Cuando visité Beas de Segura por primera vez, me encontré con un rincón de Jaén que combina a la perfección historia, naturaleza y tradiciones vivas. Este pueblo, enclavado en la Sierra de Segura entre interminables olivares y montañas, me conquistó con el encanto de sus calles y la hospitalidad de su gente. En esta guía te cuento en primera persona todo lo que necesitas saber para descubrir Beas de Segura: su apasionante historia y patrimonio, qué ver y hacer, los senderos naturales más bonitos, sus fiestas y tradiciones (¡incluyendo una fiesta única con toros ensogados!), la rica gastronomía serrana y hasta consejos sobre dónde comer, dormir y cómo llegar. Acompáñame por este viaje a Beas de Segura y prepárate para enamorarte de este pueblo andaluz tan especial.
Historia y patrimonio de Beas de Segura
Beas de Segura tiene una historia que se remonta muchísimo en el tiempo. Arqueólogos han encontrado vestigios prehistóricos en la zona del río Guadalimar, lo que indica que ya en el Paleolítico Inferior pequeños grupos humanos vivían aquí. ¡Imagina, uno de los asentamientos más antiguos de Andalucía! Más adelante, su posición estratégica hizo que en época romana este lugar fuera un cruce de caminos: de hecho, el nombre «Beas» proviene del latín Veha (camino), porque aquí convergían tres vías romanas que conectaban la zona con las montañas, el este y el condado.
En la Edad Media, Beas estuvo bajo dominio musulmán y contaba con una fortaleza llamada La Villavieja. Aunque hoy solo quedan restos, al pasear por el casco antiguo se puede visualizar dónde se alzaban las murallas. De aquella fortaleza aún sobrevive la Torre del Reloj, una antigua torre defensiva integrada luego con un reloj, que sigue en pie en la parte alta del pueblo. Cada vez que la vi, imaginé centinelas vigilando el horizonte siglos atrás.
Tras la Reconquista cristiana, Beas de Segura pasó a formar parte de la Orden de Santiago. En 1239, la villa fue entregada a esta orden militar-religiosa, que le otorgó fueros y privilegios para fomentar su poblamiento. Esto convirtió a Beas en un enclave importante de la Encomienda de Santiago, lo cual se nota en su trazado urbano antiguo y en algunos escudos nobiliarios que aún adornan fachadas de casas señoriales.
Avanzando en el tiempo, el siglo XVI trajo consigo un capítulo dorado para el patrimonio local: Santa Teresa de Jesús llegó a Beas de Segura en 1575 y fundó aquí un convento de Carmelitas Descalzas. Como amante de la historia, visitar el Monasterio de San José del Salvador fue emocionante. Santa Teresa misma caminó por estos claustros y su legado espiritual se siente en el ambiente. Además, San Juan de la Cruz vivió una temporada en una ermita cercana tras escapar de su cautiverio, así que ¡vaya dúo de místicos ilustres tiene este pueblo! El monasterio, con su iglesia anexa, está declarado Bien de Interés Cultural y es sin duda una joya del patrimonio local.
No todo fue paz en la historia de Beas: durante la Guerra de la Independencia, tropas napoleónicas incendiaron la primitiva iglesia parroquial y hubo que reconstruirla en 1825. La Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción que vemos hoy en la Plaza de la Iglesia es fruto de esa reconstrucción en el siglo XIX (y también tuvo que ser restaurada tras daños en la Guerra Civil). Aun así, al entrar noté elementos barrocos y neoclásicos sencillos que le dan un encanto sobrio. Es el centro de la vida religiosa local, junto con la Ermita de la Villa donde se venera a la patrona, la Virgen de la Paz. Curiosamente, la ermita actual se inauguró en 1873 sobre las ruinas del antiguo castillo, así que está literalmente construida sobre siglos de historia.
Paseando por el casco antiguo, me transporté al pasado con cada detalle del patrimonio de Beas. Encontré casas solariegas con siglos de antigüedad, como la Casa Palacio de los Sandoval, familia noble del siglo XV cuyo escudo de piedra aún puede verse en la fachada. También destaca la Antigua Casa de la Audiencia, un edificio del XVII con imponente portada renacentista y el escudo municipal labrado en piedra. Hoy este edificio histórico tiene un uso muy apropiado: es la Oficina de Turismo y sala de exposiciones. Allí comencé mi ruta, recogí folletos y pude admirar su interior rehabilitado. ¡Un gran punto de partida para entender la historia local antes de explorarla en vivo!
En resumen, la historia de Beas de Segura está viva en sus calles: desde las huellas de romanos y musulmanes hasta los conventos carmelitas y casonas señoriales. Cada piedra y cada rincón del pueblo cuenta un relato que yo, como visitante curioso, disfruté descubriendo.
Qué ver y qué hacer en Beas de Segura
A pesar de su tamaño, Beas de Segura tiene mucho por ver. Te recomiendo destinar al menos un día (o dos, si puedes) para recorrer con calma sus monumentos, museos y rincones pintorescos. Aquí te comparto mis imprescindibles de qué ver en Beas de Segura, acompañados de algunas experiencias personales que los hicieron memorables:
Monumentos y lugares de interés histórico
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Monasterio de San José del Salvador: Este convento carmelita fundado por Santa Teresa es, sin duda, el alma histórica de Beas. Yo quedé impresionado con su sobria arquitectura del siglo XVI y la atmósfera de paz que se respira en el pequeño claustro. La iglesia anexa conserva elementos originales y un bonito retablo. Saber que aquí pasó tiempo Santa Teresa de Jesús (y que San Juan de la Cruz predicó entre sus muros) le da un aura especial. Pregunté y descubrí que se pueden visitar algunas estancias en horarios específicos, e incluso hay un pequeño Museo Relicario dentro del convento donde se exhiben ornamentos, reliquias y objetos históricos, como un libro con firmas autógrafas de San Juan de la Cruz y antiguas campanas del siglo XVI. Si te interesa la historia religiosa o la mística, este lugar te emocionará.
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Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción: La parroquia principal del pueblo, situada en la Plaza de la Iglesia. Su fachada es sencilla, pero al entrar pude ver imágenes y altares con gran devoción local. Me contaron que la Virgen de la Paz, patrona de Beas, reside aquí parte del año. Vale la pena dar una vuelta por la plaza, donde también está la Casa de la Audiencia (turismo) y algunos bares donde los mayores se sientan a charlar a la sombra. Un detalle curioso: en la fachada de la iglesia aún se notan marcas de reformas de distintas épocas, testimonio de su turbulenta historia.
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Ermita de la Villa (Santuario de la Virgen de la Paz): Subiendo por las callejuelas antiguas llegué a esta pequeña ermita encalada que corona la zona de La Villa (el barrio alto). Fue construida donde antes estuvo el castillo árabe, así que desde allí las vistas del pueblo son preciosas. Dentro se encuentra la imagen de la Virgen de la Paz, patrona de Beas, excepto cuando sale en procesión en sus fiestas. Visitar esta ermita me permitió conocer la fuerte devoción que los habitantes tienen a su patrona. Además, desde la explanada pude tomar fotografías panorámicas de los tejados rojizos de Beas de Segura con el mar de olivos al fondo. ¡Una estampa muy andaluza!
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Torre del Reloj y restos de la Fortaleza de la Villavieja: En el mismo entorno de la ermita, por las callejuelas del antiguo castillo, encontrarás fragmentos de muralla y sobre todo la antigua torre medieval que ahora luce un reloj. Esta Torre del Reloj es uno de los símbolos de Beas. Subir hasta ella fue como un pequeño viaje al pasado: cerré los ojos e imaginé los muros completos alrededor mío. Aunque ya no quede mucho de la fortaleza, este rincón conserva el aire medieval. Actualmente hay planes (según me informaron en turismo) para rehabilitar y poner en valor lo que queda de la fortaleza, así que quizás en futuras visitas haya aún más que ver de este patrimonio.
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Antigua Casa de la Audiencia: Ya mencioné este edificio histórico del siglo XVII que ahora alberga la Oficina de Turismo. Te recomiendo entrar (la entrada es gratuita). El personal de turismo fue muy amable conmigo, explicándome rutas y curiosidades. Además, suelen tener alguna exposición temporal sobre cultura local. El edificio en sí, con su portada de piedra y patio interior, es hermoso. Se ubica en la Plaza de la Constitución/Iglesia, que es el centro neurálgico del pueblo. Desde aquí parten varias calles antiguas ideales para perderse caminando.
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Casa-Palacio de los Sandoval: Paseando por la Calle de la Villa vi esta casona señorial. Actualmente es privada, pero su fachada aún muestra el escudo de la familia Sandoval. Me contaron que su dueño actual es un dibujante conocido que a veces organiza exhibiciones de arte y muestra su colección de antigüedades dentro. No tuve la suerte de coincidir con una apertura, ¡pero estaré atento en el futuro! Aun así, admirar su mirador y la estructura desde fuera vale la pena para los amantes de la arquitectura histórica.
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Puente Mocho (afuera del casco urbano): Si dispones de coche, una excursión corta muy recomendable es ir a ver el Puente Mocho, a pocos kilómetros de Beas. Es un puente romano de piedra sobre el río Guadalimar, ubicado al noroeste del pueblo (por la carretera JA-9100). Yo fui una tarde, casi al atardecer, y el paisaje junto al río con el viejo puente todavía sólido fue mágico. Su nombre «Mocho» se dice que viene de su aspecto truncado o “mocho”. Era parte de una antigua vía y es genial para tomar fotos y disfrutar de un pedacito de historia romana en plena naturaleza. Además, el entorno es muy tranquilo, apenas encontramos a otra familia haciendo picnic.
Museos y centros culturales
Aunque es un pueblo pequeño, Beas de Segura cuenta con varios museos interesantes que complementan la visita cultural:
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Centro de Interpretación de Beas de Segura (Siglo XVI): Este centro interpretativo ocupa un antiguo convento del siglo XIX construido sobre las ruinas del castillo. ¡Menuda mezcla de historia en un mismo sitio! Está en la Calle Villa Sor Consuelo. En su interior, distribuidos en varias salas, descubrí cómo era Beas en el siglo XVI: su historia, las familias nobles, cómo funcionaba la Encomienda de la Orden de Santiago, etc. También dedica una parte importante a las huellas de Santa Teresa y San Juan de la Cruz en la villa. Me encantó ver piezas originales del monasterio carmelita y recreaciones de una celda teresiana. Las explicaciones son muy visuales y claras; sinceramente, visitar este centro me ayudó a apreciar mucho más cada monumento al recorrer el pueblo después. Consejo: revisa los horarios de apertura en la oficina de turismo, suelen abrir de miércoles a domingo en horario de mañana y tarde (con siesta al mediodía). La entrada tenía un costo simbólico (unos 3€) que vale totalmente la pena.
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Museo Municipal de Usos y Costumbres “Cantero”: Este museo etnográfico fue toda una sorpresa. Lo creó el ex-alcalde Cristóbal Cantero donando la enorme colección de objetos antiguos que recopiló durante años. Está dedicado a mostrar cómo era la vida tradicional en Beas y la comarca: herramientas agrícolas, aperos de labranza, utensilios domésticos de nuestros abuelos, trajes, etc. Es como viajar a la época de nuestros bisabuelos y entender las raíces rurales de la zona (donde el olivo siempre ha sido el rey). A mí me fascinó la sección dedicada a la elaboración del aceite de oliva y los aperos de carpintero y herrero. Importante: solo abre en días concretos (cuando yo fui, solo jueves y viernes por la tarde), así que planifícalo si te interesa. Se encuentra en la Calle Manuel Ardoy Romero.
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Museo de Humor Gráfico “Fernando García Garreta”: ¡Un museo de viñetas y humor gráfico en medio de la Sierra de Segura! Efectivamente, Beas cuenta con este curioso museo que reúne colecciones de revistas satíricas e historietas donadas por Fernando Garreta, un humorista gráfico local. También exhibe dibujos de participantes en el Certamen Nacional de Humor Gráfico Lorenzo Goñi (que se celebra en honor a un célebre caricaturista nacido en Jaén). Como fan del cómic y la sátira, disfruté viendo originales de revistas como La Codorniz o Hermano Lobo. El museo también funciona como biblioteca especializada en humor gráfico. Si buscas algo diferente después de tanto monumento histórico, este lugar te sacará una sonrisa. Está en la Calle Casas Nuevas, y al igual que el de etnografía, tiene horarios limitados (pregunta en turismo).
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Museo de la Hermandad de San Marcos: Este es un espacio dedicado a la fiesta más emblemática de Beas (de la que te hablaré en detalle en la sección de fiestas). La Hermandad de San Marcos ha reunido aquí trajes, fotografías y elementos relacionados con la popular Fiesta de los Toros Ensogados de abril. Visité este pequeño museo, ubicado en la Calle Palomares, y me resultó muy interesante para entender la pasión que el pueblo tiene por San Marcos y la tradición del toro. Hay cabezas de toro disecadas de ediciones pasadas, sogas, campanas y hasta carteles antiguos de la fiesta. Si vas en época de la fiesta, este museo es de visita obligada para empaparte del espíritu sanmarquero.
Además de estos, supe que existen otros espacios expositivos vinculados a la vida del convento (el Museo Relicario del Monasterio, mencionado antes) y seguro que en el futuro aparecerán más iniciativas culturales, porque se nota que Beas de Segura está poniendo en valor su patrimonio.
Pasear y disfrutar del ambiente del pueblo
Más allá de visitar sitios concretos, una de las mejores cosas que hacer en Beas de Segura es simplemente pasear por sus calles. Te sugiero deambular sin prisa por el casco histórico: las calles Calle de la Villa, Calle del Rosario, Plaza de la Constitución, Calle Angosto, etc., cada una tiene su encanto. Yo me perdí por sus estrechas callejuelas empedradas, descubrí plazuelas tranquilas con bancos a la sombra, fachadas encaladas con geranios y algún que otro azulejo devocional en las esquinas. Es un pueblo andaluz auténtico, de esos donde los vecinos se saludan desde los balcones.
Un recorrido agradable que hice fue bajar desde la ermita de la Villa por el casco antiguo hasta la parte más nueva, y llegar al Parque Municipal. Allí vi a familias locales paseando, niños jugando y mayores tomando el fresco. Estos momentos cotidianos también forman parte del encanto de viajar: sentarte en un banco del parque a observar la vida local, o en una terraza de bar en la plaza tomando un café y unas tapas, apreciando la tranquilidad de Beas.
Experiencias recomendadas
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Visitas guiadas: Si te interesa no perderte nada, el Ayuntamiento organiza visitas guiadas por el pueblo. Yo tuve la suerte de unirme a una guiada y aprendí anécdotas y leyendas locales que solo un guía de allí conoce (¡como la historia de un fantasma en una casa antigua o los motes tradicionales de las familias del pueblo!). Las guías suelen incluir el monasterio, la iglesia, la torre del reloj, etc., y duran un par de horas. Puedes reservar en la web de turismo local o en la misma oficina de turismo.
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Ruta del aceite de oliva: Estando en tierra de olivos, quise profundizar en el oro líquido de Jaén. En Beas hay cooperativas y empresas de aceite donde a veces organizan catas o visitas. Pregunté y me indicaron Oleaí, una iniciativa local de AOVE ecológico D.O. Sierra de Segura, que tiene tienda y ofrece degustaciones. Allí probé aceite recién exprimido, de variedad picual, con un sabor intenso a tomate y hierba fresca… ¡una delicia! También adquirí unas botellitas de recuerdo. Si te apasiona la gastronomía, te aconsejo buscar estas experiencias oleícolas. Incluso muy cerca, en el Complejo La Veguilla (a 6 km, en Arroyo del Ojanco), hay un molino de aceite tradicional que a veces muestra el proceso durante la campaña de aceituna.
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Mercado y productos locales: Los sábados por la mañana Beas tiene mercado semanal. Di una vuelta y encontré puestos con aceitunas aliñadas caseras, quesos de la sierra, embutidos y pan artesanal. Compré algunos para el camino (¡imposible resistirse!). Interactuar con los comerciantes y lugareños en el mercado fue divertido y me llevé productos auténticos de la tierra.
En definitiva, en Beas de Segura no te vas a aburrir: entre su patrimonio histórico-cultural y las experiencias locales disponibles, siempre hay algo que ver o hacer. Y aún no hemos hablado de su maravilloso entorno natural, que merece capítulo aparte.
Entorno natural y rutas de senderismo
Una de las razones por las que Beas de Segura enamora es su entorno natural privilegiado. El pueblo se sitúa en la falda occidental de la Sierra de Segura, formando parte del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas. Este parque natural es el espacio protegido más extenso de España (más de 214.000 hectáreas nada menos) y Reserva de la Biosfera por la UNESCO. ¡Todo un paraíso para los amantes de la naturaleza! Desde el mismo pueblo ya se divisan las elevaciones de la sierra y se respira ese aire puro de montaña mezclado con el aroma de los olivares.
Paisajes y naturaleza en estado puro
Beas de Segura tiene aproximadamente una cuarta parte de su término municipal dentro del parque natural, así que las opciones de disfrutar la naturaleza están aseguradas. Los paisajes aquí son una combinación preciosa: hacia el oeste y sur, mares de olivos típicos de Jaén; hacia el este, las primeras estribaciones boscosas de la Sierra de Segura con pinares, encinas y montañas que alcanzan casi 2000 metros en el horizonte.
A pocos kilómetros se encuentra el nacimiento de ríos importantes: el Segura y el Guadalquivir nacen en estas sierras (de hecho, el Segura nace al norte del parque y el Guadalquivir al sur). Cerca de Beas fluye el río Beas (afluente del Guadalimar), formando pequeñas vegas agrícolas.
Un lugar muy especial que visité es el Paraje de Valparaíso, a las afueras del pueblo. Es un parque periurbano natural junto al río Valparaíso (afluente del Beas) que los locales llaman el pulmón verde del pueblo. Tras la gran riada de 1955, se crearon allí pequeñas presas y zonas de recreo. Hoy es un sitio genial para un paseo tranquilo, con fuentes, arroyuelos, mucha vegetación de ribera y mesas para picnic. Además, descubrí que en el parque de Valparaíso se juega a los bolos serranos, un deporte tradicional autóctono de la sierra (similar a los bolos pero con sus propias reglas). No dudé en intentar un lanzamiento improvisado con unos vecinos que practicaban; fue divertido aunque mis puntuaciones no fueron nada del otro mundo. Si buscas un respiro de tranquilidad o viajas con niños, este parque es ideal para que corran y disfruten de la naturaleza sin adentrarse demasiado en la montaña.
Rutas de senderismo recomendadas
Si te gusta el senderismo, en Beas de Segura encontrarás muchas rutas señalizadas para todos los niveles, desde paseos cortos hasta largas travesías. Yo aproveché mi estancia para hacer un par de caminatas y quedé encantado con las vistas y la conexión con la naturaleza. Las rutas aquí suelen ser de tipo circular, recorriendo sierras y valles cercanos. Te comparto algunas de las rutas de senderismo destacadas:
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Ruta Cerro de San Juan (SL-BS-1): Es un sendero local de unos 8 km (unas 2 horas) de dificultad moderada. La empecé muy temprano por la mañana. Parte del mismo pueblo y hace un recorrido circular subiendo por el arroyo de los Almeciles hasta las faldas del Cerro San Juan, pasando también por el Parque Botánico de Valparaíso. El ascenso no es duro y a medida que ganaba altura, las vistas del pueblo iban mejorando. En lo alto del cerro San Juan hay una vista panorámica fantástica de Beas con la campiña alrededor. Luego se baja cerrando el bucle. A esa hora temprana, con el sol saliendo entre los olivos, la experiencia fue casi mística: solo se oían pájaros y el rumor del arroyo.
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Ruta Cumbre del Peguera (SL-BS-7): Esta es más cortita (unos 3 km ida y vuelta) pero bastante especial. El Cerro Peguera es un pico cercano que actúa como un mirador natural excepcional. Dejé el coche en el inicio del sendero (pregunté antes cómo llegar al arranque) y subí aproximadamente 1 hora por un sendero empinado entre pinos. Al llegar a la cumbre del Peguera, me quedé sin aliento (¡por la subida y por la belleza!). Desde allí se domina gran parte de la Sierra de Segura: se ve claramente El Yelmo (una montaña emblemática de la comarca, con su radar en la cima), el embalse del Tranco brillando a lo lejos entre montañas, y todo el corazón verde del parque natural. Es un mirador 360º espectacular. Recomiendo llevar prismáticos para identificar picos. La bajada se hace por el mismo camino. Si no tienes mucho tiempo pero quieres una dosis de vistas de altura, esta ruta es ideal.
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Ruta Circular Poyo de los Burgos (PR-BS-6): Una ruta de unos 13 km (3.5-4h) que me recomendaron por su valor natural. Esta ruta adentra en el Monte de Fuente Pinilla, un bosque frondoso en el corazón de la sierra, para rodear el promontorio del Poyo de los Burgos. Es un recorrido de dificultad moderada, con subidas y bajadas suaves. La sensación caminando bajo la sombra de pinos y encinas centenarios, rodeando cerros, fue muy relajante. En mitad del camino, hay un punto desde el que se divisa la loma donde nace el río Beas y se aprecia la extensión de bosque intacto, hogar de muchas especies. Si tienes suerte (yo la tuve a medias), puedes avistar ciervos o cabras montesas entre la arboleda, sobre todo a primeras horas. Yo alcancé a ver a lo lejos un par de ciervas saltando, ¡toda una alegría para un amante de los animales!
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Ruta de las Huertas – Galindo (PR-BS-4): Otra ruta circular (unos 11,5 km, 3-4 horas) que hice en parte, pues la combiné con otra. Este sendero recorre antiguas tierras de cultivo cercanas al pueblo, en la zona llamada Galindo, donde antiguamente se sembraban cereales y hoy predominan olivares. Lo que más me gustó es que pasa junto a cortijos tradicionales y te acerca a la vida rural actual: pude saludar a campesinos que estaban arando con tractor, vi corrales con gallinas y huertos familiares. Es una caminata que combina cultura y naturaleza más llana, sin grandes desniveles, perfecta si no quieres subir montañas pero sí caminar por el campo abierto.
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Otras rutas y actividades: Además de estas, hay más de 10 rutas señalizadas en el municipio, incluyendo caminos que llevan a aldeas pedáneas y antiguos senderos de la trashumancia. Por ejemplo, la ruta PR-BS-2 Carretera de la Fuenlabrada bordea un monte de dehesa, la PR-BS-8 Fuente Salada – Macena – San Juan se adentra por barrancos frescos, o la PR-BS-12 Los Molares – La Ventilla que llega hasta una antigua estación de tren abandonada (dato curioso: se proyectó una línea ferroviaria Baeza-Utiel que nunca se terminó, y por eso hay restos de vía en la sierra). Si eres aficionado a la bici de montaña, muchos de estos senderos son ciclables y ofrecen una experiencia fantástica sobre dos ruedas.
No olvides llevar calzado cómodo, agua y protección solar cuando salgas de ruta, especialmente en verano, ya que aunque hay tramos sombríos, el sol andaluz aprieta. En invierno y otoño, conviene una chaqueta porque la sierra es fresca y puede sorprenderte la niebla o lluvia repentina.
Observación de fauna y otras actividades naturales
El Parque Natural es un refugio de fauna. Mientras caminaba, además de los ciervos, pude ver águilas sobrevolando (es Zona ZEPA, de especial protección de aves). También abundan jabalíes (aunque estos es difícil verlos de día, pero sus huellas en el barro sí las noté) y gamos en las zonas más densas. En mis paseos matutinos, el concierto de pajarillos entre los olivares fue la banda sonora perfecta. Si te apasiona el birdwatching, trae tus prismáticos, podrás avistar desde rapaces hasta aves acuáticas en las cercanías de ríos.
Otra actividad que disfruté fue simplemente conducir por las carreteras panorámicas cercanas. Por ejemplo, tomar la A-6301 hacia el este, en dirección a Cortijos Nuevos y el interior del parque: cada curva ofrece postales de montañas, valles y pueblos blancos en la lejanía. Hay miradores donde detenerse a sacar fotos. Uno que me recomendaron es el Mirador de Peñas Blancas (preguntando me indicaron cómo llegar, está camino a Orcera), desde donde se ve gran parte de la comarca.
En definitiva, el entorno natural de Beas de Segura es un paraíso por descubrir. Puedes alternar entre las actividades culturales en el pueblo y, en cuestión de minutos, estar rodeado de naturaleza virgen haciendo senderismo. Pocos destinos ofrecen ese contraste tan accesible. Yo volví a casa con los pulmones llenos de aire puro de la sierra y la memoria de mi cámara repleta de paisajes espectaculares.
Fiestas y tradiciones de Beas de Segura
Si hay algo que late con fuerza en Beas de Segura es su espíritu festivo y tradicional. A lo largo del año, el pueblo celebra numerosas fiestas donde mezcla devoción, costumbres ancestrales, folclore y mucha diversión popular. Tuve la suerte de coincidir con una de sus fiestas grandes, y entendí por qué dicen que en Beas «la fiesta nunca falta ningún mes». Te cuento las principales fiestas y tradiciones de Beas de Segura, muchas de las cuales viví en primera persona o a través de relatos de los propios beasenses:
Fiestas de San Marcos – Los toros ensogados (23-25 de abril)
Sin duda, San Marcos es la fiesta más emblemática y famosa de Beas de Segura. Había oído hablar de ella antes de ir, y planifiqué mi viaje para estar durante esos días de abril. ¡Menuda experiencia! Te pongo en contexto: cada 25 de abril se celebra San Marcos (patrón de los ganaderos y protector de los campos), y en Beas lo festejan con toros ensogados (toros con cuerda) corriendo por las calles, una tradición antiquísima que se remonta al siglo XVI. Está declarada Fiesta de Interés Turístico de Andalucía por su singularidad.
La fiesta en sí dura varios días:
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El 23 de abril se celebra el «Día de las Emboladoras» o San Marcos Chico, donde sueltan vaquillas jóvenes o toros pequeños con las astas emboladas (sin punta) para que niños y familias participen en encierros más seguros. Esa tarde llegué al pueblo y ya se respiraba ambiente festivo: en cada barrio habían hecho carocas (pequeñas hogueras) la noche anterior y se reunieron a cantar. Los más jóvenes estaban eufóricos contando anécdotas de años pasados.
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El 24 de abril es la víspera importante. Por la tarde se realiza la carrera de los toros ensogados: dos toros grandes, con una maroma atada a sus astas, son llevados por las calles del recorrido sujetados por decenas de mozos que controlan la cuerda. Asistí a esta «corrida de cuerda» y fue adrenalínico (como espectador seguro tras las vallas, claro). Ver al toro correr, libre pero guiado por la soga y los valientes maromeros, mientras la gente anima y corre delante… ¡el corazón se acelera! Lo viví en la Calle del Río que estaba abarrotada de vecinos y visitantes. Es impresionante la coordinación y el respeto con que tratan al animal; aquí no se maltrata al toro, se le cuida muchísimo, es protagonista y símbolo de la fiesta. Por la noche, hubo verbena con música en la plaza y las peñas (grupos de amigos) se reunieron a cenar y celebrar.
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El 25 de abril (San Marcos) es el día grande. Por la mañana temprano hubo diana floreada (cohetes y música despertando al pueblo) y luego la procesión de San Marcos. El santo recorre las calles acompañado por la imagen de la Virgen de la Paz y, lo más singular, dos toros ensogados (más jóvenes) decorados con cintas y guirnaldas van también en la procesión, uno delante y otro detrás, como escoltando al santo. ¡Eso no lo había visto jamás! Imagina la estampa: la gente rezando y cantando, y el toro tranquilo con su soga, guiado por expertos, avanzando entre la multitud. Es un contraste entre fervor religioso y tradición taurina muy único. Después de la procesión, sueltan de nuevo los toros ensogados por las calles (ya sin imágenes religiosas, ahora es pura fiesta laica). Allí sí que la adrenalina sube al máximo: varias sueltas de toros por distintos tramos, corredores demostrando su valor, balcónes engalanados, abuelas viendo desde las ventanas con emoción… Es una explosión de tradición, valor y alegría colectiva. Terminan con encierros finales al atardecer.
He de confesar que sentir la vibración del suelo al pasar el toro cerca, o los gritos de emoción cuando un corredor hace un recorte audaz, me puso la piel de gallina. Toda la comunidad participa: si no corres, estás en una peña preparando comida y vino para reponer fuerzas, o decorando tu calle, o atendiendo a los visitantes. Me integré en la fiesta gracias a la amabilidad de la gente; acabé almorzando unas migas sanmarqueras con chorizo que me ofreció una familia en la puerta de su casa, porque en San Marcos las puertas se abren para todos. ¡Qué maravilla de experiencia!
Esta fiesta de San Marcos en Beas de Segura es única en España, solo comparable a otros pueblos con tradiciones de toros ensogados (como por ejemplo Grazalema o Arcos de la Frontera, pero cada uno con su estilo). Si te gustan las tradiciones auténticas, te recomiendo vivir San Marcos al menos una vez. Eso sí, reserva alojamiento con mucha antelación porque el pueblo se llena (viene gente de toda España y del extranjero a verlo), y sigue siempre las indicaciones de seguridad: no invadas el recorrido y mantén distancia segura, disfruta el espectáculo de forma prudente.
Fiestas patronales de la Virgen de la Paz
Beas de Segura tiene como patrona a la Virgen de la Paz, y en torno a ella giran varias celebraciones a lo largo del año:
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23 de enero – Lumbres de la Virgen de la Paz: En la víspera del día de la patrona, la noche del 23, el pueblo enciende las tradicionales lumbres (hogueras). Tuve la oportunidad de estar un 23 de enero allí y fue entrañable. Al anochecer, en distintos barrios hacen hogueras alrededor de las cuales los vecinos se reúnen para honrar a la Virgen y también, por extensión, a San Antón (que fue unos días antes, el 17 de enero, cuando también se hacen hogueras en honor al santo de los animales). Me invitaron a acercarme a una hoguera en la calle Aurora: allí asaban chorizos, panceta y morcilla sobre las brasas y repartían vino y la famosa «cuerva», que es una bebida típica mezcla de vino con frutas (similar a la sangría). También probé la mistela, un licor dulce casero. El ambiente era de convivencia total: cantando canciones populares, contando historias… Estas hogueras simbolizan iluminar el camino de la Virgen y pedir protección. Aprendí que antiguamente, al ser Beas un pueblo con mucha ganadería, en San Antón se encendían hogueras para proteger al ganado, dándoles descanso y doble ración ese día. Esa tradición se fusionó con las hogueras para la Virgen de la Paz. Así que cada 23 de enero, abrígate bien (hace frío en enero) y únete a alguna lumbre: te sentirás parte de la familia beasense.
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24 de enero – Festividad de la Virgen de la Paz: Es el día de la patrona. Por la mañana hay una solemne misa y la procesión de la Virgen por las calles céntricas. Aunque es invierno, todo el pueblo sale a acompañarla con devoción. Vi balcones engalanados con colchas bordadas y flores a su paso. Los actos son religiosos principalmente, pero tras la procesión, las familias suelen reunirse a comer y celebrar. No es una fiesta bulliciosa como San Marcos, es más bien de fervor íntimo. Aun así, para un visitante es hermoso ver la conexión de la gente con su patrona. Dato curioso: la imagen de la Virgen de la Paz es una talla del siglo XX relativamente moderna (ya que la anterior se perdió en la Guerra Civil), pero el cariño que le tienen es ancestral.
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Romería de la Virgen de la Paz (1 de mayo): Además de su día en enero, la Virgen de la Paz protagoniza una romería campestre el 1 de mayo. Este día no pude estar, pero me contaron cómo se celebra: temprano en la mañana llevan en procesión a la Virgen desde la ermita/iglesia hasta un paraje conocido como Los Pinos o a veces a la aldea de Cañada Catena (pedanía de Beas). Allí pasan el día en el campo, con misa romera, comida popular y fiesta. Básicamente, es llevar a la patrona de excursión para bendecir el campo en plena primavera. Las carrozas y caballos engalanados acompañan el camino. Es un día de convivencia al aire libre muy alegre, con música (sevillanas, rumbas) y bailes espontáneos entre los pinos. Muchos vecinos visten trajes flamencos o de corto, como en cualquier romería andaluza. Si te gusta el plan rural festivo, esta romería en plena Sierra de Segura es una experiencia auténtica.
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Feria y Fiestas de la Virgen de la Paz (Septiembre): Además de las celebraciones religiosas, Beas tiene su feria grande a mediados de septiembre, también en honor a la Virgen de la Paz (curiosamente desvinculada de la fecha litúrgica de enero). Esta feria tiene origen en antiguas ferias de ganado que se celebraban en otoño, donde llegaban comerciantes y ganaderos de toda la comarca a comprar y vender animales. Con el tiempo se convirtió en la feria general del pueblo. Hoy, alrededor del 16 de septiembre (fecha en que se conmemora la inauguración de la ermita en 1873), durante varios días Beas vive una feria con todas las de la ley: atracciones de feria para niños, casetas con música, bailes, concursos, corridas de cintas a caballo, y eventos culturales como teatro o conciertos. Es como la gran fiesta «laica» del año. Aunque no coincide con mi visita, los lugareños me hablaron con entusiasmo de las noches de verbena en la caseta municipal, de cómo la villa se engalana y recibe visitantes de pueblos vecinos. Si te gusta el ambiente de feria andaluza (aunque sea en formato más pequeño que las de ciudades), puede ser buen momento para ir. Además, septiembre es buena época por clima templado y para enlazar visitas a la sierra.
Otras fiestas y eventos culturales
Además de las grandes fiestas mencionadas, Beas de Segura tiene muchas otras celebraciones a lo largo del año, muestra de su rica cultura popular:
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Semana Santa: Como en todo Jaén, la Semana Santa se vive con devoción. Hay varias cofradías que procesionan imágenes por las calles en Jueves y Viernes Santo. Me comentaron que destacan la procesión del Silencio y la del Santo Entierro. Es una Semana Santa modesta y sobria, pero sentida. Las saetas flamencas a la salida de la iglesia erizan la piel.
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Carnaval: Antes de la cuaresma, en febrero, también celebran carnaval con desfiles de disfraces, chirigotas locales y bailes. Es una fiesta más desenfadada; vi fotos divertidas en el Ayuntamiento de ediciones pasadas con grupos disfrazados temática olive oil, toreros cómicos, etc.
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Cruces de Mayo: A principios de mayo (además de la romería), se montan cruces florales en distintos puntos del pueblo, con concursos a la mejor cruz decorada. Fui a dar un paseo nocturno un 3 de mayo y vi algunas cruces en plazuelas, adornadas con claveles, macetas, mantones y objetos típicos. En cada cruz, vecinos se reúnen a cantar y bailar, y convidan a quien pase de un vasito de vino y dulces. Un ambiente muy cordial y festivo.
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San Juan (24 de junio): La noche de San Juan también se festeja con pequeñas hogueras y enramadas. Algunos jóvenes saltan las hogueras para la buena suerte, y se hacen muñecos de trapo (Judas) que se queman. El día 24 hay misa por San Juan Bautista, ya que en Beas tienen devoción también a este santo.
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Fiestas de barrios y pedanías: Beas de Segura tiene barrios y aldeas cada una con su pequeña fiesta. Por ejemplo, en mayo celebran a la Virgen Milagrosa en un barrio, en agosto las fiestas de la Virgen del Rosario (otra advocación mariana) y en septiembre la Virgen de las Maravillas (patrona de la pedanía de Cañada Catena). Estas son fiestas más locales, con verbenas vecinales, juegos infantiles, quizá alguna procesión y fuegos artificiales. Si coincides, siempre serás bienvenido a participar aunque no seas del barrio.
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Eventos culturales: Mención especial a Biosegura, un evento peculiar que se realiza (normalmente en verano). Biosegura es una semana dedicada al medio ambiente y la vida rural sostenible. Incluye charlas, mercadillo ecológico, talleres tradicionales (como hacer queso, pan, apicultura…), y un festival de cine medioambiental internacional. De hecho, me sorprendió saber que en Biosegura han llegado a proyectar más de 180 cortos y películas de todo el mundo relacionados con ecología y ruralidad, convirtiendo a Beas por unos días en capital del cine verde. Este evento le da un toque moderno y consciente al calendario festivo local.
También supe de un Certamen Literario Carmen de Michelena (en honor a una escritora local) que se realiza en julio, y un Certamen de Villancicos Serranos en diciembre donde coros de la comarca compiten cantando villancicos tradicionales de la sierra (¡con zambomba y todo!). Como ves, la agenda cultural es amplia.
En resumen, si algo caracteriza a Beas de Segura es que siempre hay algo que celebrar. Sus fiestas combinan lo religioso con lo pagano, la tradición con la alegría colectiva, y son una ventana fantástica para conocer el alma del pueblo. Personalmente, vivir San Marcos fue inolvidable, pero incluso las hogueras de enero o una simple verbena de barrio me hicieron sentir la autenticidad y el calor humano de esta tierra. Te animo a que, cuando planifiques tu visita, consultes el calendario local porque quizás puedas sincronizar con alguna de estas celebraciones para enriquecer tu experiencia.
Gastronomía de Beas de Segura y dónde comer
Uno de mis momentos favoritos al viajar es probar la gastronomía local, y en Beas de Segura disfruté de lo lindo. La cocina beasense es la típica de la Sierra de Segura: platos contundentes, sabrosos, nacidos de la tradición campesina y elaborados con productos de la tierra, especialmente el aceite de oliva virgen extra con Denominación de Origen Sierra de Segura, que aquí es de altísima calidad.
Platos típicos que debes probar
Durante mi estancia, tuve la oportunidad de saborear varios platos típicos de Beas de Segura, muchos de ellos compartidos con otras localidades serranas jiennenses. Te cuento algunos que me encantaron (¡se me hace la boca agua al recordarlos!):
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Migas ruleras: Un clásico en los días fríos o de fiesta. Son migas de pan fritas con ajo, que se suelen acompañar con tropezones como chorizo, lomo frito, pimientos, tocino e incluso uvas o melón (para ese contraste dulce-salado tan rico). Un día de lluvia me refugié en un bar y justo estaban sirviendo migas; fueron las mejores que he comido, con su puntito de ajos y crujientes.
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Lomo de orza: Carne de lomo de cerdo conservada en aceite de oliva. Es típico en la matanza adobar el lomo, freírlo y guardarlo en orzas cubierto de aceite. Así dura meses y queda jugoso y sabroso. Lo sirven frío o a la plancha. Probé unos taquitos de lomo de orza como tapa y estaban increíbles, con ese sabor a especias y aceite bueno.
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Ajoharina: Es un guiso tradicional parecido a unas gachas espesas hechas con harina y caldo, al que se añade bacalao, patata y ajos. Tiene una textura cremosa, como una papilla salada, muy reconfortante. Me lo sirvieron un mediodía y, aunque es consistente, en días frescos entra de maravilla.
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Ajomatero: Otro plato curioso cuyo nombre me llamó la atención. Es un guiso hecho con hígado (generalmente de cerdo) machacado en mortero con ajo, pan frito, comino y vinagre, formando una salsa espesa que se cocina con trozos de carne. El sabor es potente, a quien le guste el hígado le encantará. Lo probé en pequeña cantidad y su sabor aliñado es interesante, muy de cocina antigua de pastores.
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Potaje de garbanzos: Los potajes nunca fallan en la sierra. Especialmente el de garbanzos con espinacas (similar al potaje de vigilia) o con habichuelas (alubias) y verduras. Son platos de cuchara que te darán energía para las caminatas. En un mesón comí un potaje de garbanzos con bacalao que sabía a gloria.
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Embutidos caseros: No es un plato en sí, pero destacable. Por la zona se hacen chorizos, morcillas y salchichones caseros espectaculares. En el mercado compré un chorizo de orza (conservado en aceite) y unas morcillas de cebolla para llevar, y casi no llegan a casa porque picoteaba cada noche un poco. Si puedes, prueba la güeña, que es un embutido local hecho con carnes delgadas adobadas (tipo longaniza seca), muy sabroso.
Y, por supuesto, los platos se acompañan con aceite de oliva virgen extra en abundancia. Aquí el AOVE es más que un ingrediente, es el alma de la cocina. En las tostadas del desayuno con tomate, en las ensaladas (prueba la típica ensalada fresca de naranja, bacalao y aceite, un contraste fantástico), en los guisos… Siempre presente el aceite de la comarca, de variedad picual, con su sabor intenso. Incluso visité una tienda gourmet donde pude catar aceite temprano (de aceituna verde) y es como beber puro zumo de aceituna, picantito y aromático.
Para el paladar dulce, también hay delicias tradicionales:
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Huevos a la nieve: Un postre casero que consiste en claras a punto de nieve cocidas en leche y luego todo se baña con leche merengada. Es suave y ligero, similar a las islas flotantes francesas. Lo tomé bien frío y es un final dulce perfecto tras un plato fuerte.
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Flan de huevo y natillas: Clásicos, pero en los restaurantes suelen ser caseros, con huevos de corral, así que saben diferente a los industriales. Me sirvieron un flan con caramelo que sabía igualito al que hacía mi abuela, una delicia sencilla.
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Roscos fritos: Rosquillas de masa fritas, rebozadas en azúcar. Son típicas en Semana Santa pero se encuentran todo el año en pastelerías locales. Ideales para acompañar un café. Compré una bolsita y duraron un suspiro en mis manos…
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Carne de membrillo: Dulce de membrillo artesanal, de color ámbar, para untar en pan o acompañar con queso. En la zona se da bien el membrillo y muchas familias hacen su propia carne de membrillo en otoño. Probé una con queso fresco de cabra que estaba para repetir y repetir.
En resumen, la gastronomía de Beas de Segura es sabrosa, auténtica y de raíces humildes, perfecta para reponer fuerzas tras las caminatas o para celebrar entre amigos. Te vas a ir con algún kilo de más… ¡pero feliz!
¿Dónde comer? – Bares y restaurantes recomendados
A la hora de elegir dónde probar estos manjares, Beas de Segura tiene varios bares, restaurantes y tabernas de cocina casera. No esperes restaurantes de estrella Michelin, sino más bien sitios sencillos y familiares donde mandan el buen producto y las recetas de la abuela. Aquí van algunos lugares donde comí (o que me recomendaron los locales):
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Camping Cañada Catena: Aunque está a unos 15 km de Beas (en la aldea de Cañada Catena, camino al parque natural), lo menciono primero porque fue una grata sorpresa. Es un camping con restaurante que es muy popular incluso entre quienes no acampan. Fui una noche que andaba por la sierra y cené allí unas carnes a la brasa impresionantes. Tienen jabalí estofado y ciervo cuando es temporada. Y las vistas nocturnas del cielo estrellado desde allí son mágicas. Ideal si estás de ruta por la zona.
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Café Bar Carrillo: Un clásico en el pueblo para tapear. Está en el centro (muy cerca de la plaza principal). Es de esos bares de pueblo con solera, fotos taurinas en las paredes y camareros cercanos. Cada bebida la acompañan con una tapa generosa (¡bendita costumbre de Jaén y Granada!). Probé allí un ajo de patata (puré de patata con ajo) con bacalao que estaba buenísimo. Es perfecto para un aperitivo al mediodía.
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Bar Moka: Es otro de los locales concurridos, especialmente para desayunos y meriendas. Sirven desayunos andaluces exquisitos: yo me tomé una tostada con aceite y jamón acompañada de café, y otro día volví a por chocolate con churros. Tienen dulces caseros, y es punto de encuentro de la gente joven para tomar algo por la tarde. Está en la zona céntrica también.
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Oleaí – AOVE Ecológico D.O. Sierra de Segura: Más que un restaurante, es una tiendecita y espacio de degustación especializado en aceite de oliva ecológico local (como mencioné antes). ¿Por qué lo incluyo? Porque allí además de comprar aceite, me sirvieron una pequeña cata con pan y también tenían unos patés de aceituna (olivadas) para untar que eran deliciosos. Algunos tours gastronómicos los organizan aquí. Está genial para una parada gourmet distinta, charlar con sus dueños sobre el proceso de producción y llevarte recuerdos sabrosos.
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Mesón Avenida: Ubicado en la avenida principal (creo que es parte del Hotel Avenida). Es un restaurante más amplio, estilo mesón, donde fuimos a cenar el grupo de la visita guiada. Su carta tiene todos los platos típicos serranos. Yo pedí cabrito al horno y mi pareja un bacalao con tomate, y ambos muy bien cocinados. De postre nos invitaron a un chupito de risol (licor de café típico de la comarca). El sitio es agradable y apto para familias o grupos.
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Las Tercias: Este restaurante está en un edificio histórico que antiguamente eran las tercias (almacenes de grano de la Orden de Santiago). Aunque no llegué a comer allí, locales me lo recomendaron por su ambiente rústico y buenos platos de cuchara. Quizá lo deje para mi próxima visita.
Además de estos, encontrarás pequeños bares de tapas repartidos por el pueblo, todos con gente acogedora. Lo lindo de comer en Beas es que te sientes en familia: en más de un bar, al saber que era forastero, me empezaron a contar recetas y me invitaron a algo de la casa “para que lo pruebes, hijo”. Esa calidez no tiene precio.
Ah, un detalle importante: los horarios. Al ser un pueblo andaluz, se sigue bastante el horario tradicional: almuerzo de 14:00 a 16:00 y cena a partir de las 21:00. Entre medias, muchos establecimientos cierran o hacen pausa. Así que planifica tus comidas; me pasó el primer día que a las 18:00 casi ningún bar tenía cocina abierta todavía. Pero siempre puedes tomar una tapa o dulce para aguantar.
Dónde dormir en Beas de Segura
Después de un día lleno de visitas, caminatas y buenos platos, necesitas un lugar donde descansar. Beas de Segura, a pesar de ser un destino rural, ofrece bastantes opciones de alojamiento con encanto, y para todos los gustos: desde un hotel urbano en el centro del pueblo hasta casas rurales en entornos naturales e incluso un camping para los más aventureros. La oferta es amplia considerando la zona, ya que Beas funciona también como puerta de entrada al turismo del parque natural.
En mi caso, probé dos tipos de alojamiento durante mi estancia para tener distintas experiencias. Te comparto dónde puedes dormir en Beas de Segura según lo que busques:
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Hotel Avenida: Es el hotel más conocido del pueblo, ubicado en pleno núcleo urbano (en la calle Angosto, muy cerca de la plaza principal). Opté por este hotel una noche para estar céntrico. Es un alojamiento modesto de 2-3 estrellas, pero muy cómodo y limpio. Las habitaciones son sencillas, con baño privado, aire acondicionado (importante en verano) y wifi. Lo mejor fue la atención: los dueños me dieron un montón de consejos sobre qué ver, y abajo tienen un restaurante/mesón donde desayuné genial. Si quieres comodidad sin complicaciones y poder moverte andando por el pueblo, es la opción ideal. Además, tiene parking cercano.
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Casas rurales y viviendas turísticas: Si prefieres sentirte en medio de la naturaleza o en un ambiente más privado, hay numerosas casas rurales en las afueras de Beas. Yo pasé dos noches en una vivienda rural llamada «El Azamur», situada camino a Cortijos Nuevos, a unos 10 km del pueblo, ya en zona muy tranquila. ¡Fue maravilloso despertar oyendo solo pájaros! Estas casas rurales suelen ser cortijos o antiguas casas de campo rehabilitadas, con todas las comodidades: cocina equipada, chimenea (muchas la tienen, genial si vas en invierno), barbacoas, piscina (en verano, varias cuentan con piscina al aire libre). «El Azamur» en concreto tenía piscina y vistas espectaculares a la sierra. Otras opciones similares que vi muy valoradas: Cortijo La Morea (a 5 km de Beas, rodeado de olivos), Las Casas de Nani (viviendas turísticas dentro del pueblo, si quieres ambiente rural pero en casco urbano) y Casa Rural Las Maravillas (en la carretera hacia la sierra, zona de Prados de Armijo). Estas suelen alojar de 4 hasta 10 personas, ideal si vienes en grupo o en familia y quieres tu espacio.
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Camping y alojamiento en naturaleza: Para los más aventureros o amantes del camping, en la pedanía de Cañada Catena (unos 17 km hacia la sierra) está el Camping «El Centenar». No llevé tienda, pero me acerqué a verlo y tiene parcelas muy bien cuidadas bajo pinos, así como bungalows de madera para alquilar. Es perfecto si tu plan es centrarte en rutas de montaña, ya que desde allí partes directamente a senderos. Y como conté antes, su restaurante es buenísimo. Despertar allí es sinónimo de naturaleza pura; además, por la noche el cielo estrellado lejos de luces es impresionante. Otra alternativa semi-camping es el Complejo Turístico La Veguilla: está a unos 6 km de Beas (en término de Arroyo del Ojanco pero muy cerca), y ofrece habitaciones tipo hotel rural, rodeadas de olivares, con piscina, zona infantil y actividades. Es muy elegido por familias que quieren relax y espacio para los niños.
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Alojamientos con historia: Me llamó la atención una oferta un poco diferente: algunos alojamientos integrados en edificios con historia, como Casa Bravo (una casa de huéspedes en una casa señorial del centro) o las que anunciaban vinculadas a la ruta de Santa Teresa. Aunque no las probé, si eres de los que buscan sitios con encanto histórico, pregunta por ellas en turismo local.
En temporada alta (Semana Santa, verano y sobre todo San Marcos en abril), es fundamental reservar con antelación. Al ser un lugar pequeño, las plazas se agotan pronto en fechas señaladas. Yo para San Marcos tuve que reservar con meses de anticipación el hotel. Si no encuentras en Beas, pueblos cercanos como Arroyo del Ojanco, Villanueva del Arzobispo o Orcera tienen alojamientos adicionales, pero intentar quedarse en Beas mismo merece la pena para vivir el ambiente al máximo.
Los precios de alojarse aquí son razonables comparados con destinos más turísticos: desde opciones muy económicas en casas de alquiler íntegro (si vas en grupo, sale genial de precio por persona) hasta tarifas de hotel estándar. Y la experiencia de levantarte en un pueblecito serrano, con el canto del gallo de fondo y el olor a pan reciente de la tahona de la esquina, no tiene comparación con un hotel de ciudad.
Mi consejo personal: si vas en pareja o con amigos y quieres algo especial, alquila una casa rural con chimenea y monta tu cena con productos locales bajo las estrellas. Si vas de paso o prefieres comodidades de hotel, el Avenida te irá muy bien. Y si tu plan es 100% naturaleza, el camping o rural fuera del casco te dará ese contacto pleno con el entorno.
Cómo llegar a Beas de Segura y consejos prácticos
Ya casi estás listo para emprender tu aventura a Beas de Segura. Para que nada falle, aquí te explico cómo llegar y te doy algunos consejos prácticos fruto de mi experiencia, así aprovechas al máximo tu visita a este encantador rincón de Jaén.
Cómo llegar a Beas de Segura
En coche: Es la forma más cómoda de llegar y moverse, especialmente si planeas explorar los alrededores naturales. Beas de Segura está bien comunicado por carretera:
- Desde Jaén capital (o Úbeda/Baeza) y el sur, puedes llegar por la autovía A-32/N-322 en dirección Linares – Albacete. La N-322 pasa a pocos kilómetros de Beas; debes tomar el desvío hacia la A-6301 que te llevará directamente al pueblo en unos minutos. La distancia desde Jaén ciudad es de unos 120 km (unas 2 horas de viaje).
- Desde Madrid o el norte, lo más directo es ir por la A-4 hasta Linares/Bailén, luego tomar la N-322 hacia Úbeda – Albacete y desvío en la A-312/A-6301. Desde Madrid son unos 320 km (3 horas y media).
- Desde el este (Levante), puedes venir vía Albacete por la N-322 hacia el sur. Beas queda antes de llegar a Úbeda/Baeza. Desde Valencia, por ejemplo, son unos 360 km (4 horas).
- Desde Granada/ Málaga/ Córdoba, lo usual es llegar a Úbeda o Jaén y ahí enganchar la ruta ya descrita. Las carreteras en la zona son de sierra pero están en buen estado. La N-322 es amplia y la A-6301 es carretera comarcal con curvas suaves. El paisaje durante el camino es hermoso, especialmente una vez que sales de la autovía: olivos y más olivos con sierras al fondo.
En autobús: Aunque el coche da más libertad, me sorprendió que Beas de Segura tiene bastantes conexiones de autobús (operadas principalmente por ALSA/Enatcar) dado su tamaño:
- Hay autobuses diarios desde Madrid que hacen la ruta hacia pueblos de Jaén (unas 4-5 horas de viaje).
- Desde Jaén capital salen varios buses al día que van hacia pueblos de la Sierra de Segura (unas 2 horas y pico de trayecto).
- También hay conexión directa o con transbordo a Granada, Sevilla, Albacete, Valencia e incluso Málaga en ciertos días. Por ejemplo, vi horarios de un bus Beas-Granada (4h) y otro Beas-Valencia (6h).
- A nivel provincial, está bien comunicado con Úbeda, Baeza, Villacarrillo, Segura de la Sierra, etc., mediante líneas de corto recorrido. La estación de autobuses de Beas es en realidad una parada central (creo que frente al Bar Moka, en la Avenida de Andalucía). Viajar en autobús es una opción si no conduces; solo que, ya en el pueblo, para moverte a rutas o aldeas, tendrías que depender de taxis locales o la hospitalidad de alguien, ya que el transporte público interno es limitado.
En tren: Actualmente no hay servicio de tren directo a Beas de Segura ni a su comarca. La línea férrea más cercana es la de Linares-Baeza (a unos 80 km). Hubo un proyecto histórico de ferrocarril que cruzaría la sierra pero nunca se culminó (de hecho hay una antigua estación fantasma en La Ventilla, que puedes visitar en una de las rutas senderistas como curiosidad). Así que, si prefieres tren, la estación grande más cercana es Linares-Baeza o Jaén, y desde ahí bus o coche.
Aeropuertos: Los aeropuertos más cercanos son Granada (a 180 km), Albacete (200 km), Málaga (280 km) y Madrid (320 km). Desde ellos tendrías que combinar coche o bus. Para viajeros internacionales, Madrid o Málaga suelen ser la puerta de entrada más usadas.
Moverse por Beas y alrededores: El casco urbano de Beas de Segura se recorre perfectamente a pie; de punta a punta del pueblo quizá hay 20 minutos andando. De hecho, es lo mejor, dejar el coche aparcado (suele haber sitio gratuito en las calles, por ejemplo cerca del Parque Municipal o la zona deportiva) y caminar, ya que las calles antiguas son estrechas. Para ir a entornos naturales cercanos (Valparaíso, Cañada Catena, Puente Mocho) sí necesitarás vehículo propio o taxi. Hay servicio local de taxis (preguntar en el pueblo, suelen estar en la parada central). Yo para ir al Puente Mocho utilicé mi coche sin problema; las indicaciones de Google Maps funcionaron bien.
Un punto a favor: aparcamiento gratuito abundante en el pueblo. No tendrás problema en dejar el coche cerca del centro. Solo en fiestas grandes como San Marcos algunas calles cierran el tráfico, pero habilitan solares como parking.
Consejos prácticos para tu visita
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Mejor época para visitar: Cualquier momento tiene su encanto, pero yo destacaría primavera (abril-mayo) por la explosión de verde en la sierra, los campos floridos y fiestas como San Marcos, o otoño (septiembre-octubre) cuando los montes se tiñen de ocres y hay feria y clima suave. En verano hace calor (35-38°C en julio/agosto no son raros), aunque las noches refrescan. Aun así, verano es bueno para disfrutar de piscinas naturales cercanas (como en el Tranco) o la agenda cultural. En invierno, hace frío pero raramente nieva en el pueblo (sí en las cumbres cercanas). Si vas en invierno, abrígate, sobre todo en enero cuando las mínimas pueden rondar 0°C por la noche. Pero los días soleados de invierno son muy agradables para senderismo sin calor.
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Duración de la visita: Para ver lo esencial del pueblo, con un día completo te arreglas. Pero si vas a hacer rutas de senderismo y empaparte bien, 2 o 3 días serían óptimos. Yo estuve 3 días/2 noches y me quedaron ganas de más, sobre todo de profundizar en senderos. Si tu idea es recorrer también otros pueblos de la Sierra de Segura (Segura de la Sierra, Hornos, etc.), entonces considera 4-5 días en la comarca.
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Información turística y mapas: Nada más llegar, acércate a la Oficina de Turismo (Casa de la Audiencia) en Plaza de la Constitución. Ahí conseguí mapas de senderos, horarios de museos, folletos de fiestas, etc. Tienen incluso una app móvil turística que puedes descargar, con información y audioguías (la vi anunciada allí, para Android e iPhone). El personal es muy amable y te resolverá dudas. Horario: de martes a domingo mañanas y tardes, cierra lunes.
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Ropa y calzado: Imprescindible llevar calzado deportivo o de senderismo si piensas caminar por el campo. Aunque hagas solo paseos cortos, las calles empedradas y senderos piden zapato cómodo. Un sombrero o gorra en primavera/verano y botella reutilizable de agua (hay fuentes por el pueblo y caminos). En invierno, abrigo cortavientos para las rutas, pues en la sierra puede soplar aire frío.
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Salud y seguridad: Beas cuenta con un centro de salud básico para emergencias médicas menores. La farmacia del pueblo abre a turnos normales. Para algo más grave, el hospital más cercano está en Úbeda o Jaén. Pero es un lugar tranquilo, seguro, donde el mayor riesgo es torcerte un tobillo en una caminata si no vas atento. En las fiestas de toros, sigue las recomendaciones y zonas acotadas (los organizadores velan mucho por la seguridad, hay ambulancias y todo preparado).
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Compras locales: Además de recuerdos gastronómicos (aceite, embutidos, dulces) que ya mencioné, puedes llevarte artesanía típica. Por ejemplo, encontré esparto trabajado (alpargatas, cestas) hecho por artesanos locales, y cerámica de estilo andaluz en tiendas del centro. Los precios son justos, comprar allí apoya la economía local. También hay cooperativas aceituneras donde venden aceite de oliva en garrafas de 5L, tentador si vienes en coche.
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Respeto al entorno: Si vas a la naturaleza, sigue la norma de oro: no dejes rastro. Me impresionó ver lo limpio que estaban los senderos y parajes cerca de Beas, señal de que los lugareños cuidan su entorno. Seamos visitantes responsables: recogemos nuestra basura, no encendamos fuego (riesgo de incendios), respetemos la flora y fauna. Si vas con perro a caminar, llévalo atado en el parque natural y recoge sus desperdicios.
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Dinero: En el pueblo hay un par de cajeros automáticos (creo recordar uno de Caja Rural y otro de CaixaBank). La mayoría de bares y comercios aceptan tarjeta, pero nunca está de más llevar algo de efectivo, sobre todo para pequeños pagos en mercadillo o tiendas muy tradicionales. Los precios en general son económicos comparados con ciudades grandes.
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Idioma: Como dato, la mayoría de la población solo habla español (es un turismo mayoritariamente nacional, aunque cada vez vienen más extranjeros amantes del senderismo). Si no hablas español, intenta aprender unas frases básicas; aunque me encontré con que al menos en la oficina de turismo hablan algo de inglés. Pero la gente, aunque no te entienda el idioma, te entenderá la sonrisa y harán lo posible por ayudar – la hospitalidad supera las barreras lingüísticas.
Con estos consejos, creo que estás más que preparado para visitar Beas de Segura. A mí, este pueblo y su entorno me dieron más de lo que esperaba: paz, aprendizaje, aventuras y sabores. No es un lugar turístico masificado, y quizá por eso conserva una autenticidad que engancha. Me fui con la promesa personal de volver, quizás en otra estación del año, para seguir explorando rincones que dejé pendientes (¡y para repetir esas migas insuperables!).
Espero que esta guía te ayude a planificar y, sobre todo, a disfrutar de Beas de Segura tanto como yo. Cualquier viajero que busque la Andalucía más genuina, entre sierras y olivares, con gente buena y tradiciones centenarias, encontrará en Beas un destino inolvidable.
¡Buen viaje y que viva Beas de Segura!
Preguntas frecuentes sobre Beas de Segura (FAQ)
¿Cuál es la mejor época para visitar Beas de Segura?
Cada estación tiene su encanto, pero la primavera (abril-mayo) es ideal por el buen clima, los paisajes verdes y fiestas destacadas como San Marcos. El otoño (septiembre-octubre) también ofrece temperaturas agradables, colores otoñales en la sierra y eventos como la feria. En verano hace calor, pero las noches son frescas y es temporada de piscinas naturales y cine al aire libre. En invierno el ambiente es tranquilo; hace frío pero se puede disfrutar de las hogueras de enero y de senderismo sin aglomeraciones (bien abrigado, eso sí).
¿En qué consiste la fiesta de los toros ensogados de San Marcos en Beas de Segura?
Es una fiesta tradicional única que se celebra en torno al 25 de abril (San Marcos). Durante esos días, se sueltan toros ensogados (toros con una cuerda atada a los cuernos) que corren por las calles guiados por mozos, mientras vecinos y visitantes los siguen o los ven tras barreras. También hay procesiones religiosas: el día de San Marcos dos toros ensogados adornados acompañan la imagen del santo por el pueblo. Es una combinación de devoción y festejo taurino popular, declarada Fiesta de Interés Turístico de Andalucía. La tradición data del siglo XVI y reúne a miles de personas cada año. Si asistes, observa desde zonas seguras y disfruta del ambiente festivo, la música, la gastronomía callejera y la emoción de una costumbre centenaria.
¿Cómo llegar a Beas de Segura en transporte público?
Beas de Segura no tiene tren, pero sí cuenta con autobuses. Hay líneas de autobús interurbano que conectan el pueblo con Jaén capital, Úbeda, Madrid y otros destinos. Por ejemplo, existen buses diarios Jaén–Beas (aprox 2h 30min de viaje) y varias frecuencias semanales desde Madrid (unas 4-5h). También hay rutas hacia Granada, Valencia, Albacete o Sevilla que paran en Beas (algunas con transbordo). La parada principal está en el centro del pueblo. Consulta horarios actualizados en la empresa ALSA o en la web de transporte de Jaén. Una vez en Beas, para moverte a aldeas o recorrer la sierra, podrías necesitar taxi o vehículo privado, ya que el transporte público local es limitado.
¿Dónde puedo alojarme en Beas de Segura y alrededores?
Hay varias opciones de alojamiento. En el pueblo en sí tienes el Hotel Avenida, de estilo sencillo y céntrico. También alojamientos rurales como Las Casas de Nani (casas/apartamentos en el casco urbano). En los alrededores encontrarás casas rurales y cortijos muy acogedores, por ejemplo El Azamur, La Morea o Los Molares, ideales si buscas tranquilidad en la naturaleza (muchos con piscina y chimenea). Para campistas, está el Camping El Centenar en Cañada Catena (con parcelas y bungalows). Y a pocos kilómetros, el Complejo La Veguilla (en Arroyo del Ojanco) ofrece habitaciones tipo hotel rural en plena naturaleza. Conviene reservar con antelación, sobre todo en fechas de fiestas como abril (San Marcos) o verano. La variedad va desde estancias económicas en grupo hasta acomodaciones con todas las comodidades; seguro encuentras algo que se adapte a tu plan de viaje.
¿Qué platos típicos de Beas de Segura debería probar durante mi visita?
La gastronomía local es sabrosa y casera. No dejes de probar las migas (con chorizo, panceta y uvas, típicas en días de fiesta o lluvia), el lomo de orza (lomo de cerdo conservado en aceite, servido en taquitos), el ajoharina (guiso espeso de harina con bacalao y patata), el potaje de garbanzos con espinacas o bacalao, y embutidos caseros como la morcilla y el chorizo serrano. Otros platos curiosos son el ajomatero (guiso de hígado majado con ajo y especias) y las ensaladas frescas de la huerta (como la de naranja con bacalao y aceite de oliva). De postre, pide roscos fritos, huevos a la nieve o un trozo de dulce de membrillo artesano. Todo, por supuesto, aliñado con el excepcional aceite de oliva virgen extra de la Sierra de Segura. Muchos bares y restaurantes locales ofrecen estas especialidades; pregunta por el plato del día, que suele ser alguna receta tradicional según la temporada.
¿Beas de Segura forma parte del Parque Natural Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas?
Sí, parte del término municipal de Beas de Segura se integra en el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, que es el parque natural más grande de España. De hecho, Beas es uno de los pueblos puerta de entrada al parque por el oeste (zona Sierra de Segura). Esto significa que muy cerca del casco urbano ya puedes disfrutar de parajes protegidos, rutas de senderismo y una rica biodiversidad. Por ejemplo, la aldea de Cañada Catena y el monte Navazuelos (este del municipio) están dentro de la zona protegida. Desde Beas tienes fácil acceso a senderos que se adentran en el parque, donde podrás ver bosques de pino, fauna salvaje (ciervos, jabalíes, águilas) y puntos emblemáticos de la naturaleza segureña. El pueblo en sí está en el límite, rodeado de olivares y colinas, pero a muy pocos kilómetros empiezan los densos bosques del parque. Por eso Beas es un excelente campamento base para explorar esta reserva de la biosfera.
¿Qué puedo hacer en Beas de Segura en un fin de semana?
En un fin de semana puedes tener una experiencia completa:
- Día 1: recorrer el casco histórico (Monasterio de San José, Iglesia de la Asunción, Torre del Reloj, museos locales) por la mañana. Tapear en un bar tradicional al mediodía. Por la tarde, hacer una ruta de senderismo sencilla cercana, como la subida al Cerro de San Juan o un paseo por el Paraje de Valparaíso para disfrutar de la naturaleza. Al anochecer, cenar cocina típica (unas migas o carne a la brasa) en un mesón local.
- Día 2: dedicarlo a una excursión un poco más larga: por ejemplo, visitar el Puente Mocho y luego conducir hasta algún mirador de la sierra o pueblo cercano pintoresco (Segura de la Sierra con su castillo está a unos 40 min y vale la pena). Regresar a Beas para una merienda dulce y, si coincide, participar en alguna actividad cultural o festiva del calendario local (mercadillo, misa dominical, evento puntual). En resumen, alternar cultura, gastronomía y naturaleza. También podrías hacer una visita guiada si la ofrecen ese finde, para aprovechar conocimientos locales. Con dos días completos podrás ver lo esencial sin prisa, aunque seguro te quedarás con ganas de volver para profundizar en lo que falte (¡a mí me pasó!).
¿Hay oficinas de turismo o guías locales en Beas de Segura?
Sí, en Beas de Segura tienes la Oficina de Turismo municipal, ubicada en la Antigua Casa de la Audiencia (Plaza de la Constitución, en pleno centro). Allí encontrarás información, mapas, folletos e incluso una pequeña exposición. El personal te puede orientar sobre horarios de monumentos, rutas senderistas, fiestas, etc. Además, suelen organizar visitas guiadas por el pueblo (especialmente en fines de semana o verano). Conviene contactarles con antelación para saber días y horas de visitas guiadas; a veces también se pueden concertar tours para grupos. También existe señalética turística por el casco histórico que te explica cada punto de interés, por si decides recorrerlo por tu cuenta. En cuanto a guías de naturaleza, en la comarca de Segura hay empresas de turismo activo que ofrecen rutas 4×4, senderismo interpretado o avistamiento de fauna; la oficina de turismo te puede facilitar contactos si te interesa alguna actividad guiada en el parque natural.
¿Beas de Segura es adecuado para viajar con niños?
¡Totalmente! Es un pueblo tranquilo y seguro donde los niños son bienvenidos. Hay varios parques infantiles (el Parque Municipal en el centro tiene columpios y espacio para correr), y en los restaurantes encontré ambientes familiares y opciones de comida que gustan a los peques (¿a qué niño no le gustan unas migas o un buen plato de pasta casera?). Las actividades al aire libre son un gran plus: rutas cortas como Valparaíso o el Cerro San Juan son asequibles para hacer con niños, enseñándoles a conectar con la naturaleza. En verano, les encantará el Camping El Centenar porque tiene piscina y están en pleno bosque. Durante San Marcos, muchos niños locales participan de las fiestas (con vaquillas más pequeñas el día 23, por ejemplo), aunque como visitante, en fiestas con toros es mejor ubicarse en zonas seguras si vas con peques. También las tradiciones como las hogueras de enero o la romería son experiencias bonitas para ellos. En resumen, Beas de Segura ofrece un entorno rural donde los niños pueden disfrutar al aire libre, aprender de historia (les llamará la atención la torre del castillo, los museos con objetos antiguos) y convivir con la gente local que suele ser muy cariñosa con los críos. Solo toma las precauciones normales (en rutas no perderlos de vista, protección solar, etc.) y toda la familia la pasará genial.