocado realmente goloso! También se preparan los ochíos, unos panecillos típicos de la provincia de Jaén hechos con aceite y pimentón (salen naranjas por fuera y tienen un sabor entre dulce y salado, dependiendo si llevan azúcar por encima o no). En una panadería local compré ochíos y unas tortas de nueces caseras que resultaron ser deliciosas (las tortas de nueces son una especie de bizcocho o pastelillo con nuez muy típico de la zona). Para acompañar, nada mejor que un licor de la tierra: por ejemplo, un risol o una paloma, que son nombres de bebidas anisadas caseras que los vecinos suelen tomar en celebraciones.
Con toda esta variedad, comprenderás que en Begíjar comí de maravilla. La gastronomía local combina la contundencia de la cocina campesina (guisos, frituras, encurtidos) con la excelencia del aceite de oliva virgen extra que hace que cualquier plato brille. Si eres foodie como yo, disfrutarás probando estas recetas tradicionales. Y no te preocupes, más adelante te recomendaré dónde puedes degustarlas porque hay sitios estupendos para ello en el pueblo.
Dónde comer y alojarse en Begíjar
Después de recorrer el pueblo y abrir el apetito, llega el momento de saber dónde comer en Begíjar. A pesar de su tamaño, descubrí que cuenta con varios bares y restaurantes donde saborear la cocina casera local con muy buena calidad. También te mencionaré opciones de alojamiento por si decides quedarte a pasar la noche en este rincón jiennense (cosa que recomiendo si quieres sentir la tranquilidad rural y explorar con calma).
Dónde comer
En mi visita, quise probar la comida donde van los lugareños, y todos me dirigían a un lugar en particular.
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Mesón-Restaurante Capri: Este restaurante es toda una institución en Begíjar. Al entrar, ya el ambiente familiar y el olor a guiso me hicieron sentir en casa. Aquí pude degustar varios de los platos típicos que mencioné antes. De primero, probé unas alcachofas fritas que me recomendaron (¡y qué acierto!, crujientes y llenas de sabor, se nota que las hacen con cariño y buen aceite). También tienen alcachofas gratinadas con foie, una especialidad de la casa que combina lo tradicional con un toque gourmet, estaban deliciosas según me contaron otros comensales. De segundo, no pude resistir pedir el lomo de orza, que en Capri preparan excelentemente: tierno por dentro y con ese adobo especiado perfecto. Las raciones son generosas y el servicio muy amable, explicándome cada receta. Sin duda, Mesón Capri es el sitio ideal para disfrutar de la auténtica cocina begijense; sus buenas reseñas lo confirman y mi experiencia personal también.
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El Paseo Bar Restaurante: Ubicado cerca del centro, Bar El Paseo es otro de los lugares populares. Pasé una tarde allí y me encantó su terraza, ideal para tomar unas tapas al aire libre. Su carta tiene desde raciones tradicionales hasta alguna elaboración más moderna. Unos amigos de Begíjar me sugirieron pedir las tapas de la casa: la de morcilla y la de ensalada de pimientos asados resultaron espectaculares. También probé unas tapas de queso y jamón que, si bien tenían buen sabor, el precio me pareció un pelín alto; pero en general la relación calidad-precio está bien. Destaco las alcachofas gratinadas que aquí también ofrecen (¡parece que la alcachofa es estrella local en temporada!), y en El Paseo las sirven con una salsa de foie que les da un toque especial. El ambiente es muy cercano, con clientes habituales charlando; me sentí parte del pueblo mientras cenaba allí.
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Salones Casa Antonio: Si buscas un menú casero a buen precio al mediodía, Casa Antonio es una opción interesante. Está en la entrada del pueblo y funciona como restaurante y salón de eventos. El día que fui ofrecían un menú del día con platos de cuchara, y fue todo un acierto. Tomé un potaje de habas con berenjenas realmente sabroso, y de segundo unos filetes de lomo de orza con patatas (¡no me canso del lomo de orza!). Todo por un precio muy razonable. Además, en su cafetería probé una de sus tortas caseras de nueces acompañando el café, porque sabía que tenían fama, y debo admitir que estaba buenísima. El personal fue muy atento. Es un sitio sencillo, frecuentado por viajeros de paso y vecinos, donde te aseguras una comida abundante y tradicional.
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Otros sitios y tapas: Begíjar también tiene algunos pubs y bares pequeños donde tapear o tomar algo. Por ejemplo, el Pub Garzy y El Garito son conocidos para ir de copas por la noche o en fines de semana, pero también ponen alguna tapa si vas temprano. No son restaurantes como tal, pero si tras la cena quieres seguir la fiesta, esos son los lugares de marcha local. Y si te apetece dulce, pregunta por la panadería local o pastelería del pueblo: allí podrás comprar ochíos, empanadillas de almíbar u otros dulces típicos para llevar. Yo me llevé un paquete de empanadillas y fueron el souvenir perfecto (aunque confieso que pocas llegaron a casa, desaparecieron antes en el camino… 😅).
En resumen, comer en Begíjar es un placer sencillo y auténtico. Desde el Mesón Capri con sus recetas de la abuela, hasta un tapeo informal en El Paseo, encontrarás sabor tradicional a cada bocado. Y no olvides brindar con un vino de la tierra o una cerveza bien fría por el día tan estupendo que estarás pasando.
Dónde alojarse
Si decides alargar tu visita y pasar la noche, Begíjar y alrededores ofrecen alojamientos con mucho encanto, sobre todo casas rurales donde disfrutar de la tranquilidad del campo andaluz. Aquí van algunas recomendaciones basadas en lo que vi y en opiniones de otros viajeros:
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Casa Rural Señorío de Baeza: Este alojamiento rural se ubica en Begíjar mismo, en una casa solariega con mucha historia. Lo que me llamó la atención es que también es Casa-Museo del pintor Antonio Montiel, un artista local, de modo que alojarte aquí es casi como hospedarte dentro de una pequeña galería de arte. La casa es amplia, decorada con estilo rústico elegante, tiene piscina al aire libre y todas las comodidades modernas, sin perder el encanto tradicional (vigas de madera, patio andaluz, etc.). Es ideal si buscas un lugar con carácter, donde además puedas aprender sobre cultura local. Señorío de Baeza tiene capacidad para varias personas, así que es perfecta si viajas en familia o con un grupo de amigos. Muchos viajeros destacan lo confortable que es en cualquier época del año y la hospitalidad de sus dueños. Despertar allí, con vistas al campo, y tomar un desayuno casero debió ser una gozada (lo tengo pendiente para mi próxima visita).
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Cortijo Montano: A las afueras de Begíjar, en plena vega del Guadalquivir, se encuentra el Cortijo Montano, un típico cortijo andaluz rodeado de olivos y árboles frutales. Es un alojamiento rural de alquiler íntegro, es decir, una casa grande (creo que tiene hasta 7 dormitorios) que puedes reservar para tu grupo. Si buscas vivir la experiencia rural en toda regla, este es tu sitio: la finca es preciosa, con muros de piedra, decoración tradicional, chimenea para el invierno y piscina para el verano. Tuve la oportunidad de visitarlo brevemente y me impresionó la paz que se respira allí. Imagínate una noche de verano, cenando en el patio bajo las estrellas, oyendo solo los grillos… o en invierno al calor de la lumbre tras un día de excursiones. Además, su ubicación es muy práctica para hacer turismo por la comarca, ya que está a unos 10 minutos en coche de Baeza. Si viajas en grupo o quieres mucho espacio, el Cortijo Montano es inmejorable.
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Alojamiento en Baeza/Úbeda: Otra opción a considerar, sobre todo si no encuentras disponibilidad en Begíjar o prefieres un hotel convencional, es alojarte en las vecinas Baeza o Úbeda. Dado que están muy cerca (6 km y 15 km respectivamente), puedes dormir allí y acercarte a Begíjar en una corta escapada. Baeza tiene hoteles con encanto, antiguos palacios convertidos en hospederías, y Úbeda cuenta también con una amplia oferta (incluso un Parador de Turismo). Yo personalmente optaría por la tranquilidad de Begíjar si lo que buscas es desconexión total, pero si quieres más vida urbana por la noche, un alojamiento en Baeza puede venirte bien y complementas la visita cultural a la zona.
En cualquier caso, pasar la noche en la comarca te permitirá ver anochecer y amanecer en los olivares, algo mágico. Recuerda que conviene reservar con antelación si planeas ir en fechas de fiestas o en temporada alta (primavera, por ejemplo, cuando hay muchos eventos en pueblos y ciudades cercanas). Tanto la Casa Rural Señorío de Baeza como el Cortijo Montano se pueden encontrar en portales de turismo rural o en la web oficial de turismo de Andalucía con todos sus detalles, para que elijas lo que mejor se adapte a tu plan de viaje.
Cómo llegar a Begíjar
Llegar hasta Begíjar es bastante sencillo, ya que está bien comunicado por carretera y relativamente cerca de núcleos importantes. Te cuento las opciones principales para llegar a Begíjar y algunos consejos según mi experiencia:
En coche: Para mí, el coche es la forma más cómoda de alcanzar Begíjar y moverse por la zona. Si vienes desde Jaén capital, la ruta más rápida es tomar la autovía A-316 en dirección a Úbeda/Baeza. Son unos 45 km de distancia, que se recorren en alrededor de 30-35 minutos. La carretera es buena y ofrece vistas bonitas conforme te acercas a La Loma. Debes salir de la A-316 en la desviación indicada hacia Begíjar (atento porque la pedanía Estación de Begíjar está al lado de la autovía, pero para el pueblo debes seguir la indicación correcta). Desde Baeza, apenas tardarás 5-10 minutos por la JA-3411, ya que son 6 km por una carretera local en buen estado. Si vienes desde Madrid o el norte de España, lo habitual es llegar por la A-4 hasta Bailén y luego la N-322/A-316 hacia Baeza; Begíjar queda muy a mano en ese trayecto. Desde Granada o Córdoba, igualmente se llega vía Jaén o vía Linares-Baeza. Lo bueno de conducir es que tendrás libertad para visitar también los alrededores. En el pueblo hay sitio para aparcar sin problema, normalmente en las calles cercanas al centro o junto a la plaza y el ayuntamiento.
En autobús: Otra alternativa es el transporte público. Hay autobuses interurbanos que conectan Begíjar con localidades cercanas. Por ejemplo, la empresa ALSA (o empresas subcontratadas por ALSA) suele tener una línea que va desde Jaén a Baeza/Úbeda pasando por pueblos, y Begíjar está en su ruta. El trayecto en bus desde Jaén puede durar unos 40-50 minutos, parando en otros pueblos en el camino. También desde Baeza o Úbeda salen microbuses o buses de la red provincial hacia Begíjar en distintos horarios del día. Mi recomendación es consultar en la estación de autobuses de Jaén o Baeza los horarios actualizados, ya que varían según días laborables o festivos. El billete es económico (en torno a 4-5 euros desde Jaén) y los autobuses te dejan cerca del centro del pueblo. Eso sí, una vez en Begíjar, para moverte a pedanías o al campo necesitarías taxi o caminar, ya que el bus solo cubre la conexión entre poblaciones principales.
En tren: Aunque Begíjar tiene una historia ferroviaria (existe la llamada Estación de Begíjar a 5 km del casco urbano, en la línea Linares-Almería), actualmente no cuenta con parada de tren de pasajeros útil para el viajero. La estación de Begíjar como tal está en desuso o solo para fines técnicos. La mejor opción si quieres venir en tren es bajarte en la estación Linares-Baeza, que es la más cercana, situada a unos 15 km de Begíjar. Linares-Baeza es un importante nudo ferroviario con trenes desde Madrid, Sevilla, Almería, etc. Una vez allí, tendrías que tomar un taxi (en la estación suele haber) o un autobús local hasta Begíjar/Baeza. Otra opción es la estación de Jaén ciudad si vienes, por ejemplo, en tren desde Madrid vía Córdoba, y ya en Jaén tomar bus como dije antes. Pero en general, el tren no es la forma más directa de llegar a Begíjar a menos que combines con taxi/bus.
En avión: Begíjar no tiene un aeropuerto cercano inmediato; los aeropuertos más próximos son el de Granada-Jaén (Federico García Lorca) a unos 110 km, o Málaga a unos 230 km, y también Madrid Barajas a unos 320 km. Si llegas en avión desde lejos, lo conveniente es alquilar un coche en el aeropuerto o usar tren/bus hasta Jaén o Linares y luego seguir las opciones anteriores. Por ejemplo, desde Granada aeropuerto podrías ir a Jaén en bus (unos 90 minutos) y luego a Begíjar en otro bus o coche. Desde Madrid, quizá un AVE a Córdoba o Jaén, etc. De todos modos, para una escapada por la provincia de Jaén, suelo recomendar el coche porque te da mucha flexibilidad.
Distancias orientativas: Para que te sitúes, Begíjar está aproximadamente a 45 km de Jaén capital, a 10 km de Úbeda y a 6 km de Baeza. Desde Linares hay unos 25 km. Estas distancias hacen posible incluso visitar Begíjar como parte de una ruta en coche por Jaén en un mismo día, combinándola por ejemplo con Baeza y Úbeda. Yo en mi caso venía desde Jaén, paré primero en Begíjar por la mañana, luego seguí a Baeza a la hora de comer y por la tarde a Úbeda. Fue un día intenso pero muy gratificante en cuanto a patrimonio. Sin embargo, si quieres tomártelo con más calma (muy comprensible), puedes hacer base en Baeza o en el propio Begíjar y dedicar medio día o un día entero a este pueblo sin prisas.
En resumen, llegar a Begíjar es fácil, especialmente en vehículo propio o bus. Las carreteras están en buen estado y la ubicación céntrica en la provincia ayuda. Solo recuerda que, al ser un pueblo pequeño, los horarios de buses no son súper frecuentes, así que planifica con antelación. Una vez allí, moverte a pie es lo mejor: recorrer sus calles no te llevará más de unos minutos de un extremo a otro, y así disfrutarás cada detalle.
Preguntas frecuentes sobre Begíjar (FAQ)
¿Qué lugares de interés turístico tiene Begíjar?
Begíjar ofrece varios atractivos turísticos a pesar de su tamaño. Sus monumentos principales son el Torreón del Castillo (una torre medieval de origen árabe del siglo XI, símbolo del pueblo), la Iglesia de Santiago Apóstol (templo cuya construcción inició en el siglo XIII, con una hermosa portada renacentista y camarín barroco del Cristo de la Vera Cruz) y el Palacio Episcopal del siglo XVI (antigua residencia de obispos, de estilo renacentista). El conjunto del casco histórico, con estas edificaciones, tiene un gran encanto. Además, se pueden visitar la Casa natal de Patrocinio de Biedma (casa solariega donde nació una importante poetisa local) y disfrutar de la cultura del aceite de oliva en la almazara Oleícola San Francisco, que ofrece visitas guiadas y catas de aceite. Los alrededores permiten hacer rutas entre olivares y por la vega del Guadalquivir. En definitiva, los amantes de la historia, la arquitectura y el oleoturismo encontrarán suficientes cosas que ver en Begíjar para una visita muy agradable.
¿Cómo es el clima en Begíjar y cuál es la mejor época para visitar?
El clima de Begíjar es mediterráneo continentalizado, típico del interior de Andalucía. Los veranos son calurosos y secos, con temperaturas que en julio y agosto suelen superar los 35°C durante el día (las noches refrescan algo al estar a unos 560 metros de altitud, pero sigue siendo cálido). Los inviernos son frescos, con días suaves (15°C de máxima) pero noches frías que pueden bajar de 5°C, ocasionalmente con alguna helada débil. Las primaveras y otoños son muy agradables, con temperaturas medias entre 18° y 25°C, y son las estaciones más lluviosas aunque las precipitaciones no son muy abundantes (llueve moderadamente en algunos días sueltos). En resumen, la mejor época para visitar Begíjar es la primavera (abril, mayo) o el otoño (septiembre, octubre), cuando hace temperatura templada, el campo está verde (en primavera con los olivares floridos) y además puedes coincidir con fiestas interesantes como las patronales de septiembre. También el inicio del verano (junio) es buena opción porque aún no aprieta tanto el calor. En invierno se puede visitar perfectamente, encontrando días soleados y fríos muy bonitos, pero hay menos ambiente festivo y anochece temprano. En verano pleno conviene programar las actividades a primera hora de la mañana o al atardecer para evitar las horas de más calor, aunque si te interesa vivir las fiestas de julio o simplemente disfrutar de las noches cálidas en la plaza, verano también puede ser propicio. En cualquier caso, lleva ropa fresca y protección solar en verano, y algo de abrigo en invierno para las noches, ¡y prepárate para disfrutar, haga el tiempo que haga!
¿Cuál es la gastronomía típica de Begíjar?
La gastronomía de Begíjar es la tradicional de la comarca de La Loma, con recetas caseras donde el aceite de oliva virgen extra es protagonista. Algunos platos típicos son el lomo de orza (lomo de cerdo adobado y conservado en aceite, que se sirve en tacos jugosos), los guisos y potajes como el cocido con albondigón (una gran albóndiga cocida en el potaje, típica de Carnaval) o el potaje de garbanzos con habas y berenjenas. En temporada de Cuaresma se prepara el bacalao encebollado, plato estrella de Semana Santa, y se elaboran dulces como las flores de esponja (frutas de sartén en forma de flor). Otros platos muy arraigados son las migas (en días fríos, acompañadas de torreznos, aceitunas, rábanos, etc.), la caldereta de cordero (guiso de carne de cordero con verduras, cocinado lentamente) y el cordero con habas tiernas en primavera. En Begíjar también se consumen platos compartidos con la cocina jiennense en general, como la pipirrana (ensalada fresca de tomate, pimiento, cebolla y atún), el gazpacho en verano, y embutidos de la matanza como la morcilla y el chorizo casero. Para el dulce, además de las flores fritas, encontrarás empanadillas de almíbar rellenas de cabello de ángel, ochíos (panecillos de aceite y pimentón) y tortas tradicionales. Por último, no olvidemos el aceite de oliva local, que está presente en todo: mojar pan con un buen aceite virgen extra de Begíjar recién prensado es un placer sencillo que no puedes dejar de probar.
¿Qué fiestas populares se celebran en Begíjar?
Begíjar celebra numerosas fiestas populares y tradiciones a lo largo del año. Las Fiestas Patronales en honor al Cristo de la Vera Cruz son las más importantes, teniendo lugar el 25 de septiembre (con feria, verbenas, procesión del Cristo y varios días de actividades lúdicas). En verano destacan las fiestas religiosas de la Virgen del Carmen (16 de julio) y de Santiago Apóstol (25 de julio), con misas, procesiones y eventos sociales en esas fechas. También a finales de mayo (último fin de semana) se celebra la fiesta de la Virgen de la Cabeza, emulando la devoción a la patrona de la diócesis con actos locales. El 1 de mayo los vecinos festejan a San José Obrero con celebraciones de barrio. En la pedanía de Posadas Ricas, cada 13 de mayo tiene lugar una pequeña romería de la Virgen de Fátima, en la que muchos begijenses participan llevando a la Virgen en procesión y pasando un día de campo. Fuera del calendario religioso, Begíjar es conocido por el Motonavo o Festival de la Moto, un evento motero que se realiza cada año en marzo, atrayendo a aficionados de toda España con conciertos, exhibiciones de motos y mucho ambiente. Además de estas, por supuesto, se conmemoran las festividades generales: la Semana Santa (con procesiones en Begíjar durante el Jueves y Viernes Santo, de forma más modesta que en ciudades grandes pero con gran fervor local), y la Navidad, época en la que el pueblo se engalana con belenes, luces y se realizan eventos como zambombas flamencas o la cabalgata de Reyes Magos. En resumen, prácticamente cada época del año tiene su celebración en Begíjar: si te interesa vivir la cultura local, informarte de estas fechas y coincidir con alguna fiesta te permitirá ver el lado más auténtico y alegre del pueblo.
¿Cómo puedo llegar a Begíjar en transporte público?
Llegar a Begíjar en transporte público es posible principalmente a través de autobuses interurbanos. La forma más directa es tomar un autobús desde Jaén (capital provincial) con destino a Baeza o Begíjar. Hay líneas gestionadas por ALSA o empresas locales que cubren el trayecto Jaén – Baeza – Úbeda, haciendo parada en Begíjar. El viaje en bus desde Jaén dura unos 40-50 minutos, con un coste aproximado de 4-5 €. También desde Baeza salen autobuses de conexión a pueblos cercanos, siendo Begíjar uno de ellos (el recorrido Baeza-Begíjar es de apenas 10 minutos). Los horarios pueden ser reducidos (quizá 2-3 frecuencias al día en cada sentido), por lo que se recomienda consultar en la estación de autobuses de Jaén o Baeza los horarios exactos para el día de tu viaje. En cuanto al tren, la estación más cercana es Linares-Baeza (a unos 15 km), pero desde allí tendrías que tomar un taxi o enlazar con un bus, ya que no hay servicio ferroviario hasta Begíjar pueblo. Si viajas desde lejos, podrías llegar en tren o autobús a Jaén, Linares o Baeza, y luego tomar el bus hacia Begíjar. Otra opción es el taxi: desde Baeza o Linares-Baeza el taxi no sería muy caro dada la corta distancia (pregunta tarifas locales, pero puede ser conveniente si viajas con equipaje o en grupo). En resumen, sí se puede llegar en transporte público, pero las combinaciones más frecuentes involucran el autobús. Una vez en Begíjar, el pueblo se recorre a pie fácilmente. Si planeas moverte a cortijos o pedanías, quizá necesites acordar transporte privado ya que el bus solo te deja en el centro del municipio.